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Juunigatsu No Hana por Saiyi chan

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JUUNIGATSU NO HANA


Capitulo 6.-


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///Dicen que siempre se puede cambiar, que nunca es tarde para ello… que siempre puedes volver sobre tus pasos y corregir los errores. Por eso tropezamos, para volver a levantarnos y avanzar.

No importa cuantas veces tropieces, solo hay que seguir adelante.
A veces, pensamos que ignorar las cosas que no nos gusta nos ayuda a olvidarlas. Pero tan solo estamos huyendo de ellas.

Aunque duelan, lo mejor es enfrentarlas, buscar una respuesta y aceptar. Pero a veces es tan difícil que aun sabiendo eso, lo único que puedes hacer es dejar pasar el tiempo para que se solucione por si mismo… ///


El cielo brillaba en un juego de luces que parecía salir del mismo mar para mezclarse con la luna y las estrellas sobre la playa.

Durante unos quince minutos, un grupo de jóvenes estudiantes disfrutaron de un maravilloso espectáculo de fuegos artificiales en aquella cálida madrugada de verano.

Ahora se encontraban jugando con las bengalas y petardos que ellos mismos podían manejar; corriendo por la playa e incluso atreviéndose a ser salpicados por las suaves olas en las cuales se reflejaban los colores de aquellos artilugios luminosos.

Kyouya había supervisado hasta el más mínimo detalle en todo momento, sintiéndose totalmente satisfecho ante la perfección de sus planes. La sonrisa en su rostro lo decía todo; después de aquella semana de actividades, había recogido material suficiente como para llevar a cabo los negocios que sin duda, darían al Host Club unos buenos beneficios. Pero a decir verdad, lo más importante de todo era que tanto él como sus compañeros se habían divertido.

-¿Te has quedado solo?- ante la pregunta del joven Ootori, Kaoru se giró a mirarlo.

El menor de los gemelos sonrió. Se encontraba sentado en la arena, un poco apartado del grupo debido al esguince de tobillo que se había hecho durante la prueba de valor.

-Eso parece….- comentó algo nervioso ante el hecho de que su hermano y varias clientas no le habían dejado respirar hasta hacía escasos minutos. –Hikaru no quería dejarme aquí solo, pero al final, mi señor se lo ha llevado a rastras.- ante las explicaciones de Kaoru, el muchacho de gafas se sentó a su lado ofreciéndole una sonrisa divertida.

-Ese tobillo lesionado ha dado mucho juego a vuestro “amor fraternal”…- se subió las gafas en un gesto interesado, recibiendo un asentimiento por parte del otro muchacho.

-Y tu Kyouya-sempai… ¿No vas con ellos?- el menor de los Hitachiin alcanzó una de las bengalas que Hikaru le había dejado justo a su lado, y al encenderla, sus ojos verdes se clavaron en el chispeante color.

-Prefiero mirar.- comentó el moreno en un gesto indiferente, mirando la bengala con cierto aire desinteresado.

Por un momento, entre ambos muchachos el único sonido que se escuchó fue el de la bengala consumiéndose, hasta que la luz de esta acabó por desaparecer.

-Nunca te diviertes ¿eh?- bromeó Kaoru en un tono ameno, recibiendo una mordaz sonrisa por parte de su sempai.

-¿Eso crees?- ante la pregunta, el gemelo lo miró algo confundido. –Pues debo decirte que te equivocas… me divierto mucho aunque no lo parezca…- sus ojos oscuros ofrecieron una mirada interesante al otro muchacho, recibiendo un gesto comprensivo por parte de este.

-¡Haruhi! ¡Haruhi!- el tono elevado de Tamaki llamó la atención de ambos muchachos, interrumpiendo así su conversación. -¡Déjame una bengala de color rojo!- con una amplia sonrisa, el rubio se lanzó sobre la chica, consiguiendo que esta se quejara ante tanto ímpetu.

-Sempai, ya te he dicho que no puedo adivinar los colores que van a salir.- protestó dedicando una mirada algo irritada a su “acosador”.

-Señor, ¿quieres una roja?- en una clara intención por molestar al rubio, Hikaru plantó los destellos rojos de su bengala frente a la cara de este.

-¡Quiero una igual!- y bajo la mirada nerviosa de sus compañeros, Tamaki revolvió todos los petardos buscando una que le pareciera de ese color. –¡Ésta! ¡Seguro que sale roja!- la alzó en el aire, y seguidamente la encendió.

Sus ojos azules parecieron llenarse de pequeñas lagrimitas cuando los destellos que comenzaron a consumir el artilugio, resultaron ser de color verde… ante la mueca desilusionada del rubio y las carcajadas del mayor de los Hitachiin, Haruhi suspiró resignada, encendiendo ella otra bengala la cual resulto ser roja.

-Aquí tienes Tamaki-sempai…- se la ofreció con una sonrisa, pudiendo ver una mirada infantil y complacida por parte del joven presidente.

-Gracias…- Tamaki la alcanzó con algo de timidez, y a medida que observaba como el color centelleaba, sus labios esbozaron una amplia sonrisa.

La mirada de Kyouya se perdió en Tamaki. El rubio se veía feliz rodeado de todos ellos, y aquello simplemente le gustaba. Casi sin darse cuenta, en sus labios se había formado una sutil sonrisa; la cual pasó a ser una risita divertida que no pudo reprimir, cuando después de observar como Hikaru colocaba un petardo detrás del entusiasmado rubio, este saltaba asustado tapándose los oídos y corriendo a esconderse detrás de Mori.

Por un momento, recordó lo sucedido hacia apenas una hora… de su boca escaparon palabras que sin duda dejaron al joven presidente del Host Club más que confundido. Tamaki había disimulado con una sonrisa, pero pudo ver perfectamente el nerviosismo e incluso la inseguridad en los ojos azules de su amigo… y como enseguida, este huyó bajo la estupida excusa de “las clientas me esperan”.

Sin darse cuenta, Kyouya suspiró pesadamente, llamando así la atención de Kaoru quien enseguida se percató de cómo el joven Ootori tenía su mirada clavada en Tamaki. Pero lo que más llamó la atención del gemelo, fue el extraño brillo que pudo apreciar en los ojos oscuros de su sempai.

-Mi señor es muy especial para ti ¿verdad Kyouya-sempai?- preguntó el menor de los Hitachiin en un tono de voz suave, rodeándose las rodillas con sus brazos bajo la mirada sorprendida de Kyouya.

En ese momento no contestó. Aquella pregunta no se la esperaba… ¿tan obvio resultaba para Kaoru? Debía estar perdiendo facultades si dejaba ver sus sentimientos con tanta facilidad ante los demás... El moreno sonrió con ironía, apartando la mirada del otro muchacho.

-Él es especial… lo supe desde el momento en que apareció en mi vida revolviéndola por completo con sus absurdas ideas.- murmuró entre una sonrisa. –aunque eso es algo que ya todos sabemos.- esta vez, dedicó una risita divertida e incluso algo burlona a Kaoru, quien la respondió del mismo modo. –pero nunca pensé… que acabaría sintiendo algo más que amistad por semejante idiota…-

-¿Más que amistad?- los ojos verdes del gemelo se abrieron de par en par, y ante la mirada sorprendida de este, Kyouya lo miró confundido e incluso algo asustado. –Kyouya-sempai, quieres decir que estas… bueno, no pensaba en que sintieras “eso” por mi señor...- comentó nervioso, observando como el rostro del moreno enrojecía de inmediato.

Kyouya apartó la mirada clavándola perdidamente en la arena, dejándose ver abochornado e incluso tímido ante un sorprendido Kaoru. ¿Qué demonios le estaba pasando? Aquello no podía ser verdad… ¡estaba cometiendo errores a cual más estupidos y por momentos!

Ante el evidente estado de incomodidad que presentaba el muchacho de gafas, el menor de los Hitachiin sonrió para si mismo. A decir verdad, nunca había visto a Kyouya sonrojado; ni siquiera lo habia visto envuelto en una situación comprometedora como aquella… pero fue en ese momento cuando pudo apreciar una parte del moreno que nunca había visto; una parte que tan solo conocía de él gracias a las palabras de Tamaki en alguna que otra ocasión.

El joven Ootori tan solo pudo tomar una profunda bocanada de aire, tratando de aliviar así el sofocante calor que se había expandido por todo su rostro, así como el sutil nerviosismo que hizo que su cuerpo temblara imperceptiblemente.

-Ya es un poco tarde para decir que solo estaba bromeando, ¿verdad?- esbozando una leve sonrisita de circunstancia, Kyouya dedicó una esquiva mirada al gemelo.

-Mas bien diría que es demasiado tarde.- bromeó Kaoru, aceptando la mirada de los ojos oscuros con una sonrisa tranquilizadora.

Un suspiro resignado escapó de los labios del moreno, y su mirada buscó nuevamente a Tamaki. Quizás podría tratar de exponer ante el menor de los Hitachiin alguna excusa que pareciera creíble, simplemente para aliviarse a si mismo; para intentar restar importancia a aquella confesión que había dejado tan clara ante Kaoru. Pero simplemente desistió de hacerlo.

Si de algo se había dado cuenta sobre todo en aquel último año, era que Kaoru resultaba ser una persona bastante perspicaz a pesar de no aparentarlo cuando estaba junto a su hermano. Así que, ya no tenia caso alguno el intentar excusar lo que sentía por el rubio.

Ante el silencio de Kyouya, el otro muchacho apartó la mirada de este, guiándola hasta donde estaban clavados los ojos oscuros de su sempai; justamente en Tamaki; El joven presidente del Host Club seguía divirtiéndose junto al resto, pero algo llamó la atención de Kaoru…

Como si supiera que estaban hablando de él, el menor de los Hitachiin se percató de cómo Tamaki miraba hacia ellos; y el evidente nerviosismo del rubio al cruzarse con la mirada de Kyouya, no pasó desapercibido para él. Enseguida se dio cuenta de cómo los ojos azules del muchacho huían del moreno.

-¿Mi señor lo sabe?- preguntó de imprevisto, sobresaltando notablemente el muchacho de gafas.

Kyouya no lo miró, tan solo una mueca un tanto irónica se dejó ver en su pasivo rostro. Se había dado cuenta perfectamente de cómo Tamaki había evitado su mirada una vez que estas se cruzaron. Y por la pregunta de Kaoru, pudo adivinar que el gemelo también se había percatado de ello.

-Aun no es totalmente consciente de ello. Digamos que... no se lo he dicho claramente.- suspiró dedicando una mirada al cielo, dejado su cuerpo caer hacia atrás apoyado en sus brazos. –Tamaki debe estar bastante confundido ahora mismo.-

-¿Y por qué no lo haces?-

-Por que él quiere a Haruhi.- el moreno cerró los ojos por un momento ante la mirada confusa del otro muchacho. –no arreglará nada el que se lo diga.-

-Ya veo… así que estas huyendo.- comentó Kaoru tranquilamente, siendo él esta vez quien desvió sus ojos verdes hacia el cielo ante la mirada de un impresionado Kyouya. -Kyouya-sempai, no esperaba eso de ti.- bajo sus propias palabras, el gemelo le dedicó una mirada algo increpadora. –Esta claro que usas como excusa los sentimientos de mi señor hacia Haruhi para no tener que confesarle lo que siente por él…- finalizó con una sonrisa en parte comprensiva.

El joven Ootori abrió los ojos de par en par. Ahora lo comprendía… tan solo estaba intentando refugiarse en los propios sentimientos de Tamaki, ¡incluso le había animado a declararse a Haruhi! pero a pesar de todo… ¿qué caso tenia confesárselo? Estaba claro que Tamaki lo rechazaría, y peor aun… estaba seguro de que el rubio se sentiría culpable por no corresponderle. Aquello era algo que no podía concebir; una mezcla de orgullo, miedo y el hecho de no querer hacer daño a su mejor amigo.

-Deberías acabar con esto ¿no crees? no veo justo por tu parte dejar que mi señor siga confundido con algo que has comenzado tu.- Kaoru posó una mano sobre el hombro de su sempai en un gesto de animo. –¿O es que quieres que se vuelva aun mas fastidioso de lo que ya es al tratar de descubrir que es lo que pasa?- finalizó bajo una risita divertida, provocando una sonrisa de igual modo por parte del joven Ootori.

-Kaoru…-

-No se lo contaré ni siquiera a Hikaru.- y ante las palabras del gemelo, Kyuoya sonrió tranquilo en agradecimiento.


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Su mirada algo ausente se había perdido en la grandiosa imagen de la luna que refulgía en el cielo estrellado, haciendo de sus ojos azules parte de aquel universo que se le hacia tan enorme observándolo en su dimensión.

Suspiró calladamente, y la suave brisa de la madrugada meció sus rubios cabellos a la misma vez en que una estrella fugaz surcó el cielo. Sonrió levemente ante aquel bonito fenómeno, y dejándose caer hacia atrás, se tumbó en la arena fresca.

Ya iba siendo hora de que tanto las clientas como los Host volvieran a sus respectivos hoteles, pero Tamaki prefirió perderse un rato a solas; caminar un poco por la playa y pensar. En ese momento estaba muy desconcertado. A decir verdad, llevaba días confundido… Pero esa misma noche habían ocurrido muchas cocas, sucesos que comenzaba a comprender subconscientemente y que del mismo modo, se negaba a aceptar.

Comenzando por el hecho de que no pudo confesar sus sentimientos a Haruhi, ¿y todo por qué? Precisamente por… Kyouya. Ahora ya creía saber por qué no había podido hacerlo, por qué había pensado en su mejor amigo en ese momento… y es que las palabras que el joven Ootori le soltó sin más justo antes de los fuegos artificiales, le dieron la respuesta al suceso anterior.

Era algo simple pero a la vez complicado; desde el momento en que Kyouya le dijo que tenía a alguien especial, inconscientemente, Tamaki había sentido la necesidad de ser él. Simplemente por ese motivo trató de declararse a Haruhi; por eso se lo había contado a Kyouya… como si de esa forma hubiese tratado de presionar el muchacho de gafas para que le dijera algo como “tú eres esa persona especial”.

Tamaki sabía más que bien que no estaba preparado para contarle a Haruhi lo que sentía por ella. Pero aun así trató de hacerlo. Y simplemente para obtener del moreno alguna especie de confesión ¿el por qué? Ahora si que no lo sabia... lo que había supuesto como un sentimiento algo celoso ante el hecho de que alguna otra persona le “robara” a su mejor amigo, había quedado a un lado cuando por fin, esa misma noche obtuvo lo que había estado esperando sin siquiera saberlo.

“Solo que… no se trata de una chica…“

Sus ojos azules se abrieron de par en par cuando esas palabras resonaron en su cabeza. Su respiración se agitó hasta el punto de llevarse una mano al pecho y apretar la tela de la camisa entre sus dedos.

No había tenido tiempo de dudar ante la confesión del joven Ootori. Ni siquiera se paró a pensar en la posibilidad de que a su mejor amigo le gustaran los chicos. Solo escuchó esas palabras y su mente de inmediato las relacionó con aquello que había estado esperando por parte del moreno.

Era imposible explicarse a si mismo lo que había sentido en ese momento, cuando la mirada de aquellos ojos oscuros brilló clavada en él. Pero ahora sentía miedo; miedo y mucha confusión.

Suspiró cerrando los ojos, dejando que la brisa acariciara sus mejillas ruborizadas sin percatarse de nada más, cuando Kyouya se detuvo junto a él.

-Es un poco tarde para tomar el sol, ¿no crees?- la voz del moreno se dejó oír casi en un susurro; suave y algo burlona.

A Tamaki se le cortó la respiración cuando tras abrir los ojos sobresaltado, pudo apreciar el rostro de su amigo quien permanecía de pie; mirándolo con aquellos ojos oscuros, donde casi sin darse cuenta, trató de buscar el brillo que unas horas antes había podido ver en ellos.

De un salto se incorporó quedando sentado, esbozando una tonta sonrisa que tembló en sus labios ante el evidente nerviosismo que el muchacho de gafas le causaba en aquel momento.

-Kyouya… pensé que habías vuelto al hotel con los demás.- comentó en un intento por mostrarse tranquilo ante el joven Ootori.

-Digamos que… a mi también me apetecía pasear un rato.- y tras decir eso, se sentó junto al rubio sin mirarlo.

El joven presidente del Host Club desvió la mirada. Aquello estaba resultando un poco incomodo... no sabia que decir, tan solo quería actuar como siempre, pero el acelerado latido en su pecho se lo impedía.

Tan solo se mantuvieron en silencio durante unos minutos, mirando perdidamente el horizonte donde las olas del mar se mezclaban con las estrellas. ¿Cómo comenzar a decir algo? ambos se encontraban en la misma situación, pero aquel silencio no servia de nada, solo alargaba más la espera.

Finalmente, Tamaki se puso en pie. Sacudió la arena de su ropa, y seguidamente se giró a mirar al moreno.

-Kyouya ¿alguna vez has visto una estrella fugaz en un cielo tan esplendido como este?- la pregunta formulada en un tono serio pero suave desconcertó al muchacho de gafas por un momento.

-Si... alguna vez.- sonrió quedamente a la vez que se subía las gafas, dedicando una furtiva mirada a su amigo.

-Pues yo no…- Tamaki miró al cielo y una inocente sonrisa cruzó sus labios. -… he visto estrellas fugaces, pero nunca en un cielo como el de esta noche.-

-Eso es porque esta playa esta completamente a oscuras.-

-Kyouya, no estropees la magia del universo.- comentó enfurruñado, dedicando una infantil expresión al muchacho de gafas quien tan solo sonrió divertido.

-Esta bien, sigue con tu magia.- ante la irónica disculpa, el joven presidente sonrió con amplitud.

Tamaki era como un niño en momentos como ese. Y él simplemente se deleitaba al ver a ese muchacho disfrutando de las cosas más simples, haciéndolas así más interesantes.

Siempre acababa con una tonta sonrisa en sus labios bajo una dulce expresión que tan solo el rubio podía conseguir de él. Había sido así desde el principio. Le encantaba verlo reír, y a pesar de burlarse o negarse a aquellas absurdas y disparatadas ideas que pasaban por la cabeza de ese muchacho, disfrutaba de ellas.

-¿Kyouya?- Tamaki lo llamó sacándolo de sus pensamientos, recibiendo una mirada algo sobresaltada por parte del moreno. -¿volvemos ya?- preguntó bajo una sonrisa, recibiendo un asentimiento por parte de su amigo.

El joven presidente del Host Club extendió su mano ante Kyouya, ofreciéndosela para ayudarlo a levantarse. El muchacho de gafas lo miró dudando por un segundo, pero tras encontrarse de nuevo con aquella inocente expresión, tomó la mano de su amigo ofreciéndole una sutil sonrisa.

Tan solo aquel roce consiguió que un intenso cosquilleo revolviera su estomago, y cuando tiró del moreno, sus ojos azules se encontraron con la mirada de este a escasos centímetros de la suya.

Ambos se miraron fijamente. Sus rostros habían quedado tan cerca que podían sentir como sus respiraciones se mezclaban; Una respiración pausada y acelerada a su vez por parte de ambos.

El joven Ootori reaccionó rápidamente soltando la mano que había estrechado, pudiendo sentir igualmente, aquel constante cosquilleo que lo obligó a contener la respiración y apartar la mirada notándose ligeramente ruborizado. Kyouya se reprendió mentalmente. Aquel gesto no era propio de él; no podía huir a la mirada de Tamaki, eso solamente lo dejaba en una clara desventaja frente al rubio y consigo mismo.

Los ojos azules se abrieron con sorpresa ante la inesperada actitud de su amigo, percatándose del leve sonrojo en las mejillas de este y de cómo el moreno era incapaz de sostenerle la mirada en ese momento. A pesar de encontrarlo un gesto adorable por parte de su amigo, aquello le asustó… pudiendo tan solo darse media vuelta dispuesto a escapar de allí. Y en ese momento, sintió como los dedos del joven Ootori aprisionaban su muñeca.

-Tamaki…- la voz de Kyouya lo detuvo, paralizándolo de tal forma que ni siquiera se atrevió a volverse y mirarlo. -Tamaki…hay algo que quiero decirte…- susurró el muchacho de gafas, conteniendo el propio temblor de sus labios.

-No lo hagas.- ante el tono serio en aquellas palabras que salieron seguras de los labios del rubio, Kyouya abrió los ojos de par en par. –No quiero que me lo digas…- negó con la cabeza, dejando escapar un tono de voz apagado el cual denotaba confusión.

El joven Ootori tomó aire y cerró los ojos por un momento. Sabia que algo así pasaría… que Tamaki no iba a ir a sus brazos aceptando sus sentimientos de buenas a primeras, eso era demasiado obvio. A decir verdad... no se había parado a pensar en cual seria exactamente la reacción del rubio, ahora ya lo sabia… así que solo le quedaba aliviar de alguna manera aquella comprometedora situación. Acabó por suspirar pesadamente, recibiendo la mirada temerosa de los ojos azules.

–Tamaki escúchame…- los ojos oscuros del moreno se clavaron en una mirada seria en la del rubio. -…no te estoy pidiendo una respuesta, ni siquiera que lo aceptes… Solo creía que tenías que saberlo.- y al finalizar esas palabras, Tamaki bajó la mirada en una expresión ausente. –intenta comprender solo eso.-

-Kyouya…- el rubio se mordió el labio inferior en un intento por no llorar, pero enseguida dejó ver ante su amigo una expresión alterada en su rostro. –yo no... no puedo comprenderlo…-

-Tamaki yo…-

-¡¿Es que no te das cuenta que esto es demasiado raro!?- mostrando una mirada vidriosa ante el moreno, se deshizo del agarre echando a correr con el único propósito de huir de Kyouya.

El joven Ootori alargó un brazo haciendo el amago de detenerlo, pero este cayó pesadamente junto a su cuerpo. Bajó la mirada en un gesto de derrota, y con rabia e incluso frustración, se mordió el labio a la vez que apretaba sus puños.

-Lo siento… Tamaki.-


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Dentro de poco amanecería. Hasta hacia unos escasos cuarenta minutos, Kyouya había estado sentado en la arena, justamente donde Tamaki lo había dejado antes de marcharse. Sus ojos oscuros estaban clavados en el cielo, contemplando las estrellas fugaces bajo una expresión ausente, tan solo haciendo tiempo hasta que el rubio llegara al hotel y se durmiera.

Lo que menos necesitaba en ese momento era encontrarse con él. Para el joven Ootori no fue nada nuevo el hecho de que Tamaki lo rechazara; aunque a decir verdad, no lo había rechazado exactamente… simplemente había huido, que era casi peor.

Aun así lo entendía. Entendía lo confundido que debía sentirse su amigo con todo eso, así como sabia que el verdadero problema venia ahora… él podría actuar con Tamaki como siempre, como si nada hubiera ocurrido… o al menos lo intentaría ¿pero y Tamaki? ¿Podría dejar aquella confesión de lado? Estaba seguro de que no seria así.

Una vez se adentró en el hotel, Kyouya se detuvo frente a la puerta de la sala principal tras dar las buenas noches educadamente a la recepcionista. Aun no se atrevía a subir a su habitación; a pesar de que Nekozawa también estuviera allí, no tenia nada claro que el rubio ya estuviera dormido. Y siendo sincero... el simple hecho de tener que dormir aquella noche de nuevo junto a Tamaki, le inquietaba.

Suavemente deslizó la puerta corredera de papel, y al abrirla, se sorprendió de encontrar allí a sus compañeros del Host Club aun despiertos y al parecer, preocupados.

-Kyouya-sempai, ¿donde estabas? Son casi las cinco de la mañana.- preguntó Haruhi con cierto aire represivo pero igualmente preocupado.

-Paseando.- el moreno tan solo dio una respuesta seca, haciendo que sus compañeros se mirasen entre si. –Me voy a dormir.- les informó sin intención alguna de dar más explicaciones o quedarse allí a hablar con ellos.

-Kyou-chan ¿Tama-chan no viene contigo?- ante la pregunta de Hani, Kyouya se detuvo, volviéndose a mirar a su sempai con desconcierto.

-¿Tamaki no ha vuelto?- como respuesta al moreno, el muchacho que abrazaba a su conejito de peluche negó con la cabeza.

El muchacho de gafas bajó la mirada en un gesto pensativo. Creía que Tamaki había vuelto directamente al hotel, pero al parecer no había sido así… seguramente pensó exactamente lo mismo que él. Aquello tan solo significaba que las cosas no estaba nada bien… algo demasiado obvio.

-Pensábamos que estaría contigo.- esta vez fue la voz de Hikaru la que se dejó oír, mientras su hermano tan solo guardaba silencio con la mirada clavada en el joven Ootori.

-¿Y si Tama-chan se ha perdido?- Hani agachó la cabeza, escondiendo su rostro tras la cabecita de Usa-chan.

-Lo encontraremos.- respondió Mori contundentemente a la vez que apoyaba una mano sobre el hombro de su primo en un gesto reconfortante.

-Tamaki-sempai ha estado un poco raro durante toda la noche.- Haruhi se cruzó de brazos en un gesto pensativo bajo la mirada atenta de Kyouya.

-¿No deberíamos ir a buscarlo?- esta vez fue Kasanoda quien intervino, avergonzándose ligeramente al notar toda la atención de los presentes puesta sobre él.

En ese momento la puerta principal se abrió, y cuando todos los presentes a excepción de Kyouya se asomaron al pasillo, pudieron ver como Tamaki hacia acto de presencia.

El rubio se detuvo en seco, observando extrañado como sus compañeros lo miraban como si hubieran visto a un fantasma. Fue a preguntar, pero la voz de Hikaru le hizo reaccionar.

-Va, mi señor esta bien, podemos irnos a dormir.- y tras aquellas tranquilas palabras, los chicos se fueron a sus respectivas habitaciones después de comprobar que Tamaki seguía de una pieza.

-¡Oye! ¿Que quieres decir con eso? ¡Hikaru!- gritó alterado, recibiendo una mirada de advertencia y un gesto de silencio por parte de la recepcionista a consecuencia de aquel alboroto. –Disculpe…- sonrió nervioso, haciendo una reverencia ante la mujer.

Cuando volvió a mirar al frente, sus compañeros ya no estaban allí… entrecerró los ojos enfurruñado ante tal falta de delicadeza, y finalmente, tan solo suspiró resignado.

Levantó la mirada, y cuando caminó tan solo un par de pasos dispuesto a marcharse a su habitación, se sobresaltó al encontrarse con los ojos oscuros de Kyouya mirándole. Tan solo pudo apartar la mirada en un gesto inquieto, esperando a que el moreno dijera alguna cosa... pero este no dijo nada; tan solo se alejó de allí.

Por un momento, Tamaki quiso detenerlo; pedirle algún tipo de explicación o simplemente disculparse por su comportamiento. Pero no pudo hacerlo. Sentía todo su cuerpo temblar y como la voz era incapaz de fluir debido a un nudo en su garganta. Simplemente lo observó alejarse adoptando una expresión abatida.

Durante un rato, el joven presidente del Host Club estuvo caminando por la playa sin rumbo fijo; pensando en todo lo ocurrido. No había reaccionado nada bien y eso lo sabía… Pero es que, no quería escucharlo. Tamaki sabia que de alguna forma inconsciente, había llegado a darse cuenta de lo que su amigo parecía sentir por él… Pero era algo que a pesar de estar presente, estaba oculto si no se decía con palabras… y el simple hecho de que Kyouya quisiera romper ese silencio, ya implicaba el que no pudiera ignorar la realidad. Eso le asustaba; simplemente por eso se negó a escucharlo.

Pero también había pensado en Kyouya… en como debió sentirse con aquel desplante por su parte. Si se hubiera tratado de alguna clienta del club, de alguna chica cualquiera o incluso de algún chico… lo hubiera rechazado amablemente con una sonrisa. ¡Pero se trataba de Kyouya! ¿Qué demonios estaba pasando? Aun no podía creerlo... ¿su mejor amigo enamorado de él? Aquello sin duda se le hacia más que raro…

Dejó escapar un suspiro, y con aire ausente, el rubio subió las escaleras en dirección a su cuarto. Sabía que tendría que volver a enfrentar la mirada de los ojos oscuros de su amigo, ¿pero qué más podía hacer? ¿Irse a dormir al jardín? … aquello no parecía tan mala opción después de todo…


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Apenas habían dormido unas cinco horas a consecuencia de haberse acostado casi al despuntar el alba, y ahora les tocaba regresar. Aquella semana había pasado demasiado deprisa; pero aun tenían por delante el resto de las vacaciones de verano antes de volver a las clases.

-Haruhi ¿que vas a hacer el resto del verano?- preguntó Hikaru dejándose caer sobre uno de los lujosos coches que los esperaba para partir.

-Pues la última semana la pasaré en Karuizawa.- sonrió animada ante el gemelo. –a mi padre le han dado unos días libres, así que iremos a la pensión de Misuzu-san.-

-¿Iras a trabajar?- esta vez fue el menor de los hermanos Hitachiin quien formuló la pregunta visiblemente interesado.

-Si, aprovecharé para ayudar en lo que haga falta.-

-¡Waaaa! ¡Eso es genial Haru-chan!- Hani alcanzó la mano de la muchacha tirando de ella, haciéndola dar una vuelta sobre si misma.

-¿Podemos ir nosotros también?- corearon ambos hermanos, recibiendo una mirada de advertencia por parte de Haruhi.

-Ni se os ocurra.-

-Ey señor, Haruhi no quiere que vayamos a visitarla.- dirigiendo su mirada hacia Tamaki, Hikaru protestó de forma infantil.

-Ah... pues habrá que respetar su decisión.- el rubio sonrió distraído, y ante la respuesta de este, las miradas de los presentes se centraron asustadas en él.

-Señor... ¿tienes fiebre? esa respuesta no es propia de ti.- volvió a preguntar el mayor de los gemelos llevando una mano a la frente de Tamaki.

-Ya estamos todos.- la voz de Mori intervino entre ambos muchachos antes de que el rubio pudiera protestar.

Sus ojos azules miraron hacia la puerta principal del hotel, y en ese momento, vio como de allí salía Kyouya portando una expresión seria y visiblemente cansada.

-¡Kyou-chan!- sonrió ampliamente el muchacho que abrazaba a su conejito. –¿sabes? pareces algo cansado, ¿no has dormido bien?- preguntó adoptando una mirada examinante sobre el moreno.

-Perfectamente Hani-sempai.- ofreciendo una fingida sonrisa al otro muchacho, Kyouya pasó junto a él, encontrándose directamente con la mirada del joven presidente.

Tamaki tan solo pudo huir a los ojos de Kyouya cuando estos se encontraron con los suyos. Había sentido una punzada en el estomago, como si le diera un vuelco ante la presencia del muchacho de gafas... e inmediatamente después, un sofocante calor cubrió sus mejillas sonrojándolas

Kyouya se percató perfectamente de la reacción del rubio, y tratando de no darle mayor importancia, se dirigió a uno de los coches subiendo en él. Estaba cansado; no había conseguido pegar ojo en apenas toda la noche. Mucho menos teniendo a Tamaki tan cerca después de todo lo ocurrido. En ese momento no sabia que seria mejor; si hablar con él e intentar que lo entendiera, o dejarlo pasar hasta que las cosas se calmaran por si solas. No solo Tamaki estaba confundido, él mismo también lo estaba, y quizás demasiado para su gusto.

-¿Puedo sentarme?- mostrando una amplia sonrisa ante el moreno, Kaoru se adentró en el amplio coche, tomando asiento junto a Kyouya antes de que este respondiera.

-Tu mismo.- una mueca un tanto desganada se dejó entrever en la expresión seria del moreno, ocasionando una sonrisa algo más suave por parte del otro muchacho.

-No hay más que ver a mi señor para saber que no han ido demasiado bien las cosas ¿verdad?- y casi de imprevisto, el gemelo dejó escapar esa pregunta, aunque al muchacho de gafas no le sorprendió.

-No demasiado.- el moreno cerró los ojos por un momento, dejando escapar una suave risita sarcástica. –Aunque era lo que ya esperaba.- sus ojos oscuros se entreabrieron, perdiéndose en el cristal de la ventanilla.

Kaoru fue a decir algo, pero su hermano golpeó en el cristal de la ventanilla llamando así su atención, evitándole que continuara su conversación con el muchacho de gafas.

-Kaoru, el chofer nos esta esperando.- Hikaru tomó a su gemelo de una mano, sacándolo de allí casi a la fuerza.

-Esta bien, ya voy Hikaru.- salió del vehiculo, y antes de alejarse de allí, ofreció a Kyouya una alentadora sonrisa.


***************************************************

Tamaki se había despertado demasiado temprano. Desde que la tarde anterior llegó a la segunda mansión tras aquella semana en la playa, el rubio no había dejado de darle vueltas a todo lo ocurrido con Kyouya; en realidad llevaba días dándole vueltas a eso…. Pero por fin había tomado una decisión, aunque aun parecía no estar demasiado seguro de ella…

Por décimo novena vez en aquella mañana, sus ojos azules se clavaban en su teléfono móvil; en la pantalla del mismo podía leerse claramente el nombre de Kyouya seguido del numero de este. Un nuevo suspiro, una expresión temblorosamente decidida, y su dedo amenazando con pulsar la tecla de llamada.

-¡No puedo hacerlo!- una vez más, se llevó ambas manos a la cabeza tras dejar caer el aparato sobre la cama. –¿qué se supone que voy a decirle? Kyouya se extrañará de que lo llame, incluso puede que aun este dormido... en ese caso me matará…- nervioso, se llevó una mano al rostro cubriéndolo con sus dedos mientras caminada de un lado a otro de la habitación.

-Tamaki-bocchama...- la voz de Shima se dejó oír desde la puerta de la habitación; la mujer se hacia ver tranquila, tratando de alguna manera de llamar la atención del rubio sin querer interrumpirlo.

–Calma, calma… ya he decidido hacerlo, solo tengo que marcar…- sin percatarse de algo más, sus ojos azules se desviaron hasta el aparato; aun en la pantalla se encontraba el numero del moreno, solo tenia que pulsar una simple tecla. –¡no puedo!- y como si se tratara de un berrinche infantil, el rubio se dejó caer de cara en la cama, golpeando con sus puños cerrados en ella.

-Tamaki-bocchama…- esta vez, la mujer recibió una mirada sobresaltada y llorosa en una expresión sumamente infantil por parte de Tamaki. –Desconozco el motivo de por qué no se atreve a telefonear a Kyouya-sama…- ante esas palabras, el joven presidente enrojeció por completo. -…pero mi deber es informarle de que el desayuno esta servido.- la mujer hizo una reverencia, y ante el evidente estado de tensión del muchacho, salió de la habitación.

No podía ser... ¡Shima lo había oído! No es que hubiera dicho nada comprometedor... pero imaginaba que a la mujer se le haría bastante extraño el que no se atreviese a llamarlo por teléfono; incluso cuando discutía o se enfada con Kyouya por algo, no era motivo suficiente como para tener miedo de hablar con él por un simple teléfono…

Volvió a suspirar, y de nuevo alcanzó el aparato. Seleccionó una vez más el numero, y cuando parecía sentirse preparado para llamar, algo se le subió a la espalda.

-¡¡¡Antoinette!!!- se sobresaltó ante la repentina llegada de su perrita, volviendo la mirada hacia atrás para encontrarse con ella. –Me has asustado An.- sonrió, llevando sus manos hasta la susodicha para acariciarla.

Enseguida, el animalito se lanzó sobre Tamaki aprisionándolo de espaldas en la cama, haciéndolo reír infantilmente a consecuencia de las cosquillas que le producían sus constantes lengüetazos.

-¡Alto! ¡Antoinette! Jajajaja ¡alto!- y por una vez, la perrita obedeció...

El joven presidente del Host Club se incorporó, y cuando miró al animal, Antoinette llevaba en la boca su móvil… el nerviosismo y la exasperación envolvió al rubio cuando se percató de que estaba dando la señal de llamada…

-¡Devuélveme eso! Vamos, se buena, dámelo An…- despacio y portando una risita nerviosa, trató de acercarse a la perrita... aun podía evitar la llamada.

Lo consiguió. Antoinette dejó caer el móvil al suelo y después salió corriendo de la habitación, seguramente ante el olor del desayuno… aliviado, Tamaki alcanzó el aparato, pero cuando lo alzó, pudo escuchar claramente la voz de Kyouya contestando.

En ese momento se quedó inmóvil. Al parecer, su adorada perrita había hecho el trabajo “sucio” por él… en ese momento no sabia si reír o llorar. Hasta que la voz del moreno pronunciando su nombre le hizo reaccionar acercándose el teléfono a la oreja.

/// -Ah... Kyouya, buenos días… siento molestarte, ¿estabas dormido?- preguntó algo temeroso a la respuesta del moreno.

-Si te preocupa el haberme despertado, puedes estar tranquilo, ya estaba despierto.- comentó el muchacho de gafas empleando su tono de voz habitual a la vez que se llevaba una mano a la frente.

-*Después de todo he tenido suerte…* - bajo aquel pensamiento, Tamaki se llevó una mano al pecho sintiéndose aliviado.

-Tamaki, ¿Por qué me has llamado?- y ante la pregunta por parte de Kyouya, el rubio salió de sus pensamientos.

–Ah eso… es que estaba jugando con Antoinette y…- su voz se oyó algo entrecortada por una fingida risita, ante la cual, el otro muchacho guardó silencio. -oye Kyouya… en realidad quería llamarte.- la expresión tensa que había mantenido se suavizó levemente; no era momento para estar bromeando… y ya que tenia al moreno al otro lado del aparato, seria mejor aprovechar la oportunidad. -¿podemos vernos hoy?- preguntó casi en un susurro, obteniendo como única respuesta el silencio por parte del joven Ootori. -¿Kyouya?-

-Si… podemos vernos.- respondió finalmente, provocando una amplia sonrisa en el rostro de su amigo.

-¡Estupendo! ¡Entonces hasta después!- el joven presidente del Host Club colgó el teléfono sintiéndose temblar y respiró hondo entre una sonrisa más calmada.

Kyouya se quedó con el teléfono aun alzado junto a la oreja. Había notado a Tamaki algo nervioso; el simple hecho de que no le hubiera dicho hora ni lugar se lo había dejado bien claro. Sonrió divertido ante aquello, y enseguida, marcó el número del rubio.

-Lo siento Kyouya.- Tamaki contestó a la reciente llamada percatándose de inmediato de su error. -¿podemos quedar en la segunda mansión sobre las cinco?-

-Allí estaré.- finalizó el muchacho de gafas sin siquiera cambiar un ápice su expresión seria.

-Bien, entonces te espero.- ///


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El lujoso vehiculo se detuvo justamente en la entrada de la segunda mansión de Suou. De él salio un joven alto de cabellos y ojos oscuros, quien tras dedicar un calmado “gracias” a su chofer, clavó la mirada en la enorme mansión.

Un gran numero de doncellas le recibieron con una perfecta reverencia, ante la cual, el muchacho de gafas se limitó a caminar bajo aquella furtivas miradas que las chicas le ofrecían.

-Sea bienvenido Kyouya-sama.- saludó Shima educadamente, recibiendo una reverencia acompañada de una sonrisa por parte del joven Ootori. –le acompañaré a la alcoba de Tamaki-bocchama, permítame por favor…-

-No hace falta Shima, ya lo hago yo.- la voz de Tamaki llamó la atención de ambos haciendo que se volvieran a mirarlo.

El rubio estaba parado en mitad de la escalera, apoyando una mano sobre el barandal, y en su rostro se apreciaba una expresión serena acompañada por una apacible sonrisa.

Kyouya lo miró sin cambiar el gesto de su cara. No podía negar que le había pillado por sorpresa la llamada de aquella mañana, aunque no le extrañó demasiado el hecho de que Tamaki quisiera verlo… si de verdad conocía a su amigo tan bien como creía, seguramente el rubio trataría de disculparse o algo parecido por lo ocurrido un par de días antes.

-Kyouya, ¿vamos?- preguntó ampliando la mueca en sus labios, dejando ver ante el moreno una expresión algo fingida con la cual trató de disimular su actitud nerviosa.

El muchacho de gafas tan solo lo siguió. Finalmente llegaron a la habitación del joven presidente del Host Club, y una vez que ambos se adentraron, tomaron asiento en el amplio sofá ante el cual, ya estaba preparada la merienda.

-No me has invitado a merendar ¿verdad?- comentó con algo de burla, más bien ironía, el moreno sin intención de alargar más la situación.

-Bueno, esa no es la principal razón por la que te he hecho venir…- Tamaki sonrió levemente sin siquiera mirarlo. –Pero al menos podrías haberme dado algo de tiempo para saber que decir ¿no crees?- se dejó caer hacia atrás, cerrando sus manos en un puño sobre las cuales centró sus ojos azules.

-¿Para que alargarlo más? Los dos sabemos por qué me has invitado a venir hoy.- Kyouya se mostró tranquilo, aun así, no miró a Tamaki.

-Tienes razón…- esta vez, la mirada del rubio se clavó en el muchacho de gafas; era raro… por algún extraño motivo, esta vez se sentía más calmado ante Kyouya.

-¿Y bien?- preguntó el joven Ootori encontrándose con los ojos azules de su amigo.

-Kyouya... yo solo quería…- comenzó a hablar tras un largo suspiro, observando como los ojos oscuros del otro muchacho no se apartaban de su mirada. -…quería disculparme.- y ante esas palabras, Kyouya sonrió para mi mismo tras corroborar sus sospechas. –no debí reaccionar de esa forma, es solo que…-

-Tamaki…- el moreno le interrumpió, mostrando una expresión seria ante la cual, el rubio no pudo evitar sentir un escalofrío. –no quiero que esto se convierta en un problema, y mucho menos mi intención era preocuparte o… asustarte.- el joven presidente del Host Club tan solo podía escucharlo; escuchar como aquellas palabras serenas escapaban una a una de los labios de su mejor amigo. –solo creía que tenias que saberlo y… de alguna forma, sentía que tenia que decírtelo.- ambos quedaron en silencio y sus miradas se evitaron hasta que los ojos azules buscaron las del moreno.

-Pero es extraño... nosotros somos los mejores amigos y...-

-Y eso no debería cambiar. No quiero tener que sentirme culpable por ocasionarte un trauma- concluyó bajo una sonrisa divertida pero tranquilizadora, ante la cual, Tamaki también sonrió comprensivo.

-Ahora... me siento mucho mejor.- comentó en una actitud infantil, llevándose una mano tras la cabeza.

Kyouya lo observó. No tenia caso alguno empeorar las cosas, y quizás de esa manera las aguas volverían a su cauce por parte de Tamaki pero... ¿y él? Seguramente necesitaría algo de tiempo y como ya había pensado... poner algo de distancia de por medio.

-Por cierto Tamaki…- la voz del moreno llamó la atención del joven presidente quien lo miró expectante. –Mañana me marcho con mi padre a Alemania.-

-¿A Alemania? ¿Vas a ir de vacaciones allí unos días?- preguntó con una amplia sonrisa; a decir verdad, él mismo iría unos dias de vacaciones con su padre a algún país durante ese verano.

-No… más bien, durante el resto de las vacaciones de verano, hasta que comience el nuevo semestre.- Tamaki abrió los ojos con sorpresa ante aquellas palabras.

¿Kyouya se marchaba durante tanto tiempo? Desde que se conocían, nunca habían estado tanto tiempo sin verse… era cierto que ambos viajaban por vacaciones con sus respectivas familias; sobre todo Kyouya. Pero nunca durante tanto tiempo.

-Lo supe ayer.- continuó el moreno. –en si es un viaje de negocios, mi padre me propuso que lo acompañara para que así pudiera aprender un poco más sobre sus negocios. No pude negarme. *y quizás sea lo mejor ahora mismo…*-- una sonrisa entre irónica e interesante se dibujó en los labios del joven Ootori, ocultando así su verdadero propósito.

Tamaki enseguida comprendió la importancia de aquel hecho; el que el cabeza de familia de los Ootori hubiera invitado a su tercer hijo a un viaje de aquella índole a su parecer, solo podía significar un progreso importante para Kyouya.

-Espero que tengas un buen viaje.- sonrió ampliamente, ofreciéndole a su amigo una expresión alentadora.

Kyouya solo se limitó a responder con una sonrisa. Seguramente, después de ese viaje las cosas estarían completamente apaciguadas a su regreso a Japón, o eso quería creer… solo necesitaba algo de tiempo.





Continuará…



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NOTAS: gomen neeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee >///< no tengo perdón, lo se.... me he retrasado no mucho, si no muchísimo con este capitulo >-< pero no he tenido tiempo -_- espero que podáis perdonarme...

Ahora pasemos a las notas ^^ que tal el capitulo? Un poco mas interesante que el anterior ne? ;p por fin Kyouya se ha decidido y se ha declarado!!! Bueno, al menos lo ha intentado, Tamaki no le ha dejado hacerlo XD pero la cosa ha quedado bien clarita ^^u dios.. este capitulo ha sido medio dramatico XD no me gusta escribir escenas muy dramaticas pero a veces es necesario... al menos ya hemos avanzado algo ^^ ahora veremos como evoluciona Tamaki ante los sentimientos de Kyouya :P creo que ya lo avise pero lo vuelvo a repetir.. este fic será larguito, creo que quizás unos 16 o 17 capitulos... y por supuesto que no terminara una vez que Tamaki se de cuenta de sus sentimientos (por que leyendo el prologo es obvio que se da cuenta XD) si no que también desarrollaré un poco la relación entre los dos y habrá muchas escenas divertidas y otras también un poquito dramáticas ^^u pero confiad en mi XDD

Mejor dejo de desvariar y vuelvo al capitulo.. ahora Kyouya se nos marcha, que pasara con Tamaki? Eso se vera en el capitulo siguiente, asi que espero que lo leais ^^

Por cierto.. siento no haber contestado todos los review pero el dia que me dediqué a ello se me fastidio internet y no pude acabar -_- después de eso no he tenido mucho tiempo.. no tengo excusa lo se... pero los responderé ahora mismo ^^ aun asi, muchas gracias, sabeis que me hace muchísima ilusión leerlos ^^ gracias de verdad.. ojala este fic siga despertando interes y lo sigais hasta el final ^^

Ahora ya me despido que hoy he escrito mas de la cuenta XDD muchos kisus!!! ^^







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