Llevamos ya bastantes días andando alumbrados por la luna como viles fugitivos o prófugos de la justicia y la verdad es que ya estoy harto.
- Rain, ¿por qué no andamos por el día y así aprovecho para entrenar?-le dije con dulzura a ver si se ablandaba.
- Puedes entrenar por la noche.-me contestó enroscándose sobre sí mismo para dormir ya que eran las ocho de la mañana.
- Ya, pero con tanta oscuridad no se como he dibujado la runa o si ha salido bien.
- Aprende a ver en la oscuridad.-intentando darme un zarpazo para que me callara.
- Pero eso no ayuda para nada a mi objetivo, además ¿qué te cuesta?
- Por el día es peligroso.
- Yo creo que más bien es al revés- repliqué levantándome y empezando a zarandearlo suavemente.
- Bueno, pero si nos asaltan dales todo el dinero sin rechistar- objetó levantándose y sacudiendo un poco su pelaje.
Empezamos a andar, preferí dejar que se le pasara el reciente enfado un poco antes de volver a la carga. La verdad es que por muy protector mío que sea si se enfada realmente da bastante miedo, en esos momentos no distingue entre amigo o enemigo, solamente me distingue a mí y no es cuestión de que pase cerca un pobre hombre y acabe en su estómago. Él dice que es mejor reaccionar así a como yo lo hago, simplemente en esos momentos, sonrío y lloro al mismo tiempo, es mi forma de descargar las emociones que me conmocionan o superan, llorando.
- Oye Rain, ¿tú sabes como hacer que llueva?
- Si.
- ¿Me enseñarías?- le pregunté ilusionado y juntando las manos.
- Jamás.-mi ilusión murió.
- ¿Por qué?
- Porque luego querrás que te enseñe a hacer que nieve.
- ¿Qué tiene eso de malo?
- Acabarás loco o algo por el estilo.
- Oye, que es solo lluvia no la peste.
- Solo te acompaño a conocer mundo, si querías estudiar haberte quedado en la torre.
- Vamos, que la otra respuesta no era más que una excusa para justificarte.
- Exacto.
- Venga, porfa.
- No.
- Si me ayudas prometo no acercarme a ninguna persona, animal o cosa,- le dije cruzando los dedos tras de mí rogando porque no se percatara.
- Tampoco tiene mucha dificultad, haces la runa que simboliza el agua cruzada por la nube, concentras magia y punto.
- No se, como lo dices parece muy sencillo, pero pasó lo mismo cuando me dijiste como hacer una barrera sencilla que puede ser atravesada prácticamente por todo y acabé explotando una sala entera.
- Eso es porque eres muy torpe y un negado.
- Gracias por lo que me toca.
- No entiendo esa fascinación tuya por la magia blanca, a lo mucho que puedes llegar por ese camino es a ser el perrito curandero de un mago negro o alquimista.
- Me gustaría ser útil a mi modo.
- Eras útil donde estabas.
- No lo era, no quiero formar parte de una mentira, quiero ser reconocido por mis méritos.
- Inténtalo, intenta hacer el dichoso hechizo, si no lo consigues volveremos a la torre.
- Si me pones bajo tanta presión no podré-repliqué lloriqueando.
- Supuestamente todo lo que aprendas será aplicado en una batalla, y la muerte es una presión mayor.
- Ok, lo lograré-le respondí sonriendo y ladeando un poco mi cabeza- aunque…hay un por aquí cerca hay una villa…
- ¿Y tú como lo sabes?-me miró suspicaz, seguro pensaba que yo me había estado escapando durante el camino mientras el dormía.
- Antes de salir, cogí un pequeño mapa que guardaba mi madre, esa villa estaba rodeada y traía un pequeño librito con un mapa de ella.
- Hazlo ya-rugió impaciente-déjate de estúpidas excusas, cuanto antes fracases, antes volveremos, tal vez ni noten nuestra ausencia.
Tomé aire con decisión, decidí dibujar por mi mismo los símbolos, no fuera a ser que no salieran bien de un golpe en el suelo y Rain dijera que eso era una muestra de que no estaba preparado para el exterior. Bueno, el dibujo no era lo mío y se podría deducir a simple vista al observar los círculos que envolvían ambos símbolos, deformes y nada parecido a un círculo verdadero. El tigre ya me miraba con una sonrisa triunfante bailando en sus labios, yo de ser él hacía rato me habría mofado de mí mismo. Me pose sobre lo anteriormente pintado en el arenoso suelo y intenté concentrarme, debía conseguirlo, por mi orgullo y libertad.
Pasó un minuto, no ocurría nada, el viento soplaba arrastrando las hojas, el sol brillaba pero sin obsequiarnos con su calor y no caía una sola gota de lluvia, ni siquiera un ruido, algo que indicara lo que se había llevado a cabo. Rain soltó una carcajada disfrazada de rugido, pero antes de poderse escuchar una segunda, una fina gota cayó sobre su nariz, fue mi turno de sonreír por dos razones, la primera que había pasado la prueba y la segunda que, en realidad me encanta el agua. Cuando era pequeño salía al pequeño balcón de la torre y no entraba hasta que estuviera lo suficientemente mojado como para que él me arrastrara hasta el lado de la chimenea y me tiraba una toalla.
- En la guía pone que hay un lugar con casas de bella arquitectura.
- Lo que digas-gruñó por lo bajo- cuando entremos no me hables, sería sospechoso.
- Claro, ya lo se-por una vez en mucho tiempo, desde la muerte de mi madre, me encontraba realmente emocionado y excitado ante la idea de que un mundo entero al que jamás se me había presentado, se abría ante mí para dejarme desenterrar todo sus secretos.
Todas estas fantasías se derrumbaron al ver el “bello” lugar, estaba derruido, entre algunas masas de piedra crecían pequeñas flores silvestres, desafiantes ante la destrucción existente bebían el agua que yo había creado, una fina llovizna, pero parecía bastarles con eso. Me horrorizaba, casi podía ver los cuerpos atrapados bajo los escombros, los niños llorando por sus padres, intentando inútilmente detener sus débiles vidas, sangre y desolación es lo que allí se respiraba y sentía. Mi pecho se oprimió con fuerza.
- Si tanto te afecta un simple lugar solo te queda matarte. –de entre la ropa apareció un chico más o menos de mi edad con un libro bajo el brazo.
- ¿Cómo puedes decir eso?¿no sientes el dolor?
- El dolor hace débil a los más fuertes, la vida es efímera, si no los humanos nos acabaríamos aburriendo de ella como de otros placeres y eso es algo que hay que aceptar.-era frío, sus palabras no expresaban nada salvo que así lo pensaba realmente.
- No tienes corazón, este no es el lugar que buscaba…
- Es el lugar que buscas, esa guía es de antes de la inundación-susurró en mi cara, había avanzado hacia mí, sereno, me asustaba, su aura me aterraba.
- ¿Me ayudarías…a llegar a una posada?-murmuré, bastante bajo pero audible, algo me decía que ninguna persona podría ser así de verdad, que era una máscara, que aunque sus pensamientos fueran tan oscuros no era cruel hasta el punto que yo imaginaba.
- ¿Qué me ofreces?
- No tengo mucho…
- Entonces no me conviene-dio media vuelta, pensaba irse de verdad.
- Algún día, cuando encuentre a un maestro apropiado, seré un gran mago blanco, entonces te lo pagaré.
- ¿Puedo estar seguro de algo futuro?-más bien se lo preguntaba a si mismo o era muy cínico-Te pido algo simple, llévame hasta un verdadero maestro, fuerte y reconocido.
- Te llevaré y protegeré, seremos compañeros y podrás romper esa cruel máscara.
- No se de que me hablas, sígueme- me ordeno empezando a caminar, tuve que correr un poco para poder alcanzarle, no me esperaba y creo que eso sí que va en su personalidad.