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Curiosity por Aozora

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Notas del fanfic:

Mi primer fanfic publicado, espero que sea de su agrado. Sé que no soy una de las mejores escritoras, pero vamos que no ha quedado tan mal ¿verdad? *-*!

 

 

Notas del capitulo:

Bueno, es un oneshot. Me costó cantidades hacerlo, ya que acostumbro a irme por las redes y hacer historias de no menos de 40 capítulos n_nU.

 Bueno, sin mas molestias ni argumentos, les dejo con el fic =P.

 

Curiosity

Corría por los pasillos de aquel gran edificio, preso de la rabia y el temor. Las lágrimas fluían deliberadamente por sus mejillas y dejaban su húmedo rastro hasta perderse bajo su mentón.

No sabía cómo podía ser tan estúpido, porque eso era lo que era, un idiota sin cerebro, pero ya no había marcha atrás, él ya había leído su carta, esa carta que decía tantas cosas y guardaba tantos secretos.

No reparó en las personas que, preocupadas, habían gritado su nombre al verlo correr en ese estado tan deprimente. No quería ver ni oír a nadie en ese momento, lo que más ansiaba era llegar a su departamento, lanzarse en su cómoda cama, y dormir hasta haber liberado toda su depresión. Pero la suerte no era su mejor amiga, y nunca lo había sido, y debido a eso, en su carrera por llegar lo más pronto a su auto, había chocado accidentalmente con uno de sus mejores amigos.

- ¿Heechul? - preguntó preocupado Hankyung. Verlo en ese estado era lo más increíble que podría haberle pasado. El siempre muy frío e insensible Kim Heechul, ahora era un pobre niño que lloraba a mares entre sus manos.

El chico no respondió a su llamado, más no siguió su huida. Un leve temblor se adue aba del cuerpo del mayor y sus piernas flaqueaban de vez en cuando.

Hankyung, al ver que su amigo no respondía a sus llamados, le tomó de los hombros y le hizo mirarle a la cara. Con claridad, pudo ver aquellas orbes negras, acuosas y repletas de saladas y cristalinas lágrimas. Pudo ver el movimiento leve de sus labios, pidiéndole que le dejara, pero no lo hizo.

No encontrando mejor consuelo, el único integrante chino del grupo, abrazó confortablemente a su compa ero.

En medio de la sala, ambos compartían un ansiado abrazo de consuelo, de ternura y de comprensión. Porque Hankyung lo sabía. Él sabía de la situación y de todo lo que pasaba por la mente de Kim Heechul.

 

 

Dentro de un gran salón, repleto de luces y personas que caminaban de aquí para allá, se encontraba el integrante más alto de Super Junior. Choi Siwon se hallaba de pie ante una gran mesa llena de bocados y dulces para los chicos del grupo y del staff. En sus manos, un papel descuidadamente doblado y escrito.

No se creía lo que había leído, nada de lo que decía ese papel podía ser verdad. Era algo tan ilógico que ni en los cuentos de hadas podría haber sido cierto.

Gracias a su maldita curiosidad, había hurgado dentro de los bolsillos de la chaqueta de uno de sus compa eros, específicamente de la de Heechul. La razón, pues simplemente por haberle visto guardando celosamente aquel extra o papel en su bolsillo.

El ansia de saber qué contenía ese dichoso papel le había llevado a acercarse sigilosamente al vestuario de su compa ero y haberle revisado descaradamente cada una de las incontables aperturas.

Se había sentido tan orgulloso al haberse visto ganador de su premio, al sentir entre sus dedos el suave tacto de las hojas de papel, que sin dudarlo lo deslizó y lo sacó completamente.

Mordió su labio en un intento de calmar su culpa, al sentirse un curioso de primera al hacer este tipo de cosas, pero se auto convenció de que sería lo mejor, ya que Heechul se había

estado comportando extra o últimamente con el, y era su deber como amigo averiguar la razón de aquel inusitado comportamiento.

Desdobló con cuidado la pieza de papel, y leyó cada una de las frases. Frases que para él, nunca hubiesen sido sabidas si no fuera, reiterando lo anterior, por su maldita curiosidad.

Aquellas eran palabras llenas de amor y dedicación, palabras y frases hechas con el más delicado y dulce sentimiento que jamás había podido admirar. Y eran de Heechul, para él. Sí, para él, bien lo había leído. Su nombre se hallaba en cada una de esas frases, en el comienzo, entre medio y al final de cada oración.

Jamás creyó que el mayor pudiera profesar ese tipo de sentimientos hacia él, y mucho menos poderlos estampar en aquel trozo de papel con tanta sinceridad y cariño.

Leyó y releyó cada uno de los párrafos de la dichosa carta, hasta pudo cerciorarse de que su amigo había derramado una que otra lágrima al momento de escribirla, debido a los manchones en algunos lugares del objeto.

Enfrascado y confundido se encontraba, que no sintió a una persona acercarse.

- ¿Qué haces? - saltó del susto y la sorpresa ante la inesperada pregunta. Soltó casi por inercia la carta y balbuceó cosas incoherentes al saber que el due o de aquella voz, era nada más ni nada menos, que el mismo Kim Heechul.

Pudo ver como el mayor habría los ojos de par en par al saberse descubierto. Logró apreciar el temor en su mirada y el leve temblor que aparecía en sus manos.

No pudo articular palabra alguna, para disculparse por su intrusión, ya que Heechul había salido corriendo del recinto dejandole con las palabras en la boca.

Quería decirle que no le odiaba por aquello, que no le aborrecía, más bien le confundía y le atontaba haberse enterado de los sentimientos del mayor. Pero ahí estaba, como un ni o recién nacido, sin poder mover ni sus piernas ni sus brazos. Sin poder emitir un grito siquiera.

En silencio se había quedado observando la puerta por la cual la persona, quizás más importante de su vida, se había escabullido en un intento de alejarse de él.

Y ahí estaba ahora, buscando una solución al complicado problema que se presentaba ante él.

 

 

 

No sabía cuando tiempo había estado recostado en aquella cama, pero poco le importaba en ese momento. Podría estar tal vez mil a os en aquella posición, pero sabía que tarde o temprano debía confrontar lo que más temía, el rechazo y la desilusión.

Había escondido tan bien sus sentimientos durante casi dos a os, y por un estúpido descuido había dejado al descubierto lo más secreto de su vida, eso que tan sólo él y Hankyung estaban al tanto. Aquel sentimiento que se había guardado por casi dos eternos a os, era desvelado con total facilidad ante la persona menos indicada.

Talló sus ojos en un intento de frenar las nuevas lágrimas que retaban por salir. No dejaría que la tristeza de apoderara de él, pero era una lucha tan difícil, como la lucha por la paz en el mundo.

Volteó su extenuado cuerpo hacia un lado, fijando su mirada en las paredes color crema de su habitación, y por su mente cruzaron los momentos más conflictivos de su corta vida.

Rememorando desde el accidente de sus padres, hasta lo de ese día en la tarde. Cada recuerdo atropellaba su mente de manera cruel y torturadora. Volvió a cerrar sus ojos en reiterado intento de contener las cristalinas gotas, pero fue inútil. Las muy rebeldes bajaban danzantes por su ahora pálida mejilla y revoloteaban hasta llegar a su fin entre la suave tela del almohadón.

Entre el letargo que se había adueñado inesperadamente de su cuerpo, pudo oír que la puerta de su casa era abierta y como alguien entraba saludando a los amigos con los que convivía.

Agudizó el oído, y juró haber oído la suave y ronca voz de su objeto de adoración. Negó esa opción al recordar el rostro que poseía Siwon al haber leído su carta. Había percibido terror en su rostro, y sabía que lo último que haría el menor, sería visitarlo.

Trató de volver a caer en ese ligero sueño, pero el ruido de su puerta le despertó nuevamente. Abrió los ojos con pesar, dispuesto a regañar a quien había osado molestarle en tan inoportuno momento, pero su voz se había fugado hacia algún lugar desconocido.

 

- Que bueno que te encontré - murmuró la figura que se hallaba en el umbral de la puerta. Heechul no pudo más que tragar su propia saliva del nerviosismo. Sus manos comenzaron a sudar involuntariamente en reacción a su estado de inquietud.

- Tenemos que hablar - el menor se acercó a su compa ero, quien se hallaba en estado de shock debido a su inesperada presencia. Se sentó al lado de él, y se preparó para lo que tenía que decir. Era algo tan complicado, y como tal, su solución no era lo más fácil de hallar.

Respiró profundamente, buscando valor de la nada y comenzó su discurso.

- Heechul, yo primero que nada, quería pedirte disculpas por lo idiota que fui. Nunca debí haberme metido en tus cosas, y menos haber revisado tus bolsillos. Debo asegurar que no fue con ninguna mala intención, pero tampoco hay excusas para mi comportamiento - tomó una profunda inhalación, para continuar con lo que tenía pensando decir, pero un dedo calló su cometido.

- No importa, de verdad que no quiero escuchar lo que me quieras decir - dijo casi sin fuerzas, retirando su índice de los labios de Siwon. Lo que menos quería era oír de su propia boca el rechazo, eso sí que no lo soportaría, ni el ni su corazón.

- Debes escucharme - insistió Siwon. Tomando de las manos finas de Heechul, se dispuso nuevamente a seguir su conversación.

- Leí cada una de las frases y oraciones existentes en ese papel - el estómago de Heechul se apretó de tal manera que hizo que el cuerpo de este, se estremeciera levemente - ¿piensas que soy la clase de idiota que te reprocharía aquello?.

La pregunta le llegó de sorpresa al mayor, que no halló que responder. Sí, había pensado así de Siwon, había pensado que le rechazaría y odiaría sin más.

- Que lástima, pensé que me amabas de verdad - susurró el menor ante el silencio de su compa ero, silencio que había tomado como una afirmación.

 

- Te amo, te amo con todo lo que tengo, y con lo que no poseo también, por favor, no pongas en duda mis sentimientos, soy el único que puede hacer eso - respondió firme Kim Heechul. No permitiría que lo que sentía, ese amor y cari o, fuese visto como algo sin mayor relevancia.

 

- Si tanto me amas, ¿serías capaz de dejar todo por mí? - preguntó seriamente el menor, mirándole con esos profundos ojos negros, haciéndole estremecer de la vergüenza. Ahí estaba él, Kim Heechul, profesandole el más lindo amor a alguien menor que él, a un hombre al igual que él, a alguien que ni siquiera estaba seguro que le correspondería.

- Lo dejaría todo, hasta mi propio orgullo - con verdadera honestidad contestó el mayor. Cosa que hizo que Siwon sonriera imperceptiblemente. Con cuidado, Siwon posó sus manos sobres la de su compa ero y acercó su rostro.

- Me alegra saber eso, por favor, cuida de mi Hyung - nunca había oído tan melosa voz por parte de Siwon, y eso sí que le había tomado de sorpresa.

Con asombro recibió los finamente formados labios de Siwon sobre los suyos propios. Sus ojos se abrieron con tal fuerza que llegaron a arderle. Sus manos habían de nuevo, vuelto a paralizarse como todas las veces que estaba ante su adorado Simba, pero las fuertes manos de éste, se encontraban acariciando sus ya secas mejillas.

En pocos segundos, el menor se separó de su rostro, y le miró confortablemente.

- Yo no podría decirte que te amo con toda la seguridad del mundo, pero mi corazón siente algo que nunca había sentido por nadie - confesó Siwon ante su compa ero. Debía ser honesto desde un principio si quería que aquella extra a relación tuviera buen futuro. Y sí, el ya se planeaba un futuro junto a Heechul, pues nunca había sido de esas personas volátiles ante la vida. El era un hombre de principios y valores, y con Heechul, el sabía que podría conseguir la felicidad tan esperada.

- Pues, haré que me ames con todas tus fuerzas, que no podrás vivir sin mí - Heechul sonrió y pasó uno de sus largos dedos por el fino pero masculino rostro de su compa ero.

Pronto sus labios volvieron a encontrarse, en un ahora, completo y entregado beso de pasión y cariño. Sus lenguas no luchaban entre sí, si no que se saludaban y se conocían dentro de aquellas calientes bocas.

Siwon sentía como sus mejillas comenzaban a arder ante el suave contacto de los dedos del mayor en su cuello. Sentía que necesitaba un poco más, tan sólo un poco más, pero sabía que recién estaban comenzando, debía ser paciente.

Heechul por su parte, disfrutaba de los dulces labios del menor, y de las miles sensaciones que le entregaba aquella experta lengua.

Se separaron a regañadientes, y respirando dificultosamente. Ambos se miraron a los ojos, y sus mejillas se ti eron de ese tierno color carmesí. Sonrieron ante su estado de vergüenza mutua, y fue Siwon quien abrazó ahora a Heechul.

 

- Enámorame como lo estás tú de mí, y te juro, que te haré el hombre más feliz del mundo - le susurró quedamente en el oído al mayor. Sus palabras estaban cargadas de honestidad y sinceridad que nadie hubiese podido dudar ante esa aclaración.

Heechul rió nervioso, y asintió con la cabeza. Sería un reto que superar, la vida no era miel sobre hojuelas, pero con Siwon a su lado, sabría que nunca le faltaría ese toque exquisito que poseía la aventura.

Fin~

Notas finales:

¿Les gustó?, espero que sí. Aguardo por sus reviews con críticas y felicitaciones (debe haber alguna no?).

 Gracias por leer! Bye


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