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Camino a la perdición por zandaleesol

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Las noticias del mundo mágico se extendían con velocidad vertiginosa, aquella mañana Cornelius Fudge mientras se encaminaba a su despacho había oído a unos funcionarios comentar sobre la familia Malfoy. En el ascensor también escuchó conversaciones al respecto, el hijo de Lucius había abandonado la mansión que por tantas generaciones había pertenecido a su familia y ahora estaba de regreso en Hogwarts. Aquello le pareció extraño a Fudge porque apenas unos días atrás se había encontrado al muchacho en el departamento de Lucius y su furia con todo lo que se relacionaba con el mundo mágico era más que evidente y sin embargo, si lo que decían era cierto eso significaba que Lucius estaba solo y continuaría de esa forma por bastante tiempo, por lo menos hasta que su hijo terminara ese último curso.


Fudge sabía que no había ninguna excusa que justificara una visita suya al rubio, pero su necesidad de verlo era tan apremiante que daba vueltas por su despacho intentando idear algo que le diera la oportunidad de verlo otra vez. No comprendía porque últimamente sentía esa urgente necesidad de tenerlo cerca, esa pasión que siempre había ocultado ahora se adueñaba de sus sentidos y lo enloquecía. Siempre había tenido fuerzas para resistirse al imperio de tales sentimientos pero ahora era casi imposible, quizá antes le era más fácil porque sabía que ese sentimiento no tenía ninguna posibilidad de ser correspondido, aunque ahora tampoco las tenía, sabía que Lucius jamás llegaría a sentir algo por él, sin embargo el saber que el rubio era un hombre sin escrúpulos y ambicioso le hacia anidar en su corazón una pequeñísima esperanza, lo más probable era que Lucius no lo considerara lo suficientemente atractivo, pero podía ser que sus deseos de salir de aquella miseria en la que se hallaba inmerso y la remota promesa de regresar al ceno de la comunidad mágica podían atraerlo hacia él.


Aquellos delirios apasionados no habían sido más que eso en la cabeza de Fudge, pero ahora al enterarse de que Lucius no viviría con su hijo porque éste finalmente había regresado a la escuela, hizo pensar a Fudge que quizá la soledad de Lucius le daría a él la oportunidad de tenerlo finalmente como siempre había deseado y hacer realidad todos los sueños que siempre había tenido con el rubio.


Habían pasado varios días desde la última vez que había visto a Lucius, la excusa había sido informarle que podría ver a su hijo, pero ahora no sabía con que justificar una visita, sin embargo debía reconocer que su pasión por ese hombre se acrecentaba cada día. Estuvo toda esa mañana engañando su impaciencia, yendo de un lugar a otro, pero en cada cosa que hacía se le presentaba la imagen de Lucius y no podía evitar imaginarse que estaría haciendo en aquel instante.


Ya entrada la tarde encontró una excusa relativamente razonable para hacerle una visita a ese hombre que tenía completamente invadido sus pensamientos, saber por qué su hijo había decidido tan repentinamente regresar a Hogwarts, cuando sólo unos días atrás estaba decidido a no saber nada más del mundo mágico, quizá no fuera algo tan importante, pero era algo razonable según el parecer de Fudge que el Ministerio quisiera estar al tanto de todos los acontecimientos de la comunidad mágica, los grandes y también los pequeños.

No lo pensó más y salió del Ministerio y se apareció en la calle muggle donde estaba el apartamento de Lucius, esperaba no encontrar ahí a Kingsley, el Auror no podía sospechar de los sentimientos que él tenía por Lucius. Con bastante nerviosismo cruzó la calle, después de respirar hondo y dejando pasar unos segundos para calmar sus nervios golpeó la puerta y esperó dando mirada a un lado y a otro como si temiera que alguien le viera en ese lugar.


La puerta tardó en abrirse, un cerrojo descorriéndose le hizo sentirse más nervioso aún, esperaba encontrar el valor para decir lo que se había propuesto al salir del Ministerio. Lucius que esperaba encontrarse con el rostro de Kingsley porque era al único que veía regularmente, quedó visiblemente sorprendido de tener frente a él a Cornelius Fudge otra vez.


- ¡Ministro!... ¿usted por aquí? –dijo Lucius visiblemente sorprendido

- Buenas tardes… Lucius –respondió el hombre disimulando apenas algo de nerviosismo

- Por favor… pase –dijo el rubio apartándose


Fudge entró al mismo tiempo que se quitaba el sombrero, volvió a mirar en derredor con cierto nerviosismo mientras Lucius cerraba la puerta muy extrañado de que Fudge lo visitara otra vez, no negaba que esas apariciones repentinas del Ministro lo ponían algo nervioso, le asaltaba la idea de que el hombre en cualquier momento le diría que estaba enterado de que se veía a escondidas con Harry Potter.


- Es una gran sorpresa su visita señor –dijo Lucius tratando de permanecer frío a la espera de lo que el otro dijese

- Eh… sí… bueno… imagino que le sorprende –dijo Fudge mientras buscaba en su cabeza las palabras coherentes con las que explicar esa visita

- ¿Ocurre algo malo? –preguntó Lucius notando la confusión del Ministro

- No… no nada malo… es sólo que me enteré de lo que sucedió con su hijo.


Lucius se quedó de piedra, no estaba seguro a que se refería el Ministro con eso, sería posible que supiera del enojo de su hijo, pero eso era imposible como podía haberse enterado de algo así.


- No entiendo a qué se refiere señor…

- Supe que su hijo regresó a Hogwarts… le confieso que me extrañó mucho ya que la última vez que lo encontré aquí se veía realmente molesto con todo lo que se relaciona con la comunidad mágica.

- Ah… entiendo… ¿Y cómo se enteró?

- Escuché los comentarios entre los empleados del Ministerio.

- ¿De verdad? –preguntó Lucius con asombro –no imaginé que la comunidad mágica estuviera tan interesada en lo que hace mi hijo

- Bueno Lucius… usted ha sido un hombre que despierta interés en las personas, eso no podemos negarlo –dijo Fudge con algo de embarazo

- Sí… supongo que así es… ¿Y usted vino hasta aquí para confirmar ese rumor?

- Bueno sí… quería saber cómo se encuentra usted Lucius… supongo que el regreso de su hijo a la escuela le ha causado cierto pesar.

- No… de ninguna manera… todo lo contrario, nunca estuve de acuerdo con que mi hijo dejara a medias su educación, creo que Draco tomó la mejor decisión al regresar… en la escuela estará bien, mucho mejor de lo que estaría conmigo… como ya habrá notado no estoy en condiciones muy placenteras –dijo Lucius con un dejo de ironía en la voz

- Lo sé Lucius… y créame que lo lamento.

- ¿Usted lo lamenta?... no veo porque… si por usted fuera yo estaría volviéndome loco en Azkabán.

- Lucius ya le dije antes… que yo… sólo cumplía con mi trabajo… no crea que me agrada verlo en estas condiciones.

- Intentaré creer en sus palabras señor…

- Lucius… yo siempre sentí un aprecio verdadero por usted… yo sabía que usted sólo se acercaba a mí por interés…

- ¿Y si lo sabía por que nunca manifestó ninguna molestia señor Ministro?... ¿Sería porque estaba muy interesado en mis generosas donaciones que hacían crecer tanto las arcas del Ministerio?

- Se equivoca… yo nunca estuve interesado en su oro Lucius…

- Señor la verdad no entiendo por qué estamos hablando ahora este asunto… todo eso ya es pasado… yo ya no tengo nada que a usted pueda interesarle… lo perdí todo.


Fudge bajó la vista al suelo mientras intentaba controlar su nerviosismo que se acrecentaba a cada minuto.


- Lucius se lo repito a mí nunca me interesó su fortuna… era usted quien me interesaba por eso siempre me empeñé en cumplir con todo lo que usted me pedía… lo hice por usted, sólo por usted… jamás por su oro –dijo Fudge con tono confuso mientras sus mejillas se encendían más y más.


Lucius miró asombrado el rostro sonrojado del Ministro no estaba muy seguro de comprender lo que estaba queriendo decirle Fudge.


- ¿Lo hacía por mí? –preguntó Lucius con extrañeza –jamás imaginé que sintiera tanto aprecio por mí señor.

- Lucius yo… yo sentía mucho más que aprecio por usted… yo… yo lo amaba y aún… aún lo amo.


Pocas cosas lograban descolocar a Lucius, en su calidad de Mortífago bien instruido casi nada lo ponía nervioso, pero al escuchar la confesión medio avergonzada y también apasionada de Fudge sin duda que lo superó, debió sentarse porque estaba seguro que caería desmayado en cualquier momento. Los rodeó un embarazoso silencio, mientras Fudge luchaba por controlar sus emociones, Lucius comenzó a recordar hechos pasados, detalles que quizá de haber prestado más atención le hubiesen revelado el verdadero sentir de Fudge.


De pronto recordó la visita que le hiciera el Ministro al día siguiente de su encuentro con Harry en aquel mismo lugar donde se habían confesado que se amaban. Fudge se había enterado de esa visita, lo había estado espiando, inclusive en aquella ocasión insistió en afirmar que Harry estaba enamorado de él y, él tuvo el buen tino de negarlo rotundamente, recién comprendió el porque de ese interés en que él se mantuviera alejado de Harry. Parecía que las cosas no mejorarían para él, todo lo contrario esto era un nuevo problema para su vida que ya estaba bastante complicada.


- ¿Por qué me hace esta confesión ahora?... no lo comprendo –dijo finalmente Lucius

- Porque yo estoy dispuesto a hacer todo lo que este a mi alcance para que usted regrese al mundo mágico –dijo Fudge con determinación en la mirada

- El tribunal del Wizengamot me condenó… si yo fuera inocente y me hubiesen acusado injustamente… quizá albergaría esperanza de apelar esa sentencia… pero soy culpable de todo lo que me acusaron… usted fue uno de los que puso más empeño en alojarme en Azkabán –dijo Lucius secamente
- Lo lamento Lucius… yo no sabía lo que estaba haciendo… creí que estando usted lejos… encerrado… yo… sería libre de este sentimiento que…

- ¿Realmente confía tanto en su poder? –dijo Lucius sin darle tiempo a Fudge de acabar su frase - ¿Cree que puede conseguir mi restitución en la comunidad mágica?

- Estoy seguro que encontraría apoyo en las personas apropiadas, muchos me deben favores importantes… Dumbledore como jefe de Magos de Wizengamot estaba empeñado en su absolución… ese chico Potter… habló en su favor… si además recurro a ellos sé que podría lograrlo –dijo Fudge con tono convencido


Lucius se quedó pensativo un instante no le cabía ninguna duda de que Fudge había perdido el juicio por completo pero quizá la idea no fuera tan imposible de realizar, sin embargo, estaba seguro que Fudge exigiría algo a cambio y no era difícil adivinar cual sería el pedido del Ministro.


- Si todo eso que usted plantea… y esto es sólo una suposición, pudiera realizarse, si yo lograra ser absuelto y volver a vivir entre magos… ¿cuál es el precio que debería pagar por eso?

- Que usted fuera mío Lucius…

- ¿Suyo?... ¿Y en calidad de qué?... amante… esposo…

- Lucius si pudiera casarme con usted lo haría se lo juro, pero me temo que eso no sería bien visto en la comunidad…

- Ah… creo que ya entiendo… yo sólo podría aspirar a ser su amante… si aceptara su proposición deberá ser una relación oculta.

- Lucius yo sé que usted se unió al Innombrable porque deseaba poder… yo le ofrezco ese poder, a mi lado tendrá todo lo que usted quiera…

- Bueno debo confesar que me bastaría con recuperar mi puesto en la comunidad mágica y no tener que vivir como un marginado en esta decadencia –dijo Lucius poniéndose de pie para mirar por la ventana

- ¿Y si yo logro que usted sea absuelto y regrese… usted estaría dispuesto a ser mío?

- Creo que usted ya conoce la respuesta a esa pregunta señor Ministro… sí estaría dispuesto a ser suyo… confieso que siempre me ha seducido el poder… usted lo sabe por eso me ha hecho esta proposición –dijo Lucius


El rostro de Fudge se ruborizó aún más a causa de la emoción que hacía latir su corazón, jamás imaginó que Lucius aceptaría su propuesta con tanta rapidez, creyó que tardaría más en convencerlo, que se mostraría más reticente, pero no, todo lo contrario, sin duda eso se debía a que esa vida miserable junto a los muggles lo estaba enloqueciendo.


- Lucius… a partir de este momento buscaré la forma de que su caso sea revisado otra vez… haré lo necesario… confié en mí.

- Confió señor Ministro sé que usted es un hombre inteligente y capaz… que sabe lograr todo lo que se propone –dijo Lucius con una sonrisa seductora que acabó por convencer a Fudge de que su suerte con Lucius estaba hecha.


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Draco luego del desayuno en el Gran Comedor, finalmente decidió ir hasta el despacho de Snape para pedir su horario, el día anterior no había tenido el valor de salir de su habitación prefirió darle tiempo al profesor de Pociones para que su enojo menguara un poco. Había pasado todo el día pensando en su proceder y reconocía que no había sido digno hacer lo que él había hecho, después de pensarlo una y mil veces aceptó que Snape había tenido toda la razón del mundo en enojarse tanto con él, por mucho que odiara a Potter no había sido correcto atacarlo por la espalda, después de todo el ”héroe” había protegido a su padre del Avada del Señor Tenebroso y luego lo había librado de la locura de Azkabán.


Tocó la puerta del despacho con gran suavidad, dentro escuchó la voz de Snape que le autorizaba a entrar, empujó la puerta y dio una rápida mirada para ver si Potter aún estaba por ahí, no lo había visto en el comedor durante el desayuno, se quedó parado en el umbral sin atreverse a entrar, Snape le miró seriamente desde su escritorio mientras recogía unos libros del mismo.


- Señor Malfoy… ¿Necesita alguna cosa? –preguntó el profesor con tono neutro


Draco no comprendía muy bien porque le dolía más ese tono indiferente que el tono enojado de su profesor del día anterior.


- Eh… bueno yo… necesito un horario de las clases…


Snape sin mirarlo abrió unas de las gavetas de su escritorio.


- ¿Por qué no pidió uno a algún compañero?


Draco iba a responder cuando vio a Harry salir de la habitación contigua cargando su mochila, el chico de ojos esmeraldas se quedó paralizado al verlo, en cambio Draco volvió enseguida el rostro con un gesto de desagrado que no podía disimular.


- Aquí tiene –dijo Snape extendiéndole el horario -¿necesita algo más?

- No nada más –dijo Draco tomando el pergamino enrollado y sin siquiera dar las gracias se giró de inmediato para salir.


Harry decidió no darle importancia a la presencia de Draco, pero no dejó de darse cuenta que el profesor había mirado con cierta tristeza al chico cuando éste se había girado para salir del despacho.


- Potter está retrasado para su clase con la profesora McGonagall.

- Eh sí… ya me voy.

- Potter no olvidé que a las tres debe estar aquí… vendrá el Medimago a verlo –le recordó Snape

- Ah sí… gracias profesor.


Draco sentía más curiosidad de la que creía posible, al salir del despacho no cerró la puerta de inmediato se mantuvo un breve instante oyendo lo que Snape y Potter hablaban, por lo que había oído la relación era bastante normal, la que se esperaría de cualquier alumno con su profesor, sin embargo su curiosidad había aumentado al oír a Snape decirle a Potter que vendría el Medimago a verlo, eso sí le pareció muy extraño, sería que Potter estaba enfermo y por eso lo habían trasladado de la torre de Gryffindor a la habitación del profesor de Pociones. Muchas preguntas surgían en la cabeza de Draco, sabría su padre eso, si Potter estaba enfermo tendría algo que ver la posesión que había hecho el Señor Tenebroso aquel día de la batalla final.


Se alejó rápidamente antes de ser descubierto escuchando a hurtadillas, Harry al salir se extrañó de que la puerta estuviera abierta, pero comprendió cuando vio a Draco doblar rápidamente por la esquina del pasillo, se quedó pensativo un momento y luego sonrió, tenía el presentimiento de que las cosas entre Draco y él mejorarían.


&&&&&&&&&&


Lucius esperaba ansioso la llegada de Kingsley pronto oscurecería, todo el día había estado dándole vueltas a lo que le había propuesto Fudge, desde el primer instante había visto en aquella proposición la posibilidad de volver a estar con Harry, era un riesgo muy grande fingir que aceptaba la propuesta de Fudge, pero no veía otro modo de recuperar la posición que había tenido y por último no importaba sino recuperaba la fortuna y su mansión, con sólo que le permitieran el regreso al mundo mágico ya era suficiente.


Pero antes de tomar una decisión debía hablar con Harry, fingir que aceptaba las condiciones del Ministro era un riesgo, puesto que si el hombre cumplía con lo ofrecido y él luego no respondía a los requerimientos de Fudge, mentir deliberadamente podía resultar un juego muy peligroso por eso necesitaba primero hablarlo con Harry, si el chico se oponía simplemente debería olvidarlo no haría nada de espaldas a él.


Esperó con más impaciencia que nunca la llegada de Kingsley quien se encargaba de proveerlo lo necesario para su sustento, además de ayudarle a mantener aquel sitio razonablemente decente. Pero ahora lo necesitaba para algo más urgente, necesitaba ver a Harry cuanto antes, aunque no había programado ningún encuentro con el chico en Hogsmeade, estaba seguro que no podría esperar para verlo. Contó las horas hasta que vio caer la noche, finalmente Kingsley llegó con las provisiones, pero para Lucius era lo menos importante en ese momento.


De inmediato el expuso su urgente necesidad de ver a Harry esa misma noche, Kingsley no le creía prudente no se había puesto de acuerdo con el dueño de la taberna.


- Kingsley necesito encontrarme con Harry en el bosque prohibido esta misma noche.

- ¿En el bosque?... pero qué sucede…

- Te juro que es importante… necesito hablar con Harry por favor.

- Esta bien… iré ahora mismo a Hogwarts para hablar con Dumbledore, no creo que se oponga a que veas a Harry, pero es necesario avisarle para que tome precauciones.


Kingsley comprendió el apremio de Lucius y de inmediato salió al callejón que ya estaba oscuro y desapareció.


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Harry se encontraba sentado en el sofá leyendo un libro que le había prestado la enfermera de la escuela donde se hablaba de la fertilidad masculina, quería instruirse sobre el tema al máximo. Snape sentado en su escritorio leía un libro pero sólo en apariencia porque la verdad lo único que hacía era pensar en Draco. De pronto la tranquilidad de la estancia fue interrumpida por unos golpes a la puerta y antes de que Snape respondiera esta ya se abría dando paso al director.


- Profesor Dumbledore… que sorpresa que nos visite –dijo Snape

- Buenas noches Severus… Harry que bueno que estás en pie… temí que ya estuvieras dormido

- No claro que no profesor aún es temprano… pero que ocurre deseaba hablar conmigo.

- Bueno Harry en realidad el que necesita hablar contigo es Lucius


Harry sólo al oír el nombre se puso de pie de un salto.


- Ocurre algo malo… le pasó algo a Lucius –preguntó Harry con voz temerosa

- No… nada de eso… cálmate Harry, Lucius está perfectamente es sólo que necesita hablar contigo de algo importante.

- ¿Debo llevar a Potter a Hogsmeade profesor? –preguntó Snape

- No Severus no será necesario… Lucius se aparecerá dentro de media hora en el bosque prohibido

- ¿Por qué ahí? –preguntó Harry nervioso

- Según me dijo Kingsley que era más seguro.

- ¿Qué pasará? –preguntó Harry

- No creo que sea nada malo Harry… de ser así estoy seguro que se lo hubiese dicho a Kingsley.

- Esta bien… iré por mi abrigo –dijo Harry

- Harry lleva tu capa de invisibilidad por si acaso –dijo Dumbledore

- Esta bien profesor.


Harry fue a la habitación y buscó su capa, la puso en el bolsillo del abrigo.


- Estoy listo profesor –dijo saliendo del cuarto contiguo

- Póngase el abrigo aquí dentro Potter… el pasillo debe estar frío.


Dumbledore sólo se limitó a sonreír afectuosamente, le agradaba ver como el profesor de Pociones se preocupaba por el bienestar de Harry


- Si no te molesta Severus… yo esperaré aquí hasta que regresen.

- No hay problema profesor.

- Buena suerte Harry.

- Gracias señor.


Harry salió al frío pasillo con Snape, llevaba la capa en el bolsillo aún. Cuando estaban por alcanzar la escalera que llevaba al vestíbulo le indicó a Harry que mejor se cubriera por si andaba algún alumno fuera, era poco probable pero no estaba demás la precaución. Draco que había estado en la biblioteca toda la tarde y recién regresaba a las mazmorras vio a Snape salir a los jardines, era extraño que saliera a esa hora, pero su curiosidad aumentó cuando vio unos zapatos negros que caminaban junto a Snape, al momento comprendió que se trataba de Potter oculto bajo su famosa capa, pero era extraño porque salía así ocultó y en compañía de Snape, otra vez le aguijoneó la curiosidad y decidió seguirlos.


La noche estaba bastante fría, los vio bajar hacia los terrenos que se acercaban al bosque prohibido, más extrañeza el causó eso, manteniendo un prudente distancia los siguió, hechizó sus zapatos para que no emitieran ruido alguno, estaba nervioso y a la vez ansioso por fin descubriría que estaba sucediendo entre Snape y Potter. 

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