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Camino a la perdición por zandaleesol

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Notas del capitulo: ¡¡Hola a todos!! Mis disculpas por la tardanza, pero la verdad este capi me costó, no me convencía y aún no lo hace del todo, en fin ustedes juzgaran, besos.
Cuando Harry llegó al jardín conducido por Lucius quedó maravillado con lo que veía, a pesar de que ya era otoño, el sol brillaba esplendoroso, no estaba seguro, pero quizá la magia tuviera algo que ver en el asunto. Ahí encontró a todas las personas que justamente deseaba ver el día de su boda. Remus, Ojoloco, Molly y Arthur Weasley, los gemelos, Bill, Charly, Hagrid, Tonks, Ginny, Hermione, Ron, Draco, los profesores, Dumbledore, McGonagall, Snape y naturalmente el dueño de casa Kingsley; y para sorpresa de Harry también el Medimago Karatiev amigo del director. Un aplauso espontáneo recibió a la feliz pareja.


Las sillas se habían ordenado en dos hileras una frente a la otra, sobre una alfombra azul, bajo una glorieta repleta de flores blancas y azules de todas formas y tamaños, sobre una pequeña tarima dorada con algo que semejaba un pulpito se encontraba el mago que celebraría la unión. Harry consideró aquello maravilloso, pero mientras su atención se fijaba en aquellos detalles estéticos los asistentes a la boda, fijaban su atención en la pareja, la mayoría de ellos era la primera vez los veían juntos y les resultaba sencillamente asombros, fue evidente para todos que el amor entre Harry y Lucius era verdadero, el chico de ojos esmeraldas irradiaba felicidad, traía al mundo el la mirada; por otra parte veían en Lucius a otro hombre, Remus y “Ojoloco” intercambiaron una mirada de asombro, pues el hombre que la daba la mano a Harry era totalmente diferente al que ellos recordaban del año anterior, al que se había enfrentado en el Departamento de Misterios, de ese Lucius Malfoy no quedaba ni una sombra.


La cabeza de Lucius ya no se levantaba con altivez y su mirada ya no era despreciativa como antaño, ahora saludaba con una sincera sonrisa en los labios y una leve inclinación de la cabeza a cada uno de los invitados, agradeciendo con este gesto que estuviesen ahí, aunque no lo hicieran especialmente por él sino por Harry. Su boca ya no tenía esa eterna muestra de desprecio, sino que mostraba una sonrisa de franca alegría, los ojos grises le brillaban con un fulgor resplandeciente, parecía un hombre que había rejuvenecido a lo menos diez años.


Harry estaba seguro que causaría impacto con la bellísima túnica que llevaba, pero comprobaba que todas las miradas se detenían en Lucius, le divertía ver el impacto que causaba el rubio, creía con firmeza que cuando Lucius lograra regresar al mundo mágico, recuperando su posición él tendría muchos problemas, Lucius siempre había sido atractivo, pero ahora era sencillamente irresistible.


Tomados de la mano llegaron hasta donde esperaba el mago que celebraría la unión, éste los acogió con una sonrisa agradable a la que ambos respondieron con igual cortesía. El mago les pidió que le indicasen quienes serían los respectivos padrinos, tanto Harry como Lucius experimentaron la misma sorpresa, aquel importante detalle lo habían olvidado por completo, se miraron con cierta preocupación y se vieron obligados a llevar a cabo una rápida elección. Harry no debió pensarlo mayormente, sus ojos se volvieron hacia Remus que lleno de regocijo aceptó de inmediato y la elección le resultó satisfactoria a todos los presentes, pensaban que era casi lógico que Harry lo eligiera, ya que sus padres no podían estar presentes en el día más importante de su vida, tampoco Sirius, por lo menos Remus sí estaba y Harry sabía en su corazón que todos comprenderían el porque de su elección.
Lucius por su parte creía que el único que podía desempeñar ese papel de tanta importancia sólo podía ser su hijo, que después de Harry era con quien tenía el laso más estrecho, Draco se sintió feliz y orgulloso aunque sabía de antemano que era él quien tenía todas las posibilidades de ser electo, la mayoría de los invitados eran amigos de Harry a excepción de Kingsley que últimamente había estrechado su circunstancial amistad con Lucius; los recién electos padrinos tomaron sus lugares a un lado y al otro de la pareja.


El mago después de explicar los términos del enlace procedió a preguntar primero a Harry si aceptaba en forma libre y espontánea a Lucius como esposo, a lo que el chico respondió con una radiante sonrisa que sí, luego fue el turno de Lucius que a su vez respondió con el más ferviente sí. El mago con un movimiento de varita hizo aparecer en el aire dos pergaminos dorados que estaban atados por listones rojos, cada uno se posó sobre la tarima y se desenrollaron y a cada lado aparecieron plumas también doradas, les indicó a un tiempo que escribieran sus nombres al final del pergamino y así lo hicieron, luego estos volvieron a enrollarse y esta vez se ataron con un sólo listón dorado y luego desaparecieron.


El más asombrado era Harry nunca había presenciado una boda mágica y le parecía asombroso que fuera justamente la suya. El mago luego procedió a pedirles que unieran sus manos y cuando lo hicieron pronunció los nombres de ambos y al mismo tiempo que decía que estaban unidos para toda la vida, sobre las cabezas de Harry y Lucius se formaron unos hilos dorados que se entrelazaron formando una cadena que luego de algunos segundos desapareció en un estallido de diminutas estrellas doradas que iluminaron para luego desaparecer.


Harry no pudo evitar la distracción de mirar hacia arriba hasta que las vio desaparecer, luego miró a Lucius que le sonreía con total ternura y en su mirada decía que ya estaban unidos y nada en el mundo podría separarlos, el corazón de Harry latió emocionado y completamente dichoso unió sus labios con los de Lucius, era el primer beso como esposos y sin duda que aquel beso dulce y lleno de ternura quedaría guardado en sus corazones para siempre. Aquel instante en que Harry experimentaba la felicidad en su expresión más pura fue coronado por un bullicioso aplauso de parte de los presentes.


El cielo se inundó de mariposas de todos los colores, aquello había sido el obsequio de Dumbledore para los recién casados. Luego de eso todo se volvió risas, abrazos y felicitaciones, deseos de eterna felicidad; Harry recibió el abrazo y saludo de todos y para su dicha las muestras de afecto hacia Lucius fueron tal como él las esperaba, sinceras y afectuosas, realmente Lucius había acabado conquistando a todos, aquel instante único borraba definitivamente el pasado, tenía la certeza de que cuando Lucius recobrara su puesto en el mundo mágico él sería el ser más dichoso del mundo mágico.


&&&&&&&&&


La alegría de todos los asistentes a la boda era genuina, todos tuvieron palabras cariñosas para la pareja, cosa que Harry tenía muy asombrado, no era que alguna vez lo hubiese dudado, pero era en ese preciso momento en que asimilaba el gran cariño que despertaba en todos los presentes. Tal parecía que todas las personas que lo acompañaban en este día deseaban mostrar su gratitud porque él había acabado con Voldemort, aun cuando no había tenido mucho tiempo y oportunidad para hacerlo, habían sido factores ajenos a su deseo los que habían influido, aunque sí estrechamente relacionados con su persona los que finalmente habían logrado aquello. Seguramente por eso todos sus amigos, que de ahora en adelante también lo serían de Lucius, mostraban su gratitud asistiendo a su boda, cooperando en ella, pero sobretodo mostrando buena voluntad hacia el hombre que ahora era su esposo, hacía quien su corazón había elegido amar sin pedirle permiso ni siquiera a él mismo.


La felicidad que experimentaba Lucius no era menos que la de Harry, nada podía empañar aquel instante de dicha, ni siquiera el gran problema o mejor dicho el hombre pequeño que era un “gran problema” Cornelius Fudge. En ese día y en ese instante todo sus problemas anteriores no tenían importancia, acababa de unirse a Harry, su corazón rebosaba de alegría, además contaba con la tranquilidad de que la unión finalmente había sido aceptada por su hijo y eso tenía un valor que no podía calcularse, Draco se veía feliz, sin duda alguna él era un hombre muy afortunado, su vida había girado de forma extraordinaria para darle la oportunidad de ser una mejor persona, pensaba con asombro ahora que una decisión tomada con el corazón y no con la razón en un momento crucial de su vida era lo que había cambiado todo y lo había hecho merecedor del amor de Harry, con cierta extrañeza comprobaba que ese pequeño acto de piedad, ese pequeñísimo sentimiento de culpa que le había invadido una no tan lejana noche de julio había cambiado su vida y la de todo un mundo, quizá el mayor heroísmo de todos en realidad no estaba en enfrentar grandes peligros, sino en luchar contra el propio egoísmo y la propia cobardía, él lo había logrado, y su recompensa había sido ganar el corazón de Harry. Fudge por el contrario no lo había logrado, había sido incapaz de anteponer el bien de todos por encima de sus mezquinos impulsos, tarde o temprano debería pagar el precio de egoísmo.


Lucius era rondado por todos estos sentimientos mientras observaba a Harry recibir abrazos y felicitaciones, él se había quedado un instante apartado con sus pensamientos, cuando a su lado llegó Remus Lupin, el ex profesor de Hogwarts observaba sonriente a Harry asombrado de ser testigo de su tremenda felicidad, que jamás imaginó que esa le estaba reservada junto a Lucius.


─ Jamás imagine que llegaría a presenciar la boda de Harry… más aún que sería contigo con quien se casaría –dijo Remus con un tono medio asombro y medio divertido

─ ¿Estás asombrado?... te aseguro que yo lo estoy más todavía… aún me cuesta creer que Harry me ame…

─ Bueno seguro que alguno bueno debiste hacer para ganar su corazón –respondió Remus en el mismo tono de broma que había empleado

─ ¿Tú crees que realmente hice algo bueno?... confieso que deseo con toda mi alma hacerlo feliz… pero me asusta que no todo el mundo comprenda su amor por mí… y que cuando esto sea conocido por todos el sufra cierto rechazo.

─ No debes pensar esas cosas… mucho menos en este día… Harry te ama… eso es lo que importa… además jamás le ha importado demasiado lo que el mundo piense de él.

─ Sí supongo que tienes razón…

Lucius se vio interrumpido por la llegada de Draco.

─ ¡Papá!... Harry acaba de decirle a mi prima Tonks y al profesor Moody que va a tener un bebé… ella se ha puesto a llorar y él casi se desmaya –dijo Draco riendo divertido

─ Comprendo la reacción… yo cuando lo supe reaccioné como tu prima y poco me faltó para hacerlo como Moody –dijo Lucius sonriendo

─ ¿Y tú Draco estás contesto con semejante acontecimiento?

─ Claro… Harry tenía que hacer las cosas en grande… a parte de todas sus hazañas anteriores pues debía sorprender con la más increíble de todas… es fértil… sobre eso no hay nada que decir.

─ Y fue una gran fortuna porque fue eso lo que hizo que terminara con la vida de Voldemort –dijo Remus sin cuidarse de que Lucius aún se sobresaltaba al oír el nombre de su antiguo amo –pero no me asombra del todo… desde de saber que Harry fue capaz de espantar a más de cien dementores para proteger a Sirius nada puede extrañarme en él

─ ¿De verdad Harry hizo eso?... siempre creí que eran habladurías de la gente para hacer creer que tenía poderes extraordinarios –dijo Lucius con asombro

─ Es cierto lo hizo… pero no debería extrañarte Lucius… ya deberías saber que el gran poder de Harry radica en su gran capacidad de amar… es finalmente eso lo que consigue sacar la mejor magia de él.

─ Tienes razón Lupin… yo mejor que nadie no debería asombrarme… él cambió mi alma en apenas un instante.


Las palabras de Lucius eran sinceras y nadie lo dudaba, pero fueron puestas a prueba mientras Harry venía hacia el grupo que formaba su ahora esposo junto a Draco y Remus, con él venía una sonrojada y también nerviosa Hermione. La chica sonrió medio avergonzada ante la mirada cariñosa que le dirigió Remus.


─ Lucius… aquí esta mi amiga… Hermione… ya sé que quizá sea una tontería pero quiero presentarlos formalmente… creo que aún no lo hice y…

─ Harry… que cosas dices… claro que conozco al señor Malfoy ─dijo Hermione mientras un rojo intenso le subía a las mejillas, aquello era demasiado para la chica estar frente al hombre rubio que sabía siempre la había despreciado y estar además siendo observada con tanta atención por Remus la ponía más nerviosa


Lucius sonrió francamente al oír a la chica, pero Harry tenía razón nunca habían sido presentados de manera más formal.


─ Señorita Granger… Harry tiene razón nunca fuimos presentados formalmente ─dijo Lucius y tendiéndole la mano, agregó –Lucius Malfoy… es un sincero placer conocerla por fin… y espero que acepté mis disculpas por las ofensas del pasado…

─ No… no por favor no diga eso… yo… eso no tiene ninguna importancia… yo deseo que Harry sea feliz… muy feliz –dijo Hermione

─ Muchas gracias… prometo que dedicaré el resto de mi vida sólo a eso ─dijo Lucius mirando con ojos llenos de amor al chico de ojos esmeraldas.


Para terminar con la solemnidad del momento Remus invitó sorpresivamente a bailar a Hermione, cosa que la chica aceptó entre asombrada pero emocionada. Harry notó un brillo de alegría especial en los ojos de su amiga que no había visto antes, se veía preciosa con ese vestido muggle color lavanda, tenía el cabello ondulado y sedoso, realmente se había esmerado para estar hermosa en su boda.


─ Hermione está realmente muy bella… nunca la había visto así… bueno sólo aquella vez en el baile Navideño de cuarto año…


─ Ey mucho cuidado con las alabanzas… o voy a ponerme celoso ─dijo Lucius mientras le robaba un beso a Harry delante de Draco que los miró medio avergonzado


─ Hmm… creo que necesitan estar solos… invitaré a bailar a Ginny… ya que no hay muchas opciones ─dijo Draco mirando a la chica pelirroja que estaba sentada junto a Tonks y desde ahí miraba sonriente a Hermione y Remus


─ Yo veo otras candidatas que te aceptarían felices… McGonagall, la señora Weasley… Tonks… -dijo Harry

─ Estas loco… no bailaría jamás con mi prima… la señora Weasley pues me asusta la verdad… y McGonagall… no prefería bailar con un hombre ─dijo Draco sin querer


─ ¡Ah! Prefieres a un chico, pues ahí esta Ron… también Ojoloco… aunque no creo que te gustaría bailar con él ─dijo Harry riendo ─podría convertirte en hurón sin querer

─ ¡Potter! –exclamó Draco


Harry rió de buena gana, pero luego su vista se dirigió hacia las parejas que se formaban para el baile.


─ Draco… ¿has visto bailar alguna vez al profesor Snape? ─preguntó Harry de pronto con asombro

─ No… por qué –preguntó Draco mientras dirigía su vista hacia donde miraba el chico

─ Snape acaba de invitar a bailar a tu prima ─terció Lucius


Draco volvió la vista con tanta rapidez que casi le dolió el cuello, era cierto, Snape en ese instante tomaba la mano de Tonks y todo ceremonioso la conducía al sitio donde bailaban otras parejas que acaban de animarse a hacerlo.


─ Sí ya veo… invitaré a Ginny antes que alguien se me adelante ─dijo Draco con un tono de voz que para Harry sonó algo molesto pero del cual Lucius no se percató

─ Bien mi amor… creo que nosotros también deberíamos imitar a los demás ─dijo Lucius

─ Sólo he bailado una vez en mi vida… no lo hago muy bien…

─ Vamos mi amor… es nuestra boda… además no se necesita demasiado… sólo debes abrazarme y dejarte llevar por la melodía…

─ Sólo eso… pues vamos… quiero tener una excusa para abrazarte ─dijo Harry sonriente

─ No necesitas excusas… ni para abrazarme ni para besarme ─dijo Lucius mientras llevaba a Harry junto a las demás parejas que los acogieron con sonrisas


Draco invitó a bailar a Ginny, cosa que la chica aceptó de muy buen grado, las alternativas eran casi nulas, no podía bailar con sus hermanos o su padre, la únicas opciones eran Harry, pero él debía bailar con su esposo, después de todo era su boda, estaba Remus pero Hermione se lo había ganado, los demás no le entusiasmaban mucho, Kingsley era demasiado grande, Hagrid aún más enorme que Kingsley, Dumbledore muy viejo, Ojoloco con su pata de palo no le inspiraba confianza, Snape ni muerta, la asustaba, sólo quedaba Draco, por lo tanto no se hizo de rogar.


Al poco rato casi todo el mundo se había animado a bailar, hasta McGonagall lo hacía con Hagrid, resultaba divertido verlos, los esposos Weasley también se habían entusiasmado. A Snape su interés por el baile le duró escasa media hora y luego dejó a su compañera en libertad cosa que celebraron mucho los hermanos Weasley que se abalanzaron sobre Tonks para bailar con ella, Ron era el que mostró menos entusiasmo, sus ojos no dejaban de acechar a su amiga Hermione, lamentaba que Remus se le hubiese adelantado, realmente deseaba bailar con ella, recocía al igual que todos que la chica estaba guapísima con ese vestido lavanda. Pero le molestaba un poco verla tan fascinada bailando con Remus, parecía que estaba en otro mundo, lo mismo que Harry. De pronto Ron que solía ser algo lento para captar los delicados matices de las cosas, comparó la actitud de Hermione con la de Harry, era lógico que su amigo se viera como en otro mundo, mientras bailaba con su esposo, pero Hermione, por qué se veía del mismo modo bailando con Remus, por primera vez el pelirrojo percibió algo que antes había pasado inadvertido para él, Hermione se había arreglado mucho para la fiesta a pesar de que sólo asistían los más íntimos de Harry.


Ron fue asaltado por la sospecha de que la chica se había esmerado en su apariencia no sólo porque era la boda de Harry, sino porque deseaba impresionar a alguien en especial y ese alguien no podía ser otro que Remus Lupin. Esta idea recién concebida le produjo al chico una cierta desazón que no podía explicarse, miró a su amiga que seguía bailando con Remus, se veía demasiado feliz, se preguntó si era posible que la chica estuviera enamorada de Remus, no podía ser el ex profesor era muy guapo hasta él lo reconocía, pero desde cuando, no veían a Remus con tanta frecuencia como para que algo así le sucediera a su amiga. De pronto un recuerdo vino como relámpago a su mente, en una de sus tantas discusiones con la chica, ésta le había dicho que él no comprendía los sentimientos de Harry porque nunca había amado a nadie. Acaba de comprender algo que antes jamás sospechó, Hermione estaba enamorada de Remus y debía ser desde hacía mucho tiempo, no pudo evitar recordar esos días en que Harry estaba secuestrado y Remus se culpaba por haber permitido que esos Mortífagos se lo llevaban, más específicamente Lucius, claro en ese momento nadie sabía que había sido el mismo hombre que ahora bailaba con Harry quien lo había llevado ante Voldemort. En esos días tan negros y felizmente ya muy lejanos, él se encontraba tan triste como todo el mundo por la desaparición de Harry, pero recordó que Hermione especialmente lamentaba el que Remus sufriera tanto y hacía todo lo posible por aliviar la pena del ex profesor de Defensa con palabras de consuelo.


Severus mientras observaba bailar a Draco con la chica Weasley, no podía evitar que su cuerpo se estremeciera de deseo. A pesar de que su encuentro sexual con Draco no había tenido ninguna beta romántica, no dejaba de sentirse perturbado al imaginarse a sí mismo estrechando al chico rubio entre sus brazos al compás de la cadente música. Debía hacer esfuerzos muy grandes por no dirigir su vista sobre el chico rubio que movía sus caderas con movimientos tan sensuales que lo enloquecían y no podía evitar asociar esa visión a la de esa noche en que habían tenido sexo, parecía que volvía a sentir el peso del Draco sobre su cuerpo y los movimientos rítmicos del muchacho con los que lo guiaba hacia el interior de ese cuerpo tan joven pero increíblemente sensual y experto. Se levantó del asiento donde se encontraba y fue a hacerle compañía al director y a Ojoloco, era la mejor manera de aniquilar los deseos de su cuerpo.


Draco vio alejarse a Severus en dirección hacia el director, aún estrechaba a Ginny contra su pecho, sonrió maliciosamente, había conseguido perturbar los sentidos de su profesor, y eso era un gran avance, al menos sabía que no le era indiferente por más que el hombre se empeñara en aparentar lo contrario. Quizá esa noche ya que Harry se iría a pasar su noche de bodas a algún sitio especial y Severus estaría solo en la mazmorra, él podría hacerle una visita de cortesía en la que si tenía suerte podían arreglar esas diferencias que los estaban separando. Aunque esa mañana se había sentido bastante humillado por las palabras del profesor y lo último que le había dicho era que el asunto entre ellos estaba olvidado para siempre, lo cierto era que no quería que las cosas quedaran así, era un Malfoy, no iba a rendirse por un rechazo, aunque la verdad era que nadie jamás lo había rechazado antes.


La sensación le resultaba bastante extraña, Snape no era un hombre atractivo, ni joven y sin embargo se daba el lujo de rechazarlo. Quizá aquello sólo era una pantalla, tal vez tenía miedo de amarlo, tal vez el asunto era que se consideraba inferior y con pocas cualidades para estar junto al chico más bello de la escuela, despreciado por la mayoría pero el más bello de todas formas. Mientras dejaba que Ginny se alejaba para ir en busca de algo para beber, se sentó en una silla a pensar en el asunto de Snape. Tal vez había llegado el momento de jugarse en serio por algo que valía la pena, por primera vez no le daba ninguna importancia al aspecto como atractivo de su profesor, ni mucho menos a la edad, ni siquiera deseaba pensar en lo que diría su padre al respecto, o el resto del mundo.


Sentía que tenía la oportunidad de estar junto a alguien que podía darle mucho más que un placer pasajero, Snape era todo un misterio, sabía poco o casi nada de su vida, de sus gustos, siempre había pensado en él sólo como el oscuro profesor de pociones, pero ahora percibía sentimientos, emociones, que no le cabía ninguna duda de que eran intensas en el hombre, recordó aquella noche en la mansión, sintió el deseo crecer de manera impetuosa dentro de él, quería a ese hombre al que antes nadie había deseado, quería descubrir ese misterio que era su profesor, quería saber de su vida, que le gustaba, que lo emocionaba, porque no tenía dudas de que ese hombre reprimido y oculto en sí mismo debía sentir más que cualquiera, estaba decidido a descorrer el velo que ocultaba la vida de su profesor y comenzaría esa misma noche.


Harry por su parte bailaba feliz apegado al cuerpo que ahora era con todas las de la ley enteramente suyo, deseaba con ansias que llegara la hora de estar a solas con su esposo, desgraciadamente la luna de miel sería breve, apenas duraría unas horas, pero estaba decidido a aprovechar al máximo cada minuto junto a Lucius hasta que llegara definitivamente el momento de no volver a separarse jamás. 

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