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Camino a la perdición por zandaleesol

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Harry sentía cierto alivio luego de compartir con sus amigos aquel secreto tan especial, sus amigos no se habían mostrado tan emocionados como él, la sorpresa había sido en grande pero estaba seguro que con el tiempo asimilarían mejor el tema y estarían tan felices como lo estaba él. El regreso al castillo fue silencioso, así continuaron durante todo lo que duró la cena y cuando esta terminó Harry se despidió en la entrada al Gran Comedor, tomó la escalera que llevaba al quinto donde estaba la oficina del director, mientras que Ron y Hermione subieron la que llevaba a la torre.  Mientras caminaba por los pasillos algo desiertos se preguntaba que le diría el director, la situación no era fácil de ningún modo, estaba seguro del apoyo de Dumbledore pero le preocupaba en como haría para decírselo a Lucius, aquella era la parte más complicada de todo el asunto, qué sucedería de ahora en adelante era algo que no se atrevía a imaginar. 

Una vez que se encontró frente a la gárgola de piedra y recién pensó en que no sabía la contraseña, sin embargo la estatua comenzó a apartarse sin que él dijese ni media palabra, ahí quedó a la vista la escalera de piedra que llevaba al despacho del director, también ahí apareció la profesora McGonagall 

-          Potter… llegas a tiempo… vamos sube de una vez el director te espera – dijo la profesora  

Harry no dijo nada sólo asintió con la cabeza y puso el pie en el primer escalón mientras que la jefa de Gryffindor se hacia a un lado  

-          ¿Usted no vendrá conmigo? – preguntó Harry algo extrañado  

-          No Potter… esta conversación debe ser sólo entre tú y el directo.  

-          Sí… está bien… buenas noches profesora   

-          Buenas noches Potter – dijo ella con un tono que no tenía el tono áspero de siempre  La puerta del despacho se abrió enseguida y algo se apretó sin querer en el estómago de Harry  

-          Ah Harry… ya estás aquí… creo que nunca habías sido tan puntual – dijo el director con una agradable sonrisa  

Harry intentó sonreír pero estaba demasiado nervioso como para hacerlo  

-          Siéntate por favor Harry – dijo Dumbledore indicando la silla que estaba frente a su escritorio 

Silenciosamente Harry obedeció la orden y luego simplemente esperó que el director dijese algo  

-          Bien Harry… el tiempo apremia así es que no daré rodeos con el tema, esta misma mañana el Medimago que te ha examinado me informó de tu estado, no te negaré que fue una gran sorpresa.  

-          Para mí también lo fue profesor. 

-          Sí me imagino que así fue… Harry creo que comprendes que este es un asunto delicado por muchas razones… nada de lo que ha sucedido en usual eso lo sabes.  

-          Sí profesor lo sé… yo jamás imaginé que algo así podría sucederme. 

-          Tengo algunas ideas en lo que respecta a este tema, pero no estaré seguro de nada hasta que tú me confirmes ciertas cosas, sólo espero que estas preguntas no te incomoden. 

-          No se preocupe profesor… yo confió en usted.  

-          Gracias Harry… valoro muchísimo eso… bueno primero que nada debo explicarte que el Medimago que te vio esta mañana es un amigo desde hace muchos años, por lo tanto, si tu deseas que este asunto sea tratado con toda discreción así se hará. 

-          Creo que sería lo mejor profesor, se que tarde o temprano se sabrá todo… no es que me avergüence pero…  

-          Ah no te preocupes por eso Harry… también creo que debemos tratar este asunto con discreción a lo menos por ahora… esto dará mucho que hablar cuando inevitablemente deba saberse.  

-          ¿Profesor no va a preguntarme quién es el padre de mi bebé?  

-          Bueno la verdad Harry es que creo eso ya lo sé – dijo Dumbledore con una sonrisa comprensiva – creo que para Lucius será una noticia más que sorprendente  

-          ¿No está enojado profesor?  

-          Enojado por qué Harry… una nueva vida es siempre motivo de dicha  

-          Lo sé… pero a usted nunca le agradó Lucius.  

-          Sí… no voy a negarlo… Lucius me desagradaba muchísimo, pero aquello cambió cuando te protegió de Voldemort.  

-          ¿Por eso trató de ayudarlo durante el juicio?  

-          Sí… se arriesgó mucho al traicionar a Voldemort… no sólo te salvó a ti y a su propio hijo… gracias a eso evitamos daños peores.

-          Pero a pesar de eso fue expulsado. 

-          Bueno Harry… a muchos les resulta difícil olvidar todo lo que Lucius hizo estando al servicio de voldemort.  

-          Pero yo debería ser el más resentido… no pretendo hacerme la víctima pero yo viví cosas que los demás jamás debieron enfrentar… Lucius intentó matarme en aquel cementerio… también en la sala de las profecías el año pasado. 

-          Sí Harry yo lo sé… pero yo creo que todos merecen una oportunidad en la vida… y tú se la diste a Lucius.  

-          Sí… lo sé… pero aún así creo que no le ayudé mucho.  

-          Te aseguro que hiciste mucho Harry… y no lo digo sólo por librarlo de Azkabán… cambiaste su corazón y estoy seguro que eso el lo más grande que se pueda lograr.  

-          Sí lo hice… pero a pesar de eso cualquier cosa entre nosotros es imposible.  

-          Harry los imposibles pueden cambiarse.  

-          En este caso lo veo difícil.

-          El doctor Karatiev te explicó algo concerniente a tu estado.

-          Sí lo hizo… dijo que no podría llevar adelante este embarazo solo… que necesitaría al padre de mi bebé.

-          Sí al parecer así es… a mí me explicó lo mismo… el asunto es que no será fácil… con esa prohibición que pesa sobre el padre… pero ya veremos que hacer para solucionar aquello… lo más importante es ahora informarle la noticia cuanto antes.  

Harry guardó silencio no tenía valor para decirle al director que Lucius apenas el día anterior le había enviado aquella carta en la que decía que cualquier cosa entre ellos era imposible  

-          Al menos esa parte de esta historia quiero resolverla cuanto antes… naturalmente debes ser tu mismo quien le de la noticia a Lucius. 

-          No sé si eso sea posible… 

-          Ya lo arreglé Harry… esta noche te acompañaré a Hogsmeade… Lucius te estará esperando ahí… más específicamente en el “Cabeza de Puerco”… es un lugar muy apropiado para reuniones secretas. 

Harry sonrió, sabía que el director hacia referencia a su reunión con todos aquellos chicos y chicas que luego formaron parte del ED, pero aquel recuerdo sólo lo alegró un par de segundos, su cerebro calibró la idea de ver a Lucius, sentía miedo al pensar en cual sería la reacción del rubio al saber que ahora existía un poderoso motivo que los ligaba de forma inevitable, haría todo lo posible por mostrarse fuerte y seguro, no quería la compasión de Lucius, con el apoyo y respeto le bastaba, aunque no podía negarse que su corazón gustoso hubiese cambiado lo anterior por el amor. 

Por recomendación del director Harry antes de ir con el a Hogsmeade fue hasta la torre por su capa de invisibilidad, Dumbledore no quería confiarse demasiado, siempre existía la posibilidad de que alguien lo viese por ahí, si eso ocurría no dejaría de ser muy sospechoso que el director de Hogwarts anduviese a esas horas en el pueblo y además en compañía de un alumno y no cualquier alumno sino de Harry Potter, el director no podía fomentar el incumplimiento de las normas, por lo menos en apariencia. 

Finalmente salieron de la escuela y en un carruaje de los que llevaban a los alumnos se dirigieron a Hogsmeade, para Harry resultaba extraño estar en el pueblo de noche, con las tiendas cerradas y sin aquel bullicio que llenaba cada calle resultaba un cuadro muy extraño para el chico, era como si estuviese en un lugar totalmente desconocido. El carruaje se detuvo exactamente fuera de la taberna, la tenue luz que se divisaba desde fuera era el indicativo de que eran esperados, el corazón de Harry empezó a latir más rápido, estaba tan nervioso que estaba seguro que en cuanto viera a Lucius caería desmayado. 

No era mucha la diferencia el lugar era tan apagado de día como lo era de noche, la escasa luz apenas iluminaba a las personas que se encontraban en el lugar en cuanto la puerta se abrió miraron hacia esta expectantes, el primero en cruzar el umbral fue Dumbledore mientras saludaba, Harry que venía tras él se quedó paralizado ante la presencia de Lucius, el anciano mago notó que Harry se había quedado paralizado lo apremió para que entrara de una vez  

-          Vamos Harry… date prisa… Lucius al oír el nombre de Harry miró con ojos asombrados el vacío y como si algo le hubiese pinchado se puso rápidamente de pie  

El mismo cantinero al que Harry recordaba limpiando vasos con un trapo sucio durante aquella reunión que Hermione había organizado en el lugar durante el quinto curso, se apresuró a cerrar la puerta, debió hacerse a un lado con rapidez. 

-          Has traído al chico contigo… ¿para qué? – preguntaba el cantinero al que Harry la primera vez que lo viera le recordara a alguien, ahora que lo veía junto a Dumbledore lo comprendía, eran muy parecidos  

-          Pues sí era necesario… en realidad el motivo de esta reunión se relaciona directamente con él. 

Lucius que aún no veía a Harry porque éste continuaba oculto tras la capa miraba directo hacia la puerta que se acababa de cerrar, Harry aprovechó la libertad que le daba el ser invisible para mirar a Lucius directamente, el corazón le latía a mil por hora, sabía que en cuanto se quitara la capa y fuera visible no tendría valor para mirar al rubio a la cara, no tenía nada de que avergonzarse eso lo sabía pero no podía evitar que una extraña timidez le invadiera de pronto, se sentía como un niño pequeño que acababa de hacer algo indebido.

-          Harry ya puedes quitarte la capa – dijo Dumbledore  

Harry obedeció, de inmediato fue visible para las cuatro personas que se reunían allí, Kingsley sonrió con benevolencia e inclinó la cabeza a modo de saludo, el cantinero le miró adustamente, Lucius, pues para él simplemente parecía que acababan de abrirle una ventana por donde se había filtrado la luz del sol, su rostro se iluminó de golpe al ver al chico, pero casi al mismo tiempo su expresión adquirió un aire triste, escudriñó el rostro de Harry que miraba de frente pero evitaba que sus miradas se encontraran, no sin un gran esfuerzo Lucius consiguió apartar su vista de Harry para fijarse en Dumbledore 

-          Kingsley me ha dicho que necesitaba hablar de un asunto privado conmigo.

-          Sí… el asunto es muy privado… pero la verdad Lucius no soy yo quien debe hablar contigo… es Harry…  

Lucius no respondió sólo desvió su vista desde Dumbledore a Harry que esta vez tampoco le miraba de frente sus ojos estudiaban con mucho interés la vaporosa tela de la que estaba fabricada la capa de invisibilidad que recién se había quitado. 

-          ¿Podrías indicarle a Lucius y Harry alguna habitación donde puedan hablar en privado? – preguntó Dumbledore al cantinero que miraba la escena con evidente extrañeza  

El hombre no respondió sólo se limitó a asentir con la cabeza, pero igual continuo estático en su lugar  

-          Harry… ve… yo esperaré aquí…  

A Harry las palabras no le salían sólo miró al cantinero seriamente, entretanto Lucius estaba paralizado sin poder comprender que sucedía, sólo reaccionó cuando el director movió afirmativamente la cabeza en señal de aprobación. Siguieron al cantinero silenciosos hasta una habitación bastante pobre, con escasa luz y bastante deteriorada, el hombre se acercó a un candelabro, tomó unas cerillas y lo prendió, cosa que a Harry le resultó muy extraña siendo que estaban en un pueblo de magos, y más específicamente en una taberna frecuentada por magos, pero este pensamiento sólo duró un instante, el hombre luego se volvió, le miró con extrañeza pero a Lucius no pudo evitar dirigirle una mirada sospechosa  

-          Aquí pueden hablar tranquilamente – dijo escuetamente saliendo de la habitación  

Harry sentía que las manos le sudaban, el corazón le latía cada vez más a prisa, Lucius estaba por su parte atónito, había acudido al llamado de Dumbledore creyendo que éste le reclamaría su proceder con Harry, era un hecho que estaba enterado de todo, sin embargo le había enviado a una habitación apartada para que estuviera a solas con el chico, no comprendía que pretendía el director, sería que Harry le había pedido que lo llamase, sería que Harry había ideado aquel encuentro para tener la oportunidad de decirle en su cara que era un miserable y que lo odiaba, si era así, estaba dispuesto a soportar todo lo que Harry le dijese, no se defendería, el chico que estaba frente a él tenía todo el derecho del mundo a pensar lo peor de él. 

Harry respiró profundo, debía decir algo aquel silencio se le volvía cada vez más insoportable, el asunto era que decir primero las ideas se confundían en su cerebro no lograba pensar con mucha coherencia, dio una vuelta por la habitación que era bastante pequeña, de pronto su valor de Gryffindor que salía a relucir en las situaciones difíciles le hizo levantar la vista y mirar directamente a Lucius a la cara  

-          En la carta que me escribió fue muy claro al decir que nada era posible entre nosotros… le aseguro que estoy aquí porque existe un motivo muy poderoso… de lo contrario jamás habría vuelto a saber nada de mí. 

Lucius sintió que estás palabras dichas con calma y sin arrogancia,  tenían un tono de evidente decepción y tristeza, se sintió más culpable que antes, más llenó de dolor por hacer daño a Harry, que era la pureza la dulzura misma, con un corazón tan lleno de bondad, tan sin dobleces que le había entregado su cuerpo y alma sin preguntarse que podía esperar. Qué decir para justificarse, la verdad ahora le parecía ridícula, creería Harry que él, podría creer que el hombre que fuera casi toda su vida  un Mortífago cruel y sin sentimientos se había dejado intimidar por aquel fatuo mago que ostentaba el titulo de Ministro, era hasta ridículo pensar que podía ser posible, serviría de algo decir la verdad a estas alturas cuando estaba seguro de que había perdido el amor y la confianza de Harry sin remedio. 

-          Te comprendo Harry… más de lo que tú imaginas… sé que me conduje de mala forma contigo… lo lamento… no quise lastimarte. 

-          Me ha hecho mucho daño, más del que pueda imaginar… pero eso no importa ahora… yo no soy importante… ahora lo menos importante son mis sentimientos existen otras cosas que están por encima de nosotros mismos y de los errores que hemos cometido. Lucius miraba asombrado y dolido al chico, así de golpe lo sentía tan grade, tan seguro, tan hombre, era tan diferente al chico que temblara en su brazos la primera vez, ese era otro Harry muy diferente, era fuerte, seguro, le parecía increíble que fuera el mismo que sólo unos días atrás se ruborizara frente a él, que tembloroso y estremecido le confesara su amor, un amor puro que él había pisoteado y humillado con aquella carta.  

-          Estoy aquí por un motivo… por un único motivo… es necesario que usted lo sepa… porque necesitaré de usted… yo… aquella vez… cuando cumplí mi mayoría de edad… y usted me hizo… el amor… pues esa noche yo… nosotros… esa noche quedé embarazado -  dijo Harry  haciendo un gran esfuerzo porque sus palabras fueran coherentes  

Lucius le miró sin comprender, con asombro, su cerebro comenzaba a procesar lo que había oído, un hijo, Harry esperaba un bebé y el padre era él, era posible o es que estaba bajo el efecto de una alucinación, no era una alucinación él estaba en ese lugar tenía a Harry frente a él, era cierto, cerró los ojos por un instante a su mente vinieron los recuerdos de esa noche, todo lo que Harry le había despertado de pronto, recordó como no había sido capaz de cumplir la orden de su señor de lastimarlo, por primera vez en su vida había tenido un gesto de compasión y el premio había sido la forma tan maravillosa en que Harry se le había entregado esa noche y que ahora era coronado por esa nueva vida que crecía dentro del chico. Recordó estremecido el momento en que había decidido que debía salvar a Harry, en que no tenía valor para verlo morir, estaba salvando dos vidas, sólo ahora esa certeza lo estremecía hasta lo más profundo. 

Harry haciendo grandes esfuerzos por no romper a llorar se volvió para que Lucius no viera las lágrimas que pugnaban por salir de sus ojos, aquel silencio de Lucius confirmaba que no lo amaba, había guardado una pequeña y secreta esperanza de que al saber lo del bebé mostrara algo de emoción por lo menos, pero eso no estaba sucediendo sólo un silencio que a él le resultaba demasiado doloroso era todo lo que obtenía del que fuera su amante sólo en dos ocasiones, la primera por obligación, la segunda pues nunca sabría porque había sucedido. 

-          Me veo en la obligación de decirle lo del bebé… porque me ha dicho el Medimago que necesitaré de usted… el bebé necesita de su magia… sólo por eso…  

-          Harry… por favor… sé que no soy digno de ti… pero te suplico que me permitas ver tus ojos… por favor mi amor te lo suplico – dijo Lucius con voz que embargaba la emoción que había estado conteniendo desde el primer momento y sin darse cuenta se había puesto de rodillas frente al chico dispuesto a humillarse, a suplicar perdón 

Harry al oír aquella voz temblorosa y llena de evidente emoción se volteó rápidamente la esperanza renacía en su corazón y al ver a Lucius a sus pies con los ojos húmedos lo único que pudo hacer fue asombrarse, sólo una vez en su vida había visto a Lucius suplicar de rodillas una noche muy lejana en un cementerio olvidado.  

- Lucius... me amas… ¿de verdad me amas?...  – dijo con voz temblorosa precipitándose a los brazos del hombre aun antes de oír la respuesta  

-          Sí… mi amor te amo… te amo… aquella carta fue una locura… me precipité… tuve miedo… oh Harry… tú has despertado tantas cosas en mí… el miedo es una de ellas…  

-          ¿Temes amarme? 

-          No… no temo amarte… sólo temo que por mi causa te ocurra algo malo… Harry mi situación es tan difícil… no quería arrastrarte… qué puedo ofrecerte… ni siquiera soy libre…  

-          Eso ya no importa… ahora algo más poderoso nos une… nada podrá separarnos… no debiste escribir esa carta me dolió tanto que…  

-          Lo siento mi amor… no sé dónde tenía la cabeza, pero en ese momento me pareció la única solución… no quería hacerte daño… Fudge me aseguró que… 

-          ¡Qué!... ¿has dicho Fudge?  

-          Sí… Harry… él supo que tú me visitaste… no sé cómo pero lo supo… fue a verme y me dijo que estabas en serios problemas… que yo debía alejarme de ti porque de lo contrario te perjudicaría… además me habló de Draco de la situación en la que estaba por mi culpa… me prometió que lo ayudaría… fue por eso mi amor… por eso escribí esa carta… pero me arrepentí casi enseguida luego de haberla enviado…  por favor créeme. 

-          Te creo Lucius… de verdad te creo… Fudge… ¿qué pretendía haciendo eso? ¿por qué, no lo comprendo?.. ¿Por qué desea alejarte de mí?...  

-          No lo sé mi amor… pero si él llega a saber que te he visto otra vez… no tardara en decirlo a todos y ambos estaremos en problemas.  

-          No dirá nada si sabe lo que le conviene… 

-          ¿Qué quieres decir con eso Harry? 

-          Ya te lo explicaré luego… ahora sólo quiero abrazarte fuerte… y que me jures que jamás me dejarás otra vez. 

-          Nunca mi amor… jamás volveré a dejarte… sólo la muerte me podría apartar de ti y de nuestro bebé. 

-          ¡Oh Lucius!... nuestro bebé suena tan hermoso. 

-          Y lo es amor mío… gracias por tan bello regalo. 

-          Te amo Lucius, te amo con locura… lo único que deseo es estar contigo para siempre.  

-          Y yo contigo… no será fácil… pero saldremos adelante…  

-          Lo sé… ahora lo sé – dijo Harry abrazando con más fuerza al rubio que lo estrechó con la misma intensidad, para luego buscarse los labios intensamente, volver a sentir aquella pasión que los desbordaba y habían creído que no volverían a experimentar los emocionaba y llenaba de gozo sus corazones, ya no pensaban en cartas, en Fudge, en que no podían estar juntos, nada importaba, se amaban y los unía algo superior que se superponía a todo lo que estaba en contra de lo que sentían sus corazones.  

Su historia recién comenzaba y la vivirían intensamente aunque debiera ser ocultándose del mundo, lo importante ahora ya lo sabían, no más errores, ni malo entendidos, jamás nada volvería a interponerse entre ellos.      


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