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Mórtem por samiyumi

[Reviews - 38]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del fanfic:

Ja ja estoy leyendo un libro de "mello" y se me ocurrió este fic....espero les guste....

 Nota importante:

Mi amiga Nana está a punto e renunciar a su fic "La Leyenda del Reino de Ching" por falta de reviews...así que no sean gach" y dejenle reviews por fa!!! te quermo, nana te queremos!!!

 Adelante con el fic....

Notas del capitulo: La primera impresión....es DETERMINANTE
“Clemmie preguntó a Evangeline si creía en las leyendas acerca de los vampiros de Transilvana.  Evangeline le respondió que un amigo muy cercano de ella había osado llamar a Transilvana  la Tierra de Vampiros. Evangeline rió sarcásticamente y aseguró no creer en los seres sobrenaturales antes nombrados. Sin embargo, un semblante de duda se apoderó de su joven y luminosos rostro…” Fragmento de Tierra de Vampiros de John Marks.   

Llovía. Llovía intensamente, a cántaros. Un muchacho rubio de estatura no muy alta, maldecía su suerte mientras caminaba lentamente protegiendo su maleta bajo la tempestad.

 

Ya no tenía caso correr, la lluvia había logrado su cometido, ahora nada de él se encontraba seco.  Su abrigo negro, ahora empapado, protegía su cuerpo del agua helada que caía del cielo.

 

Estaba anocheciendo, pronto se oscurecería y no tendría más remedio que buscar refugio en algún techo ajeno, ya que había perdido el tren a casa hacía muchas horas.

 

Miró a su alrededor y a lo lejos, vio las luces ya encendidas de una taberna, que parecía tener cuartos disponibles. Suspiró, aliviado y a la vez, cansado y molesto con el clima.

 

Abrió la puerta del lugar, mojando el piso de la entrada. Algunos lo miraron con lástima, otros, ni siquiera voltearon. Dejó su empapado abrigo en la silla de la mesa que había elegido y se abrazó con fuerza sintiendo un escalofrío.

 

La noche había caído ya y la luz de la Luna era opacada por las nubes de aquella lluvia que se había negado a dar tregua a los habitantes de aquel pueblo abandonado de la mano de Dios.

 

El rubio alzó una mano y una guapa mesera rubia se acercó de inmediato a tomar su orden.

 

-Por favor, un chocolate caliente y un poco de fruta…- dijo el muchacho mientras su cara permanecía escondida tras la carta. La muchacha escribía rápidamente y, tras anotar el pedido del joven se marchó sin decir palabra.

 

El rubio recargó su barbilla en la palma de su mano mientras apoyaba el codo en la mesa. Cerró sus ojos agotado. Había corrido sin descanso durante dos horas, y gracias a la lluvia, logró perder su tren.

 

La puerta de la taberna se abrió una vez más. Ésta vez, revelando a un joven de cabello negro y ojos de un azul marino increíble. Al igual que todos los que entraban en la taberna, se encontraba empapado, pero el misterioso personaje no daba ninguna señal de frío o incomodidad.

 

Pasó directamente a la barra y volvió la cara justo cuando el joven rubio de la mesa de al lado, alzaba la mirada.

 

El joven de ojos marinos abrió la boca con sorpresa. Jamás en la vida había visto unos ojos dorados tan hermosos como los del muchacho.

 

Por su parte, el joven ojidorado, se sonrojó al sentir tan penetrante mirada, bajando la suya al instante. El otro muchacho sonrió divertido ante la actitud cohibida del joven frente a él.

 

La orden del rubio no tardó en llegar. La mesera se inclinó para susurrarle algo al oído y depositó un papel doblado dos veces a la mitad sobre la mano del joven.

El muchacho rubio dio las gracias a la mesera quien asintió amigablemente y desdobló la tarjeta en cuanto ésta se retiró. El ojiambar se ruborizó de inmediato al leer el pequeño mensaje en tinta roja.

 “Tus ojos son hermosos.  Me encantaría averiguar si tu cuerpo también lo es…” 

El pequeño muchacho no sabía que hacer. Su cerebro le decía que corriera, que algo estaba mal en esa carta. Pero lamentablemente sus piernas no respondían y no se podía mover de donde estaba.

 

Antes de que pudiera reaccionar, el joven con el que anteriormente había cruzado miradas se encontraba sentado frente a él. Aquel joven de ojos marinos y mirada penetrante.

 

-Hola… mucho gusto, mi nombre es Roy, Roy Mustang- dijo el extraño. -¿Cuál es el tuyo?- preguntó.

 

-E-e-Edward… Edward Elric…- contestó  tímidamente el joven de dorada cabellera.

 

-¿Por qué estás tan nervioso?- preguntó divertido el moreno mientras agarraba la mano de Edward sobre la mesa. El rubio se sobresaltó y trató de zafarse del ligero agarre.

 

-Su-suélteme…- susurró el rubio. Normalmente era tímido, pero algo en ese joven le inquietaba radicalmente. Alzó el rostro para encarar al extraño y…

 

-Esos ojos…- pronunció el ojidorado al momento de encontrarse con esos orbes de un azul tan hermoso como el mar.

 

Roy se sonrió y acercó a Elric, quien parecía hipnotizado los ojos de aquel joven. “Bien Edward, caíste en mis redes y has visto mis ojos por un tiempo tan corto…”

 

Edward estaba atrapado por esos ojos azul marino. Simplemente no podía pensar, no reaccionaba, tan sólo miraba esos ojos. “¿Qué me pasa? ¿Por qué sus ojos me atraen tanto?” pensaba sereno el ojiambar.

 

Para cuando Edward se había dado cuanta que aquellos ojos lo habían hechizado, la distancia entre el extraño y él era casi nada. Aquel misterioso joven los había puesto de pie sin que Edward lo notara y ya tenía su brazo derecho sobre su cintura.

 

-Suél-te-me- trató de articular el rubio, pero algo tapaba su garganta impidiéndole siquiera respirar bien. Aquel extraño esbozó una gélida sonrisa que le dio pánico. Roy alzó el brazo del ojidorado sobre la cabeza de ésta y pegó más sus cuerpos.

 

-Ya no puedes escapar de mí… como ya lo has de haber intuido, quien te mandó esa carta fui yo…- sentenció el moreno. Edward casi se va para atrás.

 

Sus ojos estaban perdidos en algún punto indescifrable de los ojos azul marinos, y su cuerpo era tan manejable como el de un títere.  

 

Roy tomó al rubio en brazos y lo cargó escaleras arriba ante la mirada homo fóbica de varios de la taberna. Ver a dos hombres tan juntos no era muy bien visto en aquel pueblo.

 

El alto moreno introdujo la llave en la puerta y ésta cedió al instante. Depositó al rubio en la cama, quien se encontraba como en trance. Después se dirigió a la pared para colocar su abrigo en el perchero. Edward ladeó la cabeza y con voz suplicante pidió ser liberado.

 

-Suélteme…por-favor…

 

Roy se acostó sobre Edward acariciando su rostro con una mano, con la otra desabrochó el primer botón de la camisa del rubio. Después, alzó el rostro y miró atentamente a Edward, quien lo miraba adormilado, todavía en trance.

 

-Tú boca dice una cosa- comenzó a decir el moreno, para después acercar su rostro al del rubio y susurrar en su oído…- sé que tu cuerpo y  tu corazón quieren lo contrario. – esto último lo dijo haciendo circulitos con su dedo índice en el pecho del rubio.

 

Edward no podía controlar su agitada respiración. Las caricias que aquel extraño le daba lo estaban excitando. Sabía que ya no podría controlar lo que sucedería esa noche…

         
Notas finales:

Espero que les guste el inicio del fic, está algo corto pero...ps es loq ue salió por ahora jaja..

Y NO SE OLVIDEN DE NANA PLIS....

y de paso dejenme un review a mi tambn por favor ToT


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