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Camino a la perdición por zandaleesol

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El silencio que se había provocado en la mañana con el exabrupto de Harry no se comparaba en nada con el que se producía en ese momento, hasta parecía que a todos se les había olvidado respirar, mientras miraban impactados como Draco Malfoy hacía su entrada en el Gran Comedor. Al rubio no le importaba los rostros asombrados, despreciativos o de cualquier otro tipo, sólo le fascinaba que todos reaccionaran, no importaba como, pero su presencia no le era indiferente a nadie. Caminó con la cabeza erguida y con el corazón henchido de orgullo por ser quien era, él era Draco Malfoy, jamás bajaría la cabeza ante nadie, tampoco se mostraría avergonzado de su apellido, si bien era cierto que estaba muy enojado con su padre eso era que algo que nadie sabía o casi nadie.


Mientras avanzaba entre el pasillo de las mesas de Gryffindor y Ravenclaw, retornaban los murmullos, todos giraban la cabeza e inclusive muchos se levantaban de sus asientos para tener una mejor panorámica; era la primera vez en su vida de estudiante que saboreaba el dulce placer que le brindaba el ser el centro de atención de todos los alumnos e incluso de los profesores, ni siquiera Potter podía opacar en ese momento su entrada triunfal. En medio de tan fascinante espectáculo, Draco al pasar frente al puesto de Harry que al igual que todos sus compañeros lo miraba asombrado, le dedicó una sonrisa burlona luego de darle una mirada despectiva, cosa que hizo a Harry enrojecer de golpe y prefirió volver el rostro.


Dumbledore llegaba recién a la mesa a tomar su lugar desde la sala que se encontraba tras la mesa de profesores, Draco creyó que era prudente para darle aún más realce a su llegada detenerse frente a la mesa de los profesores para saludar, el director antes de sentarse, levantó la mano para que se hiciera silencio y como todos los alumnos estaban aún expectantes al momento cesaron los murmullos.


- Señor Malfoy como ya le dije en mi despacho me complace mucho su regreso y estoy seguro que también a los profesores y alumnos de Hogwarts.

- Gracias señor –dijo Draco mostrando una encantadora sonrisa que no había tenido para el director un momento antes en el despacho de éste.


Antes de dirigirse hacia su asiento recorrió con la mirada los rostros de todos los profesores y se detuvo brevemente en el de Snape, Jefe de la casa Slytherin, una extraña sensación en el estómago lo asaltó al encontrarse con la mirada del profesor de Pociones, sin embargo Snape no se mostró ni sorprendido, ni extrañado, muchos menos feliz, sino indiferente, parecía que el que recién retornado a la escuela era un alumno cualquiera no Draco Malfoy, el chico del que estaba locamente enamorado.


Esto muy a su propio pesar logró confundir a Draco, pero antes de que esto se notara, se giró tal cual lo haría un príncipe y se dirigió hacia la mesa de la que volvería a ser su casa, Slytherin. Contrario a todo lo que esperaba fue recibido con bastante cordialidad por parte de la mayoría de sus compañeros, Pansy y Blaise sin embargo le saludaron con menos calidez que el resto, pero a Draco esto poco le importaba, la verdad era que desde hacía ya tiempo no sentía mayor aprecio por aquellos dos que le habían vuelto la espalda cuando más los necesitaba.


La cena de aquella noche fue todo un acontecimiento, todo el Gran Comedor se mostraba bastante revolucionado, la noticia de que Harry Potter ya no dormía en la torre Gryffindor y en cambio ahora lo hacia en las habitaciones privadas del profesor de Pociones, había sido el chisme del día y se había esparcido por la escuela con velocidad vertiginosa, era el tema obligado de conversación entre todas las casas, sobre todo entre los alumnos de Slytherin. Draco manteniendo más que nunca su actitud de príncipe, no se dignó a preguntar nada, pero igual puso atención en los comentarios que oía en derredor suyo, de ese modo fingiendo absoluta indiferencia se enteró de que Potter por orden del director había dejado la torre de Gryffindor y que se había instalado en las mazmorras, más específicamente en una habitación que había sido especialmente habilitada para él en el despacho de Severus Snape.


Aquella noticia si que le producía asombro al chico rubio y apenas pudo fingir indiferencia, esa situación le resultaba demasiado increíble, no le quedaba duda de que el director se había vuelto más excéntrico de lo que ya era, no dudaba de que todo lo que se decía fuese cierto, pero no entendía como Potter había aceptado algo así con lo que había odiado siempre al profesor de Pociones, tampoco entendía como éste había permitido que le impusieran la presencia de Potter si lo odiaba con toda su alma. Todo eso era algo demasiado extraño, sin duda que debería investigar el porque de esa extraña decisión del director.


Cuando termino la cena los alumnos comenzaron a dejar el Gran Comedor comentando con el mismo interés los dos acontecimientos más importantes de la jornada, el traslado de Potter a las habitaciones del profesor de Pociones a quien todo el mundo sabía que odiaba con toda su alma y el extraño regreso de Draco Malfoy. Sus compañeros de Slytherin no tardaron en concluir que había regresado porque no tenía donde ir ya que había perdido la fortuna de su familia y la mansión.


Draco no se preocupó demasiado de los comentarios de sus compañeros de casa, no había esperado nada diferente, la mayoría de los Slytherin era hijos de familia de sangre pura, a lo menos los que en el pasado formaban su circulo más íntimo, había unos cuanto mestizos pero eran los menos; no importaba que su padre hubiese caído en desgracia ante la comunidad mágica, él seguía siendo un sangre pura, era el más bello de Hogwarts y más temprano que tarde volvería a conquistar el puesto de “príncipe de Slytherin”.


Harry dejó el Gran Comedor sin dejar de comentar el regreso de Draco a la escuela con Ron y Hermione.


- No sé Harry se me hace demasiado extraño el regreso de Malfoy… no era que no quería saber nada de Hogwarts –Comentó Ron

- A mí también me extraña –dijo Hermione

- La verdad a mí no… lo encuentro bastante lógico… piénselo, perdió la mansión y la fortuna de su familia, ¿qué más podía hacer que no fuera regresar aquí? –dijo Harry

- Eso es cierto, pero no crees que es extraño que volviera justo ahora, luego de enterarse de lo tuyo con su padre –dijo Hermione

- Bueno quizá por esa misma razón regresó… ahora que esta enojado con Lucius… estará más solo que antes –dijo Harry

- Pues la verdad a mí no me gustó nada la forma en que te miró… me dio la impresión que se burlaba de ti –dijo Ron

- Es el estilo de Malfoy… siempre fue así, o es que ya lo olvidaron, no porque sepa que ahora su padre me ama iba a cambiar su forma de ser –razonó Harry

- A mi me parece que a pesar de haber perdido todo… inclusive sus privilegios sigue siendo el mismo idiota arrogante de siempre –dijo Hermione

- Harry quizá sólo regresó para causarte problemas, creo que deberías estar preparado –dijo Ron –tú mismo dijiste que no se puso nada contento con la noticia de que su padre y tú… ya sabes a que me refiero.

- Es cierto… en todo caso no tengo la intención de pelear con él… si lo hago podría agravarse la situación entre él y Lucius –dijo Harry

- Ay Harry eres tan ingenuo… siempre ha sido él quien busca los problemas contigo –dijo Ron moviendo la cabeza negativamente

- Es cierto –terció Hermione –tendremos que tener cuidado seguro que está furioso y te buscará para pelear

- Pues deberé evitarlo todo lo que me sea posible, no puedo tener enfrentamientos con nadie –dijo Harry con cierto temor en la voz

- No te preocupes… nosotros no dejaremos que se meta contigo, estaremos cuidándote siempre –dijo Ron

- Así será… de ser necesario te escoltaremos por todos los lugares inclusive a tu habitación de las mazmorras.

- Gracias chicos junto a ustedes mucho más seguro y protegido.

- Quizá deberíamos empezar ahora mismo –dijo Ron


Pero en aquel instante salía Snape del Gran Comedor.


- Potter ¿bajará a las mazmorras ahora?

- Eh sí señor… ya me estaba despidiendo… los veo mañana en el desayuno de acuerdo.

- Esta bien Harry no te preocupes por nada, todo estará bien –dijo Hermione besando la mejilla de Harry

- Adiós compañero nos vemos mañana –dijo Ron dándole un abrazo


Luego de esto subieron la escalera que llevaba a la torre de Gryffindor y Harry se fue con Snape. Al llegar al despacho Harry pensó en no importunar al profesor e hizo ademán de retirarse enseguida a su habitación, pero Snape lo retuvo haciendo una pregunta.


- ¿Potter le sorprendió el regreso del señor Malfoy?

- Eh… bueno sí profesor, pero creo que entiendo su regreso.

- Ah sí… ¿y cuál cree usted que haya sido ese motivo?

- Pues supongo que su enojo con Lucius influyó… antes de eso no quería saber nada de Hogwarts.

- ¿Será que se siente responsable de eso? –preguntó Snape

- Sí… lo soy –dijo Harry

- Le aconsejo que no le de importancia Potter… al señor Malfoy no le quedará más remedio que habituarse a la situación.

- Sí yo lo sé… pero me da pena por Lucius le afectó muchísimo el enojo de Draco –dijo Harry

- Me lo puedo imaginar, pero el señor Malfoy siempre fue un muchacho mimado muy acostumbrado a manipular a las personas…


Harry miró con asombro a Snape jamás creyó que alguna vez en su vida escucharía al profesor que más estimada a Draco hablar de esa forma.


- Creo que las cosas no han sido fáciles para él…

- Al señor Malfoy le hace falta madurar un poco y dejar su egoísmo de lado, comprender que él no es mejor ni más importante que otras personas.

A Harry le pareció notar un dejo de resentimiento en la voz del profesor y esto le causó gran curiosidad.


- Pareciera que usted ya no siente el mismo aprecio por él –dijo Harry

- Todo lo contrario Potter… pero eso ni significa que niegue lo que es evidente, el señor Malfoy siente más aprecio por sí mismo que por cualquier otro ser humano.

- Jamás imaginé que usted diría eso profesor.

- Pues ya ve Potter… todos cambiamos… usted cambió, Lucius, yo mismo he cambiado… quizá algún día en el futuro Draco también lo haga –dijo Severus nombrado a Draco por primera vez por su nombre cosa que no pasó inadvertido para Harry.


Luego de un breve silencio Snape habló nuevamente.


- No olvidé tomar su baño Potter… creo que este día ha sido algo tenso para usted y necesita relajarse… recuerde que todo lo que usted sienta afecta a su bebé, yo terminaré de revisar algunas redacciones y luego daré mi ronda.

- Sí gracias profesor –dijo Harry entrando a su nueva habitación dejó su mochila a un lado y se tendió en la cama un instante para meditar las palabras de Snape con respecto a Draco, creía notar un cierto resentimiento de parte del profesor hacia el chico que fuera su alumno favorito y eso le parecía muy extraño, porque seguía afirmando que sentía el mismo aprecio que antes por su alumno, pero las palabras recién pronunciadas sonaban como si ese chico le hubiese causado una gran decepción o quizá una gran pena.


&&&&&&&&&&


Apenas creía que estaba en su habitación de antes, la misma de la que había gozado en la época de mayor esplendor de la familia Malfoy, este hecho el alegraba mucho, se había preparado para tener que compartir habitación con algún Slytherin de baja clase, pobre, como lo era él ahora, pero no, la suerte le sonreía a pesar de todo seguía conservando la mejor habitación de todas, aunque no dejó de preguntarse si aquello sería debido a que ninguno de sus compañeros deseaban compartir habitación con el hijo de un Mortífago, de un mago expulsado de la comunidad mágica, era posible, pero ya se había hecho el propósito de que tales cosas no le afectaran.


Draco sentía una gran satisfacción, su vida comenzaba a mejorar, aún estaba alucinado por lo que había provocado su entrada al Gran Comedor, aquello había sido más espectacular que en los tiempos de mayor poderío de su padre, tenía el presentimiento de que ahora él brillaría por sí mismo, no por ser el hijo de Lucius Malfoy, su padre ya no era un hombre influyente, no existía para la comunidad mágica, pero él estaba ahí, él sí existía y seguía siendo Draco Malfoy, el más deseado y sacaría partido de esa situación. Dio una vuelta por su habitación, sintiendo satisfacción de conservar aquel lugar, aunque le parecía extraño que nadie hubiese solicitado la habitación y más extraño le parecía que Dumbledore no se la asignara a otro alumno, sería que el director sabía que tarde o temprano él querría regresar.


Se recostó en la cama, una sonrisa espontánea asomó a sus labios al recordar el rostro de Potter al verle, no cabía duda que se había llevado una gran sorpresa, ”el héroe” seguramente jamás imaginó lo vería regresar, aún no estaba seguro de la actitud que tomaría con el Gryffindor, pero sí deseaba hablarle, quería escuchar de los labios de Potter que era cierto que estaba enamorado de su padre, cosa que aún le costaba creer. Estaba pensando en ello cuando de pronto escuchó unos golpes en la puerta, era extraño, podía ser que recibiría la cordial bienvenida de sus buenos amigos, se levantó y abrió la puerta, ahí frente a él después de bastante tiempo estaba Blaise Zabini.


- ¡Vaya!... ¿A qué debo el honor? –dijo Draco arqueando elegantemente una ceja

- ¿Quería saber cómo estás? –dijo Blaise

- ¿De verdad?... muy que amable de tu parte, pero no creo que debas estar aquí, alguien podría verte hablando conmigo… recuerda que soy el hijo de un Mortífago exiliado…

- Draco… realmente lo siento.

- ¿Qué es lo que sientes Blaise? ¿Qué yo regresara?... no tienes nada de que preocuparte no tengo ni la más mínima intención de acercarme a ti… no me gustaría estropear tu reputación.

- Draco te repito que lamento mi comportamiento… la situación fue muy difícil para todos…

- No creo que para ti fuera difícil, tu familia simpatizaba con la causa del Señor Tenebroso, pero supieron mantenerse a resguardo.

- Draco yo sólo vine aquí para ofrecerte mi apoyo.

- No te molestes, de ti no necesito nada… cuando mi padre fue expulsado me demostraste claramente que no eras mi amigo… no te necesité antes y no te necesito ahora.


Blaise estaba conciente de que no había sido un buen amigo, se había alejado de Draco por el temor que inspiró en todos los juicios a los Mortífagos y las desastrosas consecuencias para las familias de estos, era cierto que no había querido relacionarse con el lado de los perdedores, se alejó de la habitación de Draco luego de que éste le diera con la puerta en la cara. El conocía mejor que nadie el orgullo sin límites de Draco y estaba seguro que su regreso a la escuela no era una simple casualidad, había un motivo para ello, una razón demasiado poderosa había hecho que el orgulloso Draco Malfoy diera su brazo a torcer y regresara a pesar de saberse despreciado por muchos.


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Ahora se encontraba solo y de regreso en el apartamento, Lucius recostado en la cama pensaba en su situación y en la de Harry, por la mañana había leído la carta que había enviado Dumbledore a través de Kingsley donde le explicaba que por recomendación del Medimago había sacado a Harry de la torre de Gryffindor y que ahora el chico ocupaba una habitación en el despacho del profesor de Pociones. Una gran desazón lo invadió al leer esto, a pesar de comprender que era por el bien de Harry así lo había juzgado Dumbledore y él no dudaba, porque sabía que el director siempre había buscado el bien de su alumno favorito.


Durante el día no había tenido mucha oportunidad de pensar en el asunto, Kingsley lo había llevado a dar un paseo por el Londres muggle, para que se habituara a estar cerca de aquellas personas con las que tendría que convivir durante todo lo que le quedara de vida. Aquella idea lo llenaba de pesadumbre, pero no porque reviviera en él parte de su antiguo odio, sino porque aquello le indicaba que si Harry quería estar a su lado debería sacrificar su vida en el mundo mágico y renunciar a ella, reconocía que eso no era justo para el chico. No podía evitar deprimirse al pensar en ello, las cosas habían sucedido de tal forma que Harry no tuvo opción de elegir, estaba pasando por toda esa situación porque circunstancia ajenas a su deseo le habían llevado a eso. A pesar de lo mucho que lo atormentaban estos pensamientos, sabía que no podía hacer nada, sólo esperar a que Harry tuviera a su bebé, después de que eso ocurriera debería plantearle seriamente a Harry la opción de que se quedara con él o seguir siendo parte del mundo mágico, la elección para el chico de ojos esmeraldas no sería fácil, pero era una resolución que debería tomar dentro de poco tiempo, no podían vivir eternamente de esa forma, viéndose a escondidas y ponerse en peligro de ser descubiertos en cualquier momento.


Una ayuda muy importante para su espíritu era saber que Draco había regresado a la escuela, conocía a su hijo y presentía que el enojo del chico duraría bastante tiempo, debería esperar con paciencia a que finalmente aceptara la situación, pero confiaba en que terminaría por comprender, aunque fuera reacio a mostrarlo Draco tenía buen corazón, había nobleza en el chico a pesar de que hacía todo lo posible por ocultarlo bajo aquella apariencia arrogante, pero por sobretodos las cosas sabía que su hijo lo amaba, no tenía dudas al respecto y tarde o temprano aquel sentimiento triunfaría sobre los demás. 

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