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Otelo por Armand

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Notas del capitulo:

No tengo razones para demorar la actualizacion,mejor asi, para ir entendiendo la historia...aun me da verguenza.y dejen reviews que me alegran el corazoon!xD

Capítulo 2

 

 

 

 

 

 

 

 

"¡¡¡Maldita sea!!!"

 

Un hombre como de 29 años aproximadamente, yacía en el suelo ensangrentado intentando levantarse y poder impedir una tragedia,

mas todo era en vano. El dolor de la tortura recién recibida era demasiada y sabia que en cuestión de minutos su vida se extinguiría.

Solo le quedaba una opción.

Trato de concentrarse y grito el nombre de una mujer en su mente.

-"Leticia!!LETICIA , PORFAVOR, ESCUCHAME!!! -tosió un poco, con lo que el dolor aumento. Uno de sus ojos, tapado con su mano izquierda,

sangraba a caudales, si es que el ojo seguía ahí...no lo sabia.

-"LETICIA , ESCUCHAME ES URGENTE!!LO SABEN!!ME ENTIENDES?!!SABEN COMO HACERLO!!

 

 

Muy lejos de ese lugar, en una antigua y hermosa mansión aunque algo lúgubre, se encontraba una bella mujer de pálida piel y largos

cabellos negros, ojos grises y almendrados, y esbelta figura vestida en corsé negro de mangas de encaje y un largo vestido que cubría

sus pies. Todo con detalles en lila.

Iba caminando por un largo pasillo alfombrado junto a unos enormes ventanales en dirección a la habitación del fondo. Tenia un mal

presentimiento y debía hacerlo saber a los demás.

-"Andrew, ¿donde estas?"-pensó y como si hubiera sido escuchada, la voz de Andrew resonó en su cabeza.

 

-"¡¡¡LETICIA!!!VAMOS, SE QUE PUEDES ESCUCHARME!!!"-y entonces, Leticia, paro en seco.

 

-"Andrew!!!donde estas, que fue lo que paso!!?”-

 

-"NO HAY TIEMPO PARA EXPLICACIONES. LETICIA LO SABEN TODO!!"

 

-"pero como?!QUIEN..."

 

-"TORTURA"-Leticia se tapo la boca en señal de horror.

 

-"PERDONAME LETICIA, TE FALLE. LES FALLE A TODOS, PERO YA SABES QUE HACER."

 

-Pero dime en donde estas!¡¡ANDREW!!-El aludido no volvió a responder, la conexión había desaparecido, y a kilómetros de la mansión,

en una sala de tortura, Andrew yacía muerto bajo la siniestra sombra de un hombre.

 

 

+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

 

 

-"Sueños de nuevo..."-

 

 

Ese día Otelo se había levantado con una extraña sensación en el cuerpo, como si en verdad no estuviera ahí. Como si sus pies

no fueran los que caminaban. Se sentía tan irreal...

 

Como era domingo, y aun llovía, pudo salir durante el día protegiéndose del sol con un paraguas y sus lentes de sol, ocultando su piel con un polerón negro

algo suelto, un sweater de cuello alto, pantalones apegados, converse y guantes de cuero del mismo color. Como un autómata, sus pies lo llevaban

hacia la "iglesia oculta" casi de forma inconsciente, hasta que se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se detuvo en frente de esta.

La miro con recelo. Aun se sentía extraño por lo que había ocurrido en la madrugada. Pero no podía ser posible que, con lo bien

que llevaba el tratamiento hasta entonces, ocurrieran ese tipo de cosas.

 

-"Entonces, ¿no era una alucinación?...- dejo caer la mano que sostenía el paraguas a un costado, dejándose mojar por la lluvia.

 

-"Y si así fue...porque me dejaste...Armand"-.

 

De pronto, entre los arbustos, pensó haber escuchado a alguien. Al parecer, la leve risita de niña pequeña.

Otelo se volteo para luego dirigirse al lugar de donde provenían las risas, pero se detuvo al ver que una pequeña niña de mas o menos seis años

salía de ahí. Tenia el cabello rubio, liso y largo hasta la cintura, con chasquilla en línea recta. Llevaba un bonito vestido blanco, medias largas del

mismo color y zapatos de charol. Sus lindos ojos verde claro y almendrados causaron en Otelo cierta ternura, algo poco usual en él.

 

-Por fin te encontramos, te están buscando-dijo la pequeña con una sonrisa y la cabeza levemente ladeada hacia la derecha.

 

-...-Otelo solo se quedo mirándola, como intentando verificar que aquello que veía, era real...

 

La lluvia seguía, chocando contra las hojas de los árboles.

 

-Vámonos ya, no hay tiempo-la niña avanzó y tomo a Otelo de la mano, pero apenas al tocar su piel, Otelo dio un paso atrás.

 

-¿¿De qué me estás hablando??-el chico la miro con molestia, olvidando de momento la ternura que había provocado la niña en él.

 

-Ya te explicaran , pero debes seguirme ahora -la niña lo volvió a tomar de la mano a Otelo, quien se dejo hacer y siguió a la pequeña sin quejarse.

 

 

 

 

No caminaron mas de cinco minutos cuado la pequeña le soltó rápidamente la mano y se fue corriendo, perdiéndose entre los árboles.

-¡¡Oye , espera!!- Otelo había olvidado que estaba lloviendo y que de igual forma debía cuidar su piel, tiro sin más el paraguas y corrió tras la

chica a toda prisa. No sabia porque, pero sintió miedo, mucho miedo. No debía perder a la niña, o mejor dicho, perderse el mismo.

Corrió lo mas que pudo hasta llegar a un claro -"¿que tan grande es este parque?"-pensó mientras caminaba y levantaba la vista tapándose parcialmente los ojos con el antebrazo. Cerró los ojos por la luz y frunció el entrecejo.

Salió del claro, para verse otra vez en la plaza principal del parque.

En un banco mas allá, se encontraba la niña sentada, y a su lado , una hermosa mujer de negros y largos cabellos, ojos grises y almendrados,

y ropas muy extrañas para la época.

 

-Mira Leticia, ya llegó, te dije que aquí estaba, ¿no?-la niña sonrió y luego miró a Otelo que se encontraba parado a unos metros de ellas. Leticia

se puso de pie y lentamente se fue acercando al joven.

-Escúchame Otelo, no tenemos mucho tiempo. Todo esto te parecerá muy extraño ,lo sé, pero necesito que nos acompañes y en el camino te explicare

todo-Leticia se detuvo a unos metros del chico, quien la miro incrédulo con cara de percibir un aroma no muy agradable y el ceño fruncido...

La lluvia seguía cayendo, sus cabellos blancos se pegaban a la nívea piel...y sin aviso se giró sobre sus talones dispuesto a irse.

-¡Otelo, espera!-grito Leticia ,intentando detenerlo.-"No pensé que fuera así".

 

-"Lo único que me faltaba, más locos"-pensó el chico mirando hacia atrás sin detenerse para luego mirar adelante y encontrarse con la pequeña.

Paró en seco muy sorprendido.

-¿Porqué tus ojos están de ese color si en verdad no son así?-le cuestionó la dulce chiquilla ,con los verdes ojos clavados en los suyos.

-¿cómo es que tú...?

-Otelo , por favor, vendrán por ti en cualquier momento - le advirtió Leticia, apareciéndose detrás del chico.

-¿¡Pero de qué mierda me están hablando!? ¡me creen imbécil!¿¡acaso alguien las contrató o algo así para molestarme?!-todo rastro de furia se borro de su rostro,

dejando un semblante neutro nuevamente.

-Ya paren de una vez, no debería estar aquí...-concluyó de forma tranquila y fría, y a paso decidido apresuró el andar. Ya lo único que escuchaba era

la lluvia...

-¡Otelo, no!-.

 

Al llegar a la iglesia Otelo recordó el paraguas que había tirado cuando siguió a la niña.

-"Cómo supo que uso lentes...maldita sea, no quiero volver..."-.

Se sentó en uno de los bancos y se presionó las sienes con ambas manos, algo no andaba bien...

-Mira Pierre, al parecer Leticia lo perdió...-una voz desconocida se iba acercando junto con varios pasos lentos y pesados que se dirigían hacia él,

haciendo crujir el piso de la iglesia.

-Tenemos suerte, Lázaro no hará que nos torturen - De a poco un miedo horrible se fue apoderando de Otelo al oírlos y sentir que lo acorralaban. Al parecer,

eran cerca de diez hombres que lo rodeaban.

-Eh! ¡el canoso!¡date la vuelta y mírame a la cara!-no hubo respuesta.

- Te están hablando, ¡déjame ver tu cara! -Otelo seguía sin responder.

-¿Qué mier...?-.

Un golpe resonó en todo el lugar.

Un tipo alto , delgado y forrado en cuero le había propinado un buen golpe en la cara a Otelo. Se irguió lentamente sobándose la mano con al que le había

golpeado y movió la cabeza hacia atrás para ordenar un largo mechón teñido en azul, que le caía sobre la cara. Al igual que todos los que estaban ahí, era

extremadamente pálido. De ojos rojos y la piel bajo estos sonrojada. Tenia un piercing en la ceja y otro en el labio inferior, que lamió mirando al chico

golpeado en el suelo.

-Mírame cuando te hablo nenita...- se acercó al chico hasta quedar parado sobre él con las piernas a sus costados. Se agachó y lo jaló del cuello del

sweater , quedando cara a cara.

- Un momento, este no es el color de ojos que debería...ja! -lo miro divertido-¿porqué lo ocultas?-.

Otelo no respondía. Estaba como hipnotizado por algo o alguien. Su mirada, clavada en el techo , era sostenida por un par de ojos zafiro...

 

Para Otelo el tiempo parecía haberse detenido, no escuchaba lo que le decían, ni la lluvia, ni el crujir del piso...

Armand, el mismo Armand con el que hacia años se encontraba en ese lugar, estaba de cabeza entre la penumbra con los

pies en el techo...como si la gravedad lo pasara por alto. Acercó su dedo índice derecho a los labios, señalándole que guardara silencio.

 

Otelo simplemente había obedecido, sin saber porqué.

 

Armand caminó con paso elegante por el techo acercándose sin hacer ruido hasta quedar por encima de ambos. Pero lo más extraño era que nadie se

daba cuenta, solo Otelo lo seguía con los ojos muy abiertos, hasta que sintió otro fuerte golpe en la otra mejilla.

 

-Despierta maldita sea!!¡¡nadie me ignora!!-

 

-¡No le hagas nada!¡Lázaro puede molestarse !-. Un tipo un poco más bajo, vestido algo punk con el cabello rojo, se acercó sujetándole el brazo al "acosador".

 

-¡Suéltame!..cuando estemos fuera de su asquerosa cabeza ya no tendrá nada-.

 

-Sí, pero...-.

 

No alcanzó a terminar la frase, un tipo de ráfaga pasó alrededor de ellos y en unos cuantos segundos todos estaban en el piso con las gargantas cortadas.

El hombre que tenía a Otelo sujeto del cuello lo dejó caer al frío piso, mirando aterrorizado a sus diez compañeros tirados en el suelo ensangrentado. Caminó

hacia atrás hasta casi topar con la pared.

-¡No puede ser..!!-.

-Claro que si...-le susurró Armand al oído por detrás. Acercó velozmente una brillante cuchilla y en abrir y cerrar de ojos la había pasado por su blanco cuello.

Antes de que Otelo se diera cuanta, el tipo ya estaba en el suelo con la sangre saliéndole a borbotones.

Otelo seguía ahí, sentado en el piso de madera cubierto por la roja sustancia, contemplando estupefacto semejante escena. Desvió la mirada hacia

Armand, quien muy tranquilo limpiaba su cuchillo.

-Llegué tarde, pido disculpas...-Dijo en tono elegante. Su voz resonó profunda y extasiante en la cabeza de Otelo ...

 

..."Cuántos años..."

 

Armand comenzó a caminar hacia él.

 

..."Dios, cuántos años..."

 

-Otelo -extendió un brazo para ayudar al chico a ponerse de pie, pero nada más acercarlo, Otelo le dio un fuerte manotón advirtiéndole que no se acercara.

-ALEJATE DE MÍ, TÚ...TÚ NO ESTÁS AQUÍ...-el chico miraba hacia todos lados como buscando algo desesperadamente mientras se levantaba, evitando mirar

a Armand a los ojos.

 

 

No lo soportaría.

 

 

-No estás aquí...no PUEDES estar aquí!!!-

 

-Espera...tienes que calmarte, ahora te lo explico todo...-

 

-¡¡NO!!NO EXISTES!!- el alvino se dio vuelta y salió corriendo de la iglesia.

 

Corrió lo más rápido que pudo, a todo lo que sus delgadas piernas le permitían, tanto que con una rama de árbol se provocó un fino rasguño en la mejilla derecha.

Cuando por fin llegó al parque ya estaba oscureciendo y ni se acordaba que debía proteger su piel del sol, aunque ya no importase mucho. Llevó una mano a su

mejilla herida y presionó suavemente, para luego quitarla y observar la sangre, su sangre...

 

-Debió ser un fuerte golpe ver todo eso, ha sucedido todo muy rápido, pero déjame explicarte de la forma más simple que pueda-.

 

No era posible.

 

Armand estaba ahí, atrás de él, como si todo lo que había corrido no hubiese sido nada. Tenía miedo, pero también rabia...mucha, y no estaba seguro del porqué.

 

-Escucha, hay quienes te están buscando...como los que dejé atrás...-agregó- y no con intenciones muy buenas. Por eso tenemos que llevarte a otro lugar

antes de que ellos lo hagan, y te aseguro que lo lamentaras si es que te llegan a atrapar -su voz lo estremecía, no quería escucharlo, pero tampoco quería dejar de hacerlo. El silencio se hizo presente. La lluvia seguía, pero ya no se escuchaba; tan solo había oídos para el otro.

Armand iba a continuar, pero Otelo lo interrumpió.

 

-Ustedes no están aquí, por favor...para- la voz del chico se quebró un poco.

 

-Nunca han estado, nunca...nunca estubiste. NO ERES REAL-su blanco cabello mojado caía pegado a su piel, tapándole levemente los ojos.

 

-Pero qué es la realidad...tú dímelo...-

 

-¡¡ARMAND!!-la voz de la pequeña niña se hizo presente, quien corriendo se acercó al aludido para abrazarlo de forma cariñosa al nivel de las piernas, puesto que

Armand era bastante alto y la niña muy bajita.

-Charlotte, mon petit, lo encontraste muy rápido- Armand se agachó y le acaricio el cabello- Lo has hecho muy bien-.

-"¿Qué?¿ellos se...?”-Otelo no entendía nada. Al parecer, la pequeña llamada Charlotte y la otra mujer , Leticia, tenían algún tipo de lazo especial con Armand.

 

.-"Alucinaciones...de nuevo..."-.

 

-¡¡IMPOSIBLE!!-el grito desesperado que dio el alvino sorprendió al extraño trío.

-Otelo, cálmate porfavor. Sé que estás muy nervioso ,que no tienes idea de lo que está sucediendo y que no deberíamos actuar tan deprisa..- Leticia se acercaba con lentitud al chico, quien se había llevado ambas manos a la cara, cubriéndola.

- No queremos hacerte ningún mal, por favor, puedes hacernos todas las preguntas que quieras pero antes debemos ponerte a salvo. Estamos contra el tiempo...-

Leticia colocó su mano suavemente sobre su hombro para intentar calmarlo un poco, pero...

-¡¡No me toques!!¡¡no puedes tocarme!!¡¡algo que no existe menos puede sentirse!!-Otelo estaba perdiendo el control. Se safó del delicado agarre y aun con las

manos en la cara caminó torpemente hacia atrás.

Sin darse cuenta la lluvia había cesado y la noche los envolvía.

-"¡¡Putos antipsicóticos!!¡¡no sirvieron de nada!!-

 

-¡¡Niño!!- gritó Charlotte nerviosa.

 

-"¡¡Que esto se detenga!!"-

 

-¡¡Tenemos que irnos!!- el alvino no hizo caso.

 

-"Que no siga!!"-

 

-¡¡YA VIENEN!!-.

 

Una punzada, algo clavado en su cuello, frío como el hielo. Su respiración se hacía lenta y el cuerpo le comenzaba a pesar.

Miró una última vez hacía adelante...muchas siluetas oscuras se acumularon en la plaza...Armand, la niña y Leticia no se veían y un par de ojos negros

y vacíos lo fulminaban, de los cuales la luna sacaba un metálico destello...

Después...oscuridad total...

 

 

 

 

 


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