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Juunigatsu No Hana por Saiyi chan

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JUUNIGATSU NO HANA



Capitulo 5.-


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///Es difícil ver como dejas escapar algo que deseas tener sin poder hacer nada por evitarlo. Aunque puedas hacerlo, aunque de alguna forma lo puedas evitar… hay veces en las que creemos que simplemente lo mejor es dejar que pase.

En ese momento, era eso lo que creía más adecuado; lo que creía mejor para él e incluso para mí. Pero solo se trataba de miedo. Una simple palabra que te hace actuar de una forma totalmente contraria a como deseas hacerlo.

No siempre acertamos en nuestras decisiones. Escoger el camino adecuado no es fácil y mucho menos cuando eso conlleva a alguien más.///


Eran justamente las once de la noche. En el interior del hotel, una habitación se hallaba a oscuras; tan solo levemente iluminada por la chispeante llama de una vela que se consumía lentamente.

Estrechando a Kuma-chan entre sus brazos, Tamaki permanecía con los ojos bien abiertos completamente atento y por qué no admitirlo… algo asustado, escuchando la historia que Nekozawa tenia que contarle…

-Una de aquellas noches, cuando ya no quedaba nadie en la playa, aquella niña volvió al lugar donde por primera vez vio la silueta del muchacho… y de nuevo, una vez más… la silueta un poco más cerca que el día anterior.- Nekozawa tenia la mirada clavada en el joven presidente del Host Club, disfrutando de cada una de las expresiones asustadas e intrigadas que el rostro de este adquiría. –y así noche tras noche... hasta que la luna llena alcanzó su punto más álgido…-

-La... la noche de luna... llena…- tragó saliva con dificultad a la vez que apretaba a su osito de peluche aun más contra su pecho. –¿y que pasó después?- Umehito esbozó una sonrisa satisfecha ante el interés del rubio, prosiguiendo a contar su historia.

-Aquella noche, la niña se acercó nuevamente a la playa; y justamente donde rompían las olas, divisó claramente la misma silueta. No pudo ver sus facciones, pero si pudo apreciar perfectamente una cínica sonrisa en aquel oscuro rostro.- se llevó una mano a la cara, cubriéndose de tal forma que tan solo dejó a la vista sus ojos azules entre el hueco de sus dedos.

Tamaki se encogió un poquito más, como si tratara de esconderse tras Kuma-chan. Había visto en su cabeza perfectamente aquella sonrisa, la cual consiguió erizarle la piel tras un intenso escalofrío.

-Sintió miedo... toda su curiosidad se desvaneció en aquel momento y simplemente trató de huir… corrió y corrió, pero no se desplazó ni un solo centímetro. Tras ella, la silueta avanzaba lentamente aun con aquella sonrisa y cuando estuvo lo suficientemente cerca de la pequeña, alzó una mano… lo siguiente que se escuchó fue un grito desgarrador, y silencio….- ambos se quedaron callados, sin decir ni una palabra, casi sin respirar; tan solo podía oírse el latir acelerado del corazón de Tamaki. -…desde ese día, las noches de luna llena, algunas personas han asegurado ver la silueta de una niña pequeña sentada en la orilla; justamente donde rompen las olas…- de nuevo silencio.

Volvió a tragar con dificultad, por un momento pensó que se había quedado sin respiración y que el corazón se le saldría por la boca. Pero consiguió respirar aliviado cuando la historia finalizó.

-Eso... eso ha sido bastante terrorífico…- sonrió nervioso, sin atreverse siquiera a cambiar de posición. –Pero son solo historias inventadas por jóvenes para noches de verano.- con sus propias palabras trató de calmarse a si mismo, pero enseguida volvió a sentir un intenso escalofrío.

-En realidad Suou-kun… ocurrió en este pueblo, justo en esta playa…- en ese preciso momento, la puerta de la habitación se abrió bruscamente.

-¡AAAAAAAHHHHHHHH!- de un salto, el joven presidente se escondió tras Nekozawa.

-Pero que…- el recién llegado se llevó una mano al pecho sobresaltado ante el grito. -¿Tamaki… por qué gritas así? Serás idiota…- y sin percatarse de la presencia de Nekozawa, el moreno encendió la luz.

Esta vez fue el grito del oscuro muchacho el que resonó entre las paredes; quien no pudo hacer más que huir despavorido ante tanta claridad.

-¡Kyouya me has asustado!- le recriminó enfurruñado, pero en parte sintiéndose más tranquilo.

-La prueba de valor está a punto de comenzar, será mejor que te des prisa.-

-Esta bien, pero no vuelvas a entrar así en la habitación, por favor…- tratando de calmarse, Tamaki intentó sonreír, pero tan solo pudo esbozar una mueca nerviosa.

-¿Entonces como quieres que entre? ¿Atravesando paredes como los fantasmas?- preguntó con ironía, notando como el rubio se ponía pálido. –¿Tamaki?-

-Oye Kyouya... creo que no haré la prueba de valor…- lloriqueó dedicando una mirada acongojada a su amigo.

-Vas a realizar la prueba de valor quieras o no, no he “hecho trampas” para conseguir que Haruhi sea tu pareja para nada.- le advirtió con aparente tranquilidad, mostrando ante Tamaki la mirada que lo había hecho ganarse
el nombre de “rey de las sombras”.

-¡Será muy divertido!- y sin perder un segundo más, el rubio salió de la habitación en dirección a la playa.

El joven Ootori esbozó una sonrisa divertida; sabia como conseguir de Tamaki lo que quería… finalmente, cambió su expresión a una seria y acabó por salir de la habitación.

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Ya había oscurecido por completo, y tanto los miembros del Host Club como las clientas, se encontraban reunidos en la playa. El murmullo de las muchachas comentando sobre como seria la prueba y algún que otro comentario sobre lo asustadas que estaban, se dejaba oír perfectamente entre el suave romper de las olas.

Kyouya sostenía entre sus manos su libreta de apuntes. Hizo unas anotaciones rápidas y seguidamente, sus ojos oscuros se centraron en los presentes a través del cristal de sus gafas las cuales colocó perfectamente sobre su nariz.

Junto al joven Ootori, Nekozawa portaba su habitual túnica negra a pesar de estar en la más completa oscuridad; quizás para infundir algo más de temor ante los muchachos allí reunidos dada la situación... en su rostro, podía distinguirse una sonrisa calmada pero un tanto maléfica desde el punto de vista de la diversión, y en su mano, sostenía como de costumbre a su fiel Beelzeneb.

-Bien, veo que ya estamos todos.- se adelantó a hablar el muchacho de gafas, captando la atención de las clientas del club y sus compañeros. –ahora procederé a explicar en que consistirá la…- sus palabras se vieron interrumpidas cuando un murmullo al fondo de los presentes le distrajo.

Se aclaró la garganta en un toque de atención, y ante la falta de la misma, cerró los ojos por un momento para abrirlos de nuevo y clavar una mirada un tanto severa en cierto rubio que, parecía bastante distraído ejerciendo como Host con una de sus clientas.

-Tamaki….- lo llamó, pero el susodicho no pareció hacerle caso alguno.

Bajo las miradas de las chicas y sus compañeros, Kyouya lanzó su bolígrafo en un movimiento ágil y certero, dando de lleno en la cabeza del joven presidente.

Tamaki se quejó llevándose una mano al lugar donde había sido golpeado. Mostrándose molesto, se giró a mirar atrás, encontrándose así con un Kyouya cruzado de brazos y una mirada amenazante en los ojos oscuros del moreno.

-Kyouya ¿qué te pasa? ¿Por qué me pegas?-

-¿Podrías prestar atención? Trato de explicar como irá la prueba.- ante las palabras del joven Ootori, Tamaki lo miró fastidiado.

-…………….. Eso no es motivo para que me pegues…- murmuró poniendo morritos, acariciando aun la zona dolorida.

-¿Es que no tienes interés en participar?- preguntó intencionadamente, con una cínica sonrisa que disfrazó en una expresión calmada pero que igualmente el rubio entendió a la perfección. –si quieres puedo dejarte fuera del juego…-

-¡NO! prestaré atención, lo siento...- se disculpó enfurruñado ante las intenciones de su amigo.

-Estupendo… ¿ahora podrías devolverme el bolígrafo?- esta vez la sonrisa en el rostro del muchacho de gafas se tornó amable pero igualmente inquietante.

De mala gana, Tamaki se agachó a recoger el objeto y acercándose a Kyouya ante las miradas del resto, se lo devolvió.

-Aquí tienes oka-san.- sonrió fingidamente, recibiendo una sonrisa igual de falsa por parte de su amigo.

-Gracias oto-san.- y tras aquella muestra de “afecto” en publico y el correspondiente grito de “moe” por parte de las chicas, la expresión en el rostro del moreno pasó a ser algo más seria. –Bien, como decía… la prueba de valor tendrá lugar en un cementerio que Nekozawa-sempai ha recreado en esta misma playa para la ocasión.- tras aquella breve explicación, las muchachas murmuraron asustadas entre ellas, aunque algunas lo hicieron entre tímidas risitas y algún que otro sonrojo.

-Nadie podrá escapar con vida de allí si no sigue las reglas.- comentó Umehito con un hilo de voz terrorífico, consiguiendo que un escalofrío recorriera el cuerpo de más de una de las jovencitas que allí se encontraban.

-¿Y qué reglas son esas?- Hikaru se acercó al oscuro muchacho, recibiendo una mirada temerosa por parte de este.

-¿Hay alguna regla que prohíba usar linternas contra los fantasmas?- acercándose al lado contrario, Kaoru dejó ver una linterna aun apagada ante un tembloroso Nekozawa.

-No… no os atreváis…- y tras cubrirse el rostro con parte de la túnica, huyó de los gemelos.

-Mira que se asusta fácilmente.- Kaoru dedicó una mirada desinteresada a Nekozawa, quien se apartó lo más que pudo de ambos hermanos.

-¿Que tiene de tenebroso una simple linterna?- y finalmente, los dos gemelos se sonrieron diabólicamente.

En ese momento, una sombra oscura se cernió tras los hermanos Hitachiin, obligándolos a soportar un intenso escalofrío y a girarse lentamente hacia aquella verdadera presencia maligna.

-¿Vais a tomaros esto en serio? ¿O tendré que tomar medidas contra vosotros?- Kyouya sonrió ante Hikaru y Kaoru, quienes no pudieron hacer mas que reír nerviosos y limitarse a obedecer al rey de las sombras.

-Nos portaremos bien.- corearon ambos, escondiéndose seguidamente tras Haruhi que tan solo suspiró cansada.

-Bien, si nadie tiene algo más que añadir…- y una severa mirada recorrió a todos sus compañeros del Host Club. -… proseguiré con la explicación.- tomó aire y volvió a colocarse bien las gafas antes de seguir. –como iba diciendo… la prueba se realizará en parejas de dos personas que yo mismo me he asegurado de echar a suertes. Cada pareja tendrá que pasar el cementerio, encontrando después del mismo una cueva la cual tendréis que atravesar. En el interior de la cueva, he dejado un sello para que cada pareja participante selle la tarjeta que os daré a continuación. Una vez lo hayáis conseguido, debéis volver aquí y entregar la tarjeta sellada. ¿Alguna pregunta?-

-Kyouya-kun… ¿no será demasiado peligroso?- preguntó una de las muchachas dejándose ver intranquila ante el moreno quien sonrió en respuesta.

-¡Eso es imposible!- se adelantó a hablar un entusiasmado Tamaki. –Princesa… jamás haríamos algo que pudiera poner en peligro la belleza de tan adorables doncellas…- en una pose presuntuosa se echó el cabello hacia detrás, ofreciendo una mirada vidriosa a la chica.

-Tamaki-kun, ya me quedo mas tranquila…- susurró sonrojada, elevando así el ego del rubio.

-Tamaki…- volvió a murmurar el muchacho de gafas entre dientes, sin dejar que la irritación se dejara ver en su rostro. –Efectivamente, como bien dice Tamaki, no permitiríamos que ocurriera alguna desgracia.-

-Kyou-chan, ¿vas a decir ya las parejas? ¿Sabes? Quiero comer un pastel antes de la prueba, así no me dará tanto miedo.- sonrió infantilmente, abrazando a Usa-chan y haciendo las delicias de las muchachas que suspiraron ante tan enternecedora escena.

-Ahora mismo Hani-sempai.- sonrió, y sus gafas brillaron ante la mirada expectante de todos.


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Kaoru caminaba entre las lapidas del cementerio, observando con una mirada mordaz como los brazos esqueléticos y las carabelas asomaban de la arena de la playa.

-Esto es demasiado surrealista…- murmuró para si mismo cuando un grito le hizo volver la mirada atrás. –¿Estas bien?- retrocedió unos pasos para acercarse a la muchacha que iba tras él.

Ambos habían sido una de las primeras parejas en salir para realizar la prueba; el menor de los Hitachiin y una de las chicas clienta de ambos hermanos. Aquel cementerio recreado era mucho más grande de lo que imaginaban, así que seria muy poco probable encontrarse con otras parejas por allí.

-Es… es un…- sin poder hablar, señaló temblorosa la huesuda mano que parecía haber sujetado su pie segundos antes.

-No te preocupes, no es de verdad.- tomó la mano alzándola ante la mirada de los ojos claros de la muchacha. –¿Lo ves?- y ofreciendo una suave sonrisa trató de calmarla.

Ella tan solo asintió, esbozando una sutil sonrisita y prosiguiendo su camino junto a Kaoru a través de aquel tenebroso cementerio.

-*Me pregunto que tal le ira a Hikaru…*-


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Silencio… su mirada clavada al frente y una expresión molesta adornaba el rostro de Hikaru. Junto a él, Kasanoda sostenía entre sus manos la tarjeta que tendrían que sellar.

-No es justo… ¿por qué me ha tenido que tocar contigo? ¡Yo quería ir con Kaoru!- protestó mientras caminaba con los brazos cruzados.

-¿Crees que a mi me hace mucha gracia ir contigo?- molesto, el pelirrojo se dirigió al gemelo, recibiendo una mirada desganada por parte de este. –yo… yo quería ir con Fujioka…- acabó bajando la mirada sonrojado, perdiéndola en la tarjeta.

-………………. Haruhi va con mi señor… ¿Cómo ha podido ocurrir algo así?- nervioso se resolvió el cabello. –y después de todo Kaoru esta por ahí perdido, solo…- Kasanoda lo miró sin decir nada, ignorando la infantil actitud del gemelo. -¡Arg! ¡Esta prueba es un asco!-


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-Tamaki-sempai, te estas quedando atrás.- Haruhi se detuvo junto a una de las lapidas, girándose seguidamente a mirar al rubio.

El joven presidente miraba de un lado a otro, sin olvidarse de vigilar por detrás. Aquel cementerio ficticio le estaba dando muy mala espina, sobre todo las extrañas presencias que estaba notando a su alrededor.

-Haruhi… ¿no tienes miedo?-

-¿Por qué iba a tenerlo? Es solo una prueba de valor.- sonrió ante el rubio, quien la miró algo avergonzado por ser él quien estaba asustado.

-Tienes razón…- murmuró con nerviosismo, tratando de esbozar una sonrisa que tembló en sus labios.

La muchacha continuó su camino y poco más atrás de ella, Tamaki seguía sus pasos esta vez pensativo.

Se llevó una mano al bolsillo de su pantalón, asegurándose de que llevaba el regalo para Haruhi. Pensó que quizás ya seria un buen momento para dárselo. Ante aquel pensamiento, sintió su corazón latir con fuerza, tanta que incluso tubo que tomar una bocanada de aire.

-Oye Haruhi…-

-Es raro que no nos hayamos cruzado con nadie, ¿no crees?- ante la pregunta, Tamaki asintió en respuesta. –Aunque la verdad es que este cementerio es enorme…- miró a su alrededor, y tan solo se veían lapidas y esqueletos saliendo de entre la arena.

El rubio se detuvo de nuevo. Sus ojos azules se abrieron de par en par y la respiración se le tornó agitada, llamando así la atención de la muchacha.

-Tamaki-sempai, ¿tanto miedo te da?- adoptó una mueca resignada y se llevó ambas manos a la cintura para acercarse al joven presidente.

-Ha… Haruhi…- tembloroso levantó el brazo derecho, señalando con el dedo índice hacia el mar. –mi… mira allí…- ante las palabras del rubio, Haruhi se volteó a mirar a donde este le indicaba.

-¿Qué es lo que quieres que mire?- preguntó clavando sus ojos entrecerrados a donde el joven presidente le indicaba.

-Se ha ido…- murmuró asustado. –…había una silueta oscura, justo donde rompen las olas.- ante la aplicación, la muchacha lo miró extrañada.

-Pues no he visto nada.-

-¡Si! ¡Estaba allí! ¡Es justamente como en la historia de Nekozawa-sempai!- nervioso se llevó ambas manos a la cabeza, retrocediendo un par de pasos.

-¿Qué historia?- ahora si que estaba confundida e incluso molesta, ¿de qué demonios estaba hablando?

-La historia que Nekozawa-sempai me contó hace un momento... la de la niña que aparece en este lugar las noches de…- sus ojos azules volvieron a abrirse de par en par fijándose esta vez en el cielo. -…luna llena…- dijo muy bajito, tragando saliva con dificultad.

Una gotita recorrió la frente de a muchacha. Ya estaba empezando a irritarse ante la patética actitud del que se hacia llamar el rey del Host Club.

La mirada de sus ojos azules volvió a bajar hasta encontrarse con el mar, de nuevo allí estaba; la silueta de quien parecía ser una niña de pie justamente donde rompían las olas, mirándolo.

-¡AAAAAAAAARRRRRRRRG! ¡Salgamos de aquí!- tomó la mano de Haruhi y llevándola consigo, echó a correr lejos del cementerio y de la orilla.


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Permaneciendo de pie, Kyouya sostenía la libreta donde seguía haciendo apuntes; anotando todo lo relacionado con la prueba de valor que habían iniciado sus compañeros. Aun no había regresado nadie con la tarjeta sellada, pero imaginaba que no tardaría en hacerlo alguna de las primeras parejas que salieron.

-Pensaba que también participarías Ootori-kun.- Beelzeneb se asomó sobre el hombro del muchacho quien ni siquiera se giró a mirarlo.

-Si hubiera participado, no podría ocuparme de organizar el juego.- sonrió con ironía, hallando esta vez frente a si al muchacho de la túnica.

-No será que... ¿Tienes miedo?- preguntó con la clara intención de asustar al muchacho de gafas.

-¿Miedo? No me da miedo una simple prueba de valor.- y tras aquellas palabras dichas en un leve tono burlón, continuó escribiendo en su libreta. -*no es precisamente la prueba de valor lo que me asusta…*- pensó deteniéndose un momento en su tarea, girándose seguidamente a mirar al otro muchacho. –Por cierto Kenozawa-sempai, te agradezco que me hayas ayudado a preparar la prueba.- en una expresión amable, dedicó una sonrisa al oscuro muchacho. –estoy seguro de que ese cementerio que has recreado conseguirá que los participantes sientan más de un escalofrío.- finalizó su comentario con aire divertido, recibiendo una expresión igualmente amena por parte de Nekozawa.

-He preparado algunas sorpresas... en especial Suou-kun se llevará un buen susto.- el muchacho de la túnica entreabrió sus labios en una mueca maléfica, a la vez que Beelzeneb pareció adquirir la misma expresión.

-¿Tamaki?- Ante el comentario, los ojos oscuros del moreno se clavaron en Nekozawa con algo de confusión.


-Es sobre algo que le conté… una historia que nunca olvidará… jajajajajaja….- una risa burlona y algo perversa escapó de sus labios.

Kyouya se limitó a sonreír levemente a la vez que se acomodaba las gafas sobre su nariz. Creía saber cuales eran las intenciones de Nekozawa… sin duda, parecía que aquel oscuro muchacho disfrutaba asustando a Tamaki…


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Se detuvieron respirando agitadamente. Sin darse cuenta se habían adentrado en la zona vegetal de aquella playa, alejándose así del lugar donde estaba ubicada la prueba.

-¿Sempai que se supone que estas haciendo?- preguntó molesta, respirando aun agitada debido a aquella innecesaria carrera a su parecer.

-¿De veras no lo has visto?-

-Te he dicho que no, no había nada en el agua cuando miré.- mostrándose más relajada, Haruhi clavó sus ojos castaños en el rubio. –han debido ser imaginaciones tuyas.-

-Pero era igual que en la historia… algo que ocurrió aquí hace muchos años.-

-¿No crees que puede ser sugestión?- el rubio la miró confundido. –cuando te cuentan algo, por ejemplo una historia de terror, después crees ver fantasmas por todas partes, y más si la historia es supuestamente real.- Tamaki se quedó en silencio ante la explicación de la muchacha, encontrando algo de sentido en las palabras de esta.

Agachó la cabeza en señal de derrota. ¿Como era posible que Haruhi no tuviera ni tan solo un poco de miedo? Y él que pensaba protegerla frente a los fantasmas… pero se había limitado a comportarse como un autentico crío asustado. Entre su penosa actitud y el hecho de que Haruhi no parecía poner de su parte, aquella posibilidad fue reducida a una de las muchas escenas que cruzaban por la cabecita del rubio.

-¿Ahora como volveremos a la prueba?- dedicando una mirada a Tamaki, la muchacha se dejó caer sobre una de las palmeras dejando escapar un suspiro.

El joven presidente del Host Club se quedó estático. Era cierto... se habían alejado por completo del cementerio, y tampoco había rastro de la cueva que debían cruzar para concluir la prueba de valor.

-Lo siento Haruhi…-

-Bueno, ya da igual.- sonrió restándole importancia, recibiendo una suave sonrisa bajo una expresión tímida por parte de Tamaki. –¿aun tienes la tarjeta? Podríamos intentar buscar la cueva y sellarla.-

-Si, aquí esta.- metió la mano en el bolsillo y al sacar la tarjeta, el pequeño paquete de color rojo cayó al suelo.

Se sonrojó de inmediato, y con la intención de que Haruhi no se diera cuenta, se agachó a recogerlo para volver a guardarlo. Pero su actitud exageradamente nerviosa, no hizo más que llamar la atención de la muchacha de cabellos castaños.

-¿Qué es eso?- sobresaltando a su sempai, Haruhi señaló el paquetito, dedicando seguidamente una mirada al rubio.

-Ah... esto… jajajajajaja.- nervioso comenzó a reír, llevándose una mano tras la nuca. –Pues… esto es… algo que compré para ti…- dijo finalmente, esbozando una leve sonrisita en su rostro adornado por unas mejillas sonrojadas.

-¿Para mi?- aun confundida y ante el asentimiento del rubio, Haruhi alcanzó el obsequio.

Lo miró, seguidamente miró a Tamaki y volvió a mirar el paquetito. Ni siquiera sabia a que venia ese detalle por parte de su sempai, pero tampoco preguntó. Simplemente comenzó a abrirlo hasta que desenvolvió aquella orquilla en forma de mariposa.

-Es solo.. algo que pensé que te sentaría bien…- finalizó en un hilo de voz, agachando igualmente la cabeza sin atreverse a mirar directamente los ojos castaños de ella.

La chica se mantuvo en silencio mirando aquel regalo embobada. Un suave sonrojo cubrió sus mejillas; en realidad le pareció precioso, al igual que el detalle por parte de su sempai.

-¿Qué pasa Haruhi? ¿No te gusta?- preguntó algo preocupado, recibiendo una amable sonrisa por parte de ella a la vez que asintió con la cabeza.

-Me gusta. Muchas gracias sempai.- Haruhi adoptó una expresión risueña, consiguiendo con ella sobresaltar a Tamaki.

Esta vez fue el joven presidente quien quedó en silencio mientras la chica se colocaba la orquilla sujetando así los mechones más largos de su flequillo hacia un lado. Comenzó a sentir como un sudor frío recorría su frente, y como un intenso temblor paralizaba su cuerpo haciéndole sentir cosquillas en el estomago.

Ahora era el momento, tenia que decírselo; contarle todo lo que sentía por ella. Caminó un par de pasos más acortando la distancia entre ambos y alzó una mano con la intención de llevarla hasta el rostro de la muchacha, pero aquella acción tan solo quedó en un intento cuando recordó como justo antes de comenzar la prueba de valor, sus ojos azules se habían cruzado con los oscuros de Kyouya en una mirada ardua.

“Suerte” aquella palabra pronunciada por el joven Ootori fue dirigida a todos los participantes momentos antes de que diera comienzo la prueba, pero la mirada de los ojos oscuros de Kyouya fue clavada tan solo en Tamaki. En aquel momento sintió como algo parecido a una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo estremeciéndolo con fuerza, como el calor subía hasta centrarse en su rostro. Y tan solo pudo apartar la mirada de la que su amigo le ofrecía.

Bajo aquel recuerdo, Tamaki se detuvo en su intento y su brazo cayó pesadamente junto al cuerpo de este. Sus ojos azules se perdieron en la arena que pisaba y la respiración comenzó a escapar agitada de entre sus labios.

No podía hacerlo, era incapaz de confesarle a Haruhi sus sentimientos, pero ¿por qué? Esta vez halló rápidamente la respuesta… Simplemente por Kyouya.


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Acababan de dar las 12:35 de la noche exactamente y prácticamente todas las parejas ya habían llegado con su tarjeta sellada. A pesar de haber salido en los últimos puestos, Hani acompañado por una de las muchachas y su inseparable Usa-chan, fueron los primeros en llegar seguidos por su fiel Mori y la chica que acompañaba al moreno.

Después de ambos muchachos, las clientas del Host Club fueron llegando aun algo asustadas pero bajo una divertida actitud, presentando sus tarjetas selladas ante Kyouya.

-Kyou-chan, ¿aun no han llegado Haru-chan y los demás?- algo preocupado, Hani se acercó al muchacho de gafas, junto a él, Mori hizo lo mismo.

-Aun no, solo faltan ellos.- el moreno se mostró tranquilo ante la situación, ni siquiera apartó la mirada de su libreta.

-¿Les habrá ocurrido algo?- alertada ante la conversación de ambos muchachos, una de las chicas se acercó a ellos. –fueron de los primeros en salir.-

-¿Y si se han perdido? El cementerio era bastante amplio.- otra de las muchachas se llevó ambas manos al rostro en una expresión intranquila.

-Esperaremos un poco más.- el moreno intentó poner calma, esbozando así una sonrisa ante las clientas. –si no vuelven en unos quince minutos, entonces iremos a buscarlos. Seguramente se hayan entretenido con algo. – y sin decir nada más, Kyouya se dio media vuelta colocándose bien las gafas, dejando ver esta vez una expresión seria en su rostro.

Ante la actitud aparentemente calmada del muchacho, Mori y Hani se miraron con cierto deje de preocupación; y este último estrechó a Usa-chan entre sus brazos escondiendo el rostro en el mullido peluche.

-¿Sabes Takashi? Las cosas no van bien...-

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-Ya debemos estar cerca.- Kaoru miró hacia atrás, dedicando a su compañera una sonrisa con la cual trató de tranquilizarla.

La muchacha no dijo nada, tan solo trató de curvar sus labios en una mueca que se asemejó a una sonrisa nerviosa. Aun se sentía asustada pero en cierto modo aliviada y hasta emocionada por el simple hecho de ir acompañada de uno de los gemelos.

A pesar de todo, la prueba se le estaba haciendo eterna; aquel enorme cementerio que a pesar de ser ficticio parecía demasiado real… y tras este, la cueva… habían conseguido sellar la tarjeta pero ahora tocaba cruzar una vez mas entre las lapidas para volver.

-Después de todo no ha sido tan terrorífico ¿verdad?- bromeó tratando así de distraerla, pero en ese momento tropezó con uno de los huesudos brazos cayendo al suelo.

-¡Kaoru-kun! ¿Estas bien?- alarmada, corrió hacia el gemelo quien se llevó ambas manos al tobillo.

-No es nada.- el muchacho fingió estar bien bajo una falsa sonrisa que le costó mantener, pero cuando hizo el intento de ponerse en pie, su cuerpo se tambaleó volviendo a quedar sentado. –uhm… he debido torcerme el tobillo.- sus ojos verdes miraron a la chica que permanecía a su lado. –se que no esta bien dejar a una chica sola pero... ¿podrías ir a donde esta Kyouya-sempai y pedir ayuda? No creo que pueda caminar.- acabó cerrando los ojos con fuerza cuando apoyó nuevamente el pie en el suelo.

Decidida y sin prestar atención a su miedo, la muchacha asintió en respuesta. Echó a corre, y tan solo cuando se había distanciado unos escasos metros, la voz de Hikaru se escuchó muy cerca de ahí…

-Estamos tardando demasiado, debemos ser los únicos que quedan por llegar.- protestó el mayor de los gemelos caminando delante de un igualmente irritado Kasanoda.

-No estaríamos tardando tanto si no hubieras perdido la tarjeta.- ante la acusación del pelirrojo, Hikaru se detuvo en seco.

-Fue por tu culpa, por asustarte de aquella supuesta silueta que según tú se veía en el mar.-

-Pues creo que tú también saliste corriendo asustado.- ambos se encararon, acabando por apartar las miradas algo avergonzados sin querer reconocer el miedo que habían pasado momento antes.

-Al menos hemos conseguido sellar la tarjeta…- el mayor de los Hitachiin alzó la susodicha para mirarla con desgana, ya solo quería volver.

-¡Hikaru-kun!- ante la voz de la muchacha, ambos chicos se volvieron a mirarla. –Hikaru-kun... menos mal que estas aquí…- respiró agitada tras la leve carrera. –Kaoru-kun esta…-

-¿Qué le ha ocurrido a Kaoru?- gritó asustado, tomando a la chica de los hombros.

Ante la efusividad que el gemelo mostraba con respecto a su hermano, la muchacha se sonrojó furiosamente, y tan solo acertó a señalar temblorosa en la dirección en que el menor de los Hitachiin se encontraba.

-¡Kaoru! ¡Kaoru!- Hikaru echó a correr dejando atrás a la muchacha, tan solo centrando toda su atención en su accidentado hermano.

-¡Hikaru!- una expresión aliviada se dibujó en el rostro del gemelo tras ver a su hermano, quien enseguida lo estrechó en un abrazo.

-¿Estas bien Kaoru?- sus ojos se llenaron de lagrimas, y un gesto sumamente preocupado se dejó ver en su rostro -¿Te duele mucho?- con suavidad posó sus dedos sobre el tobillo dolorido, y un leve quejido escapó de los labios de su hermano.

-Creo que me lo he torcido.-

-Kaoru…- murmuró dejando escapar unas lágrimas, recibiendo una sonrisa tranquilizadora por parte del pequeño al igual que una suave caricia en su sonrojada mejilla.

-No tienes por qué preocuparte tanto.- Kaoru acabó alzando el rostro de su gemelo, secando con sus dedos las lágrimas de este, consiguiendo así arrancarle una leve sonrisa.

Justo detrás de ambos hermanos, un ruborizado Kasanoda observaba la escena de amor fraternal mientras pequeñas gotitas recorrían su frente. Por su parte, la chica los miraba completamente emocionada y con el corazón exaltado. ¡Por primera vez estaba presenciando una escena totalmente inédita! Al parecer, los hermanos Hitachiin habían invertido sus “roles” siendo esta vez Kaoru quien consolaba a Hikaru; algo digno de ver y que cualquier clienta de ambos desearía presenciar.

En ese momento y rompiendo así la entrañable escena, unas voces se dejaron oír lejanas, y un par de siluetas se distinguieron entre las lápidas captando la atención de los cuatro muchachos.

La chica se encogió asustada. Y sin poder evitarlo, se cubrió el rostro con ambas manos gritando ahogadamente cuando las dos figuras se acercaron a ellos.

Poco a poco se fue aclarando la visión ante la incertidumbre de los muchachos, dando paso a la imagen de Tamaki y Haruhi abriéndose paso entre los esqueletos, carabelas y el resto del tétrico decorado.

-Tamaki-sempai, creo que estamos yendo en la dirección equivocada.- comentó la muchacha sin percatarse de la cercana presencia de los otros cuatro.

-¿Y como puedes saber eso? No hacemos más que ver esqueletos y lapidas por todas partes…- Tamaki suspiró cansado, caminando casi a rastras detrás de Haruhi.

-Uhm... supongo que es intuición…- y bajo una sonrisita nerviosa por parte del rubio, la chica se llevó la mano a la barbilla en un gesto pensativo.

Haruhi se detuvo en seco, e inmediatamente después, Tamaki tropezó con ella. El muchacho salió de su estado ausente para ponerse en alerta ante el repentina detención.

-Haruhi, ¿has visto algo?- preguntó alertado, obteniendo como respuesta el que la muchacha echara a correr. -Son Hikaru y Casanova-kun.-

-¡Espera Haruhi! ¡no me dejes aquí solo!-

-Hikaru…- la chica se detuvo frente al muchacho, percatándose también de la presencia de Kaoru sentado en el suelo y la otra muchacha junto a él. –Kaoru, ¿que ha ocurrido?-

-Ah, Haruhi… Solo me he torcido el tobillo por un descuido.- restándole importación, el mejor de los Hitachiin se llevó una mano tras la nuca sonriendo como si no pasara nada.

-Haruhi, señor ¿como es que aun estáis aquí?- preguntó Hikaru una vez que Tamaki se acercó a ellos.

-Nos perdimos por un descuido…- ante las palabras de la chica, el resto quedó en silencio. –…pero queríamos regresar con la tarjeta sellada. Aunque al parecer no tomamos la dirección correcta a la cueva una vez que volvimos a entrar en el cementerio.- los ojos castaños dedicaron una mirada de reojo al joven presidente, quien se sobresaltó como si esas palabras lo hubieran delatado en su torpeza.

-Deberíamos regresar, los demás deben estar preocupados por nosotros.- Kasanoda dedicó una mirada a su alrededor; sin duda ya no quedaba nadie por aquellos alrededores...

Kaoru volvió a hacer el intento de levantarse, pero de nuevo sintió como el dolor que envolvía su tobillo se pasaba a todo su pie y parte de la pierna. Hikaru tan solo alcanzó a sostenerlo mirándolo con preocupación.

-Esta claro que no puedes caminar…- comentó Tamaki en una expresión reflexiva, asintiendo a su vez con la cabeza. –¡tengo la solución perfecta!-

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Los fuertes brazos de Mori sostenían al menor de los Hitacchin recargándolo sobre su espalda, apareciendo así ante las clientas del club que corrieron a ver como se encontraba el gemelo.

Por orden expresa de Tamaki, Kasanoda había acompañado a la muchacha al lugar donde los demás se encontraban, trayendo de nuevo consigo al mayor de los Morinozuka con el propósito de que fuera él quien cargara a Kaoru.

-Que alivio que estéis todos bien.- suspiró una de las clientas entre todas las chicas que rodearon a ambos muchachos.

-Estábamos muy preocupadas por que tardabais demasiado en llegar.- comentó otra de las muchachas aun con un leve rastro de preocupación en su rostro.

-Kaoru, no deberías asustarme de esa forma, sabes que sufro mucho.- Hikaru se llevó una mano a la cara cubriéndose así sus ojos llorosos.

-Hikaru... tendré mas cuidado…- y aun recargado en la espalda de Mori, el otro gemelo alcanzó la mano de su hermano apartándola del rostro de este. –He pasado mucho miedo sin ti…- esta vez un par de fingidas lagrimas cruzaron las mejillas sonrojadas del menor de los hermanos.

-Kaoru…-

-Hikaru…-

-¡Kyaaaaaaaaaaaaaaaaa!- gritaron las chicas entusiasmadas ante aquella escena de amor fraternal que ambos gemelos les ofrecían para su deleite.

-Al final todo salio bien ¿ne?- Hani abrazó a Usa-chan, dedicando una amplia sonrisa a Haruhi y a Tamaki.

-Ah si pero…- en un gesto pensativo e incluso algo ausente, Haruhi sacó la tarjeta. –…no hemos podido sellarla.- ante las palabras de la chica, Tamaki bajó la mirada.

-Lo siento Haruhi… fue culpa mía.-

-Lo importante es que nos hemos divertido, ¿no crees Sempai?- y ante la sonrisa que le ofreció al rubio, este se ruborizó notablemente.

A pesar de aparentar que toda su atención estaba puesta en sus clientas y en las preguntas que estas le hacían, Kyouya los observaba sin perder detalle alguno. Se había percatado de que Haruhi llevaba puesta una orquilla que no tenía antes de comenzar, así que rápidamente dedujo que se trataba del regalo que Tamaki había comprado para ella.

Pero… ¿Tamaki le habría confesado sus sentimientos a Haruhi? Era bastante probable… aunque a decir verdad, no parecía que las cosas hubieran cambiando mucho entre ambos, ni siquiera entre ellos individualmente; parecían seguir actuando como si nada hubiera ocurrido. Aquello le hizo dudar.

En aquel momento de desconcierto, el joven Ootori se encontró con la mirada de los ojos azules de su amigo, sobresaltándose cuando estos lo sorprendieron en un estado pensativo y por más, embobado mirándolo. Rápidamente desvió la mirada sintiéndose nervioso, sin poder evitar mirar de nuevo hacia Tamaki. Pero la mirada de este ya no estaba puesta en él... si no en Haruhi… mientras que un evidente sonrojo cubría las mejillas del joven presidente.

-Haruhi-kun… pareces una chica…- una de las clientas se fijó en la chica de cabellos castaños, consiguiendo que ella se sobresaltara ante el comentario.

El resto de los Host se quedaron estáticos por un momento; efectivamente... a pesar de llevar ropa de hombre, aquella bonita orquilla en forma de mariposa le daba al rostro de la muchacha un aspecto mucho mas femenino, causando enseguida las delicias de las clientas.

-Llevas una orquilla muy bonita.- llevándose las manos a las mejillas, la muchacha se sonrojó ligeramente.

-Ah... gracias... es para que no me moleste el pelo en la cara…- sonrió nerviosa ante los constantes comentarios que comenzaron a recaer sobre ella a causa de esa orquilla.

Y es que había olvidado quitársela antes de aparecer delante de las clientas del club… le había gustado mucho aquel regalo, pero a decir verdad, esa no era como las orquillas de diseño simple con las que los gemelos le adornaban el cabello en algunos cosplays del club; aquella era claramente una orquilla que solo una chica usaría.

Tuvo suerte una vez más de que sus clientas estuvieran encantadas con la idea de sus rasgos femeninos y delicados; aquello parecía llamar más la atención de las chicas que el hecho de sospechar que Haruhi era en realidad una mujer.

-Señor, ¿como es que Haruhi ahora lleva una orquilla que antes no llevaba?- preguntó Hikaru en una actitud sospechosa para con el rubio.

-¿Es que se la has regalado sin consultarnos antes?- esta vez fue Kaoru quien lo miró de una forma burlonamente amenazante.

-¿Y por qué os tendría que consultar yo algo así?- sonrojado, se encaró a ambos hermanos, recibiendo una actitud desinteresada por parte de ambos. –¡vosotros le ponéis orquillas y adornos en el cabello a cada momento!-

-Si... pero no de las que van diciendo “soy una chica” delante de las clientas- corearon los gemelos para mas irritación por parte del joven presidente del Host Club.

-Ellos tienen razón.- intervino Kyouya mostrando una expresión seria. -Al menos tenías que haber pensado en que las clientas se fijarían en ese detalle. Podríamos haber tenido problemas.- ante esas palabras, el rubio lo miró confundido. –Tamaki, deberías pensar las cosas un poco mejor antes de hacerlas.- y dedicándole una mirada severa, el muchacho de gafas se apartó de allí.

-Kyouya…- murmuró observando como su amigo se alejaba.

¿Por qué ahora el moreno actuaba así cuando él mismo le había deseado suerte ante la idea de confesarle sus sentimientos a Haruhi? algo no le cuadraba del todo… Kyouya parecía un tanto molesto, e incluso ¿celoso? Así como él mismo se había sentido cuando se enteró de que el muchacho de gafas también tenía a alguien especial.

-Pues yo creo que Haru-chan esta muy linda.- ante el comentario de un entusiasmando Hani, Mori asintió corroborando las palabras de este y Tamaki salió de sus pensamientos.

-¿Verdad que si?- el rubio cambió su actitud por completo, volviendo a adoptar una sonrisa tontorrona. –Haruhi es la más linda.-

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Ya había pasado de las dos de la madrugada, y el Host Club al completo junto a sus clientas, Kasanoda y un escurridizo Nekozawa, disfrutaban de una fiesta al aire libre; una fiesta en la que los protagonistas serian los fuegos artificiales, bengalas y petardos.

Al más puro estilo “plebeyo”, Tamaki había insistido más que de costumbre por realizar aquella fiesta de color en mitad de la playa; algo que Haruhi le había contado no hacia demasiado tiempo y que él completamente ilusionado, no podía dejar pasar la oportunidad para vivirlo. ¿Y que mejor momento que aquella noche? La última noche en que el Host Club al completo estaría junto a sus clientas antes de comenzar el nuevo semestre.

Todo estaba preparado. Un montón de bengalas de colores y ruidosos petardos con los que podrían jugar, aun con cuidado, sin que fuera peligroso. A decir verdad, ante la extravagante idea de Tamaki, Kyouya había decidido contratar a los mejores pirotécnicos de todo Japón para aquel espectáculo. Pero cuando el rubio se enteró de aquello se negó rotundamente.

Aquella tontería les había costado una discusión de tres días a ambos amigos. Pero finalmente, ambos pusieron de su parte llegando a un acuerdo… dejarían que los fuegos artificiales fueran lanzados por los expertos. Y el resto, serian exclusivamente para que tanto ellos como las clientas del club, disfrutaran de las costumbres de la gente “vulgar”.

Poco faltaba para las tres de la madrugada. Seria cuando tendría lugar el comienzo de los fuegos artificiales. Algunas de las muchachas se aventaban a la orilla, sintiendo así el agua fría en sus pies descalzos. Otras, rodeaban a algunos de los Host aun precisando de su compañía. Y un poco mas apartado del grupo, el joven Ootori acababa de hacer sus apuntes en la libreta.

La cerró manteniendo una leve sonrisa, mirando como tanto sus compañeros como las muchachas parecían pasarlo más que bien. Sin duda aquellas “vacaciones” habían sido una fabulosa idea; nada más comenzar el nuevo semestre sacaría a la venta varios álbumes de fotos recopilatorios de aquella semana en la playa. Eso les haría ganar muchos beneficios…

-Oka-san ¿aun no comienza?- impaciente por ver las luces de colores y jugar con los petardos, Tamaki se acercó a su amigo.

-Ya casi es la hora, ten un poco de paciencia.- lo miró, y sus labios esbozaron una sonrisa ante la expresión infantil que el rubio le dedicaba.

-Uhm… podríamos haberlo programado para un poco antes…- protestó cruzándose de brazos, clavando su mirada en la arena la cual movió de un lado a otro con el pié.

Kyouya frunció el ceño en una mirada examinante sobre Tamaki. El rubio parecía actuar con normalidad cuando estaba cerca de Haruhi. Y ella por su parte, no parecía portarse de algún modo extraño o diferente. Aun así, podía notar como su amigo estaba algo ausente; como la mirada de aquellos intensos ojos azules se perdía de vez en cuando y de sus labios escapaba algún que otro suspiro.

-¿Te ha rechazado?- preguntó sin previo aviso, dejando al joven presidente algo descolocado.

-¿Qué?-

-Haruhi… que si te ha rechazado.- sus ojos oscuros se clavaron en una calmada mirada sobre el rubio, quien tan solo agachó la cabeza de nuevo.

-No… no me ha rechazado…- ante aquellas palabras, Kyouya se sintió sobresaltado; por un momento notó sus piernas temblar. –Es solo que no he sido capaz de decírselo.- concluyó bajo el silencio del muchacho de gafas, mostrándole a este una sonrisa entre divertida y algo triste. –oye Kyouya… tu… ¿se lo has dicho?-

-¿Decir? ¿El qué?- la pregunta que Tamaki acababa de formular le había dejado fuera de sitio.

-Si le has confesado tus sentimientos a la persona que... te gusta…- sus ojos azules apartaron la mirada de los de su amigo, y los oscuros de este hicieron lo mismo.

-No…- comentó en un susurro, sonriendo un tanto irónico; Tamaki siempre poniéndole en aprietos…

-Pues seguro que te acepta, ninguna chica podría rechazarte.- sonrió divertido, sin percatarse de la intensa mirada que los ojos oscuros le dedicaban esta vez.

Kyouya lo observó en silencio. ¿Como es que esa conversación había acabado derivando en sus propios sentimientos? Sintió como el corazón se le aceleraba, y unas inmensas ganas de abrazar a Tamaki tuvieron que ser controladas por su integridad. Finalmente, dejó escapar una leve risita irónica, y encontrándose con los ojos azules de su amigo, se acercó tan solo un poco más a él; lo suficiente como para no tener que alzar demasiado la voz.

-Solo que… no se trata de una chica…- observó como Tamaki se sorprendía ante sus palabras, y por un instante pudo jurar que había sentido como el rubio se estremecía al oírlas.

En aquel momento, Tamaki se sintió fuera de si. No podía reaccionar, no sabia como hacerlo. No podía ser… ¿Kyouya había dicho que le gustaba un chico? No con esas palabras, pero lo había dicho... y él se había ruborizado como un idiota. Aquello le inquietó. De nuevo pudo sentir aquella inconsciente sensación que le hacia creer quien era esa persona...




Continuará…





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Notas: lo he vuelto a hacer... no recordaba haber dejado este capitulo en este punto ^^u gomen... bueno, antes que nada me disculpo una vez más por el retraso, pero he tenido unos buenos motivos -_- como ya dije en el capitulo anterior, estoy con mucho trabajo, aparte de eso tengo que estar viajando a mi pueblo para pasar los dias de fiesta y para colmo, llevo dos semanas con un catarro bastante fuerte que no parece tener ganas de abandonarme -_- asi que entre una cosa y otra, apenas he tocado el ordenador... pero ya esta aquí el correspondiente capitulo, gracias por ser tan pacientes ^^

Pues vamos a comentar cositas del capitulo ^^ como ya he dicho, no me acordaba que habia dejado este capitulo en este punto cuando lo escribi (lo escribi hace un tiempo ^^u) pero bueno, mas emocion no? las indirectas vuelan XD aunque pienso que Kyouya tendría que dejarse ya de tantas tonterías y decirle a Tamaki claramente como estan las cosas lo hara?? Eso lo sabremos en el capitulo siguiente ^^

Otra cosa... al final Tamaki no pudo declararse a Haruhi.. en el capitulo siguiente se vera el verdadero motivo de por que no lo hizo ^^

Tambien quiero pedir disculpas por que la historia de terror que inventé es malísima!!! XD y tampoco fue muy original la prueba de valor... pero bueno, la idea esta captada no? ^^u

Pues no me alargaré mas, espero que os haya gustado el capitulo y estoy deseando ver vuestros comentarios ^^ asi que los espero impaciente ^^ por cierto, el fin de semana que viene no creo poder subir el capitulo siguiente.. me vuelvo a ir de viaje a mi pueblo asi que habra que esperar un poquito mas.. mis navidades estan siendo un caos!! >-< y antes de que se me olvide...

FELIZ AÑO 2008 A TODOS!!! ^^ nos vemos en el capitulo siguiente

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