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Lluvia por Algodon_

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Notas del fanfic:

 Una vez me retaron a hacer lo que sentía Itachi tras la muerte de Deidara en la pelea contra Sasuke, pues bien, dos pájaros de un tiro, un vicio y respuesta a ese vicio.

Lluvia

El clima estaba totalmente húmedo, el aire tenía ese frescor que solo esa aldea podía ofrecer, la brisa que se repegaba a sus rostros caminando con lentitud por entre las calles cubriéndose con sus sombreros de paja para salir a las afueras de la aldea, debían de comenzar su siguiente viaje a la aldea de la hoja para capturar al contenedor del Kyuubi.

Era parte de su trabajo.

Cuando por fin se vieron fuera de los límites de la civilización, ambos optaron por detenerse en una pradera para descansar, esta vez gracias a que el ritual de extracción se había alargado más de lo normal, los dos se sentían bastante cansados.

El más alto de los dos, deposito su enorme espada recargada en una de las rocas a las afueras de esa cueva a la que habían entrado hace unos momentos para sentarse en una parte medidamente seca mientras encendía algo de fuego para poder ver algo, considerando que estaba comenzando a llover afuera, se quedarían esa noche ahí.

Sus ojos se giraron hacia su compañero más bajo que él, su piel blanca, su rostro impasible y sus ojos que a veces eran negros, otras más eran rojos, recordando su crueldad, su falta de sentimientos, su manera tan sádica de hacer el trabajo.

Tan impersonal como solo él podía ser.

Sacó de entre sus ropas algo de comida para depositarla cerca de la fogata que había creado, por mucho, al parecer el otro se había acostumbrado a su presencia y ya no era tan arisco y tan apartado de si mismo, por lo cual le llamó para que se acercase.

-Itachi-san, será mejor comer algo... –inquirió.

El pelinegro veía como extasiado y perdido las afueras de la cueva y tardó en responder el llamado, su mente estaba ocupada en otra cosa bastante diferente como para ocuparse de comer, sin embargo él tenía una trabajo que hacer, sobre todo, debía de recuperar energías por aquel ritual tan extenso.

Se giró con tranquilidad para caminar hacia esa fogata y sentarse a una distancia prudencial del otro para fijarse atentamente en las flamas amarillas que se mecían de forma elegantemente peligrosa ante sus ojos haciéndoles brillar de manera extraña.

El fuego... el fuego después de una explosión.

Sus ojos se entrecerraron imperceptiblemente para su acompañante que ajeno a sus pensamientos –como era costumbre- le entregaba una porción de comida suficiente como para pasar toda la noche sin tener hambre.

Tomó con los palillos aquel alimento para llevarlo a sus labios, degustándolo sin tomarle el más mínimo sabor ya que no podía concentrarse en otra cosa que no fuera realmente lo que estaba pensando. Eso que había sentido en el ritual, cuando todo había sucedido.

El líder había dicho que todos se reunieran en los hologramas de siempre para comenzar a hacer el ritual, al parecer todos estaban como siempre, a pesar de la falta de Kakuzu y Hidan , tenían la proporción exacta del chakra necesario para hacer la extracción en el menor tiempo posible.

De pronto, el holograma de una figura entre delicada y suave, comenzó a tener cierta interferencia, como si estuviese fallando su conexión al lugar, sus ojos se habían posado en esa ligera diferencia, esa pobre transparencia que cada vez se hacía más notoria.

¿Por qué no había mencionado nada de lo que estaba haciendo?

No fue hasta que el líder se dio cuenta y le miró atentamente, en ese momento, la proyección de esa figura desapareció completamente, la conexión se había roto, Itachi entrecerró los ojos, Zetsu dio el anuncio.

xxxxx Flash Back xxxxx

-Deidara se ha autodestruido...
-¿Por culpa de quien ha sido? ... ¿Acaso el hermano menor de Itachi, o por el contenedor del Kyuubi? –preguntó Kisame.
-Fue por Sasuke, al parecer ambos desaparecieron con la gran explosión... –

Su mente se contrajo en algo parecido en preocupación, su pecho tembló y se erizó toda su piel, pero no dijo absolutamente nada, sus ojos apenas su se entrecerraron un poco.

-Deidara se ha sacrificado por el pequeño problema de Itachi... de todas maneras espero que no siga habiendo más bajas... –


xxxxx Fin de Flash Back xxxxx


Desde ese momento no ha podido sacarse aquella escena de su mente, preguntándose que fue lo que pasó y el por qué el rubio fue orillado a autodestruirse para derrotar a su hermano, quizá Sasuke ya se hubiese hecho tan poderoso que era casi imposible no derrotarlo sin tener que llegar al suicidio.

No se explicaba de todas maneras el como pudo haber cabida para este resultado de aquella batalla. No le cabía en la cabeza.

Pasarían horas desde que se sentó en ese lugar, su mente seguía divagando en los por qué de cada una de las situaciones, especialmente el por que no le agradaba nada esa pelea ni mucho menos el resultado.

Había dos posibles respuestas, la primera era o que le dolía de alguna manera su hermano, era su pequeño hermano menor después de todo pero algo le decía que Sasuke estaba vivo, de alguna manera estaba vivo, llevaba sangre Uchiha, haría cualquier cosa por sobrevivir.

Quizá era Deidara... sus ojos azules, su sonrisa burlona o su gesto de enfado, su mechón rubio sobre su rostro, ese que jamás logró ver en todo su esplendor, aquel aire delicado y a la vez tan peligroso, esa exclamación del arte, esa obsesión por las explosiones....

Deidara era especial.

Se levantó de su sitio para seguir a su compañero de viaje que ya estaba mirando el cielo prácticamente negro de las nubes tan espesas que navegaban por el azul cielo, era curioso que esa lluvia estuviese cayendo de esas inmensidades, por mucho era difícil que siempre estuviese lloviendo tan de repente y con tanta fuerza.

-No ha parado ni un poco... –susurró Kisame a su lado sin apartar sus ojos del cielo- Es curioso que llueva tanto aquí, sobre todo en esta época del año... –argumentó.

Sus ojos negros estaban clavados en el mismo cielo que estaba llorando, su pecho estaba doliendo y de alguna manera no podía sacarse de la mente el recuerdo de Deidara, aquella vez que le conoció por primera vez, cuando fuera a verlo a su aldea para prácticamente obligarlo a entrar a la organización.

En un principio no había tomado mucho detalle del rubio pero con su excéntrica manera de ser y su excesiva obsesión por las explosiones y el ruido era difícil no fijarse en él aunque fuese para reprocharle.

En ese momento se dio cuenta de que ese sentimiento extraño que nacía en su pecho y se acrecentaba desde que recibió la noticia, era dirigido hacia el rubio de ojos azules, excéntrico de las explosiones.

Tenía tanto tiempo sin sentir realmente nada por nadie que le era extraño, le era tan desconocido que no sabía que hacer precisamente pero al parecer sus pies tomaron esa descición por él.

Caminó lentamente por sobre el agua para salir de aquella cueva dejando que el agua de lluvia cayera sobre su rostro aún mirando el inmenso cielo oscuro, su cuerpo comenzaba a empaparse gradualmente por las gotas tan fuertes y grandes, un frío recorrió su cuerpo erizándole la piel, pero no le importó.

-No deberías quedarte tanto tiempo afuera... –sugirió su compañero.

Itachi no le hizo mayor caso, sus ojos seguían clavados en el cielo, su rostro escurriendo del agua de lluvia que se atrevía a acariciarle la piel.

-Mira, no estoy seguro de lo que estarás pensando y dado lo despiadado que eres es extraño decirte esto –el espadachín hizo una pausa- pero desde aquí parece como si estuviese llorando –Itachi solo entrecerró los ojos aún a espaldas de su compañero – Es una verdadera pena lo de tu hermano pequeño, ahora eres el único miembro del clan Uchiha... –

Aquella mención hizo que Itachi regresara a la realidad saliendo casi por completo de aquel sumergimiento en su mente y su corazón, el haberle dicho que parecía que estuviese llorando había logrado que algo se estrujara dentro de él. Algo...

Bajó un poco la mirada, Sasuke estaba vivo... Sasuke realmente no era el que le importaba ahora.

-No... –la duda se reflejó en la cara azul de Kisame, Itachi apenas se giró a verlo por el rabillo del ojo – el está vivo, y además... –volvió a girar sus ojos negros hacia el cielo- La tormenta ha terminado... –

Cerró muy apenas sus ojos dejando que el aire frío congelara su cuerpo estremeciéndole completamente.

¿Para que llorar con sus ojos si la lluvia lloraba por él?¿Para que humedecer su rostro con lágrimas si la lluvia le empapaba completamente el cuerpo?

No había necesidad de llorar la muerte del rubio, el cielo lloraba por él humedeciéndole el alma.

Notas finales:

El Iconcito de esta historia.


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