Mi amo
Abrí mis ojos. Los abrí luego de…¿Cuánto tiempo había pasado desde que Itachi me había sumido en aquel horrible mundo?
Ni siquiera el sentir como Sakura me abrazó hizo que saliera de mis pensamientos.
“Soy débil. Soy…”
Solo lo hizo una cosa anaranjada que vi salir por la puerta.
- Na…
- No hables Sasuke-kun, mejor descansa un poco mas. Iré por un poco de comida.
La miré confundido. Solo podía oír la voz de ella de manera lejana. “Los efectos secundarios del jutsu siguen latentes.”
Abrí mi boca para respirar hondo y me recosté nuevamente, ya cuando quise darme cuenta estaba nuevamente dormido. Soñando.
El sueño era bonito. Me encontraba jugando en el parque junto con dos niños más. Era tan real, hasta podía sentir la brisa chocar contra mi rostro mientras me columpiaba.
- ¿Eh?—algo llamó mi atención a lo lejos: un niño rubio venía corriendo hacía allí.
- Ah, no, es ese.—seseó con despreció uno de los chicos con los que estaba.
No sé cuando, pero de un momento a otro los otros dos niños se fueron y yo quedé solo con Naruto. Ambos frente a frente.
- ¿Y ahora que hiciste dobe?—no me respondió, pero tampoco bajó su mirada.
Su vista chocaba con decisión contra la mía. Podía sentir como esos ojos azules irradiaban fuerza. Era atemorizante y a la vez fascinante.
- Tu eres aterrador y a la vez hermoso.—le dije.
Naruto simplemente jaló de mi, bajándome del columpio, y ya cuando me tuvo fuertemente sujeto, abrió sus labios para decir algo y…
…y desperté en la copa del árbol en la que estaba.
- Kuso, otra vez.—me revolví los cabellos molesto.
Desde que me había escapado del hospital, tenía ese tipo de sueños raros. De eso, ya hacia casi 2 días.
“Aunque no son para nada desagradables.”
Me auto lancé un chidori mental por ese pensamiento.
- No puedo estar pensando en cosas así ahora.
Tenía cosas mas importantes en que pensar, como en la invitación de Orochimaru.
Él tipo era un pervertido, pero de seguro podría sacarle provecho a sus conocimientos.
- O podría quedarme en la aldea y…
El recuerdo de la batalla contra Naruto en el tejado del hospital, volvió a invadirme.
- Las cosas fáciles no existen, todo debe ganarse con esfuerzo pero…
Cerraba mis ojos y como siempre podía ver la espalda de mi hermano. La sentía tan inalcanzable…eso me llenaba de ira, demo…ahora no solo podía ver a mi aniki, también podía ver a Naruto. Su espalda…caminando hacía delante, sin volverse hacía mí.
“¿Por qué…?”
Desde lo sucedido en el país de la Ola, mi mente se distraía con facilidad. Naruto es importante para mí, pero aun no podía creer que mi cuerpo ese día hubiera rechazado las órdenes de mi cerebro, y en vez de buscar atacar a Haku, buscó protegerlo a él.
“¿…él también me…?”
Luego de aquella misión, nos volvimos mas unidos. A pesar de que lo seguía viendo como un dobe, me gustaba como era. Por una extraña razón junto a él había comenzado a sentirme no solo a gusto, sino a salvo. Como cuando Itachi aun era mi querido nii-san.
“¿…deja?”
Estiré mi mano hacía él, no quería dejar que se marchase, quería rogarle que se quedase a mi lado, o me llevase consigo, pero no podía alcanzarle.
“Tal vez no merezca alcanzarle.”
Ciertamente con Naruto nos comprendíamos. Sabíamos lo que era estar solos, pero nuestra soledad no era la misma. Yo lo había perdido todo y él…jamás había tenido nada.
«Antes…estaba solo, pero ahora…tengo amigos dattebayo.»
“Si, antes…”
Otra vez me encontraba soñando con el pasado. Pero a diferencia de antes, las miradas llenas de lastima con las que los aldeanos me miraban, eran signo de que yo ya no tenía familia. Corrí con todas mis fuerzas intentando escapar de esa lastima…no la quería, no la necesitaba, no la…
Mis pasos me habían conducido hacía el parque en el que jugaba cuando pequeño, pero estos no se atrevieron a seguir su curso al divisar a todos los aldeanos, que momentos antes me habían mirado con lastima, con semblantes fríos clavando sus miradas sobre el niño que una vez fue Naruto.
“¿Por qué lo miran así? ¡No lo miren así!”
- ¡Suéltenme!—les grité a los aldeanos, quienes intentaban impedirme el llegar a él—¡Naruto!—extendí mi mano hacía este, casi lo tocaba, casi lo tenía, casi lo atrapaba cuando…
La lluvia comenzó a caer. Mis ojos nuevamente se abrieron, para luego comenzar a derramar lágrimas. ¿Por qué lloraba? Podría decir que era un llanto producto de mi pesadilla, pero la realidad era otra. Por una extraña razón, el verle sentado delante de mi, con su mirada llena de reproches, hizo que lo comprendiera todo.
¿Lagrimas de tristeza? ¿De felicidad? Una mezcla de ambas emociones. Eso me causaba tener a la persona más maravillosa sobre la tierra delante de mis narices.
- Mereces ser feliz.—fue lo único que logré articular luego de casi 2 minutos de silencio mutuo.
- ¿Cómo?—sus bellos ojos azules se mostraron confusos hasta que volvieron a entrecerrarse enfadados—Oye teme…no intentes confundirme para que olvide mi enojo ¬¬
- No intento confundirte, lo mereces más que nadie.—alcé mi mano hacía su rostro. El poder sentir la calidez de su piel en mis dedos, era sumamente confortante. Él estaba allí, no era un sueño, ni una ilusión—Eres hermoso.
Sus mejillas se encendieron por la vergüenza, pero no apartó ni su rostro, ni su mirada, ni siquiera cuando mis dedos comenzaron a acariciar traviesamente sus bigotitos.
- Sasuke, etto…¿Por qué mejor no regresamos al hospital? Creo que no lo notaste, pero en algún momento te golpeaste la cabeza o algo y…
Le rodeé el cuello y le callé con mis labios. No pude evitarlo, necesitaba probarlos, saborearlos, marcarlos.
Me abracé mas a él mientras mi suave y casto beso se iba convirtiendo en uno apasionado. Lamí y mordí su boca, y él no reprochó, es mas, entreabrió sus labios, concediéndome el paso. Nuestras lenguas se encontraron y se acariciaron mutuamente, mientras que nuestras manos se aferraban con desespero al otro.
Minutos después, agitados y sonrojados, separamos nuestras bocas. Abrimos avergonzados nuestros ojos a la par y mi mirada oscura se encontró con la clara suya.
Allí me di cuenta de cuan importante era para mi y de lo mucho que quería siempre protegerle, y para eso…
“Debo derrotar a mi hermano.”
El recuerdo de cuando corrí sin detenerme buscándole como loco, temiendo que mi hermano pudiera dañarle volvió a mi mente. A pesar de que cuando vi a Itachi, perdí el control, todo el camino rogué porque Naruto se encontrase bien, que pudiera llegar a tiempo, cosa que hice, demo…
“La espalda de mi hermano aun está muy lejos del alcance de mi mano. Y ahora…él también a comenzado a alejarse.”
Molesto por esa realidad, me arrojé sobre él, pero al parecer Naruto había visto mis intensiones y ya cuando quise darme cuenta, era yo el que estaba contra el piso atrapado bajo su cuerpo. Me removí inquieto, pero solo conseguí que él me sujetase de las muñecas y apoyara más su cuerpo sobre el mío, para inmovilizarme.
- Oye, ¿Qué te pasa? Cálmate Sasuke.
El murmullo de su voz tan cerca de mí oído y su aliento acariciándome la mejilla…un gemido involuntario salió de mis labios, y por el rostro que él puso, debió de ser de lo más sugerente.
“O será que ya ha notado el bulto creciente bajo su trasero.”
- ¿Q-que…?—sus mejillas rojizas y el que haya aflojado el agarra de mis muñecas me hicieron comprender que era aquello último.
Vi sus intentos de alejarse de mí. No quería que lo hiciera, por lo que rápidamente le tomé fuertemente de las caderas y presioné hacía abajo. El gimió quejándose por mi brusquedad, yo gemí por lo mismo, pero yo no me quejaba, lo gozaba.
No sé cuando comencé a mover el cuerpo de Naruto sobre él mío, buscando restregarme contra su trasero. Y no sé cuando él comenzó a participar de aquellos movimientos de simulada penetración…Yo sonreí y él me miró avergonzado antes de besarme.
- ¡Ah!—exclamó asombrado al sentir una de mis manos colarse dentro de sus pantalones.
Acaricié su miembro por sobre sus boxers hasta que me atreví a meter la mano dentro de ellos.
Quería hacerlo feliz, protegerlo y que no sufriese nunca más.
Minutos después, él cayó rendido sobre mí, luego de acabar en mi mano, yo por lo pronto había terminado ensuciando mi ropa interior y parte de mis pantalones.
Saqué mi mano a la luz y admiré orgulloso lo que había provocado, pero cuando, curioso, intenté probar esa pegajosa sustancia, la mano de Naruto tomó la mía.
- No vuelvas a escaparte así teme, regresa a casa.
Y como si yo hubiera sido una mascota perdida, acaté esas palabras, mi dueño había venido por mí y yo, como mascota, solo quería hacer feliz a mi amo.
