Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dos de Corazones por Ame_Chan

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Nuevo proyecto =P es sobre la vida de Roxas y Axel en la organización XIII antes de los sucesos de el KH2. Puede contener spoilers, asi que estan avisados.

 ¡Disfruten, y dejen reviews!

Notas del capitulo: Prólogo: La nada

Dos de Corazones


Disclaimer: Los personajes usados son propiedad de Square Enix / Disney.

______________________________________________________________

 

 

Rondar por la oscuridad no es nada divertido. ¿Imaginas el mirar hacia todos lados, y no ver absolutamente nada? Pero, ¿Y si jamás hubieses visto nada?

 

¿Y si en realidad no existieras?

 

Pero ahí estaba; envuelto en un manto de tinieblas y sabiendo que vivía a pesar de no ver mas allá de la nada. Así había sido siempre, y tras vagar por infinitos mundos de negrura se dio cuenta finalmente de que su existencia era la nada.

 

Pero entonces, ¿Por qué tenía un cuerpo? ¿Y por qué podía moverse, tocarse y oír su respiración pausada?

 

¿Por qué existía?

 

Solo conocía dos cosas. Su nombre era Roxas y tenía voluntad propia.

 

Y entonces, al pensar que su existencia era vana, una luz apareció frente a el. Roxas cerró sus ojos. La luz lo lastimaba.

El ser de luz se acercó al cuerpo hecho un ovillo en el suelo, que cubría su rostro del intruso a su monótona oscuridad. El extraño hizo un ruido de exasperación con la lengua.

Roxas se atrevió a asomar un poco a través de sus dedos, y pudo distinguir una figura. Alzó una mano, y la posó en la mejilla del intruso, recorriendo todo el rostro a la par que se palpaba el suyo.

 

Era igual a el.

 

Roxas se incorporó. Vio que la luz naranja provenía del hombre. Ladeó un poco la cabeza mientras seguía tocando el cuerpo del extraño y se tocaba a si mismo. Sí, era definitivamente igual a el.

Vio entonces con fascinación que la persona enrojecía y separaba la mano de Roxas de su cuerpo.

 

Roxas formó una sonrisa.

 

-Mi nombre es Roxas.

 

-El nombre es Axel; A-X-E-L. ¿Lo captas?

 

Lo captaba. El era Axel y venía a sacarlo de la oscuridad.

- - - - -  

 

 

 

Es raro como pueden cambiar las cosas tan rápido; también, como el tiempo pasa tan daspacio. Es como cuando deseas que sea la hora de salida de el colegio. En cuanto más ansías el repicar de la campana que anuncia la libertad, más se aferran las agujas del reloj a permanecer en su sitio.

 

Cambio y tiempo. Dos cosas que van de la mano pero se repelen constantemente.

 

Roxas sentía que ambos habían cruzado en el camino de su vida, haciéndolo tropezar, caer, y darle un peso de plomo para que no pudiera levantarse.

Y precisamente, ese peso plomo es el que siente el rubio al estar en el centro de aquella habitación tan rara. No parecía haber piso visible, y sin embargo sus pies tocaban algo que lo hacía flotar en el centro del lugar. Muy por debajo de el, un símbolo extraño estaba grabado.

 

Roxas escudriñó a su alrededor. Doce pilares se alzaban desde muy debajo de sus pies, y a su altura se transformaban en tronos del mismo color de la habitación. Los respaldos de las sillas eran altos, y cada uno mostraba un símbolo grabado en relieve.

Todos los asientos estaban colocados a distinto nivel.

 

Cada butaca tenía a un integrante sentado en el. Todos, vestidos con la monocromática toga y la capucha puesta.

 

El rubio miró al trono más alto. Parecía ser el del jefe del lugar.

 

-Buen trabajo, Axel. Por fin lo encontraste.- La voz burlona de una mujer resonó en la habitación, y el comentario hizo que el chico se pusiera en guardia. Aún no comprendía como se había dejado arrastrar por Axel, mucho menos comprendía que querían con el. Agradecía el haber sido sacado de las tinieblas, pero la inseguridad aún era su compañera. Todo era nuevo para el, pero a la vez es como si los conocimientos hubiesen llenado su cabeza en un segundo.

 

Conocía el lenguaje, las necesidades y los deseos.

 

-Cállate, Larxene- Roxas pudo captar la voz del sujeto que lo había traído, e inexplicablemente, sintió un dejo de alivio.

 

-Pero qué maleducado, señor de las Llamas Bailarinas- esta vez, una voz masculina y con un dejo de dulzona malicia, se hizo resonar. La mujer rió. Axel se limitó a hacer un ruido con la lengua.

 

-Nee, ¿Qué no es ‘El Torbellino de las Llamas Danzantes?’, Marluxia?

 

-Déjalo, Demyx. El señor florecita no tiene la capcidad de memorizar las cosas...

 

-¡¿Pero qué dices, Ax..?!

 

-¡SILENCIO! – Roxas se sobresaltó. El potente grito aún retumbaba en la habitación, y solo quedo el sonido de las respiraciones contenidas de los demás. – Axel, haz el favor de controlarte. Marluxia, Larxene, cálmense. Y tú, Demyx, simplemente cállate. – Los mencionados se miraron con odio entre ellos, excepto uno que se limitó a bajar la cabeza mansamente. Por un curioso instante, el rubio tuvo unas ganas incontenibles de reír. Se calló a tiempo al oír la voz potente de nuevo.- Bueno, Axel. Buen trabajo. Ya somos trece en la Organización, lo cual hace un número muy positivo, y…

 

-¡Un momento!- Exclamó Axel. Odiaba cuando Xenmas tomaba decisiones apresuradas. - ¡El chico ni siquiera ha dado su opinión! ¡Ni siquiera sabe…!

 

-¿De qué hablan todos ustedes?- dijo entonces Roxas, más confundido que nunca. Al parecer lo querían para unirse a algo; pero ¿por que el? - ¿Podría alguien explicarme para qué me quieren ustedes, y por que estoy en este lugar? Y, por cierto, ¿Dónde estoy?

 

El hombre de la silla más alta miró a Axel, el cual suspiró cansinamente. Se bajó entonces la capucha. Los demás le siguieron, y entonces Roxas pudo mirar los rostros de los integrantes de la sala.

 

-Verás, Roxas. Nosotros… Demonios, Superior, ¿De verdad tengo que contarle todo yo? Usted es el jefe, debería…

 

-Calla. Tu lo trajiste, tu le explicas todo.- Atestiguó el llamado Xenmas, el cual era un hombre moreno, de rasgos finos y cabello plateado. Sus ojos claros denotaban enojo.

 

-En fin… somos una Organización, cuyo objetivo es… bueno… primero que nada, somos Incorpóreos.

 

-¿Incorpóreos?- Roxas no comprendía esto. ¿Cómo podían ser incorpóreos si todos ahí tenían un cuerpo? Se percató entonces de que Axel daba otro suspiro, resignado.

 

-Esto va a ser muuuy largo….

 

 

Roxas aprendía rápido. Captaba todo a la primera, y no se sorprendió mucho al saber que no tenía corazón. Supo entonces que su vida, o media vida, fue otorgada gracias a un corazón fuerte; el corazón de su Corpóreo.

 

También entendió lo que eran los Sincorazón, y que su Corpóreo se había transformado en uno. Así nacían todos los seres como el. Los incorpóreos.

 

Por ende, comprendió que no tenía corazón, y por lo tanto, no tenía sentimientos.

 

-Así que… soy un Incorpóreo…- Roxas se miró el cuerpo por primera vez. Lo había palpado muchas veces, pero nunca visto en si. Estaba desnudo, pero curiosamente eso no sobresaltaba ni a el ni a nadie. Quiso mirar su rostro, imaginando como sería y si se parecería al de Axel. Sonrió. - No tengo corazón.

 

-Ninguno aquí lo tiene, Roxas.- contestó Axel, devolviéndole la sonrisa.

 

Se hizo un silencio un tanto pesado mientras ambos hacían la mueca. Xenmas carraspeó.

 

-Comprendo que tendrás una sed terrible de información, así que, Zexion…- el Superior miró a un joven de cabello azul, más largo de un lado y que le cubría casi toda la cara. Estaba cruzado de brazos y tenía cara de ligero desinterés.- te encargo el cuidado de Roxas. Instrúyelo y….

 

-¡NO!

 

Todos miraron hacia abajo. Hasta Xenmas se sobresaltó. Roxas lo miraba con enojo.

 

-¡Yo quiero estar con Axel! – el chico miró la sorprendida mirada del mencionado – El me encontró… ¡Quiero estar con el!

 

-Escucha, Zexion podrá otorgarte más información que este…

 

-Ya lo oíste, Superior- atajó Axel. Alzó la palma de su mano frente a el y creó un portal de oscuridad. Se introdujo a el y reapareció al lado de Roxas. Le rodeó con un brazo. – El chico quiere estar conmigo, así que no veo mucho problema. Sobre información y eso, ya nos las arreglaremos. Memorizo rápido, ¿Sabe?- Axel sentía que había hablado mucho, pero no podía dejar de sentir una satisfacción extraña y mantener la estúpida y confiada sonrisa en sus labios. Miró el rostro del chico. Los orbes azules le daban las gracias.

 

-Pero… ¡Bah, hazte cargo, Axel! ¡Ya que! ¡Luego no te quejes de que te puse de niñera, que te ofreciste solo! – cortó Xenmas, masajeándose las sienes. A veces no comprendía a los demás. ¿Qué querían? ¡Era un Incorpóreo! – Doy por terminada la reunión. Váyanse por ahí.

 

Todos los presentes dieron un suspiro de alivio. Odiaban las reuniones con Xenmas, pero que se le iba a hacer. Creó cada uno un portal de oscuridad, y bajaron al suelo. Una puerta se abrió, y el acceso al castillo Oblivion y hogar de los Incorpóreos se tendió frente a ellos.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales: CONTINUARÁ...

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).