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Criminal Beauty por Xeylen

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Notas del capitulo:

Me sorprende haber escrito un nuevo capítulo tan pronto... Y eso que comencé a escribirlo con inspiración 0! >_<

 Gracias a los que leísteis el primer capítulo, y gracias sobre todo por las reviews! :3

-U… Uruha... – dije, algo tímido.

Él no me dijo nada, se limitó a acercarse más a mí, como aquella noche. Arrimó su cara a uno de mis oídos, y me susurró algo: “quiero volver a jugar contigo”. Tuvo intención de agarrarme por la cintura, pero antes de que hiciese nada me aparté algo bruscamente de él, dirigiéndome a la salida del baño.

-¡Nos veremos en el aeropuerto! – dije.

Realmente yo deseaba volver a “jugar” con él, ser de nuevo su juguete, pero no era el momento ni el lugar. Estábamos a punto de comenzar una gira, ya habría tiempo para intimar…

Cuando llegué a casa, mi maleta estaba ya casi hecha, puesto que ya estábamos informados de la gira desde hacía unos días y lo dejé casi todo preparado. Sólo faltaba añadir los últimos detalles, especialmente algo de ropa de calle cómoda. Abrí mi armario, y lo primero que vi fue la ropa que llevaba aquella noche… Decidí meterla en la maleta, junto al resto de mis prendas. La verdad, nunca fui de llevar mucho equipaje, sólo lo necesario.

Me tumbé un rato en mi cama, esperando que llegase la hora de ir al aeropuerto. De repente, oí el sonido de mi teléfono móvil, sonando desde dentro del bolsillo del pantalón que antes llevaba.

-¡Moshi moshi! – ni siquiera miré quién era… tan sólo respondí, algo ya habitual en mí.

-¡Aoi! ¿Te parecería bien que fuésemos todo el grupo al aeropuerto antes? – era Kai, siempre con su simpatía hasta hablando por teléfono.- Así podríamos tomar unas copas antes de despegar.

-De acuerdo… En 15 minutos estaré allí.

-¡Te esperamos! – Kai colgó enseguida, sin darme tiempo a despedirme.

Cogí mi maleta y salí de casa. Cuando me disponía a subir a mi coche, vi que otro aparcó delante de mí. Cómo no… era Kai, que había venido a buscarme. Ví que en su coche iba montado Ruki de copiloto, así que subí a la parte trasera. Para mi sorpresa, allí estaba Uruha, el cuál me miró sin decir nada.

-¿Dónde está Reita? – dije, sorprendido al ver que era el único que faltaba.

-Él ya está en el aeropuerto, es el que tuvo la idea de estar todos allí antes – respondió Kai, sonriendo. Acto seguido, arrancó de nuevo el coche y salimos hacia el aeropuerto.

Durante todo el trayecto, Uruha no dijo una sola palabra, parecía pensativo. No quise distraerle de sus pensamientos, así que yo tampoco abrí la boca.

Tras 15 minutos en el coche, llegamos al dichoso aeropuerto, y entramos en una cafetería que había cerca del lugar donde debíamos coger el vuelo, con un avión privado, por supuesto. Reita nos esperaba, ya sentado en una mesa junto con nuestro manager.

Estuvimos allí alrededor de tres cuartos de hora, y Uruha bebía sin parar. ¿Cómo pudo beber tanto en tan poco tiempo? Nunca conseguiría entender esa extraña afición suya por el alcohol.

-¡Chicos, el avión va a salir en 10 minutos! – dijo nuestro manager, al cuál habían avisado de ello a través de una breve llamada telefónica.- Vuestro equipaje lo subirá un empleado de la compañía.

Sin decir nada, nos levantamos todos y nos dirigimos hacia la pista en la que nuestro avión esperaba. Uruha se veía algo mareado por el alcohol, pero eso no le impidió llegar sin ayuda hasta su asiento en el avión. Me senté a su lado, como de costumbre, y él comenzó a contar estúpidos chistes riendo muy alto, cosa que llamó la atención de los demás. Nunca había visto a Uruha así… Deseé ser su juguete allí mismo, que esa sonrisa fuese dedicada a mí.

Al poco de despegar, fui al baño del avión. No bebí demasiado, pero quise lavar mis manos, ya que las llevaba algo sucias al haberme apoyado en la parte exterior del aeroplano antes de subir.

-¡Ahora es cuando aparece Uruha tras de mí! – No pude evitar decirlo en alto y sonreír de pensarlo, pero esta vez no fue así. En parte me aliviaba, ya que no era el lugar apropiado, pero por otro lado lo deseaba con todas mis fuerzas…

Regresé a mi asiento, y vi que todos estaban dormidos, o al menos descansando… Todos menos Uruha. Él se limitó a seguirme con la mirada, sin decir una sola palabra.

Al rato, noté que me llamó, muy bajito. No supe si eran imaginaciones mías o realmente lo hizo, pero de igual modo le miré. Apenas girar mi cara hacia él, me besó. Fue un beso breve pero intenso. Enseguida me aparté, ya que alguien podría haberlo visto, pero para mi alivio seguían todos dormidos. Uruha intentó besarme de nuevo, pero no se lo permití. Su reacción no fue otra que tocar mi miembro por fuera de mi ropa.

-¡¿Qué… qué haces?! – dije, escandalizado, pero sin gritar demasiado… No quería despertar a los demás.

-Sé que lo estás deseando… - Su tono descarado y los toqueteos de su mano sobre esa zona hicieron que tuviese una erección repentina.

Él notó cómo mi miembro se tornaba duro, y comenzó a tocarme de nuevo, esta vez por debajo de mi ropa interior. Comenzó a masturbarme lentamente… Intenté resistirme, pero ya era demasiado tarde… Mientras seguía tocándome, le besé. Ya no me importaban los demás, no me importaba el lugar en el que estábamos… Sin darme cuenta estaba volviendo a convertirme en su juguete…

Uruha me bajó un poco el pantalón, dejando al descubierto mi miembro erecto, y acercó su cara a él. Lamió la punta despacio, de una forma muy sensual, lo que hizo que se me escapara un pequeño gemido. No creo que ni él ni los demás lo hubiesen escuchado… Pero el placer era tan intenso que ya no me importaba si me oían o no. Metió todo mi miembro en su boca, y comenzó a chuparlo, cada vez con más intensidad, hasta que finalmente terminé en su boca. Uruha lamió todo mi semen, y se lo tragó por completo. Después de eso me besó con pasión, haciéndome notar el sabor de mi propia esencia, mientras él tocaba mi torso por debajo de mi ropa.

De repente se levantó, y me agarró de la mano para hacer que me levantase yo también. Sin soltarme, me llevó al baño, y puso el cerrojo de aquel lugar, dejando mi espalda contra la puerta con sus manos apoyadas sobre ella, a modo de “jaula” para que no me escapase, mientras seguía besándome y tocándome. Acto seguido, comencé a tocar la zona delantera de su pantalón, notando su miembro erecto. Metí la mano por dentro de su ropa, y comencé a tocarle. Sin dejar de masturbarle, me agaché allí mismo, y desabroché su pantalón con mi boca, hasta bajárselo. Lo mismo hice con su ropa interior, quedando justo delante de mí su miembro. Me lo metí en la boca, y comencé a lamerlo, jugueteando con mi lengua. Era la primera vez que hacía eso… Pero le miré y le vi, apoyando sus manos en la puerta del baño mientras jadeaba de placer. No me dejó que le terminase. Me levantó de repente, sin moverse del sitio, y me dio la vuelta. Comenzó a besar la zona trasera de mi cuello. Una de sus manos seguía apoyada en la puerta, mientras que la otra me tocaba son sensualidad todo el cuerpo.

Uruha bajó mis pantalones, dejando mi trasero al descubierto, y noté como su miembro se acercaba a mi entrada, hasta penetrarme al completo. Gemí de dolor, pero él comenzó a entrar y salir de mí, hasta transformar nuevamente mi dolor en placer, como aquella noche. Mientras me penetraba, masturbaba mi miembro, erecto de nuevo debido a la excitación que me provocaba notarle dentro de mí. Esta vez no quise que terminase dentro de mí, así que cuando noté que estaba a punto de hacerlo, me giré, me agaché y metí su miembro en mi boca de nuevo, moviendo mi cabeza con insistencia para causarle placer. De nuevo apoyó sus dos manos en la puerta del baño, gimiendo y jadeando de placer, hasta que se corrió dentro de mi boca. Tragué todo el semen que se derramó en ella, y lamí los restos que quedaron en su miembro.

Él se agachó, quedando a mi altura, y me abrazó. Me sorprendió su gesto, ya que no esperaba algo así de él… Pero no dije nada, me limité a abrazarle yo también. Me abrazó más fuerte, pero de pronto se alejó un poco de mí, poniéndose de nuevo de pie, y arreglándose frente al espejo. Me levanté, y me acerqué a él mientras arreglaba yo también mis ropas, pero no dijo nada. Salió del baño, regresando de nuevo a su asiento. Al rato hice lo mismo, y aún seguían todos dormidos, aunque justo cuando me senté ví llegar al manager, el cuál tenía su asiento en el avión en la cabina de mandos, y nos comunicó que ya faltaba poco para llegar a nuestro destino: Hokkaido. Nuestra gira comenzaba en un lugar realmente frío… Tan frío como hermoso… Al igual que Uruha.

Al cabo de un rato, el avión aterrizó. Bajamos de allí los 5, echándonos unas risas con algunas anécdotas que los chicos contaron. Nos recogió una limusina enorme, la cuál nos llevó al hotel en el que nos hospedaríamos. Nada más llegar, nos indicaron nuestras habitaciones. Como de costumbre, cada uno tenía su propio cuarto en el hotel, con dos habitaciones: el cuarto para dormir, con la cama, el armario y una pequeña mesita, y una especie de pequeño salón, con un sofá, una mesa, una televisión y una nevera.

Nada más entrar en mi habitación, me quedé tumbado en el sofá viendo lo primero que pillé en la televisión. Estaba tan cansado por lo sucedido en el avión que estuve a punto de quedarme dormido. Cuando casi lo conseguí, oí cómo llamaban a mi puerta. Me levanté, y al abrirla vi a Uruha, el cuál entró sin que yo le invitase a pasar. Cerré la puerta, y le miré. Se acercó a mí, y tuvo intención de besarme, pero algo le detuvo.

-Aoi… yo… - Uruha apartó su mirada de mí.

-¿Te ocurre algo? – dije, preocupado.

-Hay… hay algo que deberías saber…

Notas finales:

Ahí queda la cosa... ¿Qué será lo que Uruha quiere decir a Aoi? En el próximo capítulo lo sabréis! (o no...)

 ^ Esa frase me ha quedado hasta dramática xD


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