Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una unión poco esperada por Shini Malfoy

[Reviews - 86]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡ANTEÚLTIMO CAPÍTULO! *0*

Una personita (no recuerdo el nombre, lo siento) me idió que sumara a un personaje ala historia.... ya que a ella la vuelve loca ;D

Sumé dos XD

Para el último capítulo, tengo como meta hacer lemmon =////= (me siento avergonzaba cada vez que escribo esas cosas cochinas ¬///¬)..

¡¡PERO... aún tengo el problemita de Draco ><!!

Disfruten =D

::Shini Malfoy::

Una unión poco esperada

X: La Muerte Para el domingo Harry tenía que tener esas palabras y ya estaban en viernes y ni se acercaba a la solución. Hacía cinco noches que no podía pegar un ojo por los nervios, con Ron las cosas no podía estar peor y Hermione se encontraba metida en los libros por los finales. Caminaba tambaleante a la clase de pociones.

 

En uno de los escalones de piedra, trastabilló y cayó hacia delante.

 

— ¡Harry! —Draco se le puso en frente para que no cayera.

 

— Presta atención por donde caminas, Harry —le reprochó Ron, con Malfoy traspasado, sosteniendo el delgado cuerpo con ambos brazos.

 

— Lo siento, Ron —aguantó por unos segundos pero terminó largando un largo bostezo.

 

— ¿Hace cuánto que andas así? —cuestionó, sorprendido, Weasley. Su amigo se veía debilitado.

 

— No lo sé… ya perdí la cuenta —se intentó levantar pero sus brazos se negaron a separarse de esos fuertes brazos que tan bien le mantenían lejos del suelo.

 

El rubio frunció el ceño.

 

— ¿Haz comido algo últimamente? —siguió su cuestionario el pelirrojo mientras le acomodaba en su pecho. Sentía que lo que traía en brazos era solo un muñeco de trapo…

 

— Creo que no…

 

— ¿Dormiste?

 

— No.

 

— ¿Qué haz hecho durante los últimos cinco días? —arrugó la frente. No importa si estaban peleados, la salud del moreno se encontraba en riesgo.

 

— Me parece que… pensar en el contra-hechizo —largó otro bostezo—. Vamos… a pociones. Snape se pondrá furioso si nos ve a los tres aquí.

 

— ¿Tres? —Ron miró detrás suyo—. ¿Cuánto llegaste, Malfoy?

 

— Antes que tú —respondió entre dientes—. Lleva a Harry a la enfermería, debe descansar —miró a su novio.

 

Esas ojeras decían todo.

 

— No necesitas decírmelo —le dijo, molesto, antes de pasar un brazo de Potter por sus hombros y abrazarle la cintura.

 

— ¡No, la enfermería no!

 

— ¿Por qué no? —preguntaron ambos a la vez.

 

— Porque sino dormiré y no debo… —nuevamente, todo el peso de su cuerpo fue a parar a Ron quien se tambaleó.

 

— Estás peor que Snape con un shampoo en frente, amigo…

 

— No me insultes —le miró de reojo.

 

— Vamos a la enfermería —repitió el pelirrojo y se dispuso a subir las escaleras cuando se detuvo de repente y miró al rubio a su lado—. ¿Disculpa? Tienes una clase que atender —le miró, ceñudo.

 

— Mi novio me necesita.

 

— Oh, claro. ¿Lo llevas tú? —le miró burlón.

 

— Cierra la boca, Weasley —masculló entre dientes, más furioso aún.

 

Ese maldito Gryffindor se estaba aprovechando de su condición. Si tan solo tuviese un cuerpo… Grrr.

 

En la enfermería, Potter fue acostado en una de las camillas y se durmió casi al instante. Draco le miró sumamente preocupado, flotando aún lado, mientras que el pelirrojo permaneció en el otro.

 

— Gracias a ti, Harry terminó en estas condiciones —le acusó sin mirarle. Tiró hacia un costado los mechones que interferían en el rostro del moreno.

 

— No es 100% mi culpa —intentó protegerse el Slytherin.

 

Harry se encontraba terrible. Tal vez durmiera durante cuatro largos días o cinco, ¿quién sabe?

 

— No, es cierto, un 99,9% es tu culpa.

 

— Weasley, no hables si no sabes todo lo que ocurrió —le miró, ceñudo.

 

— Sé lo suficiente para decir que eres una mala influencia para Harry. Desde que te conoce, su vida fue de mal en peor —le miró, molesto.

 

— ¿Cómo…? —se guardó la pregunta, mordiéndose la lengua—. ¿Qué sientes por Harry, comadreja? —enfrió la vista.

 

Ron se sorprendió. No dijo nada por un momento.

 

— ¿Qué si me gusta? —le retó—. Yo solo me preocupo por él mientras que tú le arrancas lágrimas tras lágrimas cada noche… Y ahora le dejas sin sueño. ¿Qué hubiese pasado si yo no estaba en las escaleras en ese momento? Te hubiese traspasado y caído a las escaleras, tal vez abriéndose la frente. ¿Te das cuenta? El hecho de ser Slytherin y, ahora, espíritu no beneficia en nada a Harry.

 

Malfoy aguantó las ganas de saltarle encima y molerle a golpes. ¿La comadreja le gusta Harry? ¡No dejará a Potter tan fácilmente! Pero… lo que dijo tenía razón. Su condición de fantasma no era nada bueno para Harry, especialmente cuando necesitaba ayuda. No sabía si llorar internamente o pelear por buscarle lo bueno a las cosas.

 

¿Qué había de bueno? Su amor era correspondido, Harry se lo recordaba cada vez que se veían (como él se lo recordaba al moreno). Mas Draco tiene la necesitad de protegerle de todo mal que le rodeaba. ¿Dumbledore esperó cosas imposibles de Harry al darle el papel de romper el hechizo? Si, eso si. Le dio una carga demasiado grande. Y ahora La Muerte… ¿qué quería el mundo de él? Ya le mató… ¿quería matar a Potter también?

 

¡¡Maldición!!

 

— Soy capaz de pelear con todo lo que tengo por la felicidad de mi amigo, Malfoy. Acéptalo, yo le puedo cuidar más que tú.

 

Draco siguió sin responder. ¿Qué debía hacer ahora?

 

Miró el demacrado rostro del Gryffindor. Tan tranquilo e indiferente a lo que le pasa a su alrededor… Apretó los puños con fuerza.

 

— ¿Puedes, aunque sea, demostrarle que le amas con un beso? —Ron acarició las pálidas mejillas del niño-que-vivió con sutileza—. ¿Puedes cambiar tu personalidad de Don Juan por querer estar con él? —le desafió con la mirada—. ¿Eres capaz de dar todo por él? Mala pregunta… —se dijo a sí mismo. Claro que era capaz, dio su vida, ¿no?

 

El rubio no quitó los ojos de Harry. Tan hermoso…

 

— ¿Terminaste, Weasley?

 

— ¿Qué? —el pelirrojo se sorprendió.

 

— Que si terminaste —le miró fríamente, como solo un Malfoy era capaz de ver. Tantas palabras le hicieron dudar de su propio carácter y eso le molestó de sobremanera—. Si dudas o no del amor que le tengo a Harry es tu problema; hablas de que yo le hago mucho mal, que le hago llorar… ¿Y tú qué? Gracias a la desconfianza que me tienes a mí (que es un problema entre tú y yo), te peleaste con él y no le diste posibilidad de hacerte recapacitar… Durante estos cinco días te necesito mucho, no te imaginas de cuánto.

 

“Me lo decía todo el tiempo. Se lamentaba de estar peleado contigo… pero no se arrepentía de estar conmigo, porque también me ama.

 

“En lo que más te necesitó fue en buscar consuelo. Yo sé que no está pasando un momento genial y lo que más necesita es a unos amigos que le dieran el hombro para poder desahogarse… ¿Y tú qué haces? Me criticas a mí, olvidándote de tu parte…

 

“Weasley, no me interesa si te gusta o no Harry, pero sabe que no lo tendrás, ni por las buenas ni por las malas. Yo le amo con todo el corazón, ya no soy un Don Juan, como dices; ni se me ocurrió meterle los cuernos, porque soy muy feliz a su lado. Me siento terrible mirándole ahora, en esas condiciones… lo sé, es mi culpa, pero aún así me pone feliz ya que dio hasta el último gramo de su conciencia para ayudarme…

 

“Si termino muriendo para siempre, lo haré feliz porque supe lo que es ser amado…

 

“Ahora, si vas a romper toda la amistad que tuviste con él por mí… me sentiré honrado. Para tener un amigo como tú, ‘con esta clase de amigos, quién necesita enemigos’, ¿no lo crees?

 

Más o menos, pudo desahogarse de todo lo que guardaba dentro. Prefería poner los porcentajes de otra forma: 70% culpa de él, 5% culpa de Harry, 25% culpa de Ronald. Mejor, mucho mejor.

 

El pelirrojo no tenía habla. Un nudo en la garganta le impedía producir palabras. Malfoy amaba a Potter… ahora comprendió que si era verdad.

 

— Malfoy… No me gusta Harry.

 

— Tú dijiste…

 

— Quería comprobar que tu amor hacia él era verdadero o simplemente jugabas. Jamás gustaría de Harry, para mí es como un hermano —suspiró, derrotado—. Me siento mal por lo que me dices. Es cierto, dejé a Harry en el peor momento…

 

— ¿Sigues creyendo que todo es mi culpa?

 

—… Cállate, estamos en una enfermería —dijo, girando la cabeza lejos de la mirada grisácea.

 

Volvió a acariciarle la mejilla al Gryffindor inconsciente.

 

— ¿A dónde vas? —vio como el fantasma del príncipe de las serpientes se alejaba hacia la pared opuesta. ¿Ya iba a dejar a Potter? Frunció las cejas.

 

— ¿No estamos en una enfermería? —le devolvió el comentario antes de traspasar la pared y desaparecer.

 

— Tramposo —masculló antes de volver la atención a su amigo—. Lo siento, compañero, tienes un novio sumamente celoso y que te ama… Ojala pudiera disculparme apropiadamente contigo…  

 

El rubio flotó a través de las paredes, encontrándose de vez en cuando con fantasmas diferentes; les ignoró como siempre lo hizo en su vida.

 

Sin avisar, entró al despacho del director. Éste se encontraba desenvolviendo caramelos de frutilla, al no tener de limón. Malfoy se detuvo en frente de su escritorio.

 

— ¿Qué te trae por aquí, Draco? —le miró, amistoso.

 

— Tú, anciano, ¿sabes cómo está Harry ahora por ‘tu jueguito de las cinco palabras’? —le fulminó con la mirada.

 

— Si, me acabo de enterar gracias a los cuadros. Una real pena, el joven Harry despertará dentro de unos días, cuando su cabeza ya haya descansado.

 

— ¡Por tu culpa, le dio un pico de estrés!

 

— ¿Lo cree? —le miró por sobre los lentes.

 

— Si lo creo —respondió a su desafío de miradas—. Estúpido vejestorio.

 

— No debes preocuparse más, Draco, Harry se encuentra en buenas manos con nuestra enfermera. Creo que ahora tienes… otras cosas que atender con mayor urgencia.

 

El rubio miró el suelo por unos segundos, pensando en sus próximas palabras.

 

— Director…

 

Vaya, qué sorpresa que me llame como debe… —se dijo Dumbledore.

 

— Tengo que pedirte algo… y quiero que lo hagas ya —entrecerró sus ojos grisáceos.

 

El adulto permaneció en silencio, esperando la petición.

 

 

Hermione corrió hacia Ronald, con lágrimas en los ojos, y le saltó encima, abrazándole por los hombros. Weasley la atajó antes de que ambos cayeran al suelo y le acarició el cabello, intentando consolarla.

 

— ¿Mione?

 

— Ay, Ron, me siento tan culpable. Este tema de las pruebas finales me hizo olvidar lo mucho que me necesitaba Harry. Y, ahora, ¡míralo! —se aferró a sus ropas con fuerza, sollozando.

 

— Lo sé, lo sé —suspiró—. Debemos esperar a que se recupere…

 

— Ron… ¿dónde está Malfoy? Debería estar con Harry ahora —se secó las mejillas con las manos y la ropa y le miró.

 

— Ve a lavarte la cara —le sonrió.

 

La muchacha asintió con la cabeza y se fue a los baños, aún sintiendo un gran pesar en el pecho.

 

El pelirrojo se recargó en la pared para esperar a su amiga. Se cruzó de brazos y tiró la cabeza hacia atrás, mirando el techo.

 

— Tú, Weasley —le llamó Pansy con las cejas fruncidas.

 

— ¿Qué quieres, serpientes? —miró a la mujer y a Blaise con odio.

 

— ¿Dónde está Draco? —preguntó directamente Zabini, sin dar rodeos al asunto.

 

— Oh, esperen un segundo que me lo saco del bolsillo. ¡¿Qué voy a saber yo?!

 

— Entonces, ¿dónde está el estúpido de Potter?

 

— Controla tu repugnante boca, maldita sanguijuela —apretó los puños con fuerza, arrugando la frente.

 

— Grrr, ni para encontrar a la gente sirves, pobretón —masculló Parkinson.

 

— Vamos, Pansy, debe estar en la Sala Común —Blaise la tomó del brazo y se alejaron del pelirrojo, dedicándole una última mirada de furia.

 

El Gryffindor giró sobre sus talones y golpeó la pared de detrás suyo, descargando todo el odio contenido por su pequeña charla con los de Slytherin. ¡Qué odio!

 

— ¡Ron! —Hermione se acercó corriendo a él para tomarle del puño y mirárselo—. ¿Desde cuándo eres masoquista? —le miró, reprochándolo.

 

— Esas malditas serpientes… —susurró con la mandíbula fija.

 

— ¿Cómo?

 

— Nada. ¿Mejor? —le miró.

 

— Un poco. Vamos a ver a Harry, me preocupa…

 

— No podemos, tenemos Transformaciones. Luego iremos —ambos caminaron hacia el aula, sin dirigirse una nueva palabra.


 

— ¿De qué se trata, Draco? No me dejes con la intriga, por favor —pidió el director, divertido por la duda del alumno. Tal parece que no era nada fácil lo que le quería pedir.

 

— Ábrame el portal hacia el infierno —se cruzó de brazos, esperando una respuesta. Ya lo tenía todo planeado, no lastimará más a Harry.

 

— ¿Quiéres… morir? —abrió los ojos, aturdido.

 

— ¡Claro que no! Tengo cuentas pendientes con un muerto y no me quedaré con los brazos cruzados a que pase el tiempo. Tengo que hablar con esa ‘Muerte’ y sacarme dudas de encima —habló seriamente.

 

Dumbledore no tenía palabras. Un alumno suyo quería ir derecho a la muerte por ¿venganza?

 

Negó con la cabeza.

 

— Lo siento, el hechizo me lo impide.

 

— Nada de hechizos. Nadie te está impienso que me lleves al otro lado.

 

— Señor Malfoy, esto no es un juego.

 

— Nadie habla de juegos.

 

— Explíqueme qué quiere hacer. No tengo permitido hacer esa clase de cosas.

 

Draco bufó, rodando los ojos. Si ese director no fuese tan ‘protector’ él ya estaría en frente de La Muerte en ese momento.

 

Le explicó todo lo que tenía planeado, con lujo de detalles.

 

— No irás solo —dijo el adulto, entrelazando los dedos sobre el escritorio.

 

— ¿Matará a algún alumno? —frunció las cejas.

 

— No es un alumno cualquiera. Precisamente, él está en el colegio para protegerles del Señor Oscuro —sonrió.

 

Se levantó de su asiento y caminó hacia la ventana. Hizo un movimiento de mano, con una sonrisa en la boca, y volvió a su lugar mas no se sentó. Miró al rubio.

 

— ¿Quién? —no podía aguantar la intriga—. Bah, no me importa quién sea. ¡Iré solo! Tengo todo planeado, nadie me tirará todo a la borda…

 

— Perfecto, perfecto —dijo sin prestarle atención.

 

La puerta se abrió y un alumno del último año entró con su túnica de Gryffindor. Dumbledore sonrió.

 

— Pasa, pasa.

 

Draco se giró y le miró sobre el hombro. Se llevó una gran sorpresa.

 

— ¡Tú! —le fulminó con la mirada.

 

— Tampoco me alegra verte, Malfoy —habló pacíficamente Luka Miwa, prefecto de la casa Gryffindor.

 

::Shini Malfoy::

Notas finales:

Mañana subiré la parte B...

::Shini Malfoy::


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).