Afinidades electivas por zandaleesol

Titulo: Afinidades Electivas

Personajes: Harry/Draco

Disclaimer: Los personajes pertenecen a J.K. Rowling, no percibo beneficio económico por esto.

Capítulo: Nacen Los Temores


Decir que tenía miedo no era suficiente, después de oír la confesión de su madre no sólo con respecto a la verdad sobre la muerte de su padre, sino también a la relación que por años había mantenido con Stefan McBride. Con la mirada perdida en las danzantes llamas de la chimenea, pensaba en todo aquello que había ignorado por tanto tiempo. No juzgaba la relación de Lucius con ese hombre desde un punto de vista moral, no era él quien para hacerlo, pero le dolía sin duda tener la certeza de que Lucius nunca había amado a su madre, por lo tanto, él era producto de una unión forzada, de un matrimonio convenido entre familias. Sintió tristeza por su madre sobretodo, debió ser duro para ella saber que su esposo amaba a un hombre y que ella sólo había sido la elegida para dar un heredero al apellido Malfoy, además de cuidar las apariencias. Sin duda que el matrimonio para su madre no había sido la circunstancia feliz.


Narcisa con un pañuelo entre las manos mantenía la cabeza fija en la alfombra, esperando el veredicto final, estaba segura que de encontrarse frente al Wizengamot no sentiría tanto miedo como lo sentía a la espera de que su hijo la juzgara por su acción. A pesar de que sentía algo más de alivio al confesar toda la verdad sobre cual había sido su actuar esa noche de hacía casi un año, no dejaba de reconocer que para su hijo debía ser terrible saber que su madre había intervenido en algo que había provocado la muerte de un hombre y que ese hombre fuese su padre.


Harry compartía el mismo miedo que Narcisa, él desde hacía mucho tiempo conocía el secreto de la mujer y había callado. Aunque ciertamente nunca se había sentido con derecho a revelar nada con respecto a dicho secreto, no estaba del todo tranquilo sabiendo que ese momento algún día debía llegar y no podía apostar a como reaccionaría Draco al saberlo. Sólo esperaba que su novio comprendiera la difícil situación en la que se había encontrado.


Draco apartó finalmente su mirada de las llamas y la fijó en su madre que seguía observando la alfombra. Se levantó con calma y se paró frente a su madre, Harry sentado en el sillón lo miraba fijamente.


—Mamá…


Narcisa estrujó el pañuelo que tenía en las manos y levantó la vista hacia su hijo.


—Imagino lo que has sufrido durante todo este tiempo teniendo que guardar ese secreto… él era mi padre… yo no lo amaba… él jamás hizo nada para inspirar mi afecto, pero aún así era mi padre.




Narcisa apretó los labios y bajó la mirada otra vez, era cierto, Lucius era el padre de su hijo, bueno o mal padre, pero padre al final.


—Tal vez por ello es aún más terrible el que yo no lamente su muerte, sino más bien la agradezca.


La mujer rubia abrió los ojos de golpe y miró a su hijo otra vez.


—Si él viviera aún yo no sería libre madre, ahora estaría a su lado siendo obligado a seguirlo en sus planes para engrandecer a los magos de “sangre pura�, además un buen hombre como es Arthur Weasley estaría muerto, pero sobretodo si él viviera… yo no estaría con Harry, él no lo habría permitido.

—¿Tus palabras significan que me perdonas?


Draco bajó sus rodillas al suelo, con su rostro frente al de su madre la miró con ternura, a pesar del delito, ella era su madre y él mejor que nadie sabía que había actuado guiada por la desesperación, las circunstancias la habían llevado a cometer aquel crimen.


—Comprendo tus motivos madre y jamás te juzgaría.


Narcisa dejó caer las lágrimas que había estado sujetando a duras penas y le echó los brazos al cuello a su hijo.


—¿Lo dices de verdad hijo?

—Claro que sí madre, ya lo dije si él viviera yo sería muy infeliz, todos lo seriamos.


Draco después de apartarse de su madre se volvió a mirar a Harry. El muchacho de ojos verdes lo miró con aire culpable.


—Gracias Harry.

—¿Gracias por qué? —preguntó Harry con asombro.

—Por guardar el secreto de mi madre, sé que para ti no debe ser fácil, ojala que el tenerme a tu lado compense el que debas cargar con ese secreto.

—Ningún sacrificio es poco si tú estás conmigo.


Draco sonrió con agradecimiento y cariño, era afortunado, muy afortunado.


—Madre… ¿Has sabido algo de ese hombre? ¿de Stefan?

—Nada, absolutamente nada.

—Tú crees que tras la muerte de mi padre… él se haya marchado para no regresar jamás.

—Draco… la verdad es que él me amenazó el día del funeral de Lucius, aunque no tenía la certeza total sospechaba de que yo había cambiado las botellas de vino, y me dijo que pagaría… él me haría pagar por la muerte de Lucius.


Draco guardó silencio un largo rato.


—¿Madre tú crees que Stefan es el tipo de hombre que cumple sus amenazas? tú lo conociste mejor que yo.

—Creo que sí, yo diría que era más decidido e impulsivo que Lucius, la idea de asesinar a Arthur estoy segura que partió de él —dijo Narcisa.


Draco miró a Harry furtivamente.


—Tal vez deberíamos habar con Arthur Weasley, no sé intentar averiguar de alguna forma si saben algo de Stefan, no creo que en el Ministerio se hayan olvidado de él sólo porque mi padre murió, perfectamente podría estar pensando en continuar con aquellos planes por su propia cuenta —dijo Draco.

—Estoy de acuerdo contigo Draco, hablaré con el señor Weasley, estoy seguro de que le interesará el asunto, además está la muerte de ese hombre Goyle, ¿No era uno de los íntimos de tu padre?

—Así es —dijo Draco.

—Draco… me gustaría que tú y Harry se cuidaran, no sé tal vez deberían usar algún hechizo protector, sólo por si acaso, es mejor estar prevenidos —dijo Narcisa —, y yo estaría más tranquila.

—No te preocupes madre —acercándose para besar a su madre en la frente —. Con Harry tomaremos las previsiones del caso.

—Sí, no tiene de que preocuparse, nosotros sabremos cuidarnos —dijo Harry.


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Narcisa luego de que se marcharan los dos muchachos llamó a Dobby, el elfo de inmediato se presentó ante su ama.


—¿Me llamó ama? —preguntó la pequeña criatura de ojos grandes.

—Sí Dobby… necesito hablarte de algo. Recuerdas lo sucedido la noche en que murió Lucius.


El elfo asintió con temor.


—Dobby… temo que ese hombre cumpla con su amenaza… debemos proteger a Draco, por eso he decidido hablar con Arthur Weasley, le contaré la verdad de lo sucedido, tendrás que ser mi testigo, tú eres el único que sabe que Lucius y Stefan pretendían envenenarlo esa noche durante la cena.

—Ama Dobby dirá la verdad al señor Ministro… Dobby vio cuando ese hombre entró a la mansión guiado por el señor Stefan y como lo ocultó en el despacho del amo mucho tiempo antes de que empezaran a llegar los invitados.

—Eso será suficiente para Arthur, él sabrá que es verdad.


Narcisa se fue a la cama sintiendo algo más de alivio, sobretodo porque le había contado la verdad a Draco y el muchacho no la había recriminado, al contrario comprendía sus motivos. Pero sin duda se sentiría mucho mejor cuando dijese toda la verdad, por lo menos contaría con el apoyo de Arthur para proteger a su hijo en caso de que Stefan estuviese rondando por ahí.


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Stefan había citado a Mundungus Fletcher en el mismo sitio en que se habían encontrado anteriormente. Aquel lugar lleno de gentuza era ideal para tener tratos con sujetos como Mundungus, pues no llamaban la atención ya que todos era más menos de la misma calaña.


—He cumplido con su encargo… esta noche los “tórtolos� visitaron a la viuda, no usaban ninguna protección así que les puse un hechizo de rastreo —dijo Mundungus apurando el vaso de whisky que tenía delante.

—¿Y esa fue tu gran hazaña? —preguntó Stefan con tono mordaz.


Mundungus miró al hombre con aire ofendido.


—Claro que no… le tengo buenas noticias, ya sé en que lugar viven… es un edificio muy bonito refaccionado, sólo hay muggles ahí.

—Es lógico que así sea, te dije que vivían en el Londres muggle —respondió Stefan con tono fastidiado.

—Bueno usted me dijo que sólo vigilara a Draco… ¿Y el otro muchacho?

—¡Potter! Ese mestizo vulgar no me interesa, pero cuídate de él, no vaya a darse cuenta de que vigilas a Draco, sería muy probable que se escondieran y todos mis planes se irían a la basura.

—¿Qué planes son esos señor?


Stefan miró despectivamente a Mundungus, como meditando en si debía decirle algo o no.


—Lo sabrás antes de lo que te imaginas, cuando mi plan se haya concretado serás el primero en saberlo —dijo Stefan poniéndose de pie —, vigila a Draco día y noche… falta poco, muy poco.


Mundungus miró con preocupación a Stefan le daba un poco de miedo aquello que estaba planeando aunque ni siquiera se atrevía a imaginar que podía ser, pero de algo sí estaba seguro, el hijo de Lucius era el actor principal de aquella jugada.


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Sólo dos días después de que Narcisa le confesara a su hijo la verdad sobre la muerte de Lucius visitaba a Arthur Weasley en su casa. No había querido presentarse en el Ministerio para hablar de un tema tan delicado como el que debería confesarle, su responsabilidad en la muerte de Lucius.


Molly recibió con alegría y cordialidad a su amiga. Pero al instante notó que ella estaba preocupada por algo, naturalmente que no quiso ser indiscreta preguntando, pero como hacía siempre ofreció su ayuda para cualquier cosa que Narcisa pudiera necesitar.


—Les ruego que me perdonen por traer mis problemas hasta su hogar —dijo Narcisa aceptando la taza de té ofrecida por Molly.

—Pero que cosas dices… estoy feliz de que nos visites —respondió Molly con gesto impaciente.

—Prefería venir hasta aquí que ir a verte a tu oficina Arthur.

—Sea aquí en casa o en la oficina sabes que siempre estaré agradado de que me visites Narcisa —dijo Arthur.

—Bueno… lo que me trae aquí no es fácil —dijo Narcisa.

—Los dejaré a solas para que conversen —dijo Molly levantándose del asiento.

—No… no es necesario Molly, quiero que tú también escuches mi confesión.


Arthur y Molly miraron algo sorprendidos a Narcisa y luego intercambiaron entre ellos una mirada de extrañeza.


—¿Una confesión? —preguntó Arthur.


Molly con rostro preocupado volvió a sentarse sin dejar de mirar atentamente a Narcisa.


—Sí. Esto no es fácil para mí, nunca lo ha sido en realidad, callar este secreto ha sido muy difícil, pero sinceramente creí que todo estaría bien. Ahora comprendo que fue una ingenuidad de mi parte creer que ese hombre se olvidaría de todo.


Las palabras de Narcisa causaron preocupación en Arthur a pesar de no entender a que se refería Narcisa.


—Narcisa lo que sea que te preocupa te juro que haré lo posible por ayudarte —dijo Arthur.


Narcisa dio un suspiró resignado, luego levantó la vista para mirar directamente a los esposos Weasley.


—La muerte de Lucius no fue un accidente… yo lo maté.


La impresión que esto causó en Arthur le hizo dar un brinco del sofá.


—¡¿Qué?! ¿Qué tu mataste a Lucius?

—Sí, yo fui.


Molly miró con tristeza a su amiga, sabía que ella no tenía un buen matrimonio, pero no imaginaba que las cosas fuesen tan graves como para asesinar a su esposo.


Arthur en tanto comenzó a pasearse por la sala en completo silencio, a su mente acudieron al instante las palabras de Kingsley, él sospechaba de que la muerte de Lucius no había sido accidental y que Narcisa estaba relacionada, no había querido dar crédito a las sospechas del Auror, pero ahora resultaba que no estaba equivocado, era cierto, Narcisa había matado a Lucius.


—¿Por qué Narcisa? ¿Por qué mataste a Lucius? —preguntó Arthur sintiendo verdadero pesar, no por Lucius, sino por ella que debería enfrentar al Wizengamot.

—Lucius no era un buen hombre, no digo esto para justificarme, maté al padre de mi hijo y eso es algo que pesará siempre en mi conciencia, pero no tuve otra salida.

—Narcisa… no puedes decir eso, siempre hay una salida… ¿por qué no me buscaste o a Molly? si tenías problemas con Lucius, te hubiésemos ayudado.

—¡No había tiempo! ¡Era la única forma de salvarlos a todos! —dijo la mujer entre lágrimas y sollozos.


Molly también derramó lágrimas, sentía profunda pena por la mujer rubia.


—¿De qué hablas Narcisa? ¿A qué te refieres con “salvarlos a todos�?

—Me refiero a todos… mi hijo… Harry… a ti… el mundo mágico… a todos —dijo la mujer con tristeza.

—¿Salvar a tú hijo y a Harry? ¿A mí? —preguntó Arthur confundido.

Narcisa secó sus lágrimas con un pañuelo, acomodó la postura y fijó sus ojos en el matrimonio que la observaba con impactó y tristeza.


—Yo nunca amé a Lucius, mi matrimonio fue un arreglo entre familias y naturalmente lo acepté como una buena hija que era. No puedo lamentarlo del todo, porque gracias a esa unión tengo un hijo maravilloso al que adoro y que es la razón de mi existencia. Nunca fue un secreto para nadie que Lucius fue parte del grupo de seguidores del Innombrable, aunque después lo negara, yo fui la mejor testigo de las peroratas de mi esposo contra los mestizos y muggles durante años. Él nunca renunció a sus creencias, creo que eso lo sabes mejor que nadie Arthur. Sabes también que no estaba solo en su cruzada por mantener la supremacía de los “sangre pura�, era acompañado por muchos que también fueron seguidores del Innombrable en el pasado. Entre todos esos amigos de Lucius hubo uno que fue el más influyente, tú lo conoces, Stefan McBride.


Arthur asintió con la cabeza, por supuesto que conocía a ese sujeto, era imposible olvidarlo.


—Bueno… la influencia de ese hombre iba más allá de la amistad, Lucius lo amaba.


Está afirmación sorprendió en grande a los esposos Weasley. Arthur de inmediato intuyó que los celos habían sido los causantes de la muerte de Lucius, pero era extraño porque Narcisa acababa de decir que no amaba a su esposo.


—A lo mejor estás pensando que descubrí la infidelidad de mi esposo y por eso lo maté. No fue así. Draco tenía sólo dos años cuando Stefan entró a la vida de Lucius, ellos fueron amantes por quince años y yo siempre lo supe.

—¿Y si ese no fue el motivo cuál fue entonces? —preguntó Arthur.

—Ya lo dije, salvar a todos. Yo sabía que tu nombramiento como Ministro traería problemas, Lucius y Stefan estaban furiosos contigo por la aprobación de aquellas leyes de protección a los muggles y mestizos. Ellos se reunían en casa siempre, la última vez se reunieron con varios más, los vi llegar uno a uno por la chimenea de mi sala. Ese día Lucius les habló del peligro que representabas como nuevo Ministro, todos estuvieron de acuerdo en que debían hacer algo al respecto. Yo lo escuché todo, Lucius jamás tuvo el buen tino de poner hechizos insonorizantes en su despacho, no le importa que yo me enterara de sus asuntos me consideraba demasiado estúpida, por lo tanto yo no era un problema para él. Yo sabía que mi hijo era parte de los planes de Lucius, siempre decía que Draco tomaría el lugar que le correspondía como hijo del líder de aquel grupo de locos. Yo nunca había opinado al respecto aunque sabía que Draco no compartía las ideas de su padre. Pero todo cambió cuando mi hijo me confesó el mismo día de la cena que se había enamorado de Harry Potter y que en realidad nunca habían sido rivales como todos creían, me confesó que se habían convertido en amigos desde su primer viaje en el expreso de Hogwarts, Draco me contó que Harry le había negado su mano luego de que él dijera que habían unos magos mejores que otros y que él podía enseñarle cuales eran los correctos, para todos ese fue el comienzo de la rivalidad entre ellos, pero nadie supo jamás que mi hijo se disculpó durante ese mismo viaje por sus palabras y de ese modo se convirtió en amigo de Harry.


—La verdad jamás imaginamos que esos chicos estuviesen tan unidos —dijo Molly —, nosotros fuimos lo más sorprendidos.

—Para mí fue terrible saber que mi hijo amaba a Harry, no porque tuviese algo en contra de él, sino porque yo sabía cuanto lo odiaba Lucius, siempre hablaba del “mestizo� lo odiaba por haber destruido a su amo, decía que las cosas hubiesen sido muy diferentes sino fuera por Harry Potter. Naturalmente Stefan compartía ese odio de Lucius, como compartía todo lo demás, Stefan era quien alentaba a Lucius en sus locuras. Yo mucho antes de saber de los sentimientos de mi hijo le había rogado a Lucius que dejará a Draco libre, le supliqué que lo dejara hacer de su vida lo que deseara, pues él tenía a toda esa gente que lo seguía no necesitaba a mi hijo. Pero naturalmente a Lucius no le importaba lo que yo pensará ni los sentimientos de Draco que ya temía que su amor por Harry se vería truncado muy pronto, pues Harry ya le había dicho que debería elegir entre estar con él o seguir a Lucius.


Narcisa guardó silencio. Arthur y Molly comprendieron que la razón de Narcisa para asesinar a Lucius había sido la felicidad de Draco, pero comprender por lo menos para Arthur no era lo mismo que justificar, iba a decir algo, pero se vio interrumpido por Narcisa.


—Antes de saber eso me había sentido inútil para oponerme a Lucius, pero cuando mi hijo ese día me confesó que amaba a Harry y que estaba decidido a no seguir a su padre, y que se había decidido a luchar por su amor y por permanecer junto a Harry, yo sabía que también debía tomar una decisión, no dejaría que mi hijo sufriera —dijo Narcisa.


Arthur no necesitaba oír más, ya había comprendido las razones de ella.


—Sí, lo hice por mi hijo, no voy a negarlo. Les pido perdón a ambos, cuando me enteré de los planes de ellos, de asesinarte durante la cena sabía que debía hacer algo por impedirlo, pero además me enteré de que mi hijo amaba a Harry… fue aquello lo que me decidió, no sólo debía impedir tu muerte Arthur, si el plan de Lucius no daba resultado esa noche sería en otra ocasión el no iba a desistir de quitarte de en medio… comprendí que esa era la ocasión de terminar con esta pesadilla para siempre —terminó diciendo Narcisa en un hilo de voz.


Molly abrió los ojos espantada, pues no esperaba las últimas palabras de Narcisa. Arthur por su parte se quedó petrificado.


—La copa de vino con el veneno era para ti Arthur —dijo Narcisa bajando la vista —. Lucius y Stefan habían planeado tu muerte… yo le ordené a Dobby que cambiara las copas de vino.

Arthur se sintió conmocionado por la revelación.

—Estuve a punto de morir envenenado —dijo Arthur perdiendo el color.

—Sí… yo los escuché hablar de lo que planeaban y como pensaban llevarlo a cabo, la idea fue de Stefan… el mismo Lucius le facilitó la entrada a ese sujeto a la casa, pero sólo era una coartada por si los descubrían, le pagaron mucho oro para que entrara a la casa esa noche y dejara rastros de su estadía. Stefan le dio el veneno a Lucius y éste lo puso en una botella de vino que le entregó Dobby con la orden expresa de que sólo llenara tú copa con ese vino y que luego de decidiera de la botella, yo le ordené a mi elfo que cambiará las botellas, el vino envenenado fue a dar a la copa de Lucius y el otro fue servido a los demás invitados… yo causé la muerte de Lucius —terminó diciendo Narcisa con lágrimas en los ojos.


Arthur y Molly estaban impactados ante semejante confesión, se miraron horrorizados, comprendieron que por muy poco se habían salvado de aquella desgracia. Arthur comprendió a Narcisa y aunque ella había aceptado que su principal intención al hacer aquello había sido la felicidad de su hijo.


Arthur tomó la decisión de proteger a Narcisa, si no hubiese sido por la acción de ella él estaría muerto. Pero ahora estaba en su casa junto a su esposa e hijos, y eso sólo gracias a que ella, debía encontrar la forma de ayudarla y por supuesto que no le diría a nadie la verdad de lo que acababa de saber, por el bien de todos, era lo mejor.