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El Hobbie del Coronel por samiyumi

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Notas del fanfic:

Ja ja acabo de ir a un quiropráctico y ps esto se me ocurrió.

Tal vez no haya dicho esto antes y lo siento pero...

¡FULLMETAL ALCHEMIST NO ME PERTENECE! ToT

Aunque quiera jaja.

¡Enjoy!

Notas del capitulo: Como dice el resumen, ps  es un fic algo loco que se me ocurrió luego de ir al quiropráctico. jaja disfrútenlo!!!     

En el Cuartel de Ciudad Central, se llevaban a cabo los entrenamientos de Alquimistas Nacionales, nueva rutina para los militares. Desde que el Fuhrer había decidido que los entrenamientos de los alquimistas no eran suficientes, se había decidido que todos los viernes todos los alquimistas y soldados de la cuidad debían entrenar hasta las once de la noche.

 

Y así, comenzó el duro entrenamiento, los dos equipos formados comenzaron una salvaje batalla simulada. Los equipos estaban más o menos equilibrados, los que tenían de su lado al Alquimista de Acero, celebraban su suerte, y igualmente los que tenían a Mustang de su lado.

 

En el round final, fue batalla frente a frente sin obstáculos. Los dos mandos se enfrentaron. Llamas, chorros de agua, puños de piedra gigantes, y balines salían de todos lados.

 

Durante esa ronda, Edward había salido más lastimado que en los demás entrenamientos, ya que había evitado que lastimaran a Riza con una bala perdida hecha con alquimia. Así que la bala le había dado justo en la unión del automail y el hombro.

 

Un gemido de dolor resonó en todo el campo de batalla, delatando al rubio alquimista tirado en el piso. El silbato que anunciaba el final de la ronda no tardó en sonar, cesando el fuego de ambos lados.

 

Roy se acercó corriendo al lado de Edward.

 

-¡Hagane no! ¿Estás bien?- preguntó Roy preocupado.

 

-Si -contestó Edo, sobándose la unión del hombro derecho. Después se giró para encarar a su superior y dedicarle una fingida sonrisa.

 

Roy se rió un poco y ayudó a Edward a levantarse.

 

El Fuhrer mandó a todos a los vestidores, y Edward se fue caminando con un poco de dificultad.

 

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El rubio dejó que el agua caliente de la regadera mojara completamente su adolorido cuerpo. Revisó cuidadosamente su herida, apretando los dientes, mientras la lavaba para desinfectarla. Realmente estaba deshecho, se bañó con mucha dificultad, ya que le dolía todo, a pesar de haber dicho que todo estaba bien, como siempre. Suspiró cuando hubo terminado, y cerró las llaves de la regadera.

 

 Al salir, tenía puesta tan sólo una diminuta tolla alrededor de la cintura, con otra, secaba su largo cabello rubio.

 

Se sentó en una banca de los vestidores para poder vestirse, y decidió descansar un momento, así que recargó la cabeza en los casilleros que tenía frente a él.

 

Comenzaba a quedarse dormido cuando unos finos dedos comenzaron a masajear la parte superior de la espalda que une los hombros y el cuello.

 

Se giró sobresaltado por el tacto tan repentino, encontrándose de frente a nada más y nada menos que con Roy Mustang, a medio vestir, ya que aunque ya traía los pantalones puestos, no traía camisa.

 

-¡Taisa! ¡No me espante de esa manera! – gritó Ed un poco espantado y sonrojado.

 

-Estás muy tenso hagane no…- resolvió el moreno,  - veo que el entrenamiento te afectó demasiado. – y giró la cabeza de Edward hacia donde estaba antes, de frente a los casilleros, volviendo a masajear la parte tensa y adolorida de la espalda de su subordinado. Edward se giró nuevamente algo molesto.

 

-¡Taisa! ¡Por favor! – diciendo esto, agarró todas sus cosas y salió rumbo a un pequeño cuarto para vestirse sin “interrupciones”.

 

Roy, mientras tanto, suspiró.

 

-Hay muchos viernes por delante, hagane no.

 

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Edward salió ya cambiado y muy agitado de los vestidores. Quería marcharse cuanto antes de ahí, no le gustaba que el taisa lo tacara, ¿o sí? Sacudió su cabeza… ¡Claro que no le gustaba!

 

Al estar cerca de la salida del edificio, sintió un dolor punzante en su hombro, siendo éste insoportable, ocasionó que el rubio cayera de rodillas al piso, soltando un gemido de dolor.

Riza, espantada corrió a su lado, gritando.

 

-¡Edward-kun! ¿Te encuentras bien?- preguntó angustiada la rubia, Ed negó con la cabeza, mientras mantenía su ojos cerrados por el dolor. Estaba seguro que no tardaría mucho en desmayarse, no aguantaría mucho  más el intenso dolor en su hombro, ni el molesto zumbido en su cabeza.

 

-Por favor Riza-sama…-dijo el rubio tratando de abrir su ojo izquierdo, -ayuda…-fueron las últimas palabras del rubio antes de caer inconsciente en los brazos de Hawkeye. Quien, sorprendida, recostó al pequeño alquimista en un sillón de la estancia del Cuartel. Roy salía de su oficina en ese momento.

 

-¿Qué pasó con hagane no Riza?-preguntó alarmado Roy cuando vio acostado al aludido. Riza negó con la cabeza.

 

-No lo sé taisa, comenzó a quejarse de dolor y de un momento a otro se desmayó.

 

-Hay que llevarlo a su casa, Alphonse debe enterarse y…-

 

-Alphonse no se encuentra señor.-interrumpió la rubia ojiroja. –Salió a Rizembul.

 

-¡Ah! De acuerdo-soltó Mustang con un semblante de duda.

 

-¿Qué haremos taisa? Ed no se puede quedar aquí y usted sabe que yo no puedo tener a un varón en el dormitorio de las mujeres.

 

-Hmm, creo que voy a tener que llevarlo a mi casa. –soltó fastidiado y rascándose la cabeza. Riza levantó la ceja. Después cerró los ojos y se encogió de hombros.

 

-Tendrá que comprarle un analgésico ¿no cree?- preguntó la rubia observando el semblante de dolor que presentaba la cara del más joven.

 

-Supongo que sí, Hawkeye- dijo el coronel suspirando y de nueva cuenta rascándose la negra cabellera.

 

Acto seguido, despidió a su secretaria, acompañándola a la salida como buen caballero.

 

Al regresar, cargó a Edo en brazos y se dirigió a su coche. Mientras caminaba, los movimientos de sus pasos hicieron que la cabeza del inconsciente se fuera para atrás, dejando su cuello expuesto, Mustang, por primera vez en mucho tiempo, se sonrojó levemente ante la visión. Parecía que el cuello del rubio pedía ser besado.

 

Roy acomodó a Edward en el asiento del copiloto, abrochándole el cinturón de seguridad. Segundos más tarde, arrancaba el coche rumbo a su casa.

 

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Tras algunos minutos manejando, el coche del Coronel pelinegro se detenía en el estacionamiento de la casa del susodicho. Ya había pasado a comprar el analgésico, y un poco de sushi para su subordinado, quien seguramente tendría hambre al despertar.

 

Roy volvió a cargar a Ed hasta la cama de su cuarto, puesto que la habitación de huéspedes no estaba preparada.

 

Ed seguía sin despertar, pero su semblante adolorido había cambiado un poco.

 

Roy volvió a su habitación con un vaso de agua y la pastilla que riza le había recomendado.

 

Se sentó en la orilla de la cama y observó a Edward  cuidadosamente. Fue entonces cuando se dio cuenta, Edward se veía realmente angelical. Se quedó contemplando el rostro de Ed, y no se dio cuenta de que poco a poco iba acercando sus rostros. …..

       
Notas finales:

Samiyumi:Gracias por leer! (lagrimitas en los ojos, abrazando un peluche de Edward)

Edo: mmta! ya se puso de sentimental

Samiyumi: déjame ¿no?

Edo:- No ^u^

Samiyumi: grrr! ya verás enano!

Edo: ¿que djiste bruja de 1.63?

Samiyumi: callate microbio

Roy: Cálmense y despídanse

Samiyumi y Edo: ok

 Samiyumi, Roy y Edo; Aioz!!! Hasta la próxima


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