Tras pasar la lista, el ogro anunció a voz en grito:
- ¡¡CABO, TRAIGAME AHORA MISMO EL PERIODICO DOMINICAL!!- Todos los cadetes observaban como el cabo entregaba al instructor con un grueso periódico enrollado – Bien florecillas …-dijo dulcemente y sacudiendo el periódico amenazadoramente- vamos a hacer un ejercicio para comprobar vuestros reflejos.¡¡¡VENGA DESECHOS MAL PARIDOS QUIERO VEROS DESFILANDO HACIA VUESTROS RESPECTIVOS CATRES!!!
Cloud a penas tuvo tiempo para reaccionar, hasta que vio como el instructor rompía filas a base de hostias y se le acercaba blandiendo su arma. Consiguió esquivar un golpe por los pelos, pero James se lo comió enterita, Cloud consiguió arrastrar a su compañero caído hasta una puerta y quedar a salvo de la refriega. Allí se encontró con unos cuantos supervivientes que revisaban unas hojas, él empezó a leer la que le habían dado al bajar del autobús, en ella había escrito un código que no comprendió. Después de revisarla varias veces comenzó a ponerse nervioso, hasta que un “pss…pss” lo alarmó.
-Pss… eh tío ¿En que cuarto te han puesto?
- No…no lo sé, aquí solo pone P-C/S-3/H-12.
-SSSsssshhhh… cállate, no lo digas en alto – dijo en un susurro mirando nerviosamente hacia los lados- ven sígueme sigilosamente, yo te guiaré.
Cloud decidió seguir a su nuevo amigo, mientras cargaba a James, ambos se movían furtivamente por los pasillos bajo la mirada extrañada de cadetes e instructores.
-Bien ya hemos llegado – susurró su compañero, entrando en un cuarto con dos literas – me llamo L.
- ¿L…? – preguntó Cloud extrañado, a saber qué clase de nombre era ese.
- ¿Cómo te llamas? – quiso saber con una mirada de suspicacia, como si fuera sólo una pregunta formal porque ya sabía el nombre.
- Cloud Strife, soy de…
- ¡SHHHHH! Baja la voz, ¡insensato! – interrumpió L, encorvándose y tapando la boca del rubiales con una mano – Las paredes oyen… - acompañó su última frase de un vistazo desconfiado a los cuatro muros que cerraban el cuarto.
Cloud observó esas mismas paredes algo angustiado cuando se percató de que aún llevaba a su frágil compañero colgado por un brazo.
- ¿Qué le ha pasado? – preguntó L una vez se hubo asegurado de que nadie les espiaba por la ventana.
- El instructor le atizó con un periódico – contestó con expresión preocupada.
- ¿Cómo se llama?
- James nosequé nosequémás.
- James… James… - zarandeó al muchacho de aspecto descuidado- vamos, chico, saldrás de esta.
Cloud dejó que “L” se ocupase de su amigo y observó la habitación, haciéndose a la idea de que ese sería su nuevo hogar cuando se percató de la presencia, en la litera superior, de otro joven que contemplaba la escena.
- ¡Hola! –saludó el más joven con una sonrisa.
- ¿Cómo lo llevas? – respondió el tendiéndole una mano- Me llamo R…
- ¡¡AL SUELO!! – gritó de súbito L que apareció como una bestia cargando con James y agarró a los dos cadetes para tirarlos al suelo.
- ¿L… qué pasa? – el tono del rubio se mostraba terriblemente confuso y su voz salía entrecortada debido al peso que soportaba su pecho en ese momento (había quedado debajo de la montaña de cuerpos)
- Shhh… he oído algo…