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Camino a la perdición por zandaleesol

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Finalmente había caído la noche y existía una sola cosa que a Harry le preocupaba, dónde pasaría su primera noche de casados con Lucius, se moría de ganas de peguntarle pero le daba algo de vergüenza; esperaba que no fue en aquel cuarto improvisado de la taberna ”Cabeza de Puerco” aunque había vivido momentos muy agradables en ese sitio con Lucius, principalmente no quería testigos, no esa noche, todos sabrían que sucedería y eso no le resultaba demasiado emocionante, deseaba que esa noche fuera especial podría estar con Lucius por algunas horas sin tener que pensar en su regreso precipitado a la escuela.


Lucius por su parte estaba tremendamente agradecido por la ceremonia y la fiesta, todo había resultado de maravilla, la comida y bebida todo había sido preparado por los elfos de Hogwarts y había sido Dobby quien se había ofrecido para servir a los invitados en la boda de Harry y como la cantidad de personas era reducido no resultó ningún problema. Pero eso sí Dobby no asimilaba del todo el que Harry se casara con el que fuera su antiguo amo y con mucha timidez en un par de ocasiones le ofreció a Lucius algo de beber, cosa que en todas esas ocasiones el hombre aceptó y le dio las gracias con aire distraído situación que impactó profundamente a Dobby.


Ginny y Hermione se sintieron como unas verdaderas reinas en la boda de Harry y eso se debía a las atenciones de Draco, jamás imaginaron que el chico rubio pudiera ser tan galante. Ginny estaba fascinada, siempre había detestado a Draco, pero todo en él ahora era diferente, no dejó de halagarla ni un instante y ella lo disfrutó a pesar de la cara de molestia que ponía Ron; ella sabía al igual que todos en la escuela que Draco prefería a los chicos y varias veces le dirigió bromas a su hermano diciéndole que estaba celoso y que se moría de ganas de que el rubio fuera galante también con él, Ron a pesar de saber que tales palabras sólo eran una broma de su hermana igual se molestaba antes semejantes insinuaciones.


A pesar de que la boda había sido muy sencilla se había sentido muy a gusto, pero el momento hubiese sido para él perfecto sino hubiese visto a Hermione tan emocionada junto a Remus Lupin. Mientras más la observaba más se convencía de que ella sentía algo por el ex profesor, pero no se atrevía a apostar si era correspondida en aquellos sentimientos, los había visto bailar y conversar alegremente, pero eso no era una prueba concluyente. Sin embargo en caso de que existiera atracción entre ellos, sabía que no dejaría de lamentarlo por él mismo, siempre había sido muy lento para comprender las cosas, en cierto modo sentía que Remus había sido más hábil, todo parecía indicar que por los menos comprendía que Hermione tenía sentimientos por él. En ese momento Ron experimentaba la misma sensación que había vivido hacía años, cuando en el baile de Navidad del cuarto curso demasiado tarde había comprendido que Hermione no sólo era su amiga sino una linda chica que bien podía haber sido su compañera de baile.


En ese mismo baile había comprendido que “otro” había sabido apreciar lo que él no pudo en aquel momento, ahora tenía la misma sensación, sentía que había descubierto tardíamente que amaba a su amiga, otro, un hombre con el que estaba seguro de no poder competir parecía que se le había adelantado, Remus era atractivo, inteligente, sabía decir lo apropiado en el momento apropiado. A pesar de su desilusión hizo un esfuerzo por mostrarse feliz, no quería estropearle a su amigo aquel día único, en ese momento lo único que importaba era que Harry había hecho realidad su sueño y era dichoso.


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La especialidad de Draco era saber ser amable cuando se lo proponía y se había propuesto serlo con Ginny, no porque estuviese de algún modo interesado en ella, era muy difícil que a esas alturas cambiara sus inclinaciones, y era eso precisamente lo que le había hecho más agradable estar cerca de la chica, podía ser gentil, divertirse en compañía de ella y no sentirse comprometido de ningún modo puesto que ella no vería en sus atenciones otra cosa que muestras de amistad. No hubiese sido del mismo modo si dichas atenciones y simpatías fueran dirigidas a un chico, además el único chico de su edad en la fiesta era Ron y, Draco prefería no mostrarse muy amable y efusivo porque podía ser mal interpretado por el pelirrojo. Además de todo lo anterior estaba presente el profesor Snape y Draco percibía las discretas miradas del hombre que estaba atento a cada uno de sus movimientos.


A pesar de que se encontraba algo dolido por la conversación que habían sostenido después de la partida de Harry, no quería dejarse llevar por el resentimiento y hacer cosas que luego empeoraran su situación con el profesor. Estaba dispuesto a aceptar el rechazo con calma, pero eso no significaba que se resignaría a no tener una segunda oportunidad, al mostrarse galante con Ginny Weasley no afectaría su imagen deteriorada ante el profesor, puesto que no había en ello una intención de despertar celos o algo así, para lograr algo semejante en el profesor debería dirigir su interés hacía otro hombre presente en la boda, por un instante había considerado una buena opción Bill Weasley, era interesante y sólo algunos años mayor que él, pero sabía que era novio de aquella chica francesa con sangre veela que había participado en el Torneo de los Tres Magos. La otra posibilidad era Remus Lupin, que tenía la misma edad que Snape, pero estaba seguro que él estaba más interesado en la amiga de Harry.


Y por último dejando de lado los escasos prospectos masculinos a los que pudiera dirigir sus dotes de galán, no quería hacer algo tan infantil como aquello, aunque creía que tal vez podía dar resultado y despertar por lo menos algo de celos en Snape. Pero quizá actuando así sólo alejaría más la posibilidad de acercamiento que deseaba propiciar, había decidido que insistiría con el profesor, estaba seguro que valía la pena luchar, además un Malfoy no se arredraba ante las dificultades; si su padre con todos sus antecedentes poco honorables había conseguido enamorar a Harry por qué él que no poseía delitos a su haber, no podía conquistar el corazón de su profesor. Aunque debía reconocer que la diferencia entre Harry y Snape era muy grande, mientras el primero poseía un corazón de mantequilla el segundo poseía uno de hielo sólido, pero él sabía a que debía recurrir para hacer que ese trozo de hielo se derritiera.


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Definitivamente ese asunto de las celebraciones no le iban, pero a pesar de ello hasta se había animado a bailar aunque fuera sólo una vez. Deseaba que por lo menos para él aquello terminara pronto, no negaba que el ambiente de la fiesta había sido agradable en general. Sin embargo, le hubiese gustado poder sentirse más relajado y cómodo, pero teniendo a Draco cerca eso no había sido posible, lo había notado alegre pese a esa conversación un tanto dura que habían sostenido momentos previos a salir de Hogwarts hacia la casa de Kingsley.


Ahora sentía confusión por la forma en que había actuado Draco, parecía muy sincero al decir que lamentaba su comportamiento, tal vez era cierto, pero el que lamentara su actuar difícilmente podía significar algún cambio para él, no quería imaginar que era posible, lo peor sería dar cabida en su corazón a vanas esperanzas que luego podían derrumbarse en apenas un abrir y cerrar de ojos. Disfrutó de la celebración todo lo que le fue posible, después de todo lo importante era que los recién casados fueran felices. Celebró muchísimo la idea del director cuando dijo a Kingsley que no podían seguir ausentes de la escuela, además estaba seguro que los novios ansiaban el término de la fiesta para estar por fin solos.


Por consiguiente los primeros en marcharse luego de felicitar a la pareja fueron el director y los dos profesores, en vista de aquello le siguieron la familia Weasley que también desearon toda clase de parabienes a Harry y Lucius. Draco se sintió muy alagado cuando Ginny al despedirse de él le agradeció por haberla hecho pasar tan estupenda jornada y decirle que para ella todo lo malo que antes pensaba de él se había esfumado de una pincelada, además quería que fueran amigos. Draco por supuesto se sintió feliz, últimamente no tenía amigos en escuela, su vida tras la reincorporación era solitaria y muy aburrida, no le vendría mal tener a Ginny como amiga.


Como los Weasley se marchaban también Ojoloco y Tonks se marcharon, también lo hizo el mago Karatiev, a esas alturas en casa de Kingsley sólo quedaban Draco, Hermione y Remus.


Harry intentó no ser demasiado evidente cuando Remus al despedirse le dijo que no se preocupara por Hermione que él la llevaría de regreso al colegio. Harry pudo adivinar en los ojos chispeantes de su amiga que alguna sorpresa le darían ella y Remus de un momento a otro, jamás lo hubiese imaginado, se alegró por ellos, pero estaba resuelto a tener una seria conversación con su amiga, quería saber desde cuando estaba enamorada de Remus.


Finalmente en la casa de Kingsley sólo quedó Harry, Lucius y Draco que prefirió marcharse de los últimos para despedirse con calma de su padre y de Harry, además no tenía prisa por regresar a Hogwarts, quería darle tiempo a Severus que se relajara, aquella noche si sus planes daban resultado sería una noche larga para ambos.


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Lucius y Harry mediante la aparición llegaron al lugar en que pasarían las siguientes horas celebrando a solas su unión ante la ley mágica, porque la otra unión, la de sus corazones y la física habían quedado selladas la noche en que Harry cumplió su mayoría de edad. Harry no sabía donde estaban, una brisa le sacudió el pelo, no era una brisa común, pero no podía identificarla con exactitud.


─ ¿Dónde estamos Lucius?... ¿A qué lugar me has traído? ─preguntó Harry sonriente

─ Ven amor… es una sorpresa –dijo el rubio ─estamos en Lyme¹, en esta época hay poca gente… la casa es de Kingsley… quiso proporcionarnos un lugar hermoso y tranquilo donde pasar estas horas

─ Por eso la brisa… estamos cerca del mar… no lo conozco.

─ ¡Qué!... eso es imposible.

─ Claro que lo es… mis adorables tíos jamás me llevaron a conocer el mar.

─ No puedo creer que no conozcas el mar… esos muggles… son…


Harry no dejó terminar a Lucius, depositó un beso en los labios del rubio y luego de un instante de apartó.


─ No digas nada… mis parientes son horribles… pero no todos los muggles son iguales.

─ Esta bien mi amor… olvidemos eso… estas horas debemos aprovecharlas para sólo amarnos… nada más.


Tomados de la mano subieron una pequeña pendiente, doblando a la derecha una escalera de piedra se perdía en un pequeño bosque.


─ Harry… necesitaremos que ilumines… la escalera es alta.

─ Bien –dijo el muchacho sacando del interior de su túnica la varita, en un murmullo pronunció el hechizo, la escalera no era tan larga como Harry había imaginado, levantó más la varita y entonces vio la casa, no era muy grande, era toda de piedra y estaba rodeada por árboles.

─ Jamás imaginé que Kingsley tuviera una casa junto al mar ─dijo Harry

─ Ya vez… donde termina el bosque hay un acantilado tiene una vista preciosa ─explicó Lucius

─ ¿Cómo lo sabes?

─ Es lo que me dijo Kingsley y no creo que me mintiera.

─ ¿La playa está lejos?

─ No… mañana te llevaré a conocer la playa. Ahora entremos a la casa no quiero que te enfríes.

─ Lucius eso no es romántico… aunque pensándolo bien… si me enfríe tú me ayudarás a calentarme.

─ Bueno primero te estoy cuidado, es parte de mi deber de esposo y segundo yo creo que esta noche todo es romántico ─dijo Lucius mientras rebuscaba en su bolsillo ─bien aquí está la llave


En cuanto pisaron el umbral todo se iluminó, Kingsley realmente se había preocupado de que estuvieran cómodos, la chimenea se encendió a la par que las luces y el lugar se volvió cálido al instante, tanto Harry como Lucius recorrieron con la vista la pequeña sala, sobre una aparador habían provisiones.


─ ¡Me encanta!... es tan acogedora… ¿te gusta Lucius?

─ Sí, da una sensación de intimidad.

─ Y es justamente lo que deseamos… ¿cierto?

─ Claro mi amor ─dijo Lucius abrazando al chico por un instante

─ ¿Lucius haremos el amor hasta el amanecer?


El rubio sonrió ante la idea.


─ Por supuesto… esta noche no dormiremos… voy a hacerte el amor de todas la formas posibles.

─ Pensé que sólo existía una en especial ─dijo Harry con picardía

─ ¡Ah!... te refieres a esa… bueno sí… pero además esta noche voy a enseñarte que hacer el amor implica muchas cosas… hacer el amor tiene muchos matices… caricias, besos… las veces anteriores hemos sido apremiados por el tiempo… pero esta noche quiero aprovechar cada minuto así es que comenzaremos ahora mismo –terminó diciendo Lucius mientras alzaba a Harry para conducirlo hasta la habitación

─ ¿Cómo sabes cuál es la alcoba?

─ Hmm… no lo sé… pero supongo que no será difícil encontrarla, la casa no es tan grande.


Lucius cargó a Harry sin mayor problema a pesar de su estado de gravidez el chico continuaba teniendo poco peso.


─ Mi amor… aún estás liviano… no sé si eso es bueno o malo…

─ El medimago dijo que esta bien… aún no cumplo los tres meses.

─ Sí, es cierto… hmm… vez te dije que no sería difícil dar con ella… mira esa puerta.


Harry dirigió la vista hacia la puerta que le indicaba Lucius. Dos corazones rojos atravesados por una saeta habían sido puestos con magia. No fue necesario tocar la puerta porque esta se abrió apenas ellos se acercaron, la habitación estaba iluminada también, era muy amplia y tenía chimenea, el fuego ahí también se había encendido, pero de forma muy suave. Lucius sosteniendo a Harry aún en sus brazos dirigió su vista hacia la cama al mismo tiempo que el chico.


─ ¿Habías visto una cama tan grande? ─preguntó Harry

─ No, pero es estupenda… tendremos espacio para jugar a nuestras anchas.

─ ¡Para jugar!... no quiero jugar… quiero hacer el amor hasta quedar exhausto

─ Hablaba en sentido figurado mi amor ─dijo Lucius mientras llevaba a Harry hacia la cama donde lo puso con mucho cuidado

─ Ya lo sabía amor ─dijo el chico besando los labios del rubio ─sólo bromeaba


Lucius respondió a ese beso suave y dulce de la misma forma, luego se apartó y comenzó a quitarse lentamente la ropa mientras Harry lo miraba embelesado, cuando el rubio terminó de quitarse la ropa se tendió junto al chico.


─ Me haces recordar la primera vez… esa noche… no tenía valor para mirarte.

─ Lo sé… pero esa noche tiene muchas diferencias con esta, esa noche no sabía que te amaba… ahora lo sé… soy tuyo Harry… te pertenezco.

─ Sí estoy seguro de eso por eso soy tan dichoso ─dijo Harry mientras acariciaba el pecho desnudo del hombre que ahora era su esposo ─sé que eres mío para siempre

─ Sí lo soy y para siempre… me dejas que te ayude a quitarte esto ─dijo Lucius con voz sedosa mientras comenzaba a aflojar los broches de la túnica

─ Soy tuyo… puedes hacerme lo que tú quieras.


Lucius sonrió, una frase muy similar había derrumbado su fidelidad y creencias en el Señor Tenebroso hacía poco más de dos meses, volvía a experimentar la misma sensación de satisfacción y deseo cada vez que la oía. Ahora podía experimentar el placer de quitarle sin prisas la ropa a Harry, cuando lo tuvo totalmente desnudo, lo llenó de besos de pies a cabeza, con eso el chico se sintió en la gloria, el saber que él era dueño del amor de ese hombre, ese hombre que le había robado el corazón, dueño de sus besos, de su alma que había sido transfigurada por el misterioso poder del amor.


Esa noche no sería para él lo suficientemente larga, pero el saber que la siguiente mañana despertaría sintiendo el calor de Lucius junto a él, lo llenaba de felicidad y lo hacían soñar en los días, esperaba no tan lejanos que todas las mañanas del resto de su vida pudiera despertar junto al hombre que amaba ya amaría para siempre.


Lucius estaba decidido a olvidar por esas horas cualquier cosa que no le permitiera amar a Harry plenamente, esa noche no era la primera, pero sin duda quedaría guardada en su corazón, era la primera como esposos y la recordaría por el resto de su vida. Dejó de besar el cuerpo de Harry y se limitó a observar sus reacciones; los brazos del chico descansaban serenamente sobre la cama, los ojos cerrados y labios ligeramente entreabiertos, indicaban total relajo, exceptuando la erección del chico que se erguía impetuosa por si sola en contraste con el aflojo de todo el resto del cuerpo y del que Harry parecía casi no tener conciencia. Dejó de besar y se situó junto al chico, en un inesperado rapto de pasión y entusiasmo tuvo a Harry sentado sorpresivamente a horcajadas sobre él, todo parecía indicar que ahora sería él quien disfrutaría de los besos del muchacho.


Así fue, Harry imitó cada beso que acababa de recibir, mostrando que había estado muy atento a pesar de su aparente estancia en otro mundo mientras era besado. Lucius sonrió, cada beso que recibía era idéntico al dado, misma forma y lugar, una muestra de lo buen alumno que podía ser su chico y que además estaba dispuesto tanto a dar como a recibir aquella noche especial. Sin embargo, Lucius no pudo mantener sus manos tan quietas como lo había hecho Harry, necesitaba acariciar esa suave piel y así lo hizo mientras el chico lamía dulcemente sus tetillas, él dejó volar sus manos por la espalda del chico rozando apenas la piel en una caricia tan sedosa que Harry la sintió una descarga eléctrica a pesar de la suavidad de este toque.


Harry dejó que ese estremecimiento delicioso lo recorriera por completo antes de levantar el rostro para mirar al rubio, éste le sonrió con un dejo de ternura y malicia. Harry respondió a esa sonrisa con un beso intenso y apasionado, que luego fue volviéndose más calmo pero que no perdió fogosidad. Cuando el beso se rompió, Harry volvió a besar delicadamente la zona del cuello y luego con sus labios mordió suavemente el lóbulo de la oreja, para terminar pronunciando una frase con voz sedosa y apasionada.


─ Estoy listo para ti… ¿lo estás para mí?

─ Completamente amor ─respondió Lucius con el mismo tono que Harry


Sintieron como crecía el deseo, prontamente pudieron sentirse uno dentro del otro, el contacto se prolongó por varios minutos que fueron de absoluta pasión, gemidos y palabras de amor entrecortadas que no llegaban a formar frases con sentido pero eso no importaba, se comprendían a pesar de lo incoherentes que parecía ser lo que sus gargantas expresaban. Sus cuerpos ya se conocían y como ese no era un encuentro a prisa como lo habían sido los anteriores llenaba las expectativas de los dos. Lucius estaba seguro que el entusiasmo y la energía de Harry exigirían mucho de él esa noche, pero estaba tan dispuesto como el muchacho que con movimientos ondulantes subía y bajaba sobre él marcando un ritmo pausado que aumentaba el placer de los dos.


Esa noche era demasiado especial, no quería ir de prisa, ese momento no sólo era de él sino también de Lucius, los anteriores encuentros habían sido siempre marcados por la prisa, el tiempo les era escaso, desde la primera vez, ahora tenían la magnifica oportunidad de poder olvidarse del tiempo aunque fuera por unas cuantas horas. Lucius lo hacía sentir increíblemente bien, dejándose llevar por el ritmo que él le marcaba, en cierto modo lo sentía sometido a sus necesidades y deseos, le parecía maravilloso, que el rubio se entregara a su juego de forma tan sumisa, parecía adivinar que él estaba aprendiendo a controlar un poco más las ansiedades que le despertaba. Más importante que la velocidad era disfrutar cada movimiento que parecía llenarlo más profundamente que el anterior, la posición le resultaba cómoda, era genial estar encima del rubio, parecía que de ese modo lo sentía aún más suyo.


Con excelente destreza sentía como Harry se retiraba casi por completo para luego dejarse caer sobre él aumentando la profundidad del contacto, en uno de esos movimientos lo retuvo por un instante sujetando sus caderas, quería de este modo alcanzar el punto donde explotaría el placer de Harry, el movimiento fue tan certero que lo consiguió, sintió como los dedos del chico se hundían en su piel, vio como la espaldad de Harry se arqueaba y echaba la cabeza hacia atrás en una clara señal de que un tremendo placer lo había traspasado como un relámpago. Después de verlo alcanzar de ese modo la cúspide, dejó escapar su esencia, su propio placer para que se esparciera dentro de Harry, esto pareció ser más placer del que Harry podía soportar y con un sonido largo y gutural se derramó inevitablemente sobre Lucius. Un maravilloso alivio lo invadió, se dejó caer exhausto sobre el pecho de su amado un escalofrío lo sorprendió a pesar del fuego que aún sentía por todo el cuerpo, estuvo seguro que eso se debía a la maravillosa experiencia que acababa de sacudirlo por completo.


Lucius dejó que Harry permaneciera sobre su cuerpo un poco más, luego el chico mismo buscó una posición más cómoda acurrucándose a su lado, él tomó prestada la varita de Harry que estaba sobre la mesa de noche y con un hechizo eliminó las evidencias del maravilloso orgasmo que habían vivido, luego volvió a abrazar al chico que luego de un dulce “te amo” que fue correspondido por él con un beso cerró los ojos para descansar, él se dispuso a hacer lo mismo, sabía que Harry despertaría y querría hacer el amor otra vez, y él por nada del mundo lo decepcionaría.

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