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Otelo por Armand

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Notas del fanfic:

 

Es la primera vez que publico algo escrito solo por mí

xwX

retorcijones>//<

aquí va...

 

 

 

 

 

 

Primera Parte

 

 

++++++++++++++++++++++++++++++++GÉNESIS++++++++++++++++++++++++++++++++++++

 

 

Capítulo 1

 

 

 

Una noche de Agosto. Tranquila, desolada y lluviosa noche de Agosto.

Otelo, un joven de no mas de 18 años, alto, delgado,

de tez sumamente clara y cabello ondulado blanco debido a su albinismo, caminaba en dirección a un gran parque cercano

a su casa, con un block de dibujo bajo su brazo derecho.El chico llevaba solo una polera y poleron con gorro negros, unos jeans

oscuros y ajustados  algo desgastados y unas convers.  A causa de su enfermedad, no podia salir mucho de su casa,

a menos que fuera para asistir a clases o para ir al medico, ya que si se asoleaba podria sufrir severas quemaduras en

su delicada piel.Por lo mismo, solia llevar unas lentes de sol la mayoria del tiempo, que cubrian un par de bellos ojos de

extraño color amatista, algo fasinante desde el punto de vista de su medico. Aquello le impedía en cierto grado hacer amistades

o conocer gente, pero no le importaba en lo mas

mínimo; Otelo era bastante antisocial para alguien de su edad. No necesitaba nada mas que sus materiales de pintura

y dibujo para estar bien, además de sus libros.

Atravesó la entrada de altas y antiguas rejas negras del parque, y se dirigió rápidamente hacia una pequeña "iglesia"

a la que iba a  escondidas desde su niñez. Entre árboles, malezas y arbustos encontró la entrada del perdido lugar.

Era muy agradable, aunque se notaba que casi nadie lo visitaba y le hacia falta una buena limpieza, Otelo se sentía

a gusto ahí.

Entro y se quito el gorro del polerón de encima, sacudiendo la humeda cabellera y dejando en uno de los bancos el

block que llevaba en el brazo. Busco en uno de los bolsillos de sus jeans oscuros ajustados una caja con carboncillos

y caminó un poco por el ya muy conocido lugar. La iglesia tenia dos corridas de seis bancos que dejaban un pasillo en medio,

la que terminaba en un pequeño altar y en la pared un gran crucifijo bajo un gran ventanal, por donde entraba los tenues

rayos de la luz de la luna que alcanzaban a filtrarse entre  las grises nubes. Se quedó ahí parado unos segundos con los

ojos cerrados, escuchando como la lluvia chocaba con la abundante vegetación.

Tranquilizándolo. Inspirándolo.

Dentro de unos minutos la lluvia cesó, interrumpiendo el agradable momento. Caminó hacia el banco en donde había dejado

su block, lo cogió y caminó hasta donde antes se encontraba. Saco su mp4 de un bolsillo y  comenzó a escuchar

"Sonata Claro de luna".Un escalofrió recorrió su cuerpo. Se sentó en el frío piso de baldosas en una posición que cualquier

persona reconocería como incomoda. Pronto la inspiración fluyo de su ser  por sus manos al carboncillo y al block de dibujo.

 

 

Debía ser alrededor de la una de la madrugada cuando la inspiración de Otelo se corto y dio por finalizado su dibujo. Se puso de pie

pesadamente y de pronto, un murmullo, una tonada se hizo presente en la estancia...algo así como una cajita musical.

Otelo abrió desmesuradamente los ojos y se giro hacia el primer banco de la hilera.

No había nada.

"imposible, ha pasado mucho tiempo..." pensó un poco inseguro de si mismo. Siguió caminando hacia la salida, pero la melodía

volvió a sonar. El chico se giro deprisa extrañado de todo aquello...los medicamentos que tomaba eran justo para eso, no escuchar ni ver

cosas que se supone no estaban ahí, pero,¿y si lo estuviera?...

 

"Siete o seis años atrás Otelo había descubierto la iglesia, nadie nunca la visitaba, era como si solo él pudiera verla

o algo por el estilo, aunque esta se encontraba muy escondida. Le gustaba estar solo y aprovechaba el desolado lugar para pensar

y alejarse de todo y todos. Pero un día, el lugar no estuvo vacío. Al entrar Otelo diviso a una persona sentada en el ultimo banco,

mirando al crucifijo de la pared. El niño estuvo a punto de exigirle que se fuera, cuando una tonada que parecía salir de una cajita musical

comenzó a llenar la antigua iglesia. La melodía era muy linda , pero algo triste y de alguna forma, Otelo se sintió seguro de acercarse al

desconocido, como si nadie estuviera ahí, pero ahí estaba; un hombre  joven de alrededor de 24 o 25 años de edad,de cuerpo bien formado

y alto.Cabello castaño oscuro, un tanto  ondulado y largo hasta un  poco mas abajo de los hombros.Un rostro de  rasgos finos sin perder la

masculinidad.Su mirada estaba perdida en alguna parte del piso, unos hermosos y misteriosos ojos color zafiro, con cierto toque felino,  que se giraron rápidamente

adonde estaba el  pequeño Otelo, haciendo que se sobresaltara.

La piel del desconocido era extremadamente blanca, tanto o mas que la de Otelo, pero una palidez muerta, dando la sensación de una

perfecta escultura de mármol. Lentamente giro la cabeza hacia el niño, provocando que el corazón de este se acelerara cada vez más y es que los ojos

del tipo parecían tan...profundos, que Otelo sentía que podría leerle la mente.

Dio un paso atrás...

En el blanco rostro del sujeto se esbozó una amable sonrisa y dejó la cajita musical que llevaba sujeta

con sus manos sobre sus piernas encima del banco, a su derecha.

La música seguía sonando...

-Buenas noches,¿que haces a estas horas en este lugar?¿estás perdido?-su voz era grave y con un acento que resulto exquisito

a los oídos de Otelo, quizá francés pensó, y se fijo en un pequeño gran detalle del sujeto; su ropa, parecía sacada de esas películas

ambientadas en el siglo XVIII...

-¿tengo acento? ja, pensé que ya hablaba de manera mas natural -dijo el hombre con una linda sonrisa, evitando reírse.

 

"Como supo que estaba pensando eso!?...no, es una coincidencia"

 

-yo no creo en las coincidencias , ¿sabes?- y ahí fue que Otelo realmente se asusto y fue a dar al otro banco, cayendo sentado.

 

-¿q-quien eres?¿como lo hiciste?

 

-Oh, lo siento, creo que te asusté, no era esa mi intención

 

-pero..

 

-¿a que te refieres a "como lo hice"?

 

-...-el chico se calmó un poco y trató de olvidarse un poco del asunto, quizá le estaba tomando el pelo y no quería que pareciese que

lo había logrado. Distrajo su atención con la cajita musical, que aun sonaba.

 

-¿acaso no termina nunca?

 

- Solo dejara de sonar cuando su dueño así lo prefiera,¿quieres verla de cerca?

 

Otelo desconfió un poco, pero pronto asintió y se acercó despacio hacia el sujeto.

 

-Tu...-

 

-Es verdad, discúlpame, que mal educado he sido. Mi nombre es Armand, pequeño- a continuación se puso de pie, se agachó un poco delante

del niño y  tomo delicadamente su mano, rozándola con los frios y suaves labios...Otelo simplemente se quedo de piedra.

 

-¿y con quien tengo el gusto?

 

-yo ...mi...-trato de no parecer un idiota - me llamo Otelo- intentó olvidarse de lo ocurrido y se sentó al lado de Armand. Este tomó con mucho

cuidado la cajita y la dejo sobre las piernas del niño.

-Es un hermoso nombre, a tus padres les debe gustar mucho  la literatura..-

 

Otelo coloco sus manos en ella para evitar que se cayera y comenzó a examinarla detalladamente, mientras la música seguía

acompañándolos.

-No tengas miedo, no soy un desquiciado que se haya escapado de alguna casa de enfermos- Otelo lo miro. De alguna forma

sus palabras le brindaron confianza, sintió que no le haría nada.

-Esta bien no confiar en desconocidos o simplemente no confiar en nadie si así lo prefieres, pero te podrías dar la oportunidad de hablar

con alguien más que no sea contigo mismo-.

Otelo sintió temblar un poco sus manos. No de miedo, sino emoción y volvió a mirar a Armand.

 

-Pero, ¿no te paresco extraño?-volvió su atención a la cajita, que seguía sonando.

 

- ¿Extraño?¿porqué lo preguntas?-

 

- ...por...como me veo-

 

-...-

 

-Siempre escucho...que los demás niños dicen que...que  paresco un fantasma, me molestan porque no hablo con nadie,  no me gusta mucho

estar con  gente... y ..y  tampoco salgo a jugar porque mi madre dice que el sol me hace mal...porque estoy enfermo...-

 

-Yo creo que eres agradable, y en verdad ese detalle -refiriéndose a su pelo y piel blanca- te hacen especial, encantador- Otelo se sonrojo

un poco al escuchar eso.

 

-No estoy diciendo que el hecho de que estes enfermo sea bueno, no me malinterpretes...aun así, debo decir que tus ojos son preciosos

 

-...-el niño lo miro de reojo.

 

-Pero como debes vivir con ello, no quieras ser igual que los demás, se siempre tu mismo -dijo sonriéndole al tiempo que cruzaba las piernas

y se echaba un  poco hacia atrás.

 

Y como no lo hacia desde hace tiempo, Otelo volvió a sonreír.

 

Desde entonces todas las semanas Otelo iba a la iglesia oculta para ver a Armand, conversar, dibujar y muy a menudo leer libros que él

le llevaba. Se la pasaba muy bien con él y dentro de poco le tomo un gran cariño...cariño que no se atrevía a expresar, pero

que Armand de todas formas se había dado cuenta y los sentimientos eran correspondidos.

Pasaron meses y hasta años y seguían viéndose.

El chico hacia sus deberes nada mas llegar a su casa, pues en la tarde, cuando el sol  se ocultaba (ya que no podía asolearse),

pedía permiso a su madre para poder ir al parque.Claro está, jamás le dijo que iba precisamente a estar con un hombre que ahí había conocido.

Otelo era feliz con él.

Un día Armand comenzó a enseñarle técnicas para pintar al óleo y este quedo asombrado y también halagado cuando Otelo le mostró su primer cuadro;

un retrato suyo.

Lleno de detalles, sabia como jugar con las sombras y luces en diferentes texturas, los resultados de los colores eran increíbles y hasta el

mas mínino detalle de su rostro y cuerpo fue plasmado con maestría sobre la tela.Sonrrio divertido al pesar en cuánto era lo que el

niño le miraba para poder haberlo pintado con tanta perfección.

Miro a Otelo complacido, que nervioso jugaba con sus manos y miraba un poco sonrrojado hacia abajo, como esperando el veredicto final.

El alvino en realidad tenia un gran talento nato y un potencial inmenso.

 

Pero de un momento otro Armand dejo de ir y fue que empezaron los problemas.

 

Desde entonces Otelo comenzó a sufrir unos extraños ataques. De repente oía cosas, alguien que le hablaba.. La voz de un hombre que lo

hacia temblar y lo obligaba a hacer cosas que no quería, como cortarse los brazos, romper cosas. Sucesos de los

que casi nunca se acordaba.Experimentaba cambios de ánimo muy a menudo, hablaba mucho menos que antes llegando a cortar total

comunicación con las personas durante días, incluyendo a su  familia, sin mencionar el notable aumento de su aplanamiento afectivo

y algunas veces decía cosas sin sentido. Además, Otelo empezó a ver a ciertas personas, siempre las mismas que al parecer, se hacían

presente cerca de él dependiendo de su estado anímico en el momento.

 

Al poco tiempo le diagnosticaron esquizofrenia.

 

La sola idea de que Armand hubiera sido una  alucinación lo mataba , simplemente lo hacia sentir enfermo. Pero no podía ser,

porque entonces había desaparecido?, no debió seguir viéndolo hasta que se hubo comenzado a tomar los medicamentos?

 

Había sido todo tan real...pero , que era ahora la realidad?

 

Después de un tiempo ,Otelo, con ayuda de su poca familia , logro controlar la enfermedad y las crisis disminuyeron.Mejorando su

estado notablemente --pero se volvió mas introvertido que nunca, no tenia vida social, las única persona con la que cruzaba palabra

era su madre y cuando se veía forzado a

hablar con alguien, se volvía bastante sarcástico y para muchos, desagradable.

No quería que nadie entrara en su mundo, nunca mas ...".

 

 

 

La linda tonada estaba terminando con sus nervios y si no salía de ahí en ese mismo instante enloquecería.

"ja, como si no lo estuviera...literalmente"

Se rió tontamente por lo bajo, caminando hacia atrás, sin quitar la mirada del banco en donde años atrás solía

sentarse junto a  Armand.

Al fin había topado la puerta con su espalda y tanteo torpemente para agarrarse de ella y abrirla. Pero la puerta no cedía y no quería despegar la mirada del

banco, como si al darse vuelta para abrir la puerta, Armand fuera a aparecer.

 

La maldita puerta no habría...

 

La melodía seguía sonando...

 

El viento afuera comenzaba a mover los árboles insistentemente...

 

Y murmullos comenzaban a escucharse, como si alguien correteara...

 

-Bastaa...-Otelo cerró los ojos con fuerza tratando de tranquilizarse -Bastaa...-empujó la puerta con el cuerpo pero esta no se abría.

-¡¡Ya basta por favor!! -los murmullos seguían y la música se hacia cada vez mas fuerte.

-¡No!¡NO! -Otelo estaba perdiendo el control, empujaba frenéticamente la puerta con  el cuerpo. Comenzó a transpirar mucho y las piernas le tiritaban ligeramente.

 

-¡¡MALDITA SEA HAZ QUE PARE, ARMAAND!!!!-.

 

Otelo calló al suelo de rodillas, exhausto por el intento de controlarse.

 

Todo ruido ceso.

 

La iglesia estaba vacía.

 

La melodía de la cajita musical ya no se escuchaba.

 

La lluvia comenzó a caer.

 

Con dificultad se puso de pie, algo tembloroso, y abrió la puerta de golpe, corriendo hacia su casa desesperadamente bajo la lluvia de una noche de agosto.

 

 

 

+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

 

 

 

 

Hacia un rato que había llegado a su casa.

Lo único que había atinado a hacer fue sacarse esos molestos lentes de contacto celestes que utilizaba para ocultar su característico color...

Otelo se encontrada tirado en el piso de su habitación, con los ojos muy abiertos y expresión perdida, de ellos

se desprendía un débil destello.

 

No estaba seguro de lo que había sucedido en la iglesia. No se creía que así nada mas  volvería a escuchar cosas

y menos que fuese algo que le recordara a Armand, era algo que había escondido muy en lo profundo de su corazón...

El reloj marcaba ya las dos de la madrugada cuando escucho que tocaban la puerta de su cuarto.

 

-¿Otelo?,¿estas bien?, hoy te has demorado mucho -la madre de Otelo abrió la puerta y entro para encontrase con su

hijo  tirado en el suelo. Al parecer era una costumbre del muchacho a la que su madre ya se habia

acostumbrado y por no querer exaltar a Otelo ella no dijo nada.

Se sentó en la cama de su hijo , mirándolo a los ojos.

 

-¿Que paso?-Otelo no dijo nada,su expresión era indescifrable. La mujer suspiro.

 

-Mañana hablaremos, ¿si? Ahora será mejor que descanses. Como has estado tan bien te he dejado salir en la noche,

pero trata de no llegar tan tarde, sabes que me preocupas mucho-.

 

Y acomodando su cabello castaño tras las orejas, se agacho hasta llegar al nivel de Otelo y le dio un suave beso en la mejilla,

a lo que el joven cerro los ojos como respuesta al contacto.

 

Eso para ella era una buena señal.

 

-Recuerda que deje tu remedio en el cajón del baño, no lo saques de ahí-.

 

-Entonces para que me lo haces saber?-la voz de Otelo sonó apagada, pero su madre se alegro de que al fin reaccionara.

 

-Debes ser responsable, haz estado mejorando mucho y lo sabes, no mucha gente acepta lo que padece, y eso es algo

en realidad muy bueno -apoyo su espalda en la puerta con los brazos cruzados.

 

-Puede ser...-Otelo seguía mirando hacia el techo y al parecer, la conversación había terminado. La madre resoplo.

 

-Tengo sueño y es muy tarde. Me ire a dormir y será mejor que hagas lo mismo .Que duermas bien.

 

Salio de la habitación dejando solo a Otelo en el piso, quien se levanto lentamente y se paro en la cama para poder alcanzar

una caja que se encontraba sobre una amplia repisa en la pared, junto con muchos  libros de arte, ilustradores , literatura y uno que otro sobre astronomía, idiomas y arquitectura.

Se sentó en la cama en posición de indio y la abrió con cuidado, dejando ver una cantidad impresionante de dibujos muy bien

ordenados en los que se notaba el pasar del tiempo junto con la notable mejora en el dibujo de Otelo.

 

Pero  todos eran de una sola persona; de Armand.

 

Habían muchos en sangría y carboncillo, pero también en acuarela, pasteles, lápices convencionales y en el fondo de la caja,

uno en óleo.

Al verlos Otelo sintió como si el estomago se le diera vuelta, y la sensación le gustaba, pero a la vez no.

"Esto no debería pasarme"-pensó-"además de ser una alucinación...supongo, es...un hombre...".

Dejó la caja bajo la cama y en la penumbra se hecho sobre las sábanas con el hermoso cuadro entre las manos.

 

 

 


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