Chantaje
Capitulo1
Él es mi dueño
Mis pasos resuenan por el pasillo desierto, lo único que ilumina este lugar son los rayos de la luna que se cuelan por los ventanales, la única testigo de mi tormento, de mi pesadilla, camino relajadamente se a lo que vengo y como saldré, mis manos tiemblan ¿Por ansiedad? ¿Por rabia? ni si quiera lo puedo comprender, si soy un genio y no comprendo lo que le sucede a mi propio cuerpo.
Mis pasos cesan al fin he llegado, llevo una de mis manos hasta la manija de la puerta y la bajo lentamente, sintiendo como los latidos de mi corazón aumentan, esto no esta bien, por mas miedo, impotencia y tristeza que me embarga en este momento no puedo ni debo demostrarlo, ese no soy yo, me relajo aunque parezca imposible y al fin entro a aquel lugar, la luz es tenue y él permanece en el sillón mirando hacia la ventana, con una sonrisa dibujada en sus labios.
Si el muy maldito sabe que esta ganando y que pronto su victoria será completa, me esta humillando y no puedo hacer nada para evitarlo, él tiene dominio sobre mi, si al fin alguien me ha doblegado, siento como la rabia en mi interior crece, en este instante desearía partirle la cara hasta que esa maldita sonrisa desaparezca. Mas no lo ago, tantos años de actuación y permitir que mi propia familia me humille, al fin dan frutos y me puedo controlar, como siempre.
Camino hacia en donde estas tu y me paro en frente de ti, tu sonríes, no se por que, pero esa inocencia en tu rasgos jamás te abandonan, eso nos lleva a pensar que uno nunca conoce a alguien por completo, siempre te puedes llevar una sorpresa.
--bonita noche ¿no?-me siento a tu lado.
--desde hace dos semanas que lo son-sonríe.
--por supuesto-maldito seas, nuevamente me humillas, te diviertes haciéndolo ¿no? hace dos semanas que descubriste mi secreto y me extorsionas cada vez que puedes.
--hoy te note triste ¿estas bien?
--si, nada que te incumba-lo miro serio.
--claro que si-sonríes-jamás cambiaras ¿no?
--así es-siento como lentamente me obligas a recostarme en aquel sillón y me acaricia descaradamente mi entrepierna, desliza sus manos hasta mi pecho, y con mucho cuidado me despoja de mi camisa, acariciando la piel expuesta, sin poder evitarlo tiemblo, aquella sensación es exquisita, el muy maldito sabe perfectamente en donde tocar para entregarme mucho placer con tan poco. Ahora sus largos y suaves dedos comienzan a desabrochar mis pantalones, los baja, me siento muy mal cuando me mira de esa manera, con deseo, con anhelo, con una lujuria increíble.
Acaricia mi miembro, siento como mi espalda se arquea en contra de mi voluntad, mi cuerpo quiere sentirlo, pero mi mente lo repudia, comienza a masturbarme lentamente y yo solo gimo, como una maldita ramera gimo pidiendo mas, lo deseo tanto como lo odio, es increíble.
Ahora la calidez de tu boca me envuelve mi virilidad, llevo mis manos temblorosas hasta sus hebras de seda, y tiro de ellas, en un ruego silencioso porque se detenga, mas no lo hace, jamás lo hace, siento como en cualquier momento...
Si por fin me corro en su boca, gimiendo nuevamente, es inevitable... me es imposible no hacerlo, levanto mi vista y allí lo veo sonreír mientras bebe todo mi semen para seguidamente acercase y besarme, y por mas que quisiera no puedo rechazarlo y entreabro mis labios, dejando así que me de a probar mi sabor y también el suyo, ya que su saliva se mezcla con la mía.
Siento como tu peso me abandona, si te has puesto de pie, y yo te imito, dos semanas haciéndolo y ya puedo darme una idea clara de que es lo que deseas, me acerco a la pared y apoyo mis manos en la fría muralla, mi piel se eriza, hace frió, bueno después de todo ya es de madrugada. Ahora me abrazas, siento como tu miembro duro esta atrapado en tus pantalones. ¡Maldición! no es normal que la tengas tan grande ¿acaso eso también es intencional para atormentarme? no puedo evitar gemir al sentir como me envistes, aun no me penetras y me envistes como un desquiciado, mientras me masturbas, y una vez más me maldigo por mi poco auto control:
--ahh...mas...-gimo con mi voz ahogada.
Te detienes, ya no me masturbas, un quejido se escapa de mi garganta, pero un gemido
lo reemplaza, al escuchar como te bajas el cierre y de seguro lo has sacado y pronto...
--ahh...-jadeo con desesperación mientras siento como me penetras de un solo golpe, siento como mis piernas flaquean y ruego que no te detengas, llegaste hasta lo mas profundo de mi ser y sales sin ninguna clase de compasión, y te lo agradezco, es delicioso el sentir como me envistes con rapidez, con pasión y me masturbas de la misma manera, es doloroso y a la vez placentero...
Tú también gimes y jadeas en mi oído, aumentando más la sensación de goce en mí. Gimes mi nombre y siento que desfallezco en el placer, mis piernas ya no pueden sostenerme, te das cuenta y sales bruscamente de mí dejándome caer de rodillas al piso, con la respiración entrecortada y ese maldito jadeo ¿Por qué no me sostuviste maldito mal nacido? esa es mi queja mental mientras no puedo controlar mi respiración.
Tu me respondes a los segundo después, arrodillándote cerca de mi y besando mi frente, seguidamente me susurras algo en mi oído, la temperatura de mi cuerpo aumenta, y vuelvo a temblar pero esta vez por la excitación.
¿Acaso crees que soy un maldito perro? ¡Maldito animal! ¿Crees que me has doblegado?
Te miro con odio y tu sonríes, ya sabes la respuesta, por ello me sonríes de esa manera, no tengo mas alternativa y muy avergonzado me coloco en cuatro en el suelo, es oficial ya no poseo orgullo.
Elevo mis caderas para que me mires como me humillo ante ti, como espero, porque me penetres y lo haces a los segundos después, gimo con descontrol al sentir aquel punzante placer, me arde, me incomoda, pero me gusta, se siente tan rico.
Aprietas tus dedos en mis caderas mientras gimes sin control, al parecer mi interior te produce tanto pacer como tu a mi. Arremetes contra mi, mientras que yo solo jadeo y pido mas... como la mas baja ramera que he conocido jamás, ahora pasas tus suaves manos por mi vientre y la guías hasta mi pene que ruega por atención y gotea sin poder evitarlo. Me masturbas mientras me envistes como un animal en celo, dices mi nombre mientras jadeas cerca de mi oído, aprietas con más fuerzas mi miembro, siento como si en cualquier momento me lo arrancaras del cuerpo, mientras que continuas con el delicioso vaivén, la humedad en nuestros cuerpos es notable, ambos sudamos.
Me veo patético y lo se, estoy en el suelo, sudando, gimiendo, es una posición extremadamente bochornosa y me esta penetrando y masturbando la persona que jamás creí que lo haría. Mi saliva se desborda de mi boca y escapa por la comisura, tengo mis ojos cerrados producto del placer infinito que estoy sintiendo en este momento.
--ahh...mmm...mas...mas...ahh... -si definitivamente ese no soy yo.
Ago un intento de abrir mis ojos, pero es inútil, lo único que deseo es terminar de una vez, pero no lo haré antes que él, aun hay algo de orgullo en mi ser, aunque me esta resultando dolorosamente placentero, una deliciosa y asfixiante tortura.
Estoy seguro de que estas por terminar lo puedo notar porque si antes entrabas rápidamente en mi, ahora estas a punto de partirme en dos, se siente delicioso y no lo negare. Das las últimas envestidas y al fin terminas en mi interior, siento como tu semen quema mis entrañas y me hacen gemir, provocando que a los segundos después llegue a mi segundo orgasmo de la noche.
Mi semen al igual que mi saliva caen al piso, manchándolo, si a sido tan maravilloso que la saliva se desborda de mi boca, ni siquiera soy capaz de tragar o respirar correctamente, y sin poder evitarlo caigo al piso, disfrutando la sensación post orgásmica recorrer todo mi cuerpo, mientras tu sales de mi interior, me besas mi mejilla y te alejas para comenzar a colocarte la ropa.
Los espasmos de mi cuerpo, al fin, han cesado y recién puedo ponerme de pie, imitándote, me coloco mi ropa con clase, después de todo pase lo que pase yo seguiré siendo el mismo, aun si logras doblegarme momentáneamente. Te acercas a mí y me besas mi mejilla, mientras sonríes dulcemente:
--te veré mañana oka-san, que descanses-es lo ultimo que dices antes de desaparecer por la puerta dejándome completamente solo.
--me vengare por todo esto, oto-san-juro con rabia, estoy adolorido mi cuerpo esta un poco lastimado, pero lo que mas me hiere es que mi orgullo ha sido y esta siendo pisoteado por ti.
Si, así es mi chantajista, mi verdugo, la única persona que ha sido capaz de doblegarme y hacerme hacer lo que se le pazca, no es mas ni menos que el inocente y carismático de Tamaki Suoh, un demonio disfrazado de ángel.
Y lo que más me hiere de todo esto, es que toda esta mierda ha comenzado a gustarme, si, me encanta sentirme sometido, me fascina la manera en que me usa solamente para desecharme.
No se hasta donde llegara todo esto, lo único que se es que es necesario, ya que si el muestra aquella foto será mi ruina total, ya que en un mundo tan hipócrita como en el que vivimos la apariencia lo es todo, sin importar que mi orgullo sea pisoteado mil veces.
Le pertenezco a Tamaki lo quiera o no...