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Juunigatsu No Hana por Saiyi chan

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YUUNIGATSU NO HANA


Capitulo 7.-



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/// “La distancia hace el olvido” o eso dicen… ¿pero qué ocurre cuando no se quiere olvidar?

Aunque no fue el verdadero propósito de mi viaje a Alemania, por un momento pensé que tal vez así, poniendo distancia y tiempo de por medio, mis sentimientos hacia Tamaki conseguirían calmarse. Era consciente de que estos no se borrarían de la noche a la mañana, pero quizás, solo quizás, de alguna manera consiguiera volver a tener el control sobre ellos. No fue así…

Cuando todo parece volver a la normalidad siempre ocurre algo que cambia nuevamente el curso de las cosas.

Una simple frase, una sola acción… puede desencadenar situaciones e incluso sentimientos recíprocos. Pero la realidad es que esos sentimientos ya existen en el interior de cada persona; algo que se va forjando apenas sin darnos cuenta. A veces basta una simple “confesión” por parte del otro ente para percatarse que ese sentimiento ya existía.

Supongo que eso fue lo que le ocurrió a Tamaki…///



Las vacaciones de verano habían llegado a su fin, y con ello, comenzaba un nuevo semestre.

Aquella mañana se había despertado mucho más temprano que de costumbre. A decir verdad, Tamaki apenas había podido pegar ojo durante toda la noche… tan solo una cuestión, más bien una persona, había ocupado su mente más de lo necesario; Ootori Kyouya.

No había vuelto a ver al muchacho de gafas desde aquel día en que este le comunicó que pasaría el resto de las vacaciones en Alemania. Durante todo el tiempo que el moreno estuvo en el extranjero, Tamaki solo había podido comunicarse con él alguna que otra vez por teléfono, manteniendo tan solo conversaciones triviales que no duraban más de unos minutos… todo ello debido a la apretada agenda a la que el joven Ootori tuvo que cernirse.

Tamaki lo había extrañado, quizás demasiado… y a pesar de la confusión que al principio le había generado aquel cosquilleo que sentía en el estomago cada vez que el teléfono sonaba, había acabado por ignorar su preocupación al respecto, cambiándola por una amplia sonrisa con la cual contaba los días para volver a ver a su mejor amigo.

A toda prisa, bajó del lujoso coche estacionado frente al instituto Ouran, y en un intento por no caerse y prácticamente ignorando así al chofer quien abrió su puerta, el joven presidente del Host Club echó a correr hacia el interior del recinto.

No podía negar que sentía ganas de ver a todos sus compañeros de clase, a las clientas del Host Club volviendo a las actividades del mismo, así como a su pequeña familia. A pesar de que cada cual había tomado sus vacaciones por separado del resto, Tamaki estuvo en contacto con cada uno de sus compañeros del Host Club, tanto personalmente como mediante las llamadas de teléfono. Incluso había mantenido contacto con Haruhi, cosa que le alegraba sobremanera; en cuanto la muchacha volvió de Karuizawa, al joven presidente no le faltó tiempo para ir a visitarla acompañado de los hermanos Hitachiin, Hani y Mori; quienes no dudaron en presentarse en la residencia de la familia Fujioka portando unos exquisitos pasteles como regalo.

En cambio… hacía prácticamente un mes que no veía a Kyouya, y el simple hecho de saber que se reencontraría con él nuevamente esa misma mañana, en breves minutos, conseguía que la sonrisa no se borrara de sus labios volviéndose ésta incluso más notable.

Siguió corriendo hasta adentrarse en el edificio; recorriendo los amplios pasillos, sintiendo como a cada paso que avanzaba el cosquilleo que sentía en el estomago se volvía más notable, así como el corazón le latía con más fuerza sin que ese aumento de sus pulsaciones tuviera algo que ver con tal carrera.

Se detuvo una vez que giró la esquina del amplio pasillo que continuaba hasta su aula. Respiró agitadamente en busca de aliento, y la sonrisa que mantenía en sus labios pareció temblar dando lugar a una mueca calmada cuando pudo apreciar a no más de unos cinco metros, la presencia de su amigo.

-¡Kyouya!- gritó como lo hubiera hecho un niño, volviendo a ampliar la sonrisa y obligando así a que tanto el joven Ootori como varios de los estudiantes que allí se encontraban, voltearan a mirarlo.

Los ojos oscuros del moreno se encontraron con la mirada de Tamaki, y antes de poder esbozar siquiera una sonrisa, tenía al joven presidente del Host Club abrazado a él de un modo casi posesivo.

-Tamaki…- musitó sintiéndose algo aturdido ante aquel repentino abrazo, aunque a decir verdad, no le extrañaba en lo más mínimo aquella muestra de afecto en público por parte del rubio.

Pero en ese momento, Kyouya ni siquiera supo como reaccionar. Se había quedado estático, en parte confundido. Tamaki no le había dado tiempo a reaccionar, así que tan solo pudo acertar a alzar un poco los brazos en el aire dejando que fueran los del otro los que rodearan su cuerpo.

-Te he extrañado mucho- le confesó estrechando el abrazo, hundiendo su rostro en el cuello del moreno.

Aquellas palabras lograron sobresaltarle. El constante cosquilleo que había sentido durante toda la mañana en el estomago, aumentó en el momento en que pudo sentir la respiración aun algo jadeante de Tamaki golpear en su oído. El también lo había extraño, mucho más de lo que su revoltoso amigo pudiera imaginar y mucho más de lo que se permitía demostrárselo dadas las circunstancias.

Los ojos azules atrajeron la mirada de los oscuros una vez que Tamaki se separó un poco del muchacho de gafas para mirarlo. En ese momento sus miradas se encontraron demasiado cerca, provocando el sonrojo en ambos muchachos ante una situación un tanto extraña e incluso incomoda que les obligó a romper el contacto visual.

Todo aquel autocontrol que el joven Ootori había creído obtener durante su estancia en Alemania, se vio truncado por un simple movimiento de Tamaki. No había sido el abrazo en si, ni la mirada que lo precedió; si no la sola presencia del rubio.

De una forma involuntaria y casi imperceptible para si mismo, el moreno trató de esbozar una sonrisa resignada, pero en cuestión de segundos, Kyouya se encontró ante la mirada examinante de su amigo.

-Kyouya… ¿has comido bien mientras estabas en Alemania?- cuestionó dedicando al muchacho de gafas una expresión casi de reprimenda, ante la cual, el otro lo miró extrañado. –Estás más delgado, ¡seguro que no te has alimentado como es debido!- y mostrando unos llorosos ojitos ante su pasivo amigo, Tamaki posó ambas manos en los hombros de este.

-Claro que he comido bien.- mostrándose tranquilo, el joven Ootori se deshizo del rubio pasando a su lado con la intención de entrar en el aula. –Debe ser que tienes mal la vista.- finalizó a modo de burla, mirando de reojo la mueca infantil en el rostro del otro muchacho.

El joven presidente del Host Club lo observó por un momento. Kyouya parecía estar bien después de todo. Era consciente del inevitable cambio que aquella confesión por parte del joven Ootori había supuesto para ambos, quizás sobretodo para el moreno… pero aun así, suavizó su expresión en una sonrisa afectuosa.

-Kyouya…- el aludido se detuvo, volviéndose a mirar a Tamaki. –Bienvenido.- y tras una sonrisa por parte del muchacho de gafas, ambos se adentraron en su correspondiéndote aula.

***********************************************

Era más de media mañana. En el aula de 3ºA, un hombre mayor con bigote y pelo canoso, daba su clase de literatura entre explicaciones y apuntes que escribía en la pizarra. Los alumnos atendían, anotando con sus plumas estilográficas en sus cuadernos todo aquello que tendrían que estudiar en dicha materia. Aunque no todos estaban precisamente atentos al contenido de la lección…

Tamaki miró al profesor de forma examinante; este seguía de espaldas al alumnado escribiendo en la pizarra, emitiendo tan solo el sonido de la tiza al desgastarse. Al parecer ese era el momento perfecto… así que mostrando una amplia sonrisa, el rubio se volvió hacia atrás girando medio cuerpo, encarando a Kyouya quien recogía sus apuntes sin perder detalle alguno.

-Oye Kyouya.- lo llamó en voz baja, atrayendo la mirada de los ojos oscuros del otro muchacho. –Todavía no me lo has contado, ¿como fue todo en Alemania?- preguntó llevándose una mano cerca de la boca, como si de esa forma tratara que su voz no se expandiera más de lo necesario.

-No creo que sea momento para hablar de eso.- el muchacho de gafas le respondió cortante, volviendo la mirada hacia la pizarra y seguidamente sobre su cuaderno para escribir algo más. –Tamaki, será mejor que atiendas a las explicaciones.- El joven Ootori recibió una mueca de desaprobación por parte del presidente del Host Club.

-Pero es que no hemos tenido ocasión de hablar, y después en el club será aun más imposible hacerlo.- refunfuñó con cierto aire infantil, siendo interrumpido en ese momento por la voz del profesor retomando sus explicaciones de cara al alumnado.

Tamaki se volvió hacia delante, atendiendo aparentemente a las palabras de aquel hombre mayor que trataba de impartirles un poco de sabiduría. Con desgana se dejó caer sobre el respaldo de la silla, moviendo su estilográfica de un lado a otro para acabar llevándosela cerca de la boca en un gesto aburrido.

Por su parte, el joven Ootori dedicó una rápida mirada a su amigo, sonriendo levemente. Era cierto que no habían tenido tiempo de hablar durante toda la mañana; Cada vez que Tamaki intentaba acercarse a él en algún descanso entre clases, varias chicas clientas del club, los acorralaba a ambos preguntándoles sobre las nuevas actividades del Host Club para el nuevo semestre, así como comentando lo divertidas que fueron las vacaciones en la playa.

Pero aquello no quedaba ahí… cuando por fin tuvo lugar el descanso de la mañana y nuevamente el rubio hizo el intento de preguntar a su amigo, Hikaru y Kaoru apareciendo casi por arte de magia acompañados de Haruhi con el propósito de ir a saludar a Kyouya tras su regreso. Un nuevo intento fallido… así que solo le quedaba una opción; hablar durante la clase.

-¿Qué asuntos has estado tratando en Alemania?- el rubio volvió a encarar al muchacho de gafas, a pesar de que de fondo se oyera al profesor con sus explicaciones.

-Pues nada realmente interesante.- se mantuvo serio, atento a la clase más que al otro muchacho que comenzaba a mostrar una expresión exasperada ante la falta de atención.

En realidad no había demasiado que contar… aquel viaje de negocios había resultado pesado e incluso aburrido. Quizás en otro momento le hubiera divertido en cierto modo… pero tan solo había podido extrañar a Tamaki; prácticamente contar los días hasta su regreso. A pesar de que había intentado impedirse a si mismo pensar en el rubio más de lo necesario, no había podido hacer gran cosa por impedirlo.

-Pues yo me divertí mucho en mis vacaciones.- ante el tono de voz infantil de Tamaki, Kyouya levantó la mirada encontrándose así con una inocente expresión en el rostro del muchacho. –No he salido de Japón, pero pude pasar unos días con mi padre en Yokohama ¡fuimos a visitar un Zoo enorme!-

-Eso está muy bien Tamaki.-

-Tengo fotos, ¿quieres verlas? Aunque tendré que enseñártelas otro día que vayas a la segunda mansión…-

-Suou-sama.- llamó la voz del profesor en un tono seco y no necesariamente elevado.

Por un momento, Tamaki se quedó estático y la sonrisa de sus labios pasó a transformarse en una mueca temerosa. Lentamente se giró a mirar al profesor; este estaba al frente de la clase con la mirada clavada en el rubio de ojos azules.

-¿Seria usted tan amable de atender a las explicaciones?- ante la pregunta, el joven presidente del Host Club sonrió como si nada.

-Claro, lo siento.- de inmediato se puso en pie para hacer una reverencia ante las miradas de sus compañeros.

-Bien, sigamos con la clase sin más interrupciones.- el hombre mayor se giró de nuevo hacia la pizarra, portando su libro en una mano y la otra tras su espalda. –Puede sentarse.- y tras el permiso del profesor, Tamaki se sentó suspirando aliviado.

El rubio centró sus ojos azules en su libro, y tras él, los de Kyouya lo observaban sin demasiado interés. Al menos parecía que su enérgico amigo había desistido en mantener aquella conversación durante la hora de clase… pero una serie de movimientos un tanto extraños atrajeron la atención del joven Ootori, quien adoptando una mirada confundida e incluso interesada, se inclinó levemente hacia un lado tratando de ver que era lo que el otro muchacho estaba haciendo. En ese momento, se sobresaltó cuando Tamaki se giró nuevamente hacia él.

El joven presidente dejó ver una expresión seria aunque algo traviesa ante el muchacho de gafas. Seguidamente, le extendió un papel doblado en cuatro trozos y llevándose un dedo sobre los labios, le indicó que guardara silencio.

Kyouya frunció el ceño ante aquel gesto. ¡No era a él a quien habían pillado hablando durante la clase! ¿A que venia esa mueca? No era tan tonto como para permitir que un profesor le regañara por hablar en medio de las explicaciones, jamás dejaría que este se diera cuenta.

Desdobló el papel, el rubio hacia escrito algo a modo de nota. Miró de nuevo a Tamaki y observó como este le dedicaba una leve sonrisa con la cual se volvió nuevamente al frente. El joven Ootori suspiró resignado y seguidamente, procedió a leer lo que allí decía…

*¡Kyouya tienes que ver esas fotos! Me hice una justo al lado de un canguro, ¡y un mono casi me roba la bolsa de comida que compré para darles a los animales! Por cierto… vi un mapache que me recordó mucho a Haruhi por lo pequeñito y lo lindo que era.. También lo fotografié ^^. Tenemos que ir algún día a ese Zoo Kyouya, ¡te gustará! ¿Qué te parece la idea?

Contéstame, podemos seguir hablando mediante estas notas, ¡pero cuidado de que el profesor no te descubra! ^^

Firmado, el Rey del Host Club, es decir, yo ^_~ *


No pudo evitar esbozar una sonrisita ante aquello que el rubio le contaba en la nota, aunque una sonrisa un tanto irónica… ¿ir al Zoo con él? ¿Desde cuando a Ootori Kyouya le gustaban los lugares así? aunque ya habían sido varias las veces en las que se había visto arrastrado al ritmo de Tamaki de un lugar a otro, así que.. ¿Por qué no? Aquella era una posibilidad que no descartaba totalmente, quizás simplemente por el hecho de ir con él.

Pasaron varios minutos en los que el profesor seguía hablando. Un cada vez más impaciente Tamaki, no dejaba de mover su estilográfica da un lado a otro esperando una respuesta por parte del moreno. Esperó un poco más, pero nada… así que con decisión y un gesto algo irritado en su rostro, se giró una vez más hacia Kyouya.

-Oye Kyouya, ¿es que no piensas contestarme?-

-Suou-sama, pagina cincuenta y dos párrafo número tres, lea por favor.- la voz del profesor resonó entre las paredes, pero Tamaki no pareció oírlo…

-¿Qué te pasa? ¿Tan difícil es escribir una frase en un papel y pasármelo?- le recriminó al muchacho de gafas acabando por fruncir el ceño.

-Tamaki…- sin apartar la mirada del hombre que cada vez se acercaba más al rubio, el joven Ootori trató de advertirlo.

-Suou-sama.- demasiado tarde... el hombre se había detenido justo al lado de Tamaki llamando ahora si, la atención de éste. –lea por favor.- ante la mirada algo asustada de los ojos azules, aquel hombre se mostró severo.

-Si… - de inmediato, Tamaki se puso en pie con la intención de cumplir pero… no tenía ni la más mínima idea de lo que debía leer…

-Página cincuenta y dos, párrafo dos.- le susurró Kyouya muy bajito; lo suficiente como para que tan solo el rubio lo escuchara.

Había escuchado a Kyouya… claro que lo había hecho... Pero en ese momento las paginas de aquel libro parecieron cobrar vida propia y aquella que debía leer, había simplemente desaparecido. No pudo evitar ponerse nervioso ante la mirada de sus compañeros y la regañina que seguramente le caería. Y justo antes de que encontrara el párrafo a leer, la voz del hombre lo detuvo.

-Siéntese.- inquirió aquel hombre sin siquiera mirar al joven presidente.

-Disculpe...- abochornado por su falta de cuidado hizo una nueva reverencia, quedando con la cabeza agachada esperando el consiguiente sermón.

-Suou-sama, no atender en clase es una falta de respeto, ¿que pensaría su familia de algo así? usted más que nadie debería dar ejemplo. Por esta vez no se lo comunicaré al señor director… pero a cambio, le veré después de clases. Se quedará a limpiar el aula como castigo.- concluyó el hombre, caminado por dicha sala dejando atrás a un derrotado Tamaki. –¿sería tan amable de continuar usted leyendo, Ootori-sama?-

-Si.- el muchacho de gafas se puso en pie, comenzando a leer en voz alta.

Con la voz de su mejor amigo de fondo, el joven presidente del Host Club se dejó caer pesadamente sobre la mesa. Tendría que quedarse a limpiar el aula él solo… si en ese momento hubiera podido hacerlo, ahora mismo estaría deprimiéndose en un rincón oscuro… aunque en cierto modo le aliviaba saber que podría haber sido peor. Después de todo, incluso tendría que darle las gracias a ese hombre…


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-¡¿Castigado?!- preguntaron con sorpresa los chicos del Host Club ante la noticia.

-Eso he dicho.- Kyouya se subió las gafas dejando ver sus ojos oscuros entre el brillo de los cristales.

-¿Entonces Tama-chan no vendrá hoy?- el mayor de los Haninozuka acababa de llegar a la tercera sala de música acompañado por su fiel Mori, ambos desde la universidad.

-Dudo mucho que le de tiempo a limpiar el aula entera antes de que se acabe la jornada del club.-

-Es la primera vez que castigan a nuestro señor.- Kaoru se llevó una mano a la barbilla en un gesto pensativo, recibiendo una mirada por parte de su hermano.

-Lo que no entiendo…- intervino Haruhi atrayendo las miradas de los presentes. -…es por qué tanta prisa en hablar con Kyouya-sempai, podría haber esperado hasta ahora.- los ojos castaños de la muchacha se centraron en Kyouya, quien volvió la mirada a un lado.

-Por que es un idiota…- murmuró entre dientes el moreno, aproximándose a uno de los sillones junto al ventanal para tomar asiento y abrir allí su libreta.

Las miradas de los Host se centraron en el muchacho de gafas con algo de curiosidad ante la extraña sonrisa que se dibujó en los labios de este sin que el mismo Kyouya se percatara de ello. Una sonrisa que a pesar de parecer suave y calmada, les dio más miedo que la del mismo rey de las sombras.

-¿Uhm? ¿A que estáis esperando?- el moreno cambió su expresión a una seria y algo examinante ante sus compañeros. -¿no deberíais estar ya preparados para recibir a las clientas?- automáticamente, aquellas palabras ocasionaron un escalofrío en sus compañeros. –El que Tamaki no asista hoy al club no quiere decir que no tengamos obligaciones.-

-¡Vamos Takashi! ¡Comeremos pastel con las chicas! ¿ne?- tirando del brazo de su primo, Hani arrastró al mayor de los Morinizuka hacia el interior de la sala con la intención de ir tomando posiciones.

-Bueno, hoy no será tan divertido sin poder molestar a nuestros señor, ¿pero que se le va a hacer?- Hikaru se encogió de hombros denotando desinterés.

-Aun podemos ir al aula de 3º A a molestarle…- bromeó el menor de los gemelos pasando un brazo sobre los hombros de su hermano.

-Kyouya-sempai.- la voz de Haruhi atrajo la mirada de los ojos oscuros del muchacho una vez que los demás se alejaron. –Creo que lo que le ocurre a Tamaki-sempai es que te ha extrañado durante el tiempo que has estado fuera.- comentó calmadamente, adoptando primeramente un gesto pensativo para enseguida cambiarlo por una sonrisa. –No dejó de hablar de ti cuando todos fueron a mi casa.- la sonrisa en el rostro de la chica se amplió.

Ante las ciertas palabras de la muchacha de cabellos castaños, el joven Ootori volvió la mirada bajo un gesto algo irónico, centrando sus ojos oscuros en el ventanal para mirar hacia fuera con aire ausente.

-Así es Tamaki…-


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Completamente cansado, se dejó caer sobre la pared hasta que tras resbalar por la misma, quedó sentado en el suelo. Sus ojos azules se cerraron y un suspiro aliviado escapó de sus labios húmedos. Por fin había acabado… por fin el aula había quedado como los mismos chorros del oro después de que el profesor responsable del castigo, lo supervisara y se cerciorara de que Tamaki había aprendido una lección llamada “no hablar en clase”.

-Es un trabajo muy pesado… tendré que decirle a papá que le suba el suelo a las doncellas por el trabajo tan duro que hacen todos los días…- tras murmurar aquellas palabras, abrió los ojos para mirar el lujoso reloj que colgaba de una de las paredes como parte de la exquisita decoración. –demasiado tarde…- frunció el ceño y seguidamente se puso en pie resignado.

Las dos horas que solía estar en el club ya habían pasado. Aquello le fastidió. Después de un mes, deseaba más que nunca acudir a la tercera sala de música junto a sus compañeros; recibir los halagos de las clientas, tomar aquel adictivo café instantáneo que Haruhi sabia preparar tan deliciosamente, pero esta vez... Sobre todo quería estar con Kyouya.

Aquel pensamiento le sobresaltó, extrañándose de que sus preferencias, por así decirlo, hubieran cambiado tan drásticamente en tan pocos días. Había pasado de querer declararse a Haruhi a tener la horrible necesidad de estar con aquel muchacho de gafas a quien tanto había echado en falta.

Suspiró de nuevo, y tras alcanzar su maleta se dispuso a salir del aula cuando sus ojos azules se encontraron con la intensa oscuridad de la mirada de Kyouya.

-¿Ya has acabado tu castigo?-

-Kyouya, ¿aun estas aquí? Pensaba que ya te habías marchado.- sonrió levemente acercándose a su amigo quien le respondió con el mismo gesto.

-Pensé que no estaría mal venir a ver que tal te iba.-

-A sido agotador... jamás volveré a hablar en clase…- cansado, bajó la cabeza mostrando una enfurruñada expresión infantil ante su amigo.

Kyouya guardó silencio, y cuando ambos comenzaron a caminar por el amplio pasillo, alcanzó con su mano la de Tamaki, haciendo que este aceptara entre sus dedos lo que parecía ser una hoja de papel.

El rubio se detuvo en seco. Abrió su mano clavando la mirada en aquel papel. Finalmente lo desdobló y pudo leer claramente la contestación a su nota anterior…

*Me encantará ver esas fotos*

Una amplia sonrisa y unas sonrojadas mejillas adornaron el rostro del rubio a la vez que observaba como el muchacho de gafas se alejaba de él. Tamaki fue a decir algo, pero tan solo optó por guardar la hoja en uno de sus bolsillos. Entonces sus ojos azules se encontraron con la mirada del moreno.

Kyouya sonrió ante la emoción del joven presidente; en realidad no le costaba nada seguir su juego. Lo que para él podía ser la cosa mas insignificante e incluso estúpida del mundo, para Tamaki resultaba ser algo grandioso... de cualquier modo, él mismo se sentía satisfecho cuando veía a Tamaki sonreír de aquella manera...



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Hacia tan solo unos días que había comenzado el nuevo semestre y con ello, también dieron comienzo las actividades de los clubes, entre los cuales destacaba el Host Club

Kyouya abrió la puerta de la tercera sala de música acompañado por Tamaki. Ambos muchachos eran los primeros en llegar ese día tras haber salido bastante temprano de clase. Se adentraron en la espaciosa sala encontrándola totalmente silenciosa, sin que la inundaran las risas y conversaciones de las señoritas que allí acudían en su tiempo libre.

-Es extraño ver esto tan tranquilo.- comentó Tamaki bajo una calmada sonrisa, recibiendo un gesto semejante por parte del moreno.

Kyouya caminó hasta una de las mesas, situando allí su ordenador portátil para seguidamente encenderlo y tomar asiento frente al aparato. Se quitó las gafas limpiándolas un poco, volviendo a colocarlas perfectamente sobre su nariz.

-Bueno, siempre viene bien trabajar con un poco de calma.- y dicho esto, comenzó a teclear hábilmente.

-¿Quieres un poco de té?-

-Si, por favor.- ante la respuesta del moreno, el joven presidente procedió a preparar la bebida, quedando la sala totalmente en silencio durante unos minutos.

-Aun es muy temprano... los demás tardaran en llegar.- el rubio tomó una bandeja sobre la cual había colocado previamente una bonita tetera a juego con un par de tazas.

Dejando de lado la tarea que había comenzado, el joven Ootori se mantuvo mirando al otro muchacho, percatándose de la casi tontorrona sonrisita que se dejaba ver en el rostro de su amigo.

-¿Piensas decirme ya por qué tanto interés en venir aquí desde tan temprano? – preguntó sin mostrarse especialmente interesado, recibiendo como respuesta la mirada de los ojos azules.

-No seas tan impaciente, enseguida lo sabrás.- Caminó hacia donde se encontraba el muchacho de gafas, dejando sobre la amplia mesa la bandeja.

El moreno tomó una de las tazas, sirviéndose él mismo un te negro de primerísima calidad. Tras él podía sentir a Tamaki haciendo alguna cosa, pero no se giró a mirarlo. Fue entonces cuando la mano del joven presidente del Host Club se apoyó sobre su hombro. Los ojos oscuros del muchacho de gafas dedicaron una fugaz mirada a aquellos dedos cuando en ese momento, el cuerpo del rubio se inclinó sobre el suyo, sintiendo el pecho de Tamaki presionar sobre su espalda.

Apoyándose un poco más sobre su amigo y dejándolo prácticamente acorralado, el rubio extendió el brazo contrario, pasándolo junto al cuerpo de Kyouya dejándole ver así ante sus ojos oscuros lo que sujetaba entre sus dedos.

-¿Qué es eso?- preguntó el moreno más aturdido por el acercamiento que por lo que su amigo le mostraba.

-Esto, es el CD con todas las fotos que hice en el Zoo.- sonrió ampliamente, separándose del muchacho de gafas para tomar asiendo a su lado. –Ayer conseguí que mi padre mandara a que le hicieran este CD.-

-¿Tanto misterio para eso?- comentó en un deje de burla, sintiéndose notablemente mas tranquilo después de que Tamaki lo dejara respirar, literalmente…

-Se que te hacia ilusión verlo.- el muchacho de ojos azules sonrió con complicidad mientras Kyouya alcanzaba dicho CD minuciosamente con la punta de sus dedos.

-Seguro que no más que a ti…- ante el tono bromista en sus palabras, el joven Ootori recibió una fingida mueca molesta por parte del otro. –Bien, veamos esas fotos…- murmuró cuando en la pantalla del portátil apareció la primera de las fotografías.

Tras varios minutos viendo fotos de animales y de Tamaki junto a cada una de las especies que había en aquel Zoo, el joven Ootori comenzaba a sentirse un poco exasperado… era muy bonito todo aquello, si; le gustaba ver esas fotos donde su amigo aparecía ofreciendo sus mejores sonrisas en poses galantes ante los animales, así como las fotografías en las que éste había sido “pillado por sorpresa”, gracias a su padre, en una actitud infantil y alguna que otra pose ridícula en su intento por atraer la atención de los animales… ¿pero cuantas fotos quedaban? Juraría que había visto al menos doscientas, o eso le parecía…

Aun así, se alegraba de que Tamaki hubiera podido pasar esos días con su padre; la expresión del joven presidente en aquellas fotos hablaba por si sola. Por un momento quiso ser él el causante de esas sonrisas; el causante de la felicidad del otro muchacho... en ese momento la voz del rubio lo devolvió a la realidad.

-¡Kyouya fíjate en esta foto! Mi padre la sacó por sorpresa cuando ese estupido mono quiso quitarme la bolsa de comida.- señaló dicha foto en la pantalla, riendo divertido a pesar de intentar mostrarse un poco enfadado con el animal.

-Ya veo... es una foto muy buena, me pregunto hasta que punto podría sacarle provecho…- llevándose una mano a la barbilla, Kyouya dejó ver una sonrisa inquietante en sus labios, ocasionando un escalofrío en el rubio.

-Siempre estás pensando en lo mismo…-

-Reconoce que tengo razón…-

-No, no la tienes.- acabó por cruzarse de brazos bajo la sonrisa divertida por parte del muchacho de gafas.


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En una de las espaciosas salas del instituto Ouran, un hombre de cabello castaño y semblante amable aunque un tanto imponente a primera vista, permanecía sentado en el cómodo sillón sobre el cual se reclinaba manejando con su mano derecha el ratón del ordenador.

Mantenía una expresión seria, casi embobada, y sus ojos oscuros fijos en el monitor que se encontraba ante él. Suou Yuzuru volvió la mirada hacia la puerta cuando alguien llamó a la misma, volviendo a centrar enseguida sus ojos oscuros en lo que observaba con tal ahínco.

-Pase.- pronunció en un tono pasivo, abriéndose la puerta seguidamente.

-Señor director, le recuerdo que dentro de una hora deberá asistir a la reunión que había programado para esta tarde.- le informó una muchacha de unos treinta y seis años a pesar de que su rostro la hacia parecer mas joven.

-Acércate, quiero que veas algo.- ante las palabras del hombre que tan solo miraba la pantalla, la muchacha se acercó algo desconfiada.

–¿No es una monada?- finalmente los ojos oscuros de Yuzuru miraron a la chica ofreciéndole una tonta sonrisa.

-Si… si que lo es…- respondió ella con evidente nerviosismo tras ver la foto que se mostraba en el ordenador. -*¿se estará refiriendo a su hijo o al mono?* -se preguntó mentalmente tras observar con mas detenimiento al gracioso animalito que pretendía robar la comida al hijo de Suou.

-Este Tamaki… es igual de fotogénico que su padre, incluso en ocasiones instantáneas.- se llevó una mano a su cabello castaño en una actitud orgullosa ante la confundida muchacha.

-Señor director… la reunión…-

-Allí estaré gracias, puedes retirarte.- enseguida volvió a mirar la pantalla, mostrando nuevamente una expresión empalagosa.

La muchacha suspiró resignada ante las excentricidades de su jefe. Finalmente abandonó la sala con una sonrisa.

-Como me gusta cuando mi hijo pone esa carita de tonto.- comentó para si mismo, apoyando el mentón sobre sus manos entrelazadas. -mandaré a que amplíen esta fotografía.-


************************************************


El joven Ootori se dejó caer hacia atrás en la silla donde permanecía sentado. Por fin había acabado de ver todas y cada una de las fotografías… y ahora, solo por curiosidad, se veía en la obligación de averiguar cuantas habían sido.

-Aquí tienes.- sacando el CD de su portátil se lo extendió al rubio, quien lo miró con un gesto algo confundido.

-No tienes que devolvérmelo, es para ti.-

-¿Para mi?- ante la sonrisa y el asentimiento por parte Tamaki a su pregunta, esta vez fue el muchacho de gafas quien lo miró con confusión.

-Hice varias copias y ésta es para ti.- el moreno se mantuvo en silencio ante esas palabras, tan solo mirando distraído el CD que sostenía entre sus dedos. –También le daré una copia a Haruhi.- Tamaki sonrió abiertamente, recibiendo la mirada de los ojos oscuros en una expresión aparentemente desinteresada.

-Tamaki… ¿has caído en el hecho de que Haruhi no tiene ordenador?- preguntó manteniéndose serio ante la expresión congelada del otro.

-No... no había pensado en eso…-

-Lo suponía.- el joven Ootori apoyó ambas manos en la mesa para levantarse, haciendo caer accidentalmente el CD al suelo.

Los dos muchachos se agacharon al mismo tiempo con la intención de recogerlo y en el momento en que sus dedos se rozaron, sus miradas se cruzaron. Pudieron percatarse perfectamente de las sonrojadas mejillas del otro, así como del notable aumento de las respiraciones por parte de ambos.

Tamaki apartó la mirada de inmediato, alejando igualmente su mano para acabar levantándose, dejando que fuera Kyouya quien recogiera el CD. Había vuelto a sentir aquel perturbador cosquilleo en el estomago, el cual conseguía erizarle la piel y hacerle creer que la respiración se le cortaría en ese preciso instante a pesar de notar como esta aumentaba considerablemente.

Por su parte, el muchacho de gafas acabó por ponerse en pie, dedicando una rápida mirada al rubio percatándose así de la incomodad que este parecía sentir. Ya lo imaginaba... Durante esos primeros días de clase, Tamaki se había mostrado muy afectuoso con él, quizás más que de costumbre… llegó a pensar en la posibilidad de que seguramente se tratara de alguna clase de “escudo” que el rubio estaba empleando para sobrellevar la situación… aquella idea se disipó de su mente tal y como se había creado, pero el reciente gesto por parte del joven presidente volvía a presentarle tal posibilidad.

Kyouya se dio media vuelta quedando de espaldas a su amigo. Dejó el CD sobre la mesa y apoyó sus manos en la misma, observando sus propios dedos en una mirada ausente. En ese momento sintió como si todo el peso que sostenía sobre sus hombros fuera imposible de sostener.

-Tamaki, no podemos seguir así.- el rubio se sobresaltó ante aquellas palabras, recibiendo enseguida la mirada de los ojos oscuros sobre él. –me da la impresión de que está ocurriendo precisamente lo que no quería que ocurriera.- cansado se llevó una mano a la frente cerrando los ojos por un momento, respirando pausadamente.

-¿Qué te hace pensar eso?- mostrándose serio, el joven presidente del Host Club adelantó un par de pasos acortando la distancia entre ambos, plantando una mano sobre la mesa muy cerca de la del moreno. –¿Por qué Kyouya?- los ojos azules del muchacho dejaron ver una profunda mirada, casi intimidante.

-Porque sigues demasiado alterado con todo esto.- a pesar de la dificultad que aquello le presentaba, el joven Ootori consiguió enfrentar la mirada de Tamaki.

-Kyouya….- suspiró dejándose ver cansado, cerrando los ojos por un momento para volver a abrirlo. -…creo que eres tú quien no lo esta llevando nada bien, y eso me preocupa.- los ojos oscuros del muchacho de gafas se abrieron de par en par, aquellas palabras desenmascaraban una realidad que él mismo se obligaba a ocultarse. –Yo solo intento hacer que esto sea más fácil para ambos...- Tamaki suavizó la expresión de su rostro, acabando por dedicar una suave sonrisa a su amigo. –¿Sabes? Me hubiera gustado darte una respuesta...-

-Jamás te la pedí.- el moreno se defendió cortante, pero no por ello consiguió cambiar la expresión del otro muchacho. –eso ya te lo dije... no tienes que darme ninguna respuesta, ya me quedó bastante clara aquel día en la pla…- no pudo acabar la frase cuando se sintió arrepentido de lo que había dicho.

¿Qué estaba intentando hacer ahora? ¿Echarle en cara a Tamaki el que le rechazara? ¿Tanto le dolía todo aquello como para querer librarse de gran parte de la culpa por sentirse tan… miserable? Si, miserable, esa era la palabra; así era como se sentía. Por todo; por haber dejado ver ante Tamaki sus sentimientos, por confesárselo, por ser rechazado, y por estar actuando como un autentico idiota.

-De todas formas…- volviendo la mirada a un lado, Kyouya continuó hablando sin percatarse de la expresión abatida que había adoptado su propio rostro. -…nunca esperé que me correspondieras.- tratando de dar el tema por zanjado, el joven Ootori se dio media vuelta con el propósito de marcharse.

-Kyouya.- la voz del rubio lo detuvo, pero el muchacho de gafas ni siquiera se volvió a encararlo; en ese momento no se sentía con fuerzas para hacerlo. –Kyouya… ¿y si te digo que…- Tamaki bajó la mirada ocultando sus ojos azules entre su rubio cabello, así como el sonrojo en sus mejillas. -…creo que... cabe la posibilidad de que esté empezando a sentir algo por ti…?- susurró muy bajito, pero lo suficientemente audible como para que el otro muchacho se quedara inmóvil.

El joven Ootori sintió como el corazón le daba un vuelco, y enseguida supo que su cuerpo estaba temblando cuando notó como las piernas le flojeaban. Bajo una expresión de incredulidad más que de sorpresa, Kyouya giró la cabeza lentamente hasta encontrarse con una suave sonrisa por parte de su amigo.

-Tamaki, tú…- el moreno alzó una mano con la inconsciente intención de acariciar la mejilla sonrojada del otro muchacho, pero en ese momento, la puerta de la sala se abrió entre risas.

Sobresaltados, ambos amigos se giraron a mirar a los recién llegados; sus compañeros ya estaban allí… justo en el momento menos indicado.

-Ah… chicos, ya estáis todos aquí.- un sonriente Tamaki se aproximó a los recién llegados en un esfuerzo por disimular el estado nervioso en el que se encontraba.

-Señor... no estamos todos…- Hikaru entrecerró los ojos con un aire desinteresado.

-Aun faltan Hani-sempai y Mori-sempai.- continuó el otro gemelo, haciendo con aquellas palabras más evidente el nerviosismo del rubio.

-Tenéis razón. Jajajajajajaja.- rió tontamente, llevándose una mano tras la nuca bajo la mirada de Kyouya.

-Tamaki-sempai sigue actuando de un modo extraño.- comentó Haruhi en un gesto pensativo.

Ante las palabras de la chica, el moreno centró la mirada en ella saliendo así de aquel estado ausente en el que se había visto envuelto. Acabó esbozando una sonrisa entre nerviosa y un tanto irónica para finalmente, centrarse en aquello que les acontecía.

-Las clientas llegaran en breve, deberíamos pensar en prepararlo todo.-


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En la oscuridad de la habitación, Kyouya se volvió a dar la vuelta entre las sabanas, dejando escapar un suspiro más el cual acarició sus labios entreabiertos. Aun se sentía agitado, podría decirse que incluso nervioso.

Había analizado las palabras de Tamaki una y otra vez, intentando encontrar algún significado oculto; alguna pista de lo que pasaba por la mente del rubio. No lo entendía.

Hacia tan solo un mes, cuando trató de confesarle sus sentimientos a su mejor amigo, este huyó de él prácticamente aterrado, y ahora le decía aquello… La única respuesta que se le ocurría en aquel momento y a pesar de lo que el rubio pudiera decir, era que Tamaki estaba más que confundido y aquella confesión le había afectado mucho más de lo que había creído en un principio; hasta el punto de que el joven presidente había llegado a creer que comenzaba a tener sentimientos recíprocos a los suyos.

Kyouya se incorporó quedando sentando en la cama, llevándose una mano a la frente la cual bajó hasta detenerla en su boca. Su mirada se perdió en la nada y una risita nerviosa escapó de sus labios a la vez que negaba con la cabeza. Quería creer que todo aquello tenia algo de verdad; que realmente Tamaki estaba comenzando a sentir algo más que amistad por él... pero aquello le parecía tan lejano, tan irreal que ni siquiera quiso permitirse el lujo de pensar que fuera viable. Aun así, interiormente no podía evitar sentir cierto cosquilleo ante aquella posibilidad.



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En la segunda mansión de los Suou, la habitación de Tamaki se encontraba tenuemente iluminada, destacando entre la penumbra unos profundos ojos azules que miraban absorto la luna llena. Recordaba perfectamente la última vez que vio una luna así; la misma noche en que todas sus dudas sobre quien era aquella “persona especial” para Kyouya se disiparon, sintiéndose a su vez, incluso más confuso. Algo totalmente contradictorio.

Tamaki sonrió de forma ausente. Ni siquiera sabia por qué le había dicho a Kyouya tal cosa. Aquellas palabras salineros solas de su boca, haciéndole ver a si mismo una realidad que hasta ese momento parecía haber estado oculta y que el joven Ootori simplemente había despertado.

Lo más extraño era que al de decir aquello en “voz alta” no se sintió confundido en lo más mínimo; podría decirse que todas sus dudas habían comenzado a disiparse. No obstante, le resultaba algo complicado. Por un lado estaba Haruhi... en ese preciso momento no sabia si realmente había estado enamorado de ella o tan solo había creído estarlo.

Por otra parte estaba Kyouya... desde hacia un tiempo el moreno le hacia sentir de una forma extraña y tan solo bastó la confesión de este para que se diera cuenta de ello. Era consciente de que algo estaba cambiando, aun así, quedaba mucho por comprender... pero al menos podía sentirse un poco mas tranquilo consigo mismo.

Suspiró bajo una sonrisa. Sus ojos azules dejaron de mirar el cielo de aquella noche para encaminarse a la cama, donde se acurrucó abrazando la almohada manteniendo aquella tonta sonrisa en sus labios. Al parecer, aquellos sentimientos habían estado ocultos tan solo esperando a ser descubiertos…

 

 

Continuará…

 

 

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Notas: por fin!!! Me aplaudo a misma por haber conseguido subir el capitulo después de.. un mes??’ por lo menos -_- gomen, pero no había forma de subir el capitulo, no se por que.. pero es que la pagina no me funcionaba bien, siempre que intentaba subir el capitulo o contestar algún review me salía un error o.o así que me ha costado un poquito subirlo ^^u

Esto... como va el fic?? Demasiado drama? Esta interesante? Entretenido? No vale nada??? ^^u bueno.. que puedo decir? Me reí mucho escribiendo la parte en que Tamaki empieza a escribir notitas y a intentar hablar con Kyouya en clases XD quería meter un toque de humor :p ya os habréis dado cuenta que me gusta mucho hacer eso XDD por otra parte.. Tamaki ha dado un paso importante!! Y Kyouya esta que no se lo cree, pobre... no me gusta nada hacer que lo pasen mal >_< pero todo eso se vera recompensado :P

Bueno, la verdad es que son mas de las 2 de la madrugada, tengo sueño atrasado de toda la semana y estoy bastante cansada por el trabajo ^^u así que esta vez no escribiré mucho más... a todos los que leéis y dejáis revierws muchísimas gracias!!! Quiero contestarlos pero es que esto no me deja a ver si algún dic puedo -_- pero en serio, estoy muy agradecida ^^ espero poder subir el capitulo siguiente prontito y también seguir escribiendo, que últimamente me he enganchado a los doramas y a los niños del grupo “News” y cuando tengo tiempo libre me dedico a ver y buscar videos por youtube ^^u jeje.. en fin.. espero seguir escribiendo y coger el ritmo otra vez *_*

Hasta el próximo capitulo!!! ^^



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