Todos sabemos cómo fue que una noche en el parque se conocieron Shindou Shuichi y Yuki Eriri y luego comenzaron con su peculiar, extraña y conflictiva relación. Pero... ¿realmente fue esa la primera vez que se vieron?
HACE 15 AÑOS…
El pequeño rubio Uesugi Eiri había acompañado a su padre a Tokio porque iba a llevar a cabo una ceremonia en un funeral. Como estaba algo aburrido decidió ir al parque que se encontraba frente al lugar de la ceremonia. Mientras caminaba miró a un grupo de niños que rodeaban algo y picado por su curiosidad se acercó a ver. Fue entonces cuando descubrió que estaban golpeando a una personita de cabello rosa.
-¡¡Oigan, déjenle en paz!! –les gritó
Los niños salieron corriendo y dejaron llorando a aquella personita. Eiri se acercó inmediatamente para levantarle.
-¿Estás bien?
En ese momento se topó con los ojos más hermosos que jamás había visto, eran de un color amatista preciosos.
-Gra...Gracias... –le contestó entre sollozos
-No llores –dijo, limpiándole las lágrimas-. Las niñas se miran mucho más bonitas con una sonrisa.
-Jeje, eres muy amable –se limpió el resto de las lágrimas-, pero no soy una niña.
-¿Eh?, ¿eres un niño?
El pequeño pelirosa asintió.
-No lo pareces. Es que –sus mejillas se tornaron un poco rojas-... eres muy bonito.
Ahora fue el turno del otro niño de sonrojarse.
-G-Gracias, pero –agachó la cabeza-... por eso me molestan los otros niños.
-¿Uh?
-Es que dicen que parezco niña y se burlan de mí.
-Pues son unos tontos –le sujetó la mano y sonrió-. ¿Qué te parece si jugamos juntos?
-¡Sí!
-Soy Uesugi Eiri, ¿cómo te llamas?
-Shuichi, Shindou Shuichi. Mucho gusto, Eiri-chan.
Estuvieron jugando en aquél parque hasta que llegó el atardecer.
-Creo que ya es muy tarde –dijo el rubio-. Mi papá debe estarme esperando.
-¿Ya tienes que irte?
-Sí, lo siento... ¿Qué sucede, Shu-chan? –preguntó al verlo tan triste
-Estoy seguro... de que no nos volveremos a ver...
-No digas eso. Ah, ya sé –le sujetó la mano de nuevo-. ¡Juro que un día me casaré contigo!
-¿Eh?
-Por ahora tengo que marcharme, pero te prometo que un día volveremos a encontrarnos y entonces me quedaré contigo para siempre. Yo te protegeré.
-¿Es en serio? –vio que Eiri asintió- ¡¡Qué bien!!
-Pero a cambio tú tienes que prometer que me esperarás hasta entonces, ¿entendido? –dijo con seriedad
-Sí –le dio un beso en la mejilla mientras sonreía muy feliz-, lo haré, Eiri-chan.
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En un departamento de Tokio vivían juntos desde hace dos años dos hombres muy famosos. Un rubio novelista fumaba un cigarrillo en la cama; a su lado dormía plácidamente un joven de cabellos rosados quien respiraba acompasadamente después de la ronda de pasión que habían culminado minutos atrás.
-Hace poco que lo recordé –murmuró y miró a su pareja-, pero estoy seguro que Shuichi no tiene ni la menor idea de lo que ocurrió ése día.
Sujetó la mano del chico y la acercó a sus labios para besarla.
-Ahora... finalmente estoy cumpliendo con mi promesa, Shu-chan.
-Mmm –el pelirosa abrió los ojos y sonrió-... ¿Qué pasa, Yuki? Deberías dormir un poco.
-Está bien –apagó el cigarrillo y se metió dentro de las sábanas. Inmediatamente el de ojos amatistas se acurrucó en su pecho
-Buenas noches, Yuki.
-Que descanses, baka.
Hace varios años le hice una promesa a un niño pequeño. Le prometí que un día lo encontraría otra vez y entonces siempre estaríamos juntos. Llegué con trece años de retraso, pero ahora estoy aquí, cumpliendo con dicha promesa, y justo como lo dije aquél día, yo siempre lo protegeré.
FIN
THE END
OWARI