Sobre un promontorio lleno de cadáveres y restos entrelazados de animales y hombres...
...descansa la terrible Torre de Mythos.
Oscuro lugar convertido en el final del camino para muchos viajeros.
Los cuervos blancos de ojos azules se mantienen callados a nuestro paso... expectantes... esperando...vigilando...
Eriol, el Amo a quien secretamente he prometido amar aunque me asesine, coloca sus manos blancas en la hiedra que crece descuidadamente entre las salientes negruzcas de las columnas.
Vernhart, renacido y esperanzado, busca, evalúa, toca, revuelve... cualquier pista del perfume de Khana en el aire...
Yo espero, simplemente espero... haré lo que él me diga... mi cuerpo sólo obedece a su voz.
- Tendremos que descansar... a que la oscuridad se disipe... será con las primeras luces del día que podremos entrar...
Nuestra cadena brilla reflejando la pálida luz de las estrellas...
Estamos en silencio...
Como siempre intento adivinar de qué material están hechos sus pensamientos.
Y me pliego tranquilamente a su lado.
- Entraremos y tomaremos la llave... - Eriol parecía reflexionar sobre algo en extremo peligroso - ... es imposible asesinar a Ichabod Carnby, hijo de Paradox...
- Pero la llave... está dentro de su cuerpo...
- Los Carnby no poseen un corazón real. Su cuerpo no puede albergarlo. Así que su esencia se encuentra en algún objeto de la torre que pueda formar la misteriosa sustancia conocida como Ego... su otro yo...
- Ego...
- Tendremos el máximo cuidado con él... desconozco los detalles del arte mágico de este poderoso señor... ni siquiera en los tatuajes sagrados que llevo puedo leer su destino...
Vernhart se puso en guardia.
- Los cuervos...
Efectivamente, las plumas erizadas y los picos filosos demostraban su actitud desafiante.
Cerramos nuestra formación.
Apreté la mano de mi Amo.
- Yo vigilaré la primera guardia... así que descansad hasta nuevo aviso...
No me decidía a dormir.
Alrededor de aquel fuego azul que subía y bajaba frente a nosotros, la luz que caía sobre mi amo me mostraba distintas facetas de su rostro.
En algún momento me pareció advertir una dulce mirada en sus ojos.
El viento, peinaba incansable su larga cabellera, la prenda que yo más amaba.
Tan embebido estaba en su contemplación que apoyé involuntariamente mi cabeza sobre su hombro.
Eriol depositó en mí una mirada con algo de desconcierto.
Me alejé un poco.
- Lo lamento... Eriol... yo... no pensé...
Su brazo izquierdo rodeó mi cuerpo apretándolo contra el suyo.
Mi frente sobre su pecho...
Envuelto por él...
Cálidamente...
En ese paisaje terrible y macabro...
Sus lacios cabellos cayendo en mi espalda...
- Marcus... ¿sabes cuál es el riesgo que corremos al entrar en Mythos?... quizás... nos cueste demasiado...
- Aún así... te seguiré - le respondí con las mejillas encendidas por su piel delicada...
- Tanto vale... el deseo de encontrar la verdad... tanto vale el recuerdo de alguien a quien amamos...
- Es por ti... que quiero hacerlo, es el sueño de Eriol, si se cumple ¿puede la muerte de Marcus servir para que Eriol sea feliz?
Dijo muy quedo: "dispuesto a morir por mi"
Y ya no pudo pronunciar otra palabra más.
Cruzó el otro brazo manteniéndome en esa posición.
Arrullado por su respiración cerré los ojos y la paz invadió todo mi cuerpo.
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Al despertar él pasaba sus dedos por mi frente acariciándome.
Cuando advirtió que le veía dejó de hacerlo.
- Amo... mi turno ha pasado... yo he debido...
- Shhh... no preciso dormir... y en estas circunstancias es mejor que el que se mantenga alerta sea yo...
- Pero... luego de la lucha en Yuna... usar el Apsu...
- ¿Insinúas que debo descansar...?
- Creo que es preciso...
- ¿Y cuál es el lugar donde un amo puede hacerlo...?
- El lugar...
Esta vez él fue quien se deslizó hasta mi regazo y colocó su cabeza de lado sobre mis piernas.
- Quizás en el cálido regazo de su perro...
No pude evitar tocar las hebras negras de sus cabellos.
Cerré mi puño aprisionándolos...
... cascada sin fin de brillo y opacidad.
- Marcus...
Sentí que era sumamente importante lo que iba a decirme...
Pero entonces Vernhart se acercó a nosotros, pues le tocaba vigilar el fuego.
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Al despuntar el alba pudimos observar la puerta de Mythos...
- Usaremos la técnica sagrada, Angel...- propuse para derribarla.
Mi Amo prohibió cualquier manifestación de mi poder real.
De la misma puerta, hechos de textura de madera, dos mandrágoras surgieron milagrosamente.
Era impresionante ver cómo armaban sus cuerpos llenos de hojas y frutos rugosos y tiernos.
- Quién llama a la tierra maldita de Mythos... hablen con la verdad...
- Oh... extranjero, aléjate... no te deseamos ningún mal...
Eriol se adelantó y dobló la rodilla en tierra.
- Soy Eriol, Soldado de Primer Orden del poderoso Guerrero Sagrado Exodus y he venido a pedido expreso de mi señor...
Las mandrágoras permanecían observándolo con detalle.
- ¿Ha terminado ya la guerra santa?
- Es tal y como dices...
- ¿Han triunfado los dioses?
- Efectivamente... los guerreros regresamos a la sagrada Utopía...
- ¿Y qué embajada te ha sido encargada, Oh Amo Eriol?
- Liberar a Mythos de su encierro de siglos... debo ver al hijo de Paradox, señor de Mythos.
- El caos reina en la torre... Ichabod Carnby y esa magia oscura han minado los cimientos de la sabiduría que su padre dejó en el mundo... sobre todo luego de la llegada de aquél que le hizo perder el rumbo de la justicia...
Se estremecieron como si fuesen a revelar un secreto inconveniente.
Las mandrágoras abriendo las manos nos dieron libre paso al interior de la elevada fortaleza...