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Leyendas de las seis tierras por Ayumi

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Notas del capitulo:

Agradezco a Celeste SAKUYA y Rushia sus reviews, y a todos aquell@s que leen esta historia

 

Ya es muy tarde, la suave luz de un candil ilumina el camino empedrado que conduce a mi casa. Mis pies pesan como el plomo, mas mis paso son gráciles y elegantes, como he de ser en todo momento, perfecto, inmaculado, etéreo, irresistible, un ser casi  angelical, una personalidad imposible al fin y al cabo. Como las máscaras de amabilidad que muestran los humanos para ocultar su propio ser, la envidia que les corroe, el mal que en ellos anida o la avaricia que les corrompe el alma. No existe ser perfecto ni inmaculado, siempre habrá manchas negras en las almas de aquellos que viven, pues esa es la razón de la evolución, las personas inocentes y buenas son pisoteada por otras, criticadas a sus espaldas por sus supuestos amigos.

 

Nunca he confiado en la fuerza, en parte porque carezco de ella y la mayoría porque está muy condicionada. Depende de las heridas, el cansancio, la edad e incluso del estado de ánimo. Mientras que la sabiduría siempre perdura, el tiempo no hace mella en ella es más, la aumenta. El sabio vence al fuerte, mas el fuerte no acaba con el sabio. Por lo tanto la espiral del verdadero poder no se centra en el fuerte como todo el mundo piensa, se centra en aquel que tiene más conocimientos y sabe utilizarlos.

 

Las mismas palabras confunden con su significado oculto, eso es lo que ocurre en la magia y la alquimia. Nunca debes dejarte llevar por una palabra ni su aparente significado, para llegar a ser alguien debes llegar más allá y las podrás usar sabiamente. Ver más allá de las personas es algo que he aprendido gracias a mi trabajo, así se cuales son sus puntos débiles y como puedo manipularlas a mi antojo. Para mí ellos no son más que simples juguetes, de los que cuando me aburra desecharé sin el más mínimo remordimiento.

 

Ya estoy cerca, desde aquí puedo percibir el desagradable olor a pescado que inunda el callejón donde está mi casa, solo costa de baño, cocina y un dormitorio con dos camas, la mía y la de Riona que, extrañamente no he podido quitar. La decoración allí es nula u las paredes están salpicadas de humedades y desconchones. La verdad no necesito mayor comodidad, así que veo una tontería gastar mi dinero en algo más que libros y otros útiles.

 

Entró, suelto el candil en la pequeña mesa de la cocina y lo apago. Algo que aprendí al poco tiempo fue a ver en la oscuridad, muy cómodo he de decir. Las personas más distinguidas tienen algo parecido a la electricidad de la que se habla en los libros sobre otras dimensiones, un invento alquimista del que suelen presumir. Son como cerdos que se sientan esperando ser cebados a base de su dinero, hasta que llegué el día de la revolución cuya sombra se siente cada vez más cercana y todos ellos acaben como simples vagabundos sin ese honor del que se jactan.

 

Siento como mis párpados se cierran sin consultar a nada, solo me da tiempo a llegar a mi chirriante cama y tirarme sobre ella esperando que mañana sea un buen día.

 

El sol me despierta inundando toda la habitación, siempre odie esa extraña fijación de Riona sobre la luz, sobre todo cuando me enteré de que las paredes estaban hechizadas de tal forma que esta entrara en la casa por el día. A pesar de que haga sol el ambiente está bastante helado, el frío se clava en mi piel como pequeñas agujas.

 

Hoy no tengo ganas de entrenar, tal vez lo mejor sería que fuera al barrio destruido a leer el nuevo libro sobre los escombros de alguna casa. Estas se vinieron abajo después de una gran tormenta que arrasó todas las cosechas y destruyó viviendas y tejados. Con solo ver el cielo estoy seguro que no lloverá, las personas que llevamos años en este lugar podemos predecir más o menos el tiempo que hará.

 

Es bastante temprano, por la calle solo se ven pescadores, vagabundos, furcias y algún que otro viajero que no tendría dinero para hospedarse en ningún lugar. Coloco el libro bajo mi brazo y me dirijo a mi destino tranquilamente, por el camino compro un pequeño bollo de pan para desayunar.

 

Me encanta este lugar, en el se respira el olor a muerte y desolación, es lúgubre y silencioso, y allí reposa su belleza para mí, en que representa todo lo que yo anhelo representar. Las piedras derruidas cuentan historias para todos aquellos alquimistas que se acerquen a escuchar, de eras pasadas y grandes señores. Es en lo único en lo que los envidio, en poder comunicarse así con la materia inerte.

 

Llevo ya más de dos capítulos leídos sobre el apasionante mundo de la necromancia cuando algo interrumpe mi lectura, una pequeña y cristalina gota a caído sobre la hoja. Cierro el libro para evitar que se deteriore y veo que cada vez caen más.

-         Que raro, juraría que hoy no llovería…

   
Notas finales: dejad reviews que son gratis y estamos cesca de reyes

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