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Camino a la perdición por zandaleesol

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Abrió los ojos, de pronto sintió el frío suelo, intentó moverse pero fue imposible estaba atado por cuerdas, una sensación de miedo lo invadió, aquello sólo podía significar una cosa, Fudge de alguna manera había averiguado la verdad y todo era parte de una venganza. Giró la cabeza para mirar en torno a él, no había movimientos ni ruidos, aquel era un lugar sucio y frío, estaba seguro de que estaba solo, pero un crujido en el piso de madera le indicó que había alguien más en aquella habitación.


—Veo que ya despertó.


Lucius sintió que su corazón se paralizaba al oír aquella voz, era precisamente la voz de Fudge la que menos deseaba oír en ese instante, pero sus peores temores se hacían realidad. Sin embargo, las cuerdas que lo aprisionaba desaparecieron.


—Levántase —ordenó secamente Fudge


Lucius no se hizo repetir la orden, de inmediato se levantó y pudo ver a Fudge en una esquina del cuarto mirándolo con un odio que no le había conocido jamás.


—Siéntese —volvió a ordenar el Ministro


El rubio tomó la silla y con lentitud se sentó, luego enfrentó directamente la mirada de Fudge.


—Supongo que se preguntará qué hace aquí.

—Lo intuyo —respondió Lucius seriamente

—¿Lucius realmente creyó que yo jamás sabría la verdad?

—No… naturalmente que llegaría el momento en que usted supiera todo.

—Sí, así es, para su desgracia ya lo sé todo.

—¿Por qué me tiene aquí? —dijo Lucius sin dejarse intimidar

—¿Por qué? ¡Usted es increíble Lucius! ¿Aún tiene el descaro de preguntar?

—Soy un hombre libre… usted no tiene derecho…

—¡Es libre!... gracias a mí Lucius.

—Sí, esta bien, es cierto… usted me ayudó pero…

—Y usted me engañó… jugó conmigo Lucius.

—Bueno señor Ministro… usted me conoce desde hace mucho… soy el tipo de hombre que sabe aprovechar las buenas oportunidades —dijo Lucius con tono frío

—¿Y ese mocoso Potter también era una buena oportunidad para usted?

—Sí, lo fue…

—¡Miente!... lo ama… los vi en Hogsmeade… juntos… lo vi abrazando a ese mocoso… está usted fascinado con el bebé… ¿No es cierto?

—Naturalmente, es mi hijo.

—Es una lástima, pero no vivirá para verlo nacer… lo prefiero muerto Lucius, usted no será feliz mientras que yo… sufro por su causa.

—Entonces piensa matarme —dijo otra vez Lucius con una frialdad que no sentía.

—Cuando lo vi con Potter y comprendí el engaño, pensé en matar a ese mocoso, siempre lo detesté, sólo causa problemas, pero es protegido por Dumbledore, sería muy difícil llegar hasta él, por otra parte ese niño que está por nacer no tiene la culpa de nada.

—Veo que aún le queda algo de decencia después de todo —dijo Lucius

—Lucius… no hablemos de decencia… cómo es posible… cómo pudo enamorarse de Potter.

—Yo jamás he dicho que lo amo.

—Pero usted…

—Yo sólo dije que había aprovechado la oportunidad que tenía con él.

—¿Y si no lo ama por qué se casó?

—¿Por qué? Espera un hijo mío, no le parece razón suficiente.

—Esta bien supongamos que se casó por eso, sino siente nada ¿Cómo es que Potter acabó esperando un hijo suyo?

—Bueno fueron las circunstancias las que me forzaron a eso.

—Realmente cree que voy a aceptar esa ridiculez —dijo Fudge con enojo

—Es la verdad, yo fui quien lo secuestró, supongo que recuerda eso.

—Claro que sí.

—Bueno… mí… el Señor Tenebroso, me obligó a ser la niñera de Harry durante el tiempo que…

—Y usted terminó enamorado de ese chico necio.

—No exactamente, el Señor Tenebroso necesitaba que Harry dejara de ser puro, esa era la única forma que tenía de acabar con él… yo fui designado para… quitarle la pureza a Harry.

—¿Usted abusó de él?

—He sido miserable en mi vida, pero no a ese extremo, no abusé de él… más bien lo seduje, conseguí que se entregara a mí por voluntad propia, después de todo él sólo era un chico inexperto y yo sé mucho de seducción.

—¿Cuándo sucedió eso? —preguntó Fudge ignorando las últimas palabras del rubio

—El mismo día que cumplió su mayoría de edad.

—Ahora entiendo, y como es un mago fértil quedó esperando un bebé.

—Efectivamente.

—¿Por qué se casó en secreto con él?

—¿Qué esperaba que hiciera con Dumbledore en medio diciendo que debía asumir mi responsabilidad?

—¿Entonces no traicionó a su amo a causa de Potter?

—Claro que no… lo hice por mi hijo Draco… usted lo sabe, lo dije en la audiencia, no quería entregarlo al Señor Tenebroso, mi hijo no merecía ese destino.

—Lucius… lo único que yo deseé siempre era ayudarlo, por qué no confió en mí, yo le hubiese ayudado a liberarse de todo esto.

—Liberarme cómo… lastimando a Harry… mire él me importa poco, pero ese hijo que lleva dentro lo es todo para mí.

—De todas formas se casó con él a pesar de que había prometido ser mío.

—No tenía alternativa, necesitaba la ayuda de Dumbledore y la del mismo Harry para regresar al mundo mágico.

—Sí y ahora está atado a él por un laso indisoluble.


Lucius guardó silencio, sabía que había subestimado a Fudge y a ese obsesivo amor que sentía por él, no podía dejarle saber que amaba a Harry por nada del mundo, ahora que el hombre conocía la verdad debía convencerlo de que había sido forzado a ese matrimonio, aquella era la única forma de proteger a Harry y su bebé.


—¿Cuándo nacerá su hijo?

—Pronto… Harry ya tiene casi seis meses.

—Me cuesta creer que no sienta nada por él, yo los vi en Hogsmeade, usted lo besaba, parecía muy enamorado de ese mocoso.

—No es lo mismo parecer enamorado a estarlo realmente.

—Ya no confió en usted Lucius… podría estar mintiendo igual que antes.


Fudge sacó de su túnica una botellita con un líquido transparente.


—Con unas gotas de esto sabré de inmediato si todo lo que me ha dicho es verdad.


Lucius intentó mantenerse frío ante la visión de aquel líquido que hacía peligrar todo lo que acababa de decir.


—¿Lo cree realmente necesario?

—La verdad no, me da igual si lo que ha dicho es verdad o mentira… de todos modos no volverá a ver a ese mocoso nunca más.

—¿Pretende matarme?... Dumbledore está al tanto de todo… si algo me sucede lo responsabilizarán a usted… lo perderá todo Ministro… todo lo que tanto ama, poder, fortuna, prestigio.

—Se equivoca Lucius, yo no perderé nada, el único que perderá en todo esto será ese mocoso que lo ama… lo perderá a usted.


Lucius vio que Fudge levantaba su varita, estaba seguro que lo último que podría ver sería aquel destello de luz verde, cerró los ojos resignado y pensó en Harry y su bebé, jamás volvería a verlos.


¡Desmaius!


Lucius cayó al piso, Fudge se acercó hasta el rubio, se agachó a su lado y le acarició la mejilla.


—Usted es mío Lucius… lo libraré de Potter para siempre.

&&&&&&&&&&&


En Hogwarts ya había caído la noche, Harry estuvo en la biblioteca con Ron y Hermione, no tenía ganas de cenar, una extraña sensación de asco en el estómago lo habían tenido casi todo el día algo decaído, se suponía que su embarazo no era convencional y él no sufría de ese tipo de malestares, siempre se había sentido muy bien. Bajó a las mazmorras para dejar sus libros, estaba cansado, luego de ir a cenar regresaría de inmediato para dormir, aunque no se quejaba el tener casi seis meses de embarazo lo hacía sentirse algo más lento en todos los aspectos y estaba seguro que sus compañeros ya comenzaban algo con respecto a lo que le sucedía.


Cuando entró al despacho se encontró a Draco sentado en las piernas de Snape en una situación de lo más sugerente, no pudo evitar sonreír, mientras Draco se levantaba tan rápido que cayó estrepitosamente al suelo. Lanzó una breve disculpa y entró con prisa a su habitación para dejar sus libros, luego salió y sólo por cortesía le preguntó al rubio si iría a cenar, el chico respondió que no tenía apetito, Harry no dijo nada y con la mayor naturalidad salió hacia el Gran Comedor.


Draco ya se había levantado del suelo ahora se había instalado sobre el escritorio de Snape.


—Noté a Harry muy decaído hoy —dijo Draco volteándose a mirar la puerta por la cual recién había salido Harry.

—Sí, yo también, supongo que estará preocupado por lo de la entrevista que deberán dar al Profeta.

—Sí debe ser eso, se armará un gran escándalo —dijo Draco

—Es inevitable, pero estoy convencido de que es lo mejor.

—Sí así es, pero Harry es fuerte ha soportado otras cosas peores —dijo Draco —¿De qué cosa ibas a hablarme? Dijiste que era importante

—Pues, hoy en la mañana me encontré con Lucius en Hogsmeade.

—¿De verdad? ¿Y por qué no pasó por la escuela?

—La verdad ni siquiera le pregunté si vendría a visitar a Harry, yo le hablé de nosotros.

—¿¡Qué!?... ¿Le dijiste lo nuestro?

—Sí, lo hice, se dio esa causalidad de que nos encontramos a solas y no quise desperdiciar la oportunidad…

—¡Oh por Merlín!

—¿Qué sucede? ¿Te molesta que le dijera la verdad a Lucius?

—No… bueno sí…

—¿Y a qué viene eso? ¿A caso te avergüenzas?

—No, no Severus no es eso, lo juro, es sólo que… bueno creo que yo debía decírselo ¿Se enojo mucho?

—¿Enojarse? Pues no, estaba sorprendido naturalmente, pero no se enojó.

—¿Lo dices en serio?

—¿Lo dudas? ¿Por qué? ¿Se deberá a que tú sí te pusiste furioso cuando supiste lo de Harry?

—Bueno… supongo que sí.

—No tienes de que preocuparte, Lucius no se molestó, él comprende.

—Vaya… definitivamente mi padre es otro.

—Eso se debe al amor.

—Es increíble y yo que temía que se disgustara.

—No, nada de eso, sólo me encargó que te hiciera muy feliz.

—Y lo estás haciendo muy bien… jamás antes me había sentido tan bien… me haces feliz, siento que contigo lo tengo todo —dijo Draco mientras se sentaba otra vez en las piernas del profesor


Se besaron con efusividad, sin duda que el saber que Lucius aceptaba sin problemas la relación los tranquilizaba mucho.


—Es la hora de la cena, creo que deberíamos ir al Gran Comedor.

—No, no tengo hambre, por lo menos no de comida —dijo Draco con voz sensual y juguetona

—Pues yo sí tengo hambre.

—¡Aguafiestas!

—Sólo bromeo… la verdad al único que deseo devorar en este minuto es a ti.

—Eso suena muy bien —dijo Draco con ojos que brillaban de entusiasmo —¿Dónde va a devorarme profesor, aquí sobre el escritorio?

—No, prefiero ir a la habitación, si Harry regresa de improviso podría sentirse incómodo, al igual que yo, no me gusta dar espectáculos.


Snape tomó a Draco y lo llevó a la habitación, ahora que ya no mantenían una relación oculta con respecto del padre del chico se sentía más alegre, claro que la historia sería muy diferente cuando por fuerza todos los demás debieran saber de ese romance, no sería nada sencillo, sobretodo para él, estaba seguro que no sería considerado la mejor elección, las razones eran demasiado obvias.


&&&&&&&&&&


Eran pasadas las nueve de la noche cuando Kingsley había cruzado las rejas de la escuela, sus visitas por lo general se producían a una hora más temprana, pero ahora estaba preocupado y deseaba poner en alerta al director, no quería aún pensar nada malo, pero en su fuero interno el asunto le parecía demasiado serio, esperaba estar equivocado y que todo fuera sólo una falsa alarma. En su camino hacia el despacho del director se encontró con Snape que a esa hora hacía su ronda.


—Buenas noches Kingsley, es una sorpresa ¿Qué haces por aquí a estas horas?

—Hola Severus, sí sé que es extraño que venga tan tarde, pero necesito hablar con Dumbledore.


Snape comprendió que el Auror estaba preocupado por algo.


—¿Sucedió algo?

—La verdad aún no estoy seguro, pero necesito hablar del asunto con Dumbledore.

—Está en su despacho, la contraseña es…

—No, prefiero que me acompañes.

—Claro vamos.


Snape no preguntó más, con paso presuroso se encaminaron hacia el quinto piso, Snape pronunció la contraseña y un instante después ya subían por la escalera de piedra hacia el despacho del director. Kingsley entró delante de Snape, el director conversaba con los retratos.


—Kingsley, buenas noches ¿Qué te trae por aquí a esta hora?

—Buenas noches Dumbledore… la verdad es algo que me preocupa, pero aún no estoy seguro de nada.

—¿De qué se trata? No te comprendo.

—Se trata de Lucius.

—¡Lucius! ¿Qué sucede con él? —intervino de pronto Snape —Porque yo estuve esta mañana con él y estaba perfectamente

—¿Esta mañana? ¿Dónde lo viste?

—En Hogsmeade, estuvimos conversando en las Las Tres Escobas.

—¿Y que hora fue eso?

—Bueno a eso de las diez… me despedí de Lucius como una hora después.

—¿No sabías si iría a otro lugar después?

—No la verdad no le pregunté, pero sí me dijo que visitaría a Harry antes del sábado.

—¿Qué sucede Kingsley? —preguntó Dumbledore, levantándose de su silla

—Vengo de la mansión de Lucius… hace dos días me pidió que lo visitara esta noche a eso de las siete, necesitaba pedirme un favor, su elfo me dijo que Lucius había salido por la mañana pero que no había regresado, lo esperé por dos horas, pero no llegó.

—Severus tú estuviste con él esta mañana, no dijo algo, si visitaría a alguien o iría a algún sitio.

—No señor, hablamos de otras cosas, ni siquiera le pregunté si se iba de inmediato a su casa, no lo pensé, al salir de la taberna él emprendió camino hacia la parte alta de Hogsmeade.

—Es muy extraño, tienes razón en estar preocupado Kingsley.

—La verdad me preocupa que le haya sucedido algo malo.

—Esperemos que no sea así —dijo Dumbledore

—¿Qué podemos hacer profesor? —preguntó Snape —Es muy extraño que Lucius no haya regresado a su casa aún.

—Sí, y como están las cosas… sabemos que Lucius es detestado por muchos aún —dijo Dumbledore

—¿Cree usted que alguien le haya hecho daño? —preguntó Kingsley

—La verdad pienso en alguien en especial —dijo Dumbledore

—¿Será que está pensando en Fudge al igual que yo? —preguntó Kingsley

—Podría ser, aunque no creo que tuviera valor para lastimar a Lucius, mucho menos si es cierto que lo ama.

—Disculpe director pero no estoy tan seguro de eso, yo siempre he pensado que Fudge está muy obsesionado con Lucius.

—Pero no creo que la indiferencia de Lucius sea motivo suficiente, él no sabe aún la verdad.

—¿Y si la hubiese averiguado de algún modo? —preguntó Kingsley

—¿Pero cómo? Todos los que sabemos de esto hemos guardado el secreto, no creo que alguien dijera algo, menos a Fudge —dijo Dumbledore

—Profesor, yo creo que Kingsley tiene razón, tal vez Fudge tiene que ver con esto —terció Snape

—No puedo creer que alguno de los que saben del matrimonio haya dicho algo, me parece imposible, no imagino que alguien pueda traicionar a Harry de esa forma —dijo Dumbledore

—Pero podría ser que no fuera que alguno de los que lo sabemos haya dicho algo, tal vez Fudge lo averiguó por sí solo —dijo Kingsley

—Antes de pensar lo peor buscaremos a Lucius, les enviaré un mensaje a Alastor y a Remus para que nos ayuden —dijo Dumbledore

—Yo le diré a Tonks —dijo Kingsley

—Se lo dirá a Harry, director —preguntó Snape


Recién en ese momento Dumbledore pareció recordarlo, la preocupación pareció acentuarse.


—No creo que por el momento debamos decirle nada, tenemos dos días antes del sábado para encontrar a Lucius.

—¿Y si no lo encontramos para entonces? —preguntó el Auror

—Pues no habrá más remedio, de todas formas lo sabrá cuando no vea llegar a Lucius para llevarlos a él y a Draco a esa entrevista con el diario El Profeta.


—Supongo que a Draco sí podré decirle —dijo Snape

—Sí, a él dile Severus, si no temiera por el estado de Harry no le ocultaría algo tan importante —dijo Dumbledore —.Sólo espero que no sea lo que estamos pensando


Kingsley dejó la escuela, de inmediato se pondría en contacto con Tonks, necesitaría la ayuda de la Auror para buscar a Lucius, también sería de ayuda Ojoloco Moody , no podía creer que Lucius desapareciera sin dejar rastro alguno. Aunque si en el asunto tenía que ver Fudge, era probable que todo se complicara.


Snape regresó a su despacho, lo primero que hizo fue dirigirse a la habitación de Harry, abrió la puerta sigilosamente, el chico dormía profunda y placidamente, esperaba que pudiesen encontrar a Lucius en las próximas cuarenta y ocho horas, sino por fuerza Harry debería saber la verdad y sin duda le pondría muy mal saber que su esposo estaba desaparecido, seguramente al igual que todos sospecharía de Fudge. Todo se veía muy complicado, no sería fácil saber algo de Lucius, existían demasiadas formas muy efectivas de hacer desaparecer a un mago, ahora se daba cuenta de que habían sido muy ingenuos con respecto a Fudge, sólo esperaba que si era el Ministro quien tenía que ver con todo eso, no lastimara al rubio, seria demasiado terrible para Draco, pero sobretodo para Harry, había pasado por tanto, no merecía otra cosa que la felicidad.


&&&&&&&&&&


Para Harry aquella era una mañana más, se levantó muy animado sin duda que el descanso de la noche le había hecho de maravillas, el día anterior había estado muy deprimido, pero ahora ya estaba bien, sólo faltaban un día para el sábado, aquel día por fin diría la verdad, ya no más ocultarse, si todo iba bien tal vez sería posible que pasara los fines de semanas con Lucius. Pero eso era algo que primero debería conversar con el director, pero estaba seguro que Dumbledore entendería su necesidad de estar con su esposo.


Draco llegó a buscarlo como todos los días, se sintió algo decepcionado cuando no vio a Snape ahí, al parecer se había levantado muy temprano, se fue con Harry hacia el Gran Comedor, intentando darle ánimos sobre el asunto de la entrevista, si todo iba bien en unos días todo estaría bien y por fin podrían vivir una vida tranquila.


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Lucius despertó aquella mañana, sintiéndose extrañamente cansado, no entendía porque, sin embargo, no se preocupó demasiado, dio una mirada en rededor, otro día más de aquella vida que tanto detestaba, pero no podía hacer nada, no tenía nada más, sólo debía conformarse. Después de todo era responsable de eso, su vida tal como era ahora sólo era consecuencia de sus acciones y de la ambición con que había actuado siempre, era triste, pero ya no podía cambiarla. Aunque intentaba hacía meses aceptar todo eso, no le resultaba sencillo, pero era cuestión de tiempo, sólo habían transcurrido unos meses desde su alejamiento del mundo mágico, casi seis meses habían pasado desde que se leyera la sentencia del Wizengamot, lo habían expulsado sin apelación, sabía que era más de lo que merecía, gracias al testimonio de Harry no estaba en Azkaban, eso era algo que siempre le agradecería al chico, además de ese amor fugaz que habían vivido aquella última noche antes de la batalla y después en esa breve visita que le había hecho Harry, en aquella ocasión en que le había confesado que lo amaba, sin duda que ese sería siempre el recuerdo más bello de su vida, haber tenido el amor de Harry aunque fuese por tan breve tiempo.


Esperaba que después de esos meses transcurridos ya estuviese curado de la gran decepción que seguramente le había causado aquella carta que se había obligado a escribirle, aún le dolía haberle mentido, pero no había tenido alternativa nunca podrían estar juntos, era mejor así, quizá a esas alturas Harry ya lo había olvidado, seguramente lo había odiado al leer la carta que le había enviado con Kingsley, pero se consolaba pensando que había sido lo mejor, él jamás regresaría al mundo mágico. Otra cosa que le causaba gran dolor era el haber perdido a su hijo, Draco se había marchado a lejos a terminar sus estudios, seguro lo odiaba también por tener que pasar tantas situaciones desagradables por su causa, sin embargo esperaba que algún día lo perdonara y decidiera buscarlo.


Le costaba entender como había soportado esos primeros meses en aquella soledad total, viviendo en aquel pueblo muggle, un pueblo perdido, tan solitario que casi parecía que nadie lo habitaba, salvo por uno que otro visitante que llegaba muy de vez en cuando, ahora que contemplaba a través de la ventana, divisaba a unos pocos hombres que empujaban unos botes hacía el mar. Aunque el día era bastante frío le apetecía dar una vuelta por la playa, el ruido del mar y el agua llegando en un incesaste vaivén a la orilla le provoca algo agradable, pero también algo de nostalgia, no entendía porque nunca había vivido antes tan cerca del mar, sin embargo este le despertaba como una sensación de felicidad, como si en algún momento de su vida hubiese vivido momentos de dicha en un lugar semejante a ese, pero no, él jamás había vivido en un pueblo costero, su mansión estaba en medio de la campiña.


Su rutina era igual todos los días, llevaba meses haciendo lo mismo, no entendía como se volvía loco en esa espantosa tranquilidad, jamás había tenido tanta paz. Aquel exilio era el peor castigo que podían haberle dado, tan o más horroroso como estar prisionero en Azkaban hasta el final de sus días. Extrañaba a Kingsley, a pesar de que la relación no había sido muy extensa, su custodio había sido enviado a una misión al extranjero y no sabía si regresaría prontamente, era una pena, el Auror era la única persona con la que él podía tener contacto del mundo mágico. En realidad no la única, también estaba Fudge, el Ministro había sido bastante benévolo con él cuando había descubierto a Harry visitándolo a hurtadillas, podía haberlo acusado pero no lo había hecho, se alegraba, eso le hubiese causado grandes problemas a Harry. Aún no comprendía del todo porque Fudge lo visitaba tan a menudo y se preocupaba tanto por su bienestar, parecía que ese hombre realmente lo apreciaba, él siempre había creído que todo ese interés nacía del hecho de ser él rico, pero parecía que se había equivocado, ahora no tenía nada, había perdido su fortuna y había sido expulsado de la comunidad mágica, sin embargo Fudge lo visitaba y hacía todo lo posible porque él viviera de manera cómoda, aquel lugar era cien veces mejor que ese apartamento muggle que le habían asignado luego de su expulsión. Le debía mucho a Fudge, su vida sería sin duda mil veces más miserable sino fuera por el Ministro.


Luego de salir de la ducha fue a prepararse un poco de café, aún no entendía porque era tan torpe en esos menesteres, hacía mese que vivía solo y todavía le daba demasiado trabajo preparar un simple café, seguramente era la consecuencia de toda una vida siendo servido por elfos domésticos, ahora recién apreciaba el trabajo que hacían aquella criaturas de las que él tanto había renegado y que tanto despreciara. Decidió salir de la casa y dar una vuelta, no se encontró con nadie en su camino hacia la playa, sólo percibió la mirada curiosa y extraña de unos hombres que sacaban algo del mar, no quiso acercarse demasiado, por la forma de verle seguro que aún no se acostumbraban a su presencia allí, aunque a él tampoco le parecían demasiado familiares, era como si los viese por vez primera, eso sin duda era muy extraño.


Cuando se sintió cansado decidió regresar a la casa, cuando subía los escalones divisó a un hombre de baja estatura, sonrió complacido, no podía ser otro que Fudge, era el único que lo visitaba.


—¡Ministro! Ha venido usted muy temprano, debió esperarme adentro aquí hace mucho frío.


Fudge se veía pálido y nervioso.


—¿Qué le ocurre? Esta usted muy pálido.

—No… no se preocupe estoy… bien…

—Pues no lo parece… debe ser el frío ¿Lleva mucho tiempo esperando aquí afuera?

—No, no acabo de llegar… y usted a dónde había ido —preguntó Fudge con voz temblorosa

—Fui a dar un paseo por la playa —dijo Lucius con una sonrisa alegre


Fudge le miró visiblemente atontado, no recordaba que Lucius le hubiese sonreído jamás de forma tan sincera.


—¿Qué le ocurre esta usted muy extraño hoy? ¿Está seguro que se siente bien?

—Perfectamente Lucius, gracias por preguntar.

—Que le parece si entramos y tómanos un café, aún no lo preparo bien, no sé porque… debería tener un poco de practica después de tantos meses no cree.

—Sí claro.


Lucius abrió la puerta y entró, Fudge lo siguió, una vez dentro de la casa se dedicó a observarlo a sus anchas, no podía dejar se felicitarse a si mismo por el éxito que había tenido, había modificado los recuerdos de Lucius de forma totalmente perfecta, el rubio se veía tranquilo y feliz con esa vida que estaba seguro de estar viviendo desde hacía meses, cuando en realidad apenas unas horas atrás vivía completamente enamorado de ese mocoso Potter, ahora no lo recordaba, y si lo hacía sólo era un recuerdo de algo pasajero que no había llegado a nada, no recordaba su matrimonio ni ese hijo que esperaba el mocoso, ahora él tenía reales posibilidades de conquistar a Lucius, había tomado la decisión correcta al no dejarse llevar por la ira y matarlo, ese hombre era la razón de su vida, le había sonreído como jamás antes lo hiciera, eso ya era un gran paso, con esa soledad, no dejaría pasar mucho tiempo sin decirle otra vez a Lucius que lo amaba, pues ahora no estaba Potter en el medio, tenía grandes posibilidades de ser correspondido, Lucius aunque fuera por agradecimiento lo aceptaría al final. 

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