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Camino a la perdición por zandaleesol

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Todo se ponía en movimiento para lo que sería el ataque a la escuela, cada paso había sido cuidadosamente estudiado, nada podía fallar el factor sorpresa era precisamente lo que que aseguraba su triunfo. Por fin su más anhelado deseo estaba a horas de concretarse, tantos años de espera, de planes fallidos, pero ahora todo quedaba en el olvido al tener la certeza del éxito.


Confiaba tanto en sí mismo como en sus Mortífagos, además mucho ayudaba el tener apoyo extra, la cobardía y la ambición de unos cuantos personajes importantes en el Ministerio de Magia también contribuían maravillosamente a su causa, sólo había bastado un poco de persuasión para obtener lo que deseaba, en otros tiempos debió recurrir a artimañas más complejas para tener a la gente del Ministerio de su lado, el maleficio Imperius había sido muy útil en esos tiempos, pero ahora no había sido necesario utilizarlo, la promesa de conservar fortunas y privilegios había bastado, el Ministerio no sería un escollo en su ascensión la poder todo lo contrario.


La confianza total en su éxito le hacían sentirse dichoso, su humor esa noche no podía ser mejor, todo había resultado perfecto, en cuanto amaneciera el y todos sus Mortífagos se dirigirían a Hogwarts, Dumbledore no estaría allí, la escuela quedaría totalmente indefensa, su estrategia era infalible, todos los alumnos de Hogwarts estarían en sus manos mientras Dumbledore caería en una trampa, pero sería muy tarde cuando lo comprendiera finalmente.


Había dividido a sus seguidores en dos grupos, el primero sería el que arremetería contra el Ministerio a primera hora, quizá muchos morirían pero eso no le importaba serían simplemente un medio de distracción, morirían por la causa. Uno de ellos tendría la apariencia de Harry Potter, una sugerencia de Bella que el había acogido de muy buen grado, seria aún más convincente si veían al chico con los Mortífagos que entrarían al Ministerio, Dumbledore no demoraría en acudir en su ayuda, aquello no era parte del plan inicial, sólo en aquella última reunión todo los demás Mortífagos serían informados, reunión en la que tomaría también parte Harry, deseaba explicarle en forma personal que finalmente después de tantos años Harry Potter “el niño que vivió” como le gustaba llamarlo a la comunidad mágica, ya no estropearía sus planes de convertirse en amo y señor del mundo mágico.


La excitación y nerviosismo era palpable en el ambiente, pero todos los reunidos en el salón confiaban en el triunfo del Señor Tenebroso, todos secretamente rogaban por el éxito, pero sobretodo deseaban sobrevivir a la batalla que empezaría en unas horas para poder disfrutar de todos los beneficios posteriores a esta.


Pero sin duda entre todos los Mortífagos el más nervioso y porque no decirlo también, asustado era Lucius, había regresado sin contratiempos al castillo luego de desaparecer en el bosque prohibido, su ausencia había pasado inadvertida para el Señor Tenebroso y los demás Mortífagos, pero a pesar de eso apenas podía ocultar su ansiedad, esperaba poder controlarse para no evidenciar nada, claro que no sería fácil, pero en caso de que su señor preguntara bien podía justificarse diciendo que le preocupaba su hijo, aunque esa excusa no era muy sustentable ya que el chico no se encontraría en la escuela, Draco no había acudido a refugiarse en la escuela como los demás chicos, el era hijo de un Mortífago, no estaba en peligro, era un sangre pura y además el elegido del Señor Tenebroso.


Voldemort finalmente hizo un movimiento y todos guardaron silencio de inmediato


- Bien mis queridos amigos… como pueden ver estamos a unas horas de alcanzar lo que siempre hemos deseado… un mundo donde no tendrán cabida los muggles ni los media sangre… sólo estaremos nosotros los únicos que tienen el derecho a ser llamados magos… los otros está misma noche serán eliminados –


Voldemort estudió los rostros de todos sus Mortífagos para ver el efecto que causaban sus palabras, todos asentían con alegría y fanatismo, no pasó inadvertido el hecho de que Lucius su hombre de mayor confianza, su más fiel servidor no mostrara la misma alegría ni convicción en el triunfo de su causa.


- Mi querido Lucius… qué sucede a caso no compartes mi convicción en nuestro triunfo… estás preocupado por algo… al parecer existe algo que me has ocultado –


Lucius sin atreverse a mirar a su señor cerró los ojos temiendo lo peor


- Realmente creías que no me enteraría… Lucius pareciera que no me conoces…


Todos los demás Mortífagos miraron nerviosos al Señor Tenebroso y Lucius sintió que el miedo se apoderaba de el, ya lo sabía, había sido una ingenuidad de su parte el creer que no descubriría nada, en un gesto instintivo bajó la cabeza y se puso de rodillas


- Mi señor le aseguro que yo…


- No Lucius… no te culpo por ocultarme que tu hijo está en Hogwarts… aunque reconozco que me hubiese gustado que demostrara la misma lealtad de su padre y estuviera luchando esta noche a mi lado a pesar de que aún no ha recibido la marca –


A Lucius las palabras se le atascaron en la garganta en el primer momento, no esperaba de ningún modo que el Señor Tenebroso dijera eso, lo cierto era que el no tenía idea que su hijo estuviera en Hogwarts, eso empeoraba su situación, su señor vería en aquello una traición que podía hacer peligrar la vida de Draco


- Mi señor yo le suplico por la vida de mi hijo… él aún es tan joven… no sabe lo que hace –


- Claro que no lo sabe… creo que es un joven imprudente e impulsivo, pero tú me has servido bien Lucius… por eso olvidaré este acto de traición de tu hijo… cuando llegue el momento me encargaré de enseñarle lo que es la fidelidad y el respeto… ya tendremos tiempo de seguir hablando de este tema después… por ahora sólo me interesa lo que sucederá esta noche… ya es hora Lucius… ve por el muchacho –


Lucius se puso de pie con rapidez y salió presuroso del salón mientras se dirigía a su propia habitación donde se había quedado Harry todo el día, aunque volvía a recuperar el aliento que había perdido por un instante el corazón no dejaba de golpearle en el pecho, se había creído perdido por un instante cuando el Señor Tenebroso había dicho que sabia que algo le ocultaba, pero por fortuna para el y para Harry su señor era demasiado arrogante para desconfiar de su más fiel Mortífago.


Dentro de poco todo comenzaría y el no tenía aún un plan concreto para proteger al chico de ojos esmeraldas, en realidad comprendía que no tenía tiempo para idear nada, apenas si había podido salir de la fortaleza para buscar Snape, tendría que actuar sobre la marcha actuar según se fueran desarrollando los hechos, improvisar cuando llegara el momento.


Cuando llegó a la puerta de la habitación toda esta vorágine de ideas quedaron relegadas a un segundo plano, cruzando la puerta se encontraría con Harry, debería enfrentarlo, mirarlo a los ojos luego de lo sucedido la noche anterior. No sería fácil mantener una pose fría, fingirse indiferente con el chico al que reconocía amar locamente, pero era necesario, no podía decir ni hacer nada que revelara algo de sus sentimientos podía ser descubierto si el Señor Tenebroso se le antojaba adentrarse en la mente de Harry como la había hecho anteriormente.


Quitó los hechizos y finalmente entró, Harry estaba recostado sobre la cama pero no dormía se había levantado instintivamente, en el rápido y fugaz instante en que sus miradas se encontraron por vez primera luego de lo ocurrido la noche anterior, Lucius vio en los ojos de Harry una mirada tierna y anhelante, pero aquel destello fue eclipsado de inmediato por un brillo doloroso donde se refugiaban el temor y la angustia.


Se fue acercando al chico con paso casi vacilante mientras Harry dirigía su vista hacia la alfombra, no era prudente nada aún, la verdad no sabía si tendría tiempo luego de explicarle lo que había hecho para protegerlo.


- El momento a llegado… el Señor Tenebroso te espera –


Harry no levantó de inmediato la vista, Lucius le vio apretar los puños, luego levantó la vista le miró con decisión pero a la vez con frialdad


- Esto listo – dijo con tono seguro y mirando al hombre


Lucius le miró un par de segundos aquella imagen era completamente contrapuesta a lo que el había visto aquella mañana, veía en el chico la misma valentía que mostrara en otras ocasiones, aquello le inspiró respeto y admiración, apenas podía creer que ese muchacho que apenas había cumplido diecisiete años mostraba más valor que cualquiera inclusive más que el mismo.


Se hizo un lado para dejarlo que fuera delante de el y rogaba por tener un solo instante para decirle que no permitía que su Señor Tenebroso lo lastimara. En aquel momento más que experimentar miedo, Harry sentía mucha ira por no poseer ningún conocimiento extraordinario que le permitiera enfrentar en igualdad de condiciones a Voldemort, recordaba perfectamente que su varita y la de su enemigo eran hermanas, el núcleo de las dos venía de la misma pluma de fénix, más exactamente de Fauces el fénix de Dumbledore, al momento de enfrentarse si sus varitas se conectaban sucedería lo mismo que aquella vez en el cementerio, quizá el que pronunciara la maldición Imperdonable con más rapidez seria el que sobreviviera, pero el asunto era que Lucius como su guardián era quien tenía en su poder la varita, estaba seguro que Voldemort no querría perder el tiempo en duelos mágicos, simplemente en el momento que se sintiera seguro acabaría con el.


Finalmente llegaron al salón donde se reunía gran cantidad de gente, el silencio era total cuando entró con Lucius delante de el


- Mi señor… aquí esta el muchacho –


- Ah!... el pequeño Harry Potter… que bien… espero que Lucius te haya hecho vivir una inolvidable noche…


Harry miró al mago con odio


- Esa mirada lo dice todo Harry… veo que Lucius cumplió su misión a la perfección –


Con cada palabra de Voldemort, Harry se enfurecía más al ver que era victima de las burlas de ese ser al que tanto odiaba


- Bueno pequeño muy pronto Dumbledore deberá negociar conmigo si quiere salvarte –


- El jamás hará ningún trato con usted –


- Claro que lo hará… eres la debilidad de ese viejo loco pequeño… por supuesto que estará dispuesto a sacrificar su vida por la tuya… pero será un sacrificio inútil porque acabaré contigo de todas formas –


Harry cerró los ojos para intentar controlar la rabia que empezaba a dominarlo


- Nott… ya vete al Ministerio… ¿tienes la poción? –


- Sí mi señor…


- Bien… has todo lo que te dije… el Ministerio… no opondrá mucha resistencia –

- Sí mi señor – dijo el mago y salió con un gran grupo de hombres ocultos tras mascaras


- Bella…


- Si amo – dijo la mujer

- Nosotros llegaremos primero al bosque… Lucius…


- Si amo –


- Ya sabes lo que debes hacer… te enviaré la señal al momento en que debas llevar a Harry Potter –


- Si amo –


- Bien nos vamos… ya saben lo que deben hacer en caso de que opongan resistencia lo profesores de la escuela –


- No se preocupe amo… si quieren ser héroes morirán como tales – dijo Bella con una sonrisa desquiciada


Voldemort dio una última mirada a Harry y se dibujó en lo que parecía ser su boca algo como una sonrisa, luego salió seguido por el resto de Mortífagos que permanecían en el salón.


Harry se quedó en el mismo lugar de antes, no se movió un milímetro, se mezclaba en su corazón la rabia y el miedo, pero ya no sentía miedo por si mismo, sino por sus amigos, por los que se refugiaban en la escuela no había nada que pudiera hacer por ellos. De pronto Lucius sacó su varita y el chico estuvo seguro que le aplicaría algún hechizo para que no intentara escapar, pero aquello no ocurrió le dirigió al hombre una mirada seria y deliberada se sorprendió mucho cuando repentinamente Lucius se le acercó con precipitación


- Harry… escucha no tenemos mucho tiempo –


El chico abrió los ojos con asombro al oír que el Mortífago le llamaba por su nombre de pila


- Dumbledore ya está al tanto de todo… nos están esperando –


- Pero cómo…


- Eso no importa… - dijo sacando otra varita del interior de su capa – aquí está… cuando llegue el momento deberás utilizarla… para defenderte o para…


- ¿Por qué?...


- No hay tiempo para preguntas ni para respuestas…

- ¿Por qué? – volvió a preguntar Harry mirándolo fijamente a los ojos


“Porque te amo” hubiera querido contestar Lucius, pero no lo dijo, bajó la mirada


- Porque es lo correcto… porque… no puedo…


- Pero por qué… dígalo… - comenzó Harry pero de pronto se calló


Se miraron asustados y llenos de turbación, Lucius trató de decir algo, pero no pudo hacerlo. Su mirada expresó un hondo sufrimiento. Harry sin decir nada buscó los labios del rubio y fue correspondido, fue ese beso como nunca habían dado ni recibido antes, un beso salvaje y desesperado, como un grito mortal. El temblor convulsivo de sus cuerpos los traspasó, se estremecieron presa de una doble sensación a la vez extraña y terrible, sus almas se abandonaban al sentimiento, pero igualmente los agobiaba el dolor de lo inevitable, de lo imposible. 

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