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Promesa por Niniel

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Capitulo V.

El día pasaba lento para Shun, encerrado en su habitación, mirando por la ventana, sintiendo como la nostalgia le invadía de nuevo el corazón. Era extraño, toda su vida había sido un chico sensible, cariñoso y por que no decirlo un llorón, pero solo unas horas con aquel chico, “Dion”, le encantaba su nombre, y toda su infelicidad desaparecía y al separarse de él volvía ha sentirse un ser débil y sin carácter, aunque ahora, después de lo hecho a su hermano, no creía que le tomaran como un niño indefenso. Hubiera querido tener una cámara para poder inmortalizar la cara de este cuando le devolvió el golpe. No estaba bien reirse de lo que había hecho, pero el simple hecho de hacerlo, de sentirse una vez en la vida más fuerte y enfrentarse a su hermano le hacía sentirse especial, con energías, claro que ahora estaría castigado de por vida. Entendía a Ikki en cierto modo, ya que sólo se tenían el uno al otro, pero ya no era un niño, era todo un santo, sería el futuro santo de virgo, podía defenderse sólo.
Y con ese pensamiento hizo algo que jamás pensó en hacer, abrió la ventana de su alcoba y se deslizó por el árbol que reposaba frente a su cuarto. Al tocar el césped con sus pies se dispuso a salir de allí, pero algo lo detuvo, una mano que le agarró fuerte del antebrazo. Se volvió asustado, pensando que era su hermano, pero no, se quedo mirando esos ojos claros y que denotaban una sabiduría y una paz interna que en ese momento envidió sintiéndose sólo un niño tonto.
-¿Qué pretendías, Shun?-Dijo tranquilamente Shiryu.
-¿No me digas que no lo sabes?-se mordió la lengua, no quería ser sarcástico con su amigo, pero no podía evitarlo.-Te creía mas observador.
-¿Qué te pasa amigo?
-Nada.- ¿Por qué tenían que ser así? No quería que se preocuparan por él. Intento irse corriendo pero nuevamente fue interceptado, pero esta vez por Hyoga, choco con él, éste se dirigía a trepar por el árbol hasta la habitación de Shun, con la intención de hablar con él, Ikki había prohibido que nadie se acercara al pequeño hasta que éste recapacitara. Lo cogió por los hombros.
-Pero es que no podéis dejarme en paz- con un empujón se separo de las manos que lo mantenía sujeto y salió corriendo, Hyoga se quedo parado sin saber que hacer. Vio como las lágrimas surgían de sus ojos y lo alcanzó y abrazó, sintió como se resistía y como poco a poco se calmaba en sus brazos. Acarició su pelo y lentamente acomodó unos mechones tras su oreja, fue cuando vio esas heridas en la pálida piel del cuello, eran pequeñas pero había un morado alrededor.
-¿Cómo te has hecho esto Shun?-dijo mientras tocaba la herida, el santo del dragón se acercó para verlas, pero el chico puso la mano instintivamente sobre su cuello, tapándola. Sus mejillas tomaron un color carmesí al acordarse dónde, cómo y quién se las había hecho.
-No es nada-dio intentando irse de allí, pero parecía que ninguno de los otros tuvieran la intención de dejarlo ir.-Dejarme de una vez.
-No-fue la tajante respuesta del Dragón- no entiendes que nos preocupamos por ti.
-No tienen porque, ya no soy un niño.
-Entonces no te comportes como tal-sonó la voz de su hermano.
Shun simplemente agachó la cabeza y entro en la casa, volvió a su cuarto, esta vez no cerró la puerta, su hermano le seguía, esta vez no quiso discutir con él, simplemente escucharía lo que le iba a decir y acataría su castigo, que más le quedaba por hacer si no. Quizá Dion sólo había sido un sueño, o un embaucador que le robó su primera vez y le contó una extraña historia para burlarse de él. No quería pensar eso, pero al estar lejos del chico moreno se sentía débil, los arranques de valentía desaparecía con el avanzar del tiempo.
-Shun, ¿Qué te pasa?-escucho a su hermano-Tu nunca habías sido así.-Ikki se encontraba arrodillado frente al pequeño.
-No lo volveré a hacer-dijo sin mirarle a los ojos.
El otro se limitó a acariciarle la cabeza, por ahora lo dejaría pasar, le tendría más vigilado y más adelante cuando estuvieran más calmados discutirían la cuestión. Le vio alejarse y cerrar la puerta, se dejo caer en la cama y se durmió.
La noche iba llegando y con ello unos ojos ambarinos se abrían despacio, se desperezó y noto el otro cuerpo a su lado, le acarició la cara y acomodo un mechón de pelo negro, la pequeña aún le gustaba levantarse entrada la noche. …l por el contrario lo hacia al atardecer, pero hoy estaba cansado y decidió dormir un poco más. Se levantó de la cama, volvió a desperezarse y vistiéndose se dirigió a preparar la bienvenida para una diosa. Hécate, nada menos que la diosa de las brujas, le haría una visita según el acuerdo concretado ya hacía miles de años. Bueno no sabía exactamente como recibiría a Hécate, tenía entendido que los dioses sólo tomaban ambrosía, pero Hécate, dado que estaba en la corte infernal de Hades no la veía comiendo eso, tampoco al magnánimo Hades, su pensamiento estaba literalmente en las nubes, tanto que no notó a la joven que descansaba en uno los sillones, hasta que su risa lo despertó por completo.
-Jovencito, no te preocupes por servir a esta vieja, sólo atiéndeme, y sí, tomaba ambrosía, como todos los dioses.
-¿Jovencito? ¿vieja?-él también sonrió ante lo dicho por la diosa, contaba con bastantes miles de años y ella si que era mayor pero ante sí veía una mujer de piel tersa y bronceada, largos cabellos trenzados y sin ningún síntoma de vejez.
-Eres un pipiolo a mi lado-jamás espero escuchar la palabra pipiolo de boca de un dios-Y aunque aparezca bajo esta imagen ante ti muchos siglos pesan sobre mis hombros, pero no estamos aquí para tratar este tema.
-No-su semblante se tornó serio-Mi diosa Hécate, he encontrado su alma y ha sobrevivido, siento que Hades no lo consiguiera, pero el trato ya esta hecho, me pertenece.
-Lo sé, también siento que Hades ya no este aquí, pero un trato es un trato, ella se ha reencarnado y vive, tienes que hacer ese cuerpo tuyo ya que no volverá a reencarnarse. La línea de Andrómeda ya tiene un heredero y no necesitara retornar a la tierra. Zeus la ha perdonado.
-Sólo deseo sentir sus caricias, su calor, ver su sonrisa, no quiero nada más, que tienen los dioses contra nosotros.-Dijo tapándose la cara y recordando cuando sólo eran ellos dos.
-Perseo se enamoró de ella y como hijo de Zeus, su padre le complació. No importaba el amor de dos mortales ante los deseos de un héroe, un semi-dios.
-Si, tienes razón por eso no pienso dejar más tiempo a Shun en manos de Atenea, ella ayudo a Perseo y estuvo de acuerdo en dársela a él. Sólo Hades nos ayudo.
-Lástima que al final se acabara trastornando por decirlo de alguna manera.
-Je, no parece que seas de su séquito.-La miro riéndose-Bueno a lo que importa, cuando recuperará sus recuerdos.
-Pronto, ya ha recordado algo y esta noche soñara con algo más.-Lo miró a los ojos y leyendo su pensamientos añadió-Paciencia niño, has esperado mucho para estropearlo todo ahora ¿no crees? Shun debe recuperar los recuerdos poco a poco. Sí lo hiciera de golpe no lo soportaría, es débil de carácter y lo sabes, ahora no esta Hades para ayudarla.-Le acarició la cara, como queriendo confortarlo- Pero eso no quiere decir que no puedas traerlo contigo.
Levantó la vista, claro, lo traería con él, seguro que así recordaría con más facilidad y pronto partirían para la isla.
Hécate se levantó, y le tendió la mano, en ella pudo observar un medallón esférico, en cuyo interior había una estrella, grabado en el envés una inscripción.
-Es para Shun, Hades lo mando hacer para Andrómeda cuando decidió aceptar, como prueba de ese pacto. El anterior se perdió y decidí darle uno nuevo. ¿Conservas el tuyo niño?
-Sí.-Lo tomo en sus manos- “Eterno es el tiempo y mi espera, eterno es mi amor”-leyó.
-Cambié la inscripción, esta es como más tuya.-se dirigió hacia la puerta-Me marcho, ha empezado a recordar, debo estar a su lado. En una semana más o menos lo recordará todo, entonces deberéis partir. Y ten cuidado con su hermano, no te pondrá las cosas fácil.-Desapareció.
-Para que va hacia la puerta y desaparece antes de salir por ella, dioses nunca los comprenderé.
Apretó el colgante y lo llevó a su habitación, allí abrió una antigua cajita de madera y lo depositó junto al suyo. Isabella ya no estaba, debía haberse ido ya. Mañana traería a su pequeño. Suspiró y se dispuso para ir de caza, Hécate se encargaría de Shun esa noche.
En la mansión nadie notó la presencia que estaba en la alcoba del caballero de Andrómeda, le acariciaba los cabellos castaños.
-Recuerda-susurró en su oído.
Se sentía relajado, tranquilo. La suave brisa marina acariciaba su piel, esperaba a alguien con impaciencia, el viento movía sus largos cabellos rubios. Era él, estaba seguro, pero su estatura era más baja, sus cabellos largos y rubios, sus manos finas y delicadas, su piel pálida, bueno al menos eso no había cambiado. Se sentía feliz cuando vio a un chico moreno y de ojos ambarinos correr hasta ella, abrazarla y besar suavemente sus labios. Correspondió el beso y se dejó acariciar la espalda. Rompió el contacto de sus labios para tomar aire y sonreírle. Lo amaba con todas sus fuerzas.
-Dion-dijo con una voz dulce-Te quiero.
-Psique Edeia, también te quiero.-La abrazó más fuerte y la recostó en la arena. Despacio acarició su cuerpo sin parar de besarle los labios, el cuello y descender dejando un rastro húmedo hacia abajo, primero sobre la ropa y después deshaciéndose de ella, para acceder a la tan deseada piel. Le encantaba escucharla y como sus manos cada vez con menos vergüenza, le correspondían. Se incorporó un poco para que ella, pudiera quietarle la ropa, despacio, acariciando los fuertes brazos, el pecho bajando por el abdomen y los muslos. Sonrió, sabía que le daba mucha vergüenza aquello. La cubrió por completo con su cuerpo. Besó y acarició con más pasión. Sintió una caricia osada en su entrepierna, eso era nuevo y un escalofrío le recorrió por enteró. Separó las piernas de ella y acomodándose entre ellas hizo lo que más ansiaba, la hizo suya. Cuando acabo dentro de ella y sintió como ella también había llegado al orgasmo, la hizo descansar sobre su pecho.
-Andrómeda, partirás conmigo.
-Si.-le sonrió-mañana noche nos marcharemos juntos. No pienso casarme con mi tío Fineo.
Lo que no esperaban es que esa misma noche, un monstruo marino mandado por Poseidón asolaría la tierra que tanto amaba la princesa. Casiopea en su vanidad había ofendido a las Nereidas afirmando que su belleza era superior, como castigo el monstruo lo destrozaría todo y sólo el sacrificio de Andrómeda salvaría a su pueblo de la destrucción.
Despertó sobresaltado, Dion había estado en sus sueños y vio claramente a la serpiente con la que ya soñó con anterioridad, tenía que hablar con el chico de ojos ambarinos, lo buscaría, no, estaba seguro que mañana lo vería.


CONTINUARA….
Este fic, esta saliendo más largo de lo que pensaba, pero bueno espero no hacerlo cansado y que le interese a alguien. Helechan, sip el capítulo anterior Ikki representaba a aquellas madres (como la tuya y la mía) que chillan sin parar mientras tu en tu habitación bailas la conga, mientras pasa olímpicamente de lo que te dicen, que irresponsables somos, jajaja, bueno gracias a aquellos que leen esto. Por si a alguien le interesa el nombre de Dion, lo saque de un libro, “Sombra en el Egeo” pertenece a una trilogía y los recomiendo. Bueno hasta la próxima. Dedico este capitulo a mi abuelito que ya no esta y si puede ver lo que estoy haciendo (espero sinceramente que no, jejeje) seguro que esta pensando “Mira la nenica a lo que se dedica si pudiera darle con el gayao”.

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