1_ AL ACECHO
Era aun muy de mañana. Tanto que la claridad apenas era apreciable. Sus huesos estaban fríos, pero algo hacía bombear rápidamente sus corazones. La excitación y los nervios estaban presentes en cada parte de sus cuerpos. Los tres agazapados detrás de aquel arbusto, poniendo todo su empeño por no ser localizados, se entendían sin mediar palabra. El sentimiento que les unía era mucho mas fuerte que todo eso.
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Lo había conseguido. Sabía que la utilizaba, que solo era un desfogue para él, pero no le importaba. Le tenía a su lado, pero ni siquiera la miraba, ni siquiera la veía. Volvía a estar en su mundo de sombras que le hacía volver cada noche a sus brazos y pronunciar ese nombre. Ese maldito nombre que salía de esos blancos labios en vez del suyo, sin embargo no podía pedir más de él. Notó algo extraño, fuera de lo común. Ese chakra le era familiar, pero no lo suficiente. Se concentró al máximo y ojala no lo hubiera hecho. Se levantó de un blinco tapándose con la fina sábana y fue a hablar con el único que sería inteligente hacerlo en ese momento.
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Se encontraba en su cuarto mirando por una rendija que se podía llamar ventana. No había podido pegar ojo con los gritos que daba la loca que estaba en su grupo. La verdad no sabía si pegaba esos alaridos de placer o solo para fastidiarle la noche. No es que a él le importara mucho la chica, pero si él que ahora consideraba un buen camarada y le fastidiaba mucho que la morena se aprovechara de su situación. Nunca la había aguantado y ahora que se tiraba al moreno le caía peor aun. Pegó un sobo a la botella de agua que tenía en su mesilla de noche y cerró los ojos intentando dormir aunque fueran dos horitas. Claro que como siempre, la mosca mojonera hizo acto de presencia, pero cuando iba a hablar le tapó la boca y le susurró al oído. Escuchó atentamente y asintió. Eso era mucho más importante que su estúpida rivalidad.
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Lo había vuelto a hacer. Cada día, mejor dicho, cada noche era peor que la anterior. No entendía como la muchacha consentía semejante humillación. Solo veía esos ojos, esa sonrisa. Cuando pensaba en él era cuando aunque fuera por milésimas de segundo salía de la oscuridad que rodeaba su mente y corazón. Estaba convencido de que quería terminar con esto. No había sacrificado tanto para ahora volver atrás como un gatito asustadizo...pero no podía dejar de preguntarse como sería su vida cuando todo eso hubiera terminado o simplemente si no se hubiera marchado de su lado. Los pensamientos le absorbían la percepción, incluso la conciencia. Sabía que tenía a la morena apoyada en su pecho, pero no la sentía. Ahora nunca lo hacía.
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Suigetsu y Karin entraron muy rápido en la habitación de Sasuke sobresaltándolo.
Sasuke_ ¿Qué coño queréis ahora?
Karin_ Sasuke-kun he notado una presencia. La presencia de tres individuos, creo que son... de Konoha.
Suigetsu_ ¿Qué hacemos Sasuke?
Sasuke_ Tu ve a por Juugo y tu Karin ve a por nuestro nuevo invento y... haz el favor de ponerte algo_ dijo con cara de asco_ En la puerta en tres minutos.
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Sakura_ ¿Qué coño hacemos aquí? Deberíamos adentrarnos en su guarida antes de que nos localice esa guarra.
Sai_ Sakura yo estoy al mando y es muy arriesgado pasar así por así. Debemos observar sus movimientos antes de actuar.
Sakura_ Eso si no se nos escapa como siempre.
El otro componente del grupo, Naruto no había dicho palabra en toda la noche y eso era muy, pero que muy, muy raro. Sakura le pasó un brazo por detrás y le besó la mejilla haciendo salir de su ensimismamiento al rubio.
Sakura_ Esta vez va a volver con nosotros. Te lo prometo.
Naruto_ No prometas cosas que no estén en tu mano cumplir.
A la pelirrosa le dolió mucho el tono empleado por el kitsune. Nunca le había hablado así, él no. Bajó la mirada, para tomar aliento y enterrar el dolor de su corazón en un lugar por debajo de su estómago, sin embargo el pequeño lo notó.
Naruto_ Siento haber sido tan duro Sakura-chan.
Sakura_ No importa. Tienes razón.
Ninguno de los dos sabía cuando habían empezado a sonreír simplemente de manera falsa y ha intentar engañarse a si mismos constantemente.
Vieron movimiento en la escondrijo del equipo Hebi y se dispusieron a comenzar actuar, sin embargo notaron un pinchazo en su cuello que les hizo desplomarse inconscientes con la última visión de una impertinente sonrisa de Uchiha Sasuke.