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Little By Little por Desert Jellyfish

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Notas del capitulo: Dedicado como regalo de navidad a todos los lectores y admiradores del yaoi.
Little By Little by Desert Jellyfish

Avisaba en tono silencioso a las cinco de la madrugada el reloj despertador que se encontraba sobre la mesilla. Dándole la noticia a quien estaba entre las sabanas que era el momento de comenzar el día, Después de todo, la frase a quien madruga dios lo ayuda era bastante consoladora.

Con un bostezo, descubriéndose de las sabanas Orestes Aiolon se levanto de su cama, vistiendo solamente un pantalón de dormir, cabellos de un marrón oscuro largo hasta más debajo de sus hombros y completamente lisos, piel un tanto asoleada, ojos color canela y un rostro bastante atractivo, con una expresión masculina delicada, sin denotar rasgos muy fuertes. Cuerpo delgado y con pocas líneas de ejercitación. Se dirigió al baño con la finalidad de arreglarse y cumplir con el llamado de su cuerpo de sus necesidades, se saco su ropa y se dispuso a darse una ducha helada, para terminar de despertarse, tiritando un poco del frió se metió debajo del agua, sintiendo como sus sentidos se despertaban de golpe, por la baja temperatura.

Pasados ya quince minutos Orestes se encontraba en la cocina del departamento, preparando desayuno para las otras dos especiales personas que vivían con el, o mejor dicho las dos princesas que vivían con el.

Me parece que ya es hora de que se despierten – susurro Orestes, mirando el reloj de su muñeca, viendo que faltaba quince minutos para las seis.

Cruzo la sala y se acerco cuidadosamente a la habitación que se encontraba en el corredor opuesto al de su cuarto, abrió muy lentamente y sin ruido. La oscuridad de era dominante, y se acerco a una cama mediana, para despertar cariñosamente a quienes el había aceptado hacerse cargo hace mucho tiempo.

Dos hermosas niñas se encontraban durmiendo de medio lado, cara a cara la una con la otra, mientras que permanecían con las manos tomadas. Orestes al verlas de esa manera sentía que el pecho se le llenaba de orgullo por tener unas hermanas tan adorables.

Se inclino y beso la frente de cada una de ellas.

Alejandría, Alejandrea, ya es hora de levantarse – susurro Orestes a las dos niñas.

Las dos pequeñas cuando escucharon la voz de su hermano, y el beso de buenos días, se despertaron mirando fijamente al mayor.

Vamos chicas tienen que apresurarse que el día de hoy, tienen que llegar muy temprano al colegio y yo a la universidad – les comunico el varón, pero sin obtener respuesta alguna de las gemelas, que se desperezaban, sin emitir sonido alguno.

Orestes, les dedico una sonrisa a sus hermanas, pero estas solamente miraron de una manera sin emociones a su hermano, mayor mientras que este les buscaba la ropa dentro del closet. Suspirando pesadamente por ver a sus pequeñas princesas de aquella manera.

Todo ese problema de que Alejandría y Alejandrea, había sido producto de una desgracia que había ocurrido hace ya cinco años, sobre aquella que alguna vez fue una dichosa familia. Compartiendo en un hermoso diciembre la alegría y algarabía de de navidad, cuando el día antes de la noche buena, un criminal, sin razón alguna, solamente lleno de rencor y odio se encargo de asesinar a Chronos y a Olimpia Aiolon, dejando huérfana a su progenie.

Recordando aquel momento, Orestes se sintió vació por un momento, pero ambas chicas viendo a su hermano, de esa manera, aun con su inexpresividad, se acercaron y cada una tomo una de las manos del mayor, negando suavemente con su cabeza.

Orestes al ver el gesto de sus hermanas, sonrió de una manera débil.

Ya se que no les gusta que me ponga triste, pero nada me gustaría mas, que ambas sonrieran y olvidaran lo que sucedió aquel día – les dijo Orestes.

Alejandría señalaba el reloj de su hermano. Avisando que ya se les estaba haciendo tarde.

Mejor me apresuro a terminar de preparar el desayuno de ambas – les dijo saliendo rápidamente, para que ambas se vistieran.

Con una rapidez, Orestes preparo un nutritivo desayuno para sus dos hermanas, mientras que miraba insistentemente el reloj. Cuando después el sonido de pasos ligeros detrás de el le hicieron volverse, para encontrarse con las dos niñas perfectamente vestidas como estudiantes de primaria.

Ambas se ven lindas como siempre mis princesas – alabo Orestes, aunque de antemano no obtendría ningún gesto diferente al que estas siempre tenían.

Las dos se sentaron en sus lugares delante de la mesa, mientras que el mayor las atendió y después se sentó para rápidamente comer su desayuno.

Pasados unos diez minutos, el varón sabía que se les estaba haciendo tarde y si no se apuraba llegaría tarde a clases, teniendo asuntos bastante definitivos en su carrera universitaria.

Después de bajar, salieron del edificio buscando transporte.

Me parece que es mejor que pague un taxi, aunque no me queda mucho dinero, pero aun así no pueden llegar tarde – dijo bastante preocupado.

Consiguiendo rápidamente un taxi, que los llevara a sus destinos, Orestes, primero se preocupo por llevar a sus dos hermanas al colegio, despidiéndose de cada una de ellas, con un beso en la frente ante la mirada, curiosa de la mayoria de las personas que se encontraban allí.

Una vez después, de que sus hermanas se adentraron en la escuela, Orestes, corrió unas calles mas abajo, llegando a la universidad, específicamente a la facultad de medicina. Corriendo por entre los pasillos del edificio, llegando al salón en donde impartían la clase que le tocaba ver ya hacia varios minutos atrás.

Muy cuidadosamente, se escurrió dentro del salón mientras que el profesor escribía en la pizarra y después de ocupar un puesto.

Orestes Aiolon, quince minutos tarde – dio el profesor haciendo que los demás que se encontraban allí se volvieran a ver el recién llegado, que se detuvo en seco abriendo su cuaderno de notas.

Disculpe profesor Terada – dijo Orestes rápidamente disculpándose, ante su error.

Ya déjese de excusas tontas, cuando puede ocuparse de mejorar sus hábitos de responsabilidad – comenzó el profesor cuestionándolo, ya que esta era la tercera llegada tarde del muchacho en el mes.

Si profesor como diga – respondió el estudiante, mientras que una risilla, recorrió al grupo de estudiantes, que vieron al chico sudar frió.

El profesor al darse cuenta de la distracción que causaba, decidió poner nuevamente el orden en la clase.

Bueno para después de las festividades, necesito que tengan listo el informe de los músculos – declaro el pedagogo.

Un murmullo, de disconformidad, recorrió a los jóvenes, ya que sabían que eso les tomaría mas trabajo de lo usual, mas cuando muchos querían en unas fechas como esas, estar vagando fuera de la universidad.

Por su parte sentía el mundo venírsele de cabeza, se supone que el tenia que compartir ese poco tiempo libre con el que contaba con sus hermanas, ya que en esas fechas ambas pequeñas se volvían mas reservadas incluso con su propio hermano.

Pero para que no digan, después que soy un mal profesor y quien sabe que otra barbaridad, harán correr con sus lenguas, les permitiré que hagan el trabajo en parejas – les dijo el profesor, mientras que rápidamente los estudiantes comenzaron a formar los grupos.

Orestes miro a su lado y se encontró con una chica, que le dedico una mirada, extrañada y se volvió a la persona que estaba a su otro lado. Dejando como única opción cercana a la otra persona que estaba a su lado izquierdo.

Tienes pareja para la asignación – pregunto el compañero.

Percatándose de que la persona que se lo pedía, era un chico que siempre le había gustado, desde que había entrado a la universidad.

Si claro… - respondió Orestes, que al ver que la clase había terminado, se levanto y como tenia el resto del día libre, se iba a dirigir a su trabajo.

Tienes la tarde libre, para comenzar a investigar – pregunto el muchacho de cabellos castaños, bastante largos. Piel clara y ojos color almendra con un rostro bastante atractivo, mientras que unos lentes de pasta con montura redonda reposaban sobre su nariz, acentuando su porte inteligente.

Lo siento… pero esta tarde la tengo bastante ocupada, pero espero que podamos reunirnos pronto – dijo bastante apenado, ya que en tanto tiempo y formas en las cuales, aun en su ocupada situación había hecho lo posible por llamar la atención de Aurion Akara.

Si quieres puedo pasar por tu trabajo y en tu descanso podrías decirme cuando tendrás un tiempo libre para reunirnos y hacer ese trabajo – comento Aurion.

Si esta bien… un segundo como sabes que tengo un trabajo – pregunto Orestes, desconcertado, por que nadie sabia que el trabajaba en una fuente de soda, bastante popular.

No se supongo que lo adivine – dijo Aurion, saliendo del salón detrás de los demás estudiantes conversando de una manera bastante amena con el moreno.

Me parece mucho mejor entonces, aquí esta la dirección para que lo encuentres mas fácil… - respondió Orestes, alargándole una tarjetita, que contenía la dirección del local, además bastante asombrado por que se dio cuenta de que el castaño era bastante agradable y no como muchos le habían dicho que era un pedante y arrogante de primera.

Pasare por allí a las tres – aviso el castaño, caminando hacia el estacionamiento buscando su automóvil.

Orestes, veloz como un rayo, fue hacia la parada del autobús, ya que se había quedado sin mucho dinero. Esperando en la cola, se permitió sonreír por el corto tiempo que había compartido con Aurion.

En el autobús, camino a su trabajo se organizo, sabiendo que tendría que ir a buscar a sus hermanas al medio día y que tenía que cuidarlas en ese tiempo hasta que pudiera llegar al apartamento. Pero en ese momento se volvió a aparecer la imagen y las palabras que había cruzado con Aurion, unos minutos atrás haciéndole, quedar unas calles más lejos de su trabajo.

Cuando llego, se encontró con una tienda, bastante delicada como si de una casita de dulces se tratase, al parecer los dueños se esforzarían más con la decoración navideña, o mejor dicho los harían cansarse hasta morir decorando la condenada tienda.

Al hecho pecho… - suspiro Orestes, bastante cansado, pasando la puerta.

Llegas tarde dulzura, mas vale que me comiences a ayudar con la decoración – dijo una chica, que estaba en la vitrina principal, organizando algunos juguetes al lado de un tamaño escala de Papa Noel.

Se ve que esta vez, quieren que la decoración este mas recargado – comento Orestes, pasando rápidamente del otro lado de la barra, acomodándose para poder empezar a atender a los clientes, que llegaban.

Si, además prepárate por que nos toca lucir un gorrito que a mi opinión se ve bastante adorable – exclamo la chica con un gritito dando los últimos toques a la decoración, antes de conectar la corriente, encendiendo unas pequeñas lucecillas decorativas y también dejando escuchar una cancioncilla que armonizaba con la decoración.

Definitivamente esto es demasiado, para mi gusto – dijo sintiéndose un tanto afligido, por que esa fecha le recordaba lo sucedido con sus padres.

Entiendo, por que lo dices, pero existen personas que les gustaría compartir la alegría contigo – le animo la chica acercándose a el con un contoneo, bastante coqueto, ondeando sus negros y largos cabellos negros como el ébano.

Raveana, sabes que aprecio muchísimo lo que dices, pero entre la universidad, Alejandría y Alejandrea no tengo tiempo para divertirme – replico Orestes.

Voleur Raveana, había sido la compañera de trabajo de Orestes, desde que el muchacho, había entrado a trabajar dentro de esa fuente de soda, cuya especialidad eran las exquisiteces deacuerdo a la temporada, en este caso, un variado surtido de postres navideños.

Por cierto a que hora debes de irlas a buscar a la escuela – pregunto Raveana, que estaba vestida con un pantalón rojo, unas sandalias de un color más oscuro además de una blusa blanca ajustada a su figura.

Dentro de unas tres horas, será suficiente, para comenzar mi turno y después las traeré, las pondré a hacer su tarea, en lo que salga de aquí, llevarlas al departamento – respondió el muchacho de cabellos marrones.

Es verídico Orestes Aiolon, la verdad es que no se como te las ingenias, para criar tan maravillosamente a tus dos hermanas, que no han emitido palabra alguna desde que sucedió aquella trágica escena – dijo Raveana, sentadose frente a la barra del mostrador.

Supongo, que he tenido que dejar de lado varias cosas – aseguro Orestes, que prácticamente había reducido su vida social, por tener que estar siempre pendiente de sus hermanas.

Ore… sabes que nada me gustaría mas que consiguieras a alguien quien te ayudara con ellas – respondió Raveana, que comenzó a buscar algo dentro de los gabinetes que estaban detrás de la barra buscando los gorritos navideños.

Lo se Raveana, que mas no quisiera yo poder darles a mis hermanas una familia, para que crezcan de una manera saludable y dejen ese voto de silencio, que les causo ese trauma – comento el moreno, acomodando su cabellos.

Bueno entonces deberías de conocer mas personas, estas sacrificando poco a poco tu futuro, por esas pequeñas y por mas que sean tus hermanas pienso que deberías de darte cuenta de lo que esta sucediendo a tu alrededor – recito Raveana, ya que no era la primera vez que tenia una discusión así con Orestes.

Lo se, que crees que no lo se, pero que puedo hacer abandonarlas - comento distraído entre sus tareas en el local. Organizando mesas, sillas y demás objetos.

Bueno mejor antes de que nos saquemos los ojos, por esta discusión, será mejor que te pongas lo que nos ordenaron – dijo Raveana extendiéndole al chico un hermoso gorrito navideño de color rojo con blanco.

El moreno con algo de presteza se puso el gorrito acomodándolo de una manera que le hiciera ver bastante alegre.

Después de eso, comenzaron a llegar los clientes, que eran cordialmente atendidos por Raveana y por Orestes, pasadas ya unas horas el moreno se dio cuenta de que era momento de que este fuera a buscar a sus hermanas. Aprovechando además que no había clientes decidió partir rápido a buscarlas.

Raveana, cúbreme iré por las gemelas – dijo Orestes, quitándose el gorrito y tomando su bolso, saliendo.

Esta bien – dijo Raveana despidiéndose.

Siguiendo el camino llego pasada media hora, mientras que ambas niñas le esperaban sentadas, tranquilas tomadas de la mano. Con la mirada fija en los demás niños, de su edad que estaban allí correteando y jugando.

Alejandría, Alejandrea es hora de irnos – dijo Orestes que se había acercado viendo la escena.

Mientras que las gemelas, al ver a su hermano mayor se pararon y agarraron la mano que este les extendía.

Iremos a mi trabajo, allí tendrán que esperar para irnos al apartamento – les aviso Orestes ya que hoy tenía que cumplir con un turno bastante cargado, para así ganar por horas extras y poder comprarle regalos a sus hermanas.

Ambas niñas solamente movieron su cabeza asintiendo suavemente.

Recorriendo el camino de regreso, la visión era bastante adorable, Orestes caminando de mano de cada una de sus hermanitas. Llegando de nuevo a su trabajo, se dio cuenta de que había unos pocos clientes y que era mejor que ayudara a Raveana.

Cuando entro dejo a sus hermanas, en una mesa que se encontraba al fondo, en donde nadie más se sentaba.

Quédense aquí y hagan su tarea, mientras que yo me pondré a trabajar les parece – dijo Orestes, obteniendo una afirmación por parte de las pequeñas.

Aquí tienes de nuevo tu gorro, anda que hay unas cuantas mesas pendientes – dijo Raveana.

Esta bien al momento – agrego el moreno, tomando la libreta de los pedidos y un bolígrafo. Cuando sintió que alguien le tocaba el hombro.

Hola llego en mal momento – pregunto una voz, y cuando Orestes se dio la vuelta, no basto decir que sintió su mundo caerse, ya que Aurion estaba allí, mas cerca de lo normal tanto que pudo perderse en esos hermosos ojos por unos segundos y quedándose callado.

No, la verdad es que solamente me toca atender a estos clientes, y tomare mi descanso – afirmo Orestes, sonriéndole al otro, mientras que Raveana miraba la escena de reojo.

Tardaras mucho – pregunto Aurion, mirando a su alrededor.

Lo dudo – respondo el moreno.

Entonces esperare, aunque me gustaría comer algo – aseguro Aurion.

Pero estas en libertad de sentarte y te atenderé, debidamente – comento Orestes, tratando de una manera bastante cordial al otro, muchacho tal vez mas de lo usual.

Quince minutos más tarde, Orestes ya había terminado de atender las pocas mesas, que había con clientes, mientras que Aurion lo llamo desde su mesa.

¿Terminaste…? – pregunto Aurion.

Si claro… - respondió el dependiente sonrojándose suavemente.

Orestes, tienes tu receso – aseguro Raveana.

Como digas – respondió este.

En eso las gemelas, se le acercaron.

Que sucede princesa – comento Orestes a su hermana, Alejandrea, ya que solo el sabia reconocerlas, por mas igual que ambas actuaran y por mas similar, que ambas se vistieran.

La niña, solamente señalo la mesa, en donde se encontraba su otra hermana, con unos crayones haciendo su tarea.

Ya voy, solo dame un segundo – respondo el mayor, mientras que la niña asintió con la cabeza y volvió a sentarse en su lugar.

¿Son conocidas tuyas? – pregunto Aurion, al parecer interesado.

Si son mis hermanas – respondió Orestes.

Son unas niñas muy lindas. ¿Pero no hablan? – pregunto el castaño.

No, ambas según los médicos, están consideradas como mudas, a pesar de no tener el impedimento, en su organismo – respondió el moreno.

¿Por qué? – siguió Aurion, tratando de conocer mas de esas pequeñas.

Orestes, aunque no quería, decidió contarle la historia de todo lo que había pasado con sus hermanas, y en parte la situación que los tres vivían ahora que eran huérfanos.

Entonces es a ti a quien le toca atender a tus hermanas, un trabajo y que aun te quede tiempo para la universidad – exclamo sorprendido Aurion.

Lo haces ver como si fuera algo imposible – respondió Orestes algo apenado.

Bueno es bastante ocupado, ya entiendo por que tus retrasos en clases, además de tu rapidez en hacer las cosas, ya que si te retrazas un poco, se te puede complicar la situación – señalo el otro muchacho.

Entonces, dejando un poco de lado mi tema, que haremos para el proyecto que mando el profesor Terada – dijo el moreno, zanjando la conversación de el y sus hermanas.

Si, se supone, que tenemos que investigar bastante, ya que ha pedido un informe bastante completo ni hablar del modelo – comento Aurion, algo fastidiado, ya que el no era muy bueno en la parte teórica. Además de darse cuenta de la evasión que el moreno le dio al tema.

Cual de las dos partes se te hace mas sencillo – pregunto Orestes, mirando a sus dos hermanas, después de todo tendría que hacer, bastante espacio para cumplir con sus obligaciones.

La que sea – respondió Aurion, que estaba más que todo bastante contento por conocer a alguien como Orestes Aiolon, estaba demostrando que era una persona bastante confiable y agradable, y por que no atractiva.

Encárgate de la maqueta yo me encargare del informe – respondió Orestes, que, permanecía pensando en como pasar mas tiempo con sus hermanas, después de todo ellas eran su motivación del día a día.

Si así te parece, bien – expreso Aurion, sin apartar la mirada del rostro del moreno, que solamente estaba pendiente de sus hermanas.

Aurion, solamente quería tener una excusa para pasar mas tiempo con el moreno, que estaba comenzando a gustarle de una manera diferente a como le había visto en clases, ya que siempre le había admirado, por demostrar siempre decisión y cierto liderazgo, además de mucha mas responsabilidad, por tratarse prácticamente de ser cabeza de familia.

Orestes, perdona que te interrumpa en tu reunión, pero quería saber si estas libre hoy en la noche, me han invitado a una fastidiosa cena navideña con mis padres y sus, amigos, no quisiera ir sola – dijo Raveana, con una sonrisa maliciosa.

Lo dudo, tengo que reunirme con Aurion, para comenzar a hacer ese trabajo y salir de el lo mas rápido posible – respondió Orestes.

Aguafiestas – respondió la pelinegro indignada.

Compréndeme es mi trabajo, espero que puedas acompañarme, para comenzar el trabajo hoy mismo – aviso Orestes, al castaño, que estaba bebiendo de su café y por poco se ahogo al escuchar eso.

Claro, mientras mas rápido comencemos, mejor – dijo Aurion, que siempre había sido una persona seria, pero por alguna razón le ponía nervioso, la presencia del otro.

Las gemelas por su parte, después de que terminaron su tarea, se acercaron a su hermano, sin emitir palabra alguna, sosteniendo su cuaderno de trabajo, demostrándole al mayor, que habían terminado con la tarea.

Ya terminaron, me alegro les invitare un helado, cuando salgamos – comento Orestes.

Ambas niñas solamente se acercaron a acariciar las manos de su hermano, quedándose cada una de un lado. Dejando después que su mirada se fijara, en el otro muchacho con quien hablaba su hermana.

Aurion, al sentir la mirada de ambas niñas, no se intimido en lo mas mínimo, pero aun así ellas, le miraban de una manera fija, sin pestañear.

Mucho gusto niñas, me llamo Aurion Akara – dijo el castaño, presentadote ante ambas niñas extendiéndoles la mano.

Las dos al ver el gesto del desconocido, solo, estiraron sus manitos y suavemente rozaron la de quien se les había presentado.

Quieren decirte mucho gusto – intervino Orestes.

¿Cómo lo sabes? – pregunto Aurion, ante esa afirmación.

Créeme, aprendí a entenderlas dentro de su inexpresividad – comento el hermano de las pequeñas, que las miraba como si ambas, fueran las joyas mas valiosas del universo.

Eso es fascinante – susurro Aurion, mirando de nuevo a las menores, comprendiendo que no era nada fácil, hacer lo que el muchacho, le había explicado.

Mas de lo que te imaginas – comento Orestes levantándose de la silla, y disponiéndose a retomar, sus obligaciones laborales.

Aurion, por su parte, decidió que tenía que comprar los materiales con los que haría la maqueta.

Dime entonces, que haremos – pregunto Aurion.

Saldré de mi trabajo a las seis de la tarde, de allí iré camino a mi apartamento, si deseas esperarme a la salida, seria perfecto, para que así sepas de una vez, donde nos reuniremos – comento Orestes, que tenia que pasar mas tiempo, en el apartamento, por que al día siguiente comenzaban las festividades y las vacaciones de las niñas.

Si claro, así me da tiempo, de ir a comprar los materiales – agrego Aurion, que le gustaba el espíritu de organización del moreno.

Bueno hasta entonces – comento Orestes.

Si claro – respondió Aurion marchándose.

Después de que el castaño se marcho, fue cuando Raveana, decidió comenzar con el interrogatorio.

Quien era ese chico Orestes – pregunto Raveana, interesada, en saber que relación tenia con su amigo.

Es un compañero de clases solamente – respondió Orestes.

Para que me digas solamente, eso quiere decir, que pensaste si te iba a preguntar si eran algo mas – atajo Raveana.

Que no era eso, lo que querías saber de todas maneras – comento Orestes, que bien conocía a la pelinegro.

Si – admitió descaradamente la chica.

Pues no, es nada de lo que te imaginas – respondió Orestes, que volvió a ocuparse de su trabajo, mientras que las gemelas, se miraban a los ojos, como si buscaran una respuesta a la aparición de ese desconocido.

Pero eso no fue lo que me pareció, se ve que el esta interesado en ti y no precisamente como un compañero Orestes Aiolon, tal parece que de alguna manera le impresionaste – respondió Raveana, ocupándose de la caja registradora.

Si, si claro recuérdame pedir una pareja cuando sea navidad – comento sarcásticamente Orestes.

El moreno, siguió su trabajo, cuando se hizo la hora, Aurion había llegado y se había ofrecido a llevarlos a su destino en su automóvil, mientras que Orestes, bastante apenado acepto la propuesta.

Esa noche, ambos estuvieron trabajando en el proyecto, hasta casi las doce de la media noche, Aurion, se había quedado en el cuarto que le había pertenecido a Orestes, ya que habían investigado bastante, y solamente para poder comenzar con la organización del informe.

Después así, durante varios días, Aurion siguió frecuentando el departamento de Orestes, con el motivo del trabajo universitario. Mientras que las gemelas celosamente le vigilaban mientras que este trabajaba en compañía de su hermano mayor, como si supieran un secreto del muchacho.

Transcurrido ese día, ambos habían acordado que el siguiente seria su última reunión, ya que el trabajo estaba terminado y solamente faltaban unos pocos retoques.

Aurion por séptima vez, se encontraba subiendo por el elevador, del edificio, sosteniendo un paquete decorado de colores verdes y rojos, esperando encontrarse con Orestes, para por fin terminar el trabajo, tal vez y solo tal vez si el moreno, aceptaba, le llevaría a dar una vuelta junto con las gemelas. Camino por el pasillo y toco el timbre de la puerta correspondiente.

Un momento – resonó la voz de Orestes, desde el otro lado de la puerta.

Aurion, sintió que esa espera, antes de que el moreno abriera la puerta, era una eternidad.

Orestes abrió la puerta y al encontrarse al castaño, igual de atractivo que siempre no evito sonrojarse ligeramente.

Eres tu Aurion, que bueno que llegaste, pensé que se te había presentado algo mas – comento Orestes, abriendo espacio para que pasara.

Si, me retrase por que tenia unos asuntos pendientes – respondió Aurion, ya que había llegado un poco tarde, y se dio cuenta de que había un decoración bastante diferente a la que había visto, habían guirnaldas, adornos y hasta incluso un árbol de Navidad, muy bien decorado.

Vaya, parase una casa de las que muestran en las revistas de decoración – dijo Aurion sorprendido.

Por favor, es una casa como cualquier otra – resoplo Orestes, apenado.

En serio, mi madre nunca acostumbra a decorar la casa así, de por si carecía de espíritu navideño - dijo Aurion, que tenia huellas del vivir con su familia, como amargos recuerdos, sepultados en su mente.

¿Murió? – pregunto Orestes, que tenia un paño cubriendo sus cabellos, para que no se llenaran de polvo.

No, deje de vivir con mi familia, cuando pude valerme por mi mismo – respondió Aurion.

Con esa respuesta Orestes se dio cuenta de lo poco que conocía a Aurion, esperaba que después de que terminaran los últimos detalles del informe, le invitaría a tomar algo para poderle conocer mejor, aunque no podía arriesgarse a mas nada, por que su vida estaba dedicada al desarrollo de sus hermanas.

Perdón, no lo sabia – respondió Orestes apenado, tomando la estrella del árbol y disponiéndose a ponerla en la copa del árbol.

Descuida, y las gemelas donde están – pregunto extrañado de no haber visto a las hermanas menores del moreno.

Están cambiándose, me ayudaron y les toca arreglarse – dijo el moreno.

Alguna ocasión especial – comento sentado en uno de los suaves muebles de la sala, viendo al moreno estirarse para tratar de colocar la estrella.

Bueno, mi sueldo me ha dado lo suficiente, para llevarlas a ver al San Nicolás, que se presentara hoy en la plaza, además de llevarlas a comer y compartir un rato diferente con ellas – dijo Orestes, que seguía estirándose en vano para colocar la estrella.
Entiendo – dijo Aurion, que estaba algo decepcionado, de haber perdido esa oportunidad, de invitar al moreno a salir.

Pero fue como si Orestes le hubiera de alguna manera leído la mente.

Te gustaría, venir con nosotros – dijo el moreno, ya que hizo la otra pregunta primero, ya que no sabía si el castaño tenía un compromiso, pendiente con alguien más.

No seria una molestia – respondió Aurion.

Para nada – contesto Orestes alegremente.

Entonces acepto – respondió el castaño, levantándose de su asiento, disponiéndose a ayudarle a terminar de decorar el árbol, para así terminar con los deberes.

Terminaremos el informe en cuanto logre, colocar esta bendita estrella – respondió Orestes, que estaba comenzando a incomodarse, de no poder hacerlo.

Ven permíteme que te ayude – dijo Aurion, poniéndose frente a Orestes, y levantándolo lo suficiente para que este pusiera la estrella.

¿Qué haces? – pregunto Orestes bastante apenado.

Ayudándote a terminar de una buena vez – respondió Aurion, cuya voz se escuchaba forzada, mientras que el abdomen del moreno había quedado frente a su cara.

Orestes, se quedo callado, mientras que estiro su mano, y fácilmente coloco el adorno brillante.

Listo – aviso Orestes, para que el otro lo bajara.

En el momento que Aurion lo bajo, podo sentir como las manos del otro le sostenían cuidadosamente para que no se fuera a caer, y de verdad que quiso, sentir nuevamente la suavidad de esas manos, aun a trabes de la ropa.

Aurion, Terminal de bajar a Orestes y quedo a un palmo de distancia, frente a frente como si fueran a besarse.

Hace falta el muerdago – susurro suavemente Aurion, que no iba a perder esa oportunidad, teniendo al moreno tan cerca. E inclinándose suavemente, buscando un beso del otro, sin cerrar los ojos.

Pero que haces… - trato de decir Orestes, mas rojo que un tomate. Pero que hacer el otro estaba tratando de besarle, ese chico por el cual, había suspirado muchas veces en la universidad, e incluso en su trabajo.

Besarte… - respondió Aurion, aun sosteniendo al otro por la cintura y apretándolo mas a el, y con su cuerpo pidiéndole que cediera ante ese beso.

Orestes, sintió en ese momento su cerebro desconectar la alarma de peligro, inclinando su rostro, para besar muy suavemente los labios del castaño.

Ese beso, solamente podía describirse de una manera, era perfecto. Era el encuentro, entre sensualidad, inocencia, deseo. Orestes se sentía fuera del mundo, mientras que muy suavemente besaba a Aurion, que se mostraba bastante complacido con ese beso. El castaño, solamente quería hacer eterno ese momento, ya que el moreno, había comenzado a gustarle desde hace varios días atrás, cuando había visto su rostro avergonzado y un poco sonrojado, en la universidad por su llegada tarde, dejándole ver a la persona mas adorable, que sus ojos hayan visto.

Pero cuando la puerta del cuarto de las gemelas, se abrió, dejando escuchar que ambas estaban listas, estos rápidamente se separaron. Sin mirarse a los ojos, de lo avergonzados que estaban, bueno mas Orestes, que Aurion.

Alejandría, Alejandrea ya están listas – pregunto Orestes, mientras que las dos pequeñas entraron en la sala, vestidas de una manera sencillamente adorable.

Vestían cada una el mismo vestido, en corte y costura, pero lo diferente eran en el color, Alejandrea, era de color rojo oscuro, sus cabellos morenos como los de su hermano, arreglados con un cintillo, de color verde oscuro.

Alejandría era lo contrario en color su vestido era de color verde, y el cintillo, que acomodaba sus cabellos era de color rojo, oscuro. Ambas lucían preciosas, de no ser por que en su rostro reinaba aquella inexpresividad, Aurion podía haber jurado que a ambas, no les pasaba nada.

Se ven hermosas las dos – aplaudió Orestes, mirando a las luces de sus ojos, y arrodillándose para besarles la mejilla, un gesto que ambas devolvieron besándole las mejillas tímidamente.

En eso ambas, comenzaron a tirar del brazo a Orestes.

Si esta bien, pero antes de que vayamos, quiero que coman algo del pastel de chocolate que hice – comento guiñándole un ojo a sus hermanas, que comenzaron guiar al mayor, camino a la cocina. Mientras que Aurion, estaba parado en el mismo lugar donde había pasado todo.

Ambas gemelas cuando pasaron al lado de Aurion, le miraron fijamente, con su silencio mortal.

Ven te aseguro que te gustara el pastel que hago – dijo Orestes, invitando a Aurion a la cocina.

Claro – respondió el castaño mas tranquilo, después de lo sucedido.

En ese momento los cuatro estuvieron comiendo pastel, pero de alguna forma Orestes evitaba la mirada de Aurion, centrándose más en sus hermanas, como si ese beso no hubiera sucedido.

Después de un rato el mayor de los Aiolon, miro su reloj y hablo a sus hermanas.

Niñas me parece que es momento que vayamos – dijo Orestes, tomando su larga chaqueta y su billetera, para salir a donde les había prometido a sus hermanas.

Yo los llevare – articulo Aurion, decidió tomar la delantera, para guiarlos hasta donde irían.

Gracias – respondió apenado Orestes.

No te preocupes, después de todo no tengo mas nada que hacer y deseaba entretenerme un poco – respondió a los tres.

Mientras que las gemelas permanecían con sus miradas escrutadoras sobre el, como si supieran lo que había sucedido hace algunos momentos atrás entre el y Orestes

Unos minutos mas tarde todos iban camino a la plaza principal de la cuidad en donde se erguía un enorme árbol de navidad, que parecía una estrella fulgurante con sus luces de colores, mientras que comenzaba a nevar delicadamente. Aquella manera en la que habían decorado el sitio publico era bastante parecida a los cuentos de fantasía del polo norte, habían arbolitos mas pequeños por doquier, suavemente bañados por la nieve y decorado con listones de colores, plata, dorado, rojo, y blancos, formando un hermoso desfile de color. Un lugar diferente en donde los niños podían pasar un rato agradable acariciando a los renos que tenían en un establo improvisado y también una gran pista de patinaje sobre hielo.

Además de un enorme paseo para enamorados al fondo, más allá de donde estaba sentado el hombre vestido como San Nicolás, seguido por sus duendes y demás colaboradores.

Aprovechando que había pocas personas, esperando para sentarse, Orestes se acerco con las gemelas para que le contaran lo que deseaban para navidad.

Orestes solamente esperaba que toda la algarabía que les rodeaba al menos fuera capaz de mover un ápice los sentimientos de las gemelas para que sintieran que debían expresarse como antes.

¿Que sucede Alejandrea? – pregunto Orestes, mientras que Aurion estaba allí cerca sin intervenir, solamente observando al moreno.

La gemela, solamente atino a señalar un establecimiento en donde vendían adornos.

Esta bien te traeré uno a ti y uno a Alejandría – respondió el mayor.

Orestes se volvió hacia Aurion.

Podrías… - pidio amablemente.

Yo me quedare con ellas – completo Aurion, ante la petición que le iba a hacer el otro, mientras que sacaba las manos de sus bolsillos.

Las gemelas una vez que vieron a su hermano marcharse, se tomaron de la mano.

Niñas, por que torturan de esa manera a su hermano – les dijo Aurion, arriesgándose a ganarse un problema con el mayor, ya que había dejado en claro que las gemelas eran todo en su vida y no había espacio para nadie más.

Ambas chicas permanecían con la mirada fija en el castaño, sin hacer un gesto de molestia o disconformidad.

Que acaso no se dan cuenta de que están absorbiendo a una persona maravillosa, por su capricho de callarse ante la tragedia que presenciaron. Reconozco que debió de haber sido duro para ustedes y para su hermano, perder a sus padres, pero la vida continua, día con día que pasa, y siempre deberían de estar dispuestas a enfrentar lo que venga – dijo Aurion, mientras que desahogaba el que Orestes no le haya correspondido, o al menos gritado algo después de ese beso.

Las gemelas aun permanecían tranquilas, mirando al castaño con una mirada, fría.

Saben no les digo que sean un dolor de cabeza para Orestes, pero aun así, el se siente atado a ustedes y la única manera de que el se sienta mejor, es que ustedes vuelvan a ser como antes – dijo aurion, cuyo rostro se ruborizo, tanto como de rabia, como de pena por estar discutiendo de esa manera con niñas muchísimo menores a el.

Después de que avanzaron en la fila, ya les tocaba su turno después de que saliera el siguiente niño, cuando Orestes llego de comprar dos hermosos collares de listón y un cascabel para sus hermanas.

Listo póngaselos, van alrededor del cuello – les explico el moreno extendiéndoles los adornos.

Las gemelas se colocaron los adornos la una a la otra, mientras que una de las encargadas, se les acerco.

Es su turno pequeñas – le dijo la chica vestida de duende que les sonreía.

Yo debo ir con ella ambas son mudas – explico Orestes a la chica, pero las gemelas le detuvieron haciéndole una seña de que se quedara allí. Mientras que el moreno se sorprendió

Ambas asintieron y se acercaron tomadas de la mano hacia San Nicolás, cuando se volvieron a ver a Aurion guiándole un ojo a este, que se sorprendió.

Ven vamos, hay algo que enserio quiero decirte – pidio Aurion, mientras que comenzaba a nevar un poco mas.

Esta bien pero no podemos alejarnos mucho – respondió Orestes bastante nervioso, ya que podía intuir a que se refería Aurion.

Después de ambos llegaron a un pequeño banquillo, no muy lejos de allí.

¿Que significo ese beso para ti? – interrogo Aurion sin mayor preámbulo.

Aurion sabes muy bien, que en mi vida, no cabe espacio para tener una relación personal, por que estoy dedicado a mis hermanas, hasta que crezcan – dijo Orestes, bajando la mirada, y bastante apenado por rechazar a Aurion, que siempre le había gustado.

Entonces no significo nada – repuso dándole la espalda a Orestes.

Fue un gesto muy hermoso de tu parte, pero creo que no puedo corresponderte de la manera que esperas, no con una relación o algo mas allá que eso – respondió Orestes, subiendo la mirada y dándose cuenta de que el otro le daba la espalda, como varias veces le había sucedido, cuando se le habían declarado.

Es un no – pregunto aurion con un nudo en la garganta.

Créeme Aurion, no quiero hacerlo, pero son mis hermanas es mi familia y tu eres alguien maravilloso, que quisiera tener como pareja. Por que sencillamente todo en ti me atrae, pero no puedo – comento sintiéndose un poco sofocado, sollozando silenciosamente.

Aurion dejo escapara un suspiro, dándose de cuenta que por mas lindo que lo dijera Orestes le había rechazado.

Mira parece que te llaman, las gemelas necesitan de ti – comento Aurion con cierta frialdad.

Vamos por favor acompáñame – dijo Orestes, levantándose y tomando la mano de Aurion, como si esa fuera la marcha final de ambos.

Por unos momentos, ambos se sintieron como si fueran una feliz pareja, que andaban sin preocupaciones, cuando llegaron en donde estaba la muchacha que les atendió esta les dijo.

Las pequeñas quieren que les acompañe – dijo la chica.

Anda tu, te llaman es a ti – dijo Aurion.

Desean que vayan los dos – intervino la chica.

Aurion centro sus ojos con los de Orestes, mientras que se miraban bastante extrañados, y un presentimiento acecho sus corazones, viendo a las gemelas que estaban al fondo.

Cuando los dos caminaron aun tomados de la mano, y se acercaron a donde estaban las niñas acompañadas por el de traje rojo alegre. Se pudieron percatar que ambas estaban paradas frente al San Nicolás.

Sucede algo – pregunto Orestes a sus dos hermanas.

Así que usted es el hermano de las hermosas y calladas señoritas – dijo el sujeto vestido de San Nicolás.

Si – respondió sonrojándose ligeramente, mientras que Aurion, asomo una risa tímida, al ver el rostro del moreno.

Ahora si pequeñas, pueden decirme que es lo que desean para navidad – pregunto el San Nicolás, mirándolas sobre sus anteojos.

Alejandrea y Alejandría, se dieron la vuelta y miraron a los dos muchachos frente a ellas.

No deseamos nada señor, ya nuestro deseo se cumplió, nuestro hermano por fin encontró el amor – dijeron ambas sincronizadas, mientras que Orestes y Aurion se quedaron de piedra.

Hermanas – dijo Orestes, soltando la mano de Aurion y acercándose a abrazarlas.

Ya Orestes, no tienes que seguir preocupándote por nosotras, alguien nos enseño una valiosa lección sobre compartir – dijo Alejandrea, guiñándole un ojo a Aurion, que les sonrió abiertamente.

Pero… - trato de decir el moreno, ante el milagro que ese día sus hermanas habían decidido hablar.

Hermano, creernos, somos bastante suficientes, aunque seguiremos necesitando tu ayuda, y la de Aurion para crecer – dijo Alejandría, sonriéndole a los dos, sin dejar de tomar la mano de su hermana.

Bueno vamos que estamos deteniendo la fila – dijo Aurion, mientras que caminaban fuera de allí, para poder hablar con mayor libertad.

¿Hermanas, pero por que su silencio? – pregunto Orestes, mientras que ahora estaban en medio de la plaza.

El trauma, hermano – respondieron ambas.

¿Pero por que ahora? – siguió preguntando el mayor.

Por que en vez de andarnos preguntando acerca de cosas que podemos comentarte otro día, no vas con Aurion a disfrutar de este precioso paseo, por que nosotras tenemos ganas de ir a patinar – respondió Alejandrea, que era la que había nacido primero y al parecer tenia un carácter bastante fuerte a pesar de solo ser una pequeña niña, mientras que Alejandría ahogo una risilla dejando a Orestes boquiabierto.

Pero… como lo saben – dijo Orestes.

No hay que ser un genio para darse cuenta de cómo se babeaba el uno por el otro – dijo Alejandría, tomando la mano de su hermana y saliendo camino a la pista de hielo.

Esperen… - trato de decir el moreno, pero Aurion le detuvo.

Por que no dejas que se vayan ellas, solas no te preocupes estaremos de cerca viéndolas – le aseguro Aurion, que paso su mano por la cintura del moreno y abrazándolo por la espalda.

Esta bien – dijo Orestes nuevamente rojo como un tomate.

Ahora no tienes excusas, para rechazarme después de todo lo que me dijiste, así que a partir de hoy seremos pareja – dijo Aurion, aun temiendo un posible rechazo del moreno.

Esto definitivamente es un milagro, ya que tuve lo que desee esta navidad – agrego sonriendo y dándose la vuelta para besar a Aurion suavemente.

Seguiremos así, hasta donde queramos – dijo Aurion, disfrutando del corto beso.

Contigo, iré hasta el final – repuso Orestes, abrazándose mas aun al castaño, ya que sentía después de tanto tiempo su vida completa.

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