Capitulo 1: Salvando al ángel
-Ángel del conocimiento -llamo el ángel de las pasadas navidades -Tu eres el mas sabio de entre todos los ángeles del cielo, dinos, ¿Qué debemos hacer?
El ángel del conocimiento se llevo una mano al mentón, cerro los ojos, para aclarar sus pensamientos.
-Hermanos, yo, a pesar de ser el mas sabio de todos, no encuentro la solución a este problema -dijo el aludido.
-Tal vez yo tenga la solución -dijo una voz femenina.
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Frente a los presentes apareció una mujer de larga cabellera rubia, ojos azul cielo, vestía una armadura estilo romano de color blanco con adornos en dorado, de su cintura colgaba una hermosa espada con el grabado de una paloma y de su espalda sobresalían dos hermosas alas blancas con las puntas en negro, además de una gran pechonalidad (XD), ella era uno de los arcángeles principales ella era el ángel protector, su nombre era Tsunade.
-¡Ángel protector! -exclamaron los presentes al unísono, la aludida les sonrió y asintió con la cabeza.
-¿Qué haces aquí? -pregunto el ángel mas anciano -Creí que tu y Gabriel estaban ocupados encargándose de Lucifer.
-Las cosas en la Tierra se están complicando, mas ahora que el ángel de las presentes navidades ha olvidado quien es y lo que representa -dijo -Y sin el, mucho me temo que pronto el humano olvidara que nuestro señor Jesucristo, nació vivió y murió con y por ellos y si eso sucede la tierra estará en control de Lucifer.
-¿Y que sugieres que hagamos? -pregunto el ángel del conocimiento.
-Hacer que recuerde su naturaleza celestial...
-¿Cómo lo haremos? -pregunto el ángel de las pasadas navidades
-De eso no se preocupen -dijo cruzándose de brazos -Déjenlo en mis manos -dijo y se fue, dejando a los presentes confundidos pero aliviados y preocupados por los que habitaban la tierra.
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En un hermoso castillo, algo alejado de donde nuestro pequeño ángel se encontraba, vivia in Conde y su familia, eran felices y bondadosos amos, por lo que los sirvientes los apreciaban y querían, pero las cosas estaban por cambiar, pues ya hacia un tiempo, la joven esposa del conde y sus dos hijos habían caído presas de una extraña y rara enfermedad
-Ángel Ino -llamo una voz no terrenal a una hermosa mujer rubia y bellos ojos azules que vestía de sirvienta
-¡Ángel de la muerte! -exclamo ella -Que... ¿Qué haces aquí? -pregunto temiendo la respuesta -¿Haz venido por la señora y sus hijos?
El aludido no le respondió, pero a cambio aparecio frente a ella, vestía una larga túnica blanca con una franja en negro, una de sus alas era negra y la otra blanca, su cabello era negro al igual que sus ojos, su cabeza estaba adornada con una coronilla en forma de picos.
-Ángel Ino -hablo el ángel de la muerte -Como bien sabes la vida del humano es corta, unas mas que otras.
-Ángel de la muerte -dijo mirándolo con ojos suplicantes -Por favor dime, ¿Por quien de ellos haz venido?
-La Condesa y sus hijos han caído enfermos, ne -el ángel no lo preguntaba, lo afirmaba.
-¡No! -exclamo dejándose caer de rodillas y llorando amargamente -¡Mis pequeños y la señora no!
El ángel de la muerte la miro con tristeza y sintiéndose culpable por tener que hacer su trabajo, pero, ¿Qué podía hacer, el era la muerte y como tal debía de dar el descanso a los que sufrían, un alivio a su dolor, a su agonía, pero para los vivos era un tormento.
-Ángel Ino -hablo el ángel de la muerte después de un rato de silencio -Debes saber que de los dos pequeños, solo uno morirá.
-¿Qué dices? -dijo mirándolo con ojos llorosos
-¿Qué? -dijo confundida
-Me llevare a su madre esta noche.... Y mañana, cuando el sol se oculte me llevare a uno de los hermanos.
-¿A quien?
-A aquel cuya mente ilumina las sombras de la ignorancia ....
-Itachi -dijo mientras mas lagrimas corrían por su rostro
-... Si....
Silencio Sepulcral
-Debes hablar con el, Ángel Ino -dijo el ángel de la muerte -Debes contarle de nosotros, ya que el es de los pocos humanos que se unirán a nosotros los ángeles.
-Si -dijo con pesar.
El Ángel de la muerte se acerco a ella para secar sus lagrimas y besar su frente.
-Tienes que ser fuerte pequeña ángel -dijo -Ya que tu serás la guía en este mundo para el otro pequeño.
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La joven Ángel de cabellos de dorados entro a la habitación del pequeño de tan solo 10 años de edad, quien se encontraba en cama, parecía dormir, pero al sentir que alguien se sentaba a su lado abrió os ojos.
-Ino -dijo con voz apenas audible.
-Hola Itachi-chan
El niño le sonrió y la miro, dándose cuenta, que la rubia despedía un resplandor dorado y que de su espalda sobresalían dos hermosas alas.
-Que hermosa eres -le dijo sonriéndole con dificultad.
-Itachi-chan -dijo conteniendo sus deseos de romper en llanto -¿Sabes que soy un ángel?
-¿Voy a morir?
El ángel rubia se quedo en estado de shock no solo por la pregunta del niño, también por el tono usado al ser formulada, un tono tranquilo, inocente y dulce sin ningún rastro de miedo
-¿Cómo es el cielo? -pregunto al saber que la respuesta de su anterior pregunta no llegaría.
-Es hermoso, no hay sufrimiento, ni dolor, todo es felicidad y paz -le dijo acariciando su húmedo cabello por el sudor -Haz sido un buen niño, estoy segura de que te trasformaras en un ángel de la guarda.
El le sonrió.
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Como el ángel de la muerte habia dicho, la Condesa fue la primera en morir en brazos de su amado esposo y al día siguiente el mayor de los hijos le siguió, el único que sobrevivió a tan funesta enfermedad fue el mas pequeño, pero caro pago el haberse salvado pues ya nunca volvería a caminar.
-Mi señor Conde -llamo la voz de la rubio.
-¿Qué quieres Ino? -le pregunto el hombre de cabello negro y ojos de igual color.
-Le he traído algo de comer.
-No quiero nada.
-Pero tiene que comer
-¡Ya he dicho que no tengo hambre! -le grito -Lo siento Ino no fue mi intención gritar.
-No tiene importancia mi señor -le dijo -Pero debe alimentarse y ser fuerte por el amo Sasuke.
-Si, tienes razón -dijo -Sasuke me necesita, tengo que ser fuerte, se que Mikoto lo quiere así.
La rubia le sonrió con un dejo de tristeza
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En los cielos, el Ángel protector se encontraba en un amplio alón, parecía intranquila, pues el tiempo pasaba rápido en la tierra
-Tsunade -llamo un hermoso ángel rubio, ojos azul cielo estaba vestido con una armadura estilo romano de color blanco con adornos en dorado, sus alas eran blancas con las puntas en negro, estaba acompañado por otro ángel de cabello negro y ojos igual color, sus alas y vestiduras eran iguales a las del otro ángel.
-¡Gabriel, Rafael! -exclamo ella
-Tsunade -hablo Gabriel -¿Ya haz elegido a quien enviaras ala tierra?
-Si -le respondió.
-¿A quien? -pregunto Rafael
-Deidara...
-¿Deidara? -repitió Gabriel -¿Tu mano derecha?
-A si es
-¿Por qué lo haz elegido a el y no al protector del ángel de las presentes navidades?
-Fue decisión del consejo, que Deidara fuera su guía y protector en la tierra no Sai, por ello el no nacería como humano, solo tomaría el cuerpo de alguien que ya hubiese muerto.
-¿Y ya haz encontrado un cuerpo compatible? -le pregunto Gabriel
-Si...
-En vez de complicarnos tanto, deberíamos de ir nosotros los generales y ayudarlo -gruño Rafael interrumpiendo a su compañera.
-Hermano... -hablo el Tsunade -Bien sabes que los generales del cielo solo podemos ir a la tierra como espíritus y nada mas.
-Si el Ángel de las presentes navidades ha olvidado su naturaleza celestial -continuo Gabriel -¿Crees acaso que podría vernos o por lo menos escucharnos?
-Bueno... Yo...
-¡Ángel protector! -interrumpió la voz del ángel de las pasadas navidades.
¿Qué sucede? -pregunto Gabriel
-¡Es el ángel de las futuras navidades!
Los presentes intercambiaron miradas de preocupación y sin perder tiempo, siguieron al Ángel de las pasadas navidades, asta llegar a un a lo que parecía una cama hecha de nubes en la que un "anciano" se encontraba durmiendo.
-¡Por todos los cielos! -exclamaron los tres generales al ver al durmiente.
El cabello del anciano era largo, de color gris y blanco, su rostro era el de un joven de entre 23 y 25 años, vestía una túnica negra, sus alas eran de color gris, su piel era oscura, sus manos estaban cruzadas en su pecho y parecían las de un anciano de 80 años.
-Esta comenzando -hablo Rafael rompiendo el terrible silencio
-Si esto continua así, si el ángel de las presentes navidades no recuerda quien es, el y todo lo que representa y significa la navidad desaparecerá para siempre -dijo Gabriel
-Y no solo el -hablo el Ángel de las pasadas navidades -El Ángel de las futuras navidades y yo le seguiremos -dijo -Ya que sin el presente, no hay futuro y el pasado se olvida rápido si no hay algo que ayude a recordar.
Tsunade les dio la espalda y comenzó a caminar.
-¿Ángel protector?
-Iré con Deidara -dijo sin mirarlos -Es hora de que se prepare para ir ala tierra
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El tiempo en la tierra paso rápidamente, tanto así que el pequeño pelirrojo ya tenia 15 años, la vida con su tío era horrible, pero soportable, gracias a la pelinegra que lo cuidaba como una madre.
-Shizune -llamo el rubio.
-Hola Naruto -dijo la pelinegra mientras continuaba con sus labores - ¿Qué sucede? -le pregunto al verlo sonreír como nunca.
-Pein saldrá de viaje -dijo el rubio feliz -Y no regresara hasta dentro de dos semanas.
-¡Que bueno! -exclamo la mujer mientras lo abrazaba.
-Por primera vez podré dormir sin temor a que el entre a mi habitación y... -La mujer lo hizo callar.
-No te preocupes pequeño, ya veras que algún día te sacare de aquí.
-Arigatou Shizune -le dijo sonriendo
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Aquel hombre pelinaranja se encontraba en su despacho, en su mano tenía la foto de Naruto, ese ser que desde el principio le había robado el corazón, esos ojos cielo, sus dorados cabellos que olían a rosas, todo el era idéntico a su amado hermano, pero aun mas hermoso y le pertenecía solo a el, el hombre sabía que su joven sobrino jamás le pertenecería en alma y que jamás le daría su corazón y eso lo enfurecía enormemente, lo que ocasionaba que todas las noches entrara a su habitación para hacerlo suyo, aunque solo fuera su cuerpo, profanando aun mas ese divino ser.
-Naruto... -dijo con lujuria mientras el mismo se acariciaba -Mmm...
Definitivamente aquel tipo era un cerdo, un ser despreciable y bajo que había condenado a toda la humanad solo por satisfacer sus mas bajos instintos.
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Tsunade se encontraba mirando la tierra a través de una gran fuente creada con nubes, estaba acompañada por un ángel de larga cabellera rubia, vestía una túnica blanca adornada con una cinta gris, sus alas eran color blanco y tenían un ligero resplandor.
-¿Es el? -pregunto el ángel mirando el reflejo del joven rubio.
-Si -le respondió el ángel protector
-A pesar de que su apariencia es diferente, sigue teniendo esa mirada y esa aura tranquila -dijo el ángel.
-Es verdad -le contesto Tsunade -Debemos actuar pronto o Lucifer se apoderara de la tierra -dijo cambiando radicalmente la conversación.
-Si
-Deidara... Se que tu no eres un guerrero, un arcángel, pero quiero que tengas esto -dijo entregándole su propia espada.
-Pero....
-No digas nada -le ordeno -Solo cumple con tu misión y protege al ángel de las presentes navidades -le dijo Recuerda que tu serás su guía y maestro.
-Si.
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El joven rubio se encontraba placidamente durmiendo, de pronto, la puerta se abrió con sumo cuidado, para evitar que el durmiente despertara, la cual fue cerrada con el mismo cuidado, y unos ojos con mirada lasciva se posaron en el cuerpo que se encontraba frente a el, aquella sombra subió a la cama, sentándose sobre sus piernas, lo que ocasiono que el rubio despertara bruscamente.
-Ti-tío -dijo el ojiazul mirándolo con terror.
-Shh, no digas nada -le dijo con un tono de sensualidad mientras comenzaba a desabrochar la pijama del rubio.
-No... por favor... -rogó mientras las lagrimas corrían libres por sus ojos -No otra vez
El hombre no hizo caso a las suplicas del joven de ojos cielos, solo continuo con su labor desvistiendo al mas joven.
-Eres hermoso -le dijo mientras le daba pequeños besos en el cuello.
El rubio cerro los ojos sintiéndose sucio, usado, quería morir en ese momento lo deseaba, no, deseaba verlo muerto a el, de pronto algo en su interior comenzó a arder, abrió los ojos de golpe y miro la cara de aquel ser que se deleitaba poseyendo su cuerpo, frunció el seño y sin siquiera pensarlo lo golpeo, lo que ocasiono la furia de su violador.
-¡¡Maldita puta! -le grito mientras lo golpeaba salvajemente y lo penetraba de la misma manera, lastimando su interior herido, haciéndolo sangrar.
-Ahh!... Ya no... -rogó con voz lastimera mientras las lagrimas salían de sus hermosos ojos
-Eso es... mmmm... llora... ahh... No sabes como me exita -dijo mientras lamía sus lagrimas con lujuria.
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En un lugar cercano de donde se encontraba el joven ángel, una familia lloraba la perdida de uno de sus hijos, la anciana mujer lloraba desconsolada mientras sellaban el sarcófago del joven y cerraban la catacumba, la noche callo y en aquel lugar que horas antes habia sido testigo de tan triste escena, el sarcófago se abrió y un joven de larga cabello rubio, vestido con un elegante traje fúnebre, se levanto de su tumba, abrió los ojos revelando dos hermosas orbes azules, salio de su ataúd y se miro con detenimiento.
-Así que esto es tener un cuerpo humano -se dijo el ángel
-Deidara... -hablo una voz no terrenal, el aludido reconoció la voz y se arrodillo ante un fulgor que apareció delante suyo -Debes sacar al ángel de las presentes navidades de su prisión
-Como ordene -dijo y salio de la catacumba cuidando de no ser visto.
Camino por las calles desiertas en esa fría noche de invierno.
-El ángel de las presentes navidades esta cerca, lo presiento -se dijo el ahora rubio.
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En el castillo en el que vivía el ángel de la guarda rubia se encontraba un joven, se encontraba un joven de cabello de color negro con tonalidades en azul marino, sus ojos eran negros y fríos, estaba en una silla de ruedas.
El joven se encontraba mirando el vació desde la terraza de su habitación cuando el ángel rubia entro con una charola con comida.
-Señorito -hablo la rubia.
-Vete Ino -le dijo sin mirarla -No tengo hambre.
-Pero tiene que comer.
-Yo te dije que no tengo hambre! -le grito esta vez mirándola -Lo lamento -Se disculpo al ver el rostro triste de la mujer.
-No tiene importancia -le dijo la rubia -Pero tiene que comer o podría enfermar -le dijo sonriéndole
-Esta bien... -dijo mientras se acercaba a la mesa que había en la habitación -Comeré, pero con una condición.
-¿Cuál?
-Quiero que me cuentes esa historia.
-¿De los reyes magos?
-Si esos -la rubia sonrió.
-Bueno... -dijo mientras se sentaba en una silla -Hace mucho tiempo, en una noche fría, tres reyes de reinos muy lejanos viajaron guiados por una estrella, la estrella de Belén, pasaron por muchas penurias, pero finalmente llegaron a un humilde pesebre en el que se encontraba un pequeño recién nacido, en el lugar, también se encontraban pastores de diferentes regiones, quienes habían sido avisados por el arcángel Gabriel del nacimiento de este pequeño, el hijo de Dios que vino para salvarnos, entregando su cuerpo y sangre...
-¿Cómo se llamaban estos reyes?
-Gaspar, Melchor y Baltasar, los tres reyes magos, que le regalaron el oro, el incienso y la mirra
-¿Y porque?
-El oro porque era rey, el incienso por ser dios y la mirra porque moriría por nosotros -dijo -Después de darle los tesoros, los tres retornaron a sus reinos en donde compartieron las buenas nuevas, asta el final de sus días, cuando llego la hora de sus muertes, séles convirtió en ángeles, los ángeles encargados de proteger y recordarles a los humanos el día en que el salvador nació -dijo -Es por eso que los tres reyes son conocidos como los ángeles de las navidades...
-Hn
-Ahora cumpla con su parte del trato n-n
-A mi hermano le gustaba mucho esa historia, ne? -dijo con tristeza
-... Si...
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Cayo la noche nuevamente, y una figura oculta en las sombras, caminaba por las calles solitarias que se encontraban cubiertas por la nieve, se detuvo frente a una imponente casona, en el corazón mismo de esa ciudad llamada Londres.
-Es aquí -se dijo -El ángel de las presentes navidades se encuentra aquí.
Continuara...
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Lizerg-chan: Hola espero les guste el capitulo n__n nos vemos prontito