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Camino a la perdición por zandaleesol

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Esa mañana cuando Snape salía de su habitación desde hacía rato que Harry ya se había levantado y se encontraba sentado con la mirada perdida en las llamas del suave fuego que crepitaba en la chimenea y que él mismo había encendido. El profesor sin necesidad de adentrarse en los pensamientos de Harry utilizando la Oclumancia ya sabía que había sacado de la cama tan temprano al chico, la misma persona que había logrado que él mismo no pudiera conciliar el sueño, Draco Malfoy.


- Buenos días Potter… ¿A qué se debe que se levantara tan temprano?

- Ah buenos días profesor… no lo sé… sólo desperté antes.


Snape le miró inquisidoramente por un segundo y luego fue a sentarse en una silla cerca de Harry.


- ¿Le preocupa el regreso del señor Malfoy no es eso?


Harry guardó silencio un instante, para que negar lo que para el profesor era tan evidente.


- Sí… es que… yo sé que él me odia… y además…

- No se preocupe por eso… tal vez el señor Malfoy lo odie y esté resentido con su padre, pero no tema, sé que jamás haría algo que pudiera perjudicar a Lucius –dijo Snape con tono convincente.

- La verdad profesor yo no estaría tan seguro de eso.

- Potter… el señor Malfoy tiene claro que si hace alguna tontería para perjudicarlo a usted le estaría provocando también un grave daño a su propio padre y sé que no desea eso.

- Profesor… ¿usted cree que yo debería buscarlo para hablar con él?... ¿Para intentar explicarle como sucedieron las cosas?

- La verdad no creo que sea necesario… estoy seguro que será él mismo quien lo busque a usted… no sé para qué exactamente, para preguntarle algo o para reclamarle no estoy seguro pero es un hecho que lo buscará.

- No quisiera tener un enfrentamiento con él… quizá intente hacerme daño.

- No se preocupe no creo que lleguen las cosas a ese extremo.

- Yo sé profesor que usted lo conoce muy bien… quizá más que cualquiera y creo que es usted la única persona que él realmente aprecia aquí dentro de Hogwarts.

Snape sintió algo extraño ante el comentario de Harry lo cierto era que él deseaba mucho más que el simple aprecio de Draco.


- Por eso se lo digo Potter… sé que Draco ni intentaría hacerle daño… no sabiendo que su padre lo ama –dijo Snape.


Harry sintió algo más de confianza gracias a las palabras de Snape, pero de todas formas no pensaba confiarse demasiado, no se despegaría del lado de sus amigos, al menos no hasta estar completamente seguro de las intenciones de Draco. Ahora tenía que subir hasta el vestíbulo y no le agradaba la idea de hacerlo solo, quizá en el camino podía encontrarse al rubio, se quedó sentado un poco más frente al fuego, pero como tampoco quería dejar entrever que tenía miedo finalmente se levantó para ir al Gran Comedor a encontrarse con sus amigos.


Salió al frío pasillo de las mazmorras luego de dar una mirada en derredor caminó lo más tranquilo que le fue posible, le hubiese gustado hacer el trayecto a la carrera, pero luego pensó que se estaba comportando como un perfecto cobarde y él no era así, después de todo Draco no podía ser más peligroso que Voldemort. Caminó con más prisa que antes por el pasillo que expandía el eco de sus pisadas por todo el ambiente, cuando dobló el pasillo y divisó la escalera de piedra que llevaba al vestíbulo, sintió alivio, parecía que no tendría inconvenientes.


- ¡Potter!... ¿A dónde vas con tanta prisa?... cualquiera diría que estás huyendo de algo o de alguien.


La voz tan conocida por su especial forma de arrastrar las palabras le indicó a Harry que Draco estaba ahí y se detuvo en el acto, además el tono tenía una malicia extrema que hicieron que todos los pensamientos anteriores de Harry sobre hacer lo posible por evitar un enfrentamiento con el chico rubio no serían posibles, se volvió para mirar hacia el lugar de donde provenía esa voz.


- No estoy huyendo Malfoy… sólo tengo prisa porque mis amigos me esperan.

- Ah… claro el pobretón y la sangre sucia –dijo Draco burlón sabiendo lo que estos insultos provocarían en Harry

- Entiendo lo que intentas hacer, pero no conseguirás lo que pretendes… no voy a pelear contigo Malfoy.

- ¿Por qué Potter?... ¿Será que de pronto te simpatizo?

- No… definitivamente sigues sin agradarme Malfoy –dijo Harry secamente

- Ya veo… yo creía que sí… ahora que te agradan tanto los Malfoy…
- ¿Qué es lo que quieres?

- De ti Potter… no quiero nada.

- Bien Malfoy… genial entonces déjame en paz.

- ¿Potter dime algo?... ¿Realmente crees que mi padre te ama?


Harry ya lo esperaba, sabía que a ese punto justamente deseaba llegar el chico rubio.


- Sí, me ama.


Draco volvió a esbozar su sonrisa burlona tal como lo había hecho la noche pasada cuando se había presentado en la hora de la cena.


- ¡Ay Potter!... siempre supe que eras un imbécil, pero francamente no imaginé que tanto así.

- El único imbécil aquí entre nosotros Malfoy eres tú.

- ¡Ay Potter!... que patético eres… quién más que tú podía enamorarse del Mortífago que te secuestró y te llevó ante el Señor Tenebroso –dijo Draco con marcado tono de burla.

- No hables de lo que no sabes Malfoy… no tienes la menor idea de lo que sucedió entre Lucius y yo durante esos tres meses.


Draco sintió que se retorcía de rabia al oír a Harry decir el nombre de pila de su padre.


- El que no conoce a mi padre eres tú Potter, no tienes idea de lo que es capaz de hacer Lucius Malfoy con tal de conseguir lo que desea… Potter lamento decirte que mi padre sólo te usa para conseguir sus objetivos.

- ¿De verdad?, ¿El te dijo eso?

- No… no era necesario que lo dijera… yo lo sé.

- Ya te lo dije Malfoy no sabes nada… no conoces ni la mitad de los hechos… así es que puedes irte con tus intrigas a otra parte… por más que te duela Lucius me ama y nadie podrá cambiar eso nunca.


Draco sintió profunda rabia al escuchar esas palabras tan confiadas de Harry, lo sentía tan seguro, tan convencido de que era amado por Lucius, que no pudo evitar sentir más odio que antes, si en algún momento pensó en mantenerse al margen del asunto y sólo observar como Potter caía en la trampa de su padre, ahora estaba decidido a provocar un gran sufrimiento en el chico que siempre había considerado su enemigo.


- Disfrútalo mientras puedas Potter… la felicidad no te durará para siempre.


Harry tomó estas palabras como una clara amenaza y naturalmente reaccionó.


- ¿Me estás amenazando?... ¿Qué harás Malfoy?... vas a denunciarme al Ministerio, vas a decirle a todo el mundo que amo a tu padre, que traicionó a Voldemort por mí…


Harry no pudo seguir hablando porque Draco lo empujó bruscamente contra la pared.


- No Potter… jamás enviaría a mi propio padre a Azkabán…

- ¿Entonces que maldita cosa quieres Malfoy?

- No te quiero junto a mi padre… un mestizo vulgar como tú no se merece a mi padre.

- Ah… ¿Ese es tu problema?... que no soy un sangre pura… definitivamente no tienes remedio Malfoy sigues pensando que eres mejor que otros debido a tu sangre, deberías recordar que Azkabán está llena de idiotas que pensaban igual que tú.

- Me haces reír Potter… se te olvidó que mi padre también piensa igual que yo, ¿De dónde piensas que nacieron mis creencias?

- Lucius comprendió que todo eso sólo era basura…

- Tú eres basura Potter, ¿Dime qué hiciste?, ¿Te le ofreciste a mi padre igual que una ramera?, ¿De esa forma lo conquistaste?


Aquello fue suficiente para Harry, no soportaría que Draco lo insultara de esa forma por mucho que fuera el hijo de Lucius, sin pensarlo más dio un golpe contra el estómago del chico rubio que tomado por sorpresa se dobló y cayó de rodillas, Harry aprovechó la instancia para salir de ahí, pero Draco olvidando su dolor buscó la varita dentro de su túnica y la apuntó a la espalda de Harry, pero antes de recuperar el aliento para enviarle una maldición escuchó una voz que gritó.


- ¡EXPELLIARMUS!

Luego sonó el estruendo de un golpe seco y un cuerpo dando contra la pared, Harry se volvió asustado y vio a Draco tendido en el suelo y a Snape apuntándole con su varita y el rostro desencajado de ira como sólo recordaba haberle visto aquella vez que lo había descubierto husmeando en sus recuerdos de estudiante en el pensadero de Dumbledore. Harry no atinó a reaccionar, realmente no esperó jamás que Draco le atacara por la espalda, se quedó paralizado de la impresión mientras que Snape se acercaba al chico rubio con el rostro crispado y de un brusco movimiento lo levantaba del suelo.


- Potter… váyase a desayunar… tú vendrás conmigo –dijo jalando a Draco de un brazo y arrastrándolo por el pasillo en dirección hacia el despacho.


Harry miraba la escena atónito, cuando finalmente reaccionó Snape ya había desaparecido con Malfoy por una esquina del pasillo, algo tembloroso se apoyó en la pared, pensando horrorizado en que hubiese ocurrido si Draco hubiese logrado su objetivo, qué efectos podría haber tenido ese hechizo en él y en su bebé. Sintió deseos de llorar, comprendió que las cosas eran peores de lo que había imaginado, escuchó voces y risas en el pasillo, los alumnos de Slytherin comenzaban a salir hacia el Gran Comedor. Rápidamente subió las escaleras para sentirse a salvo en el vestíbulo, Ron y Hermione no estaban al pie de las escaleras, se sintió muy desvalido, tanto como se había sentido cuando era prisionero de Voldemort y no tenía esperanzas de sobrevivir.


Draco en las mazmorras hacía lo posible por safarse del agarre del profesor de Pociones, pero Snape con una fuerza brutal lo asía del brazo y lo arrastraba hacia el despacho, sin soltarlo, levantó su varita y la puerta del despacho se abrió con violencia, prácticamente lo empujó dentro y luego volvió a cerrarla de golpe.


- ¿Qué demonios pretendías hacer?... acabas de llegar y ya estás haciendo todo lo posible para que te expulsen.


Draco no respondió sólo se limitó a mirar con rabia a su profesor.


- ¿Y a usted desde cuándo le importa tanto el imbécil de Potter? –preguntó Draco con rabia incontenible

- Ese no es tu asunto –dijo Snape con voz calma –fue miserable que atacarás por la espalda a Potter, alguien decente no hace eso.

- ¿Será desde que Potter se convirtió en su amante?... ¿Quién lo hubiera creído Profesor Snape?... ¿Mi padre está enterado de que Potter se acuesta también con usted?


Snape sintió una punzada de dolor al escuchar aquello, tenía la impresión de que Draco se había vuelto más necio y más cruel de lo que había sido nunca.

- ¿Qué pasa?... no dirá nada… vamos cuénteme profesor con cuantos alumnos más se acuesta… ¿Lo hace con el permiso de Dumbledore?


Snape redujo el espacio que lo separaba de Draco y levantando con furia su mano le asestó una bofetada que consiguió que el chico trastabillara.


- Eres un miserable… no vales nada… ahora comprendo porque todo el mundo te desprecia y eso no tiene que ver con el hecho de que tu padre fuera un Mortífago… si inclusive tu padre tiene algo de bueno y decente, sino Potter no se hubiera enamorado de él, pero tú estás perdido no tienes remedio, si en algún momento pensé que eras un víctima en toda esta historia ahora veo que estaba equivocado, sólo has cosechado lo que tú mismo sembraste, desprecio, odio, indiferencia, ya ni siquiera puedo sentir pena por ti… sal de mi despacho ahora… y te advierto no vuelvas a acercarte a Potter para dañarlo, porque si lo haces yo mismo le diré al director que te expulse de la escuela.


Draco estaba atónito tanto por las palabras del profesor como por ese golpe que jamás hubiese esperado, lo invadió la ira otra vez pero sólo se limitó a dirigirle a Snape una mirada de profundo desprecio y luego salió a toda prisa del despacho, lágrimas de ira y dolor le arrasaban los ojos, escuchó las voces y risas de sus compañeros de casa, se ocultó en la sombra de un oscuro recodo para evitar que lo vieran en aquel estado, luego de su magistral llegada la noche pasada eso sólo provocaría las burlas de sus compañeros. Se quedó mucho rato ahí oculto, sintiéndose miserable y lleno de dolor, como pudo se escurrió hacia su habitación, una vez ahí en la intimidad se tiró en la cama y lloró como hacia mucho tiempo no hacía, aún retumbaban en sus oídos las palabras duras e hirientes de su profesor, jamás le había hablado de ese modo ni dicho cosas tan crueles, parecía que lo odiaba, como era posible que ya ni siquiera Severus Snape sintiera un poco de aprecio por él.


Sin embargo había algo dentro de él que se negaba a salir a la luz, ese algo decía que había sido una infamia haber intentado atacar a Potter por la espalda, era cierto sólo los Mortífagos hacían eso; aún retumbaban en sus oídos las palabras de Snape, hasta su padre era mejor que él según las palabras del profesor, por eso Potter se había enamorado, sería cierto eso, se preguntó el rubio. No había sido su intención llegar a esos extremos, sólo deseaba molestar a Potter, burlarse de él, seguro que su padre de algún modo se enteraría de lo que había hecho y lo odiaría por eso. Potter siempre había sido el que le quitaba todo, desde el primer día, se había dado el lujo de despreciarlo en el expreso, luego, siempre había conseguido eclipsarlo en todo, el Buscador de Quiddich más joven de la historia con sólo once años, en cambio él debió comprar su entrada al equipo de su casa en segundo año, también era un gran Buscador, pero no era Potter, era Draco Malfoy el hijo del hombre que compraba a todos en el mundo mágico, en cambio Potter conquistaba a todos, tenía amigos verdaderos que estaban dispuesto a dar la vida por él de ser necesario, ni siquiera los profesores podían ocultar la admiración que sentían por él, era el alumno favorito de Dumbledore.


Sólo Snape le había detestado siempre por ser el hijo de James Potter, su enemigo, sin embargo ahora había cedido parte de su privacidad para que Potter estuviera más cómodo, quizá en cierto modo comprendía los motivos de su padre para actuar de ese modo con Potter, pero en el caso de Snape no podía comprender, por qué lo defendía de esa forma si siempre lo había odiado, por qué había cambiado tanto, ¿Qué sucedía entre el profesor de Pociones y Potter?


Draco se hizo esta pregunta una y mil veces, pero sobretodo se preguntaba por que el profesor lo había tratado tan duramente, en el pasado él había actuado de igual forma con Potter y en cada una de esas ocasiones Snape siempre le había dado el favor a él, pero ahora se había puesto realmente furioso, hasta lo había amenazado, si se acercaba a Potter personalmente se encargaría de que lo echaran del castillo. Draco no encontraba en su profesor ni un atisbo del hombre que fuera en el pasado, era innegable que ya no era el mismo. No dejaba de sentirse dolido por aquello, Snape siempre había sido su apoyo, siempre se había ocupado por su bienestar, se había tomado el trabajo de visitarlo en la mansión cuando nadie más se había preocupado si él estaba vivo o muerto.


Draco recordó lo sucedido aquella noche entre el profesor y él, había seducido al hombre en aquella ocasión, habían traspasado la línea de la amistad, pero luego él se había sentido avergonzado y decidió escribir esa carta, diciendo que debían olvidar lo ocurrido, porque sólo había sido un accidente, algo sin importancia. Por lo menos esos eran los sentimientos que él tenía respecto del asunto, pero por primera vez se preguntó si no se había equivocado, si a caso cabría la posibilidad de que el profesor no sintiera del mismo modo con respecto a lo vivido con él, quizá para Snape aquello había tenido un significado especial, después de todo no había tenido sexo con cualquier alumno, sino con él, el más atractivo y deseado de Hogwarts, claro que cuando eso había pasado él no era precisamente importante para alguien, todos le habían olvidado y abandonado, sólo Snape se había preocupado por él.


Por otra parte había sido él quien había precipitado esa situación entre ellos, él había traspasado el límite primero. Por primera vez se preguntó Draco si sería posible que ese hombre malhumorado, oscuro y frío sintiera por él algo más que aprecio y que él sin detenerse a pensar un instante lo había lastimado con esa carta y por eso estaba enojado y además resentido. Draco estuvo casi dos horas en su habitación hasta que finalmente decidió salir para ir a su primera clase del día, el problema era que no tenía idea del horario ni que clases le correspondían ese día, esa era información que manejaba el jefe de la casa Slytherin, o sea Snape. El estómago se le retorció sólo de pensar que tendría que recurrir al profesor, podía pedir esa información a algún compañero, pero la idea de pedir un favor le enervaba, a Blaise no podía recurrir, sólo la pasada noche lo había despreciado cuando el chico se había presentado en su habitación; debería buscar a Snape si no quería pedirle el favor a algún otro compañero de clase, sabía que la furia del profesor no pasaría con tanta rapidez, temía estar frente a él como nunca antes, pero no tenía más remedio, quizá ese era el momento en que debía disculparse con el profesor por las ofensas pasadas y presentes, pero eso era algo que debía pensar con calma. 

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