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¿Qué sucede Sasuke?
-Prepárate Naruto
¿Por qué no continuas?
-Con tu muerte tendré el poder de terminar mi venganza.
¿Remordimientos, quizás?
-Nos vemos en otra vida, Usuratonkachi.
No puedes Uchiha, tú no puedes matarme, careces del poder y el ansia de hacerlo. Tu mente aún es débil, por lo tanto en este encuentro gano yo.
-¡Defiéndete!
¿Te asusta saber qué me partirás en dos con esa espada de la que tanto alardeas? Tranquilo, nadie te recriminará el haberlo hecho, yo soy el monstruo de Konoha. El demonio. Ellos me temen. Temen a mi poder, que me descontrole y se desate, sin suponer que ese poder del que tanto se protegen, me pertenece. Yo ya no soy Naruto Uzumaki, pero tampoco soy el Zorro de nueve colas.
No.
Yo evolucioné.
Es por eso que no me pongo en posición de ataque, y espero que adoptes la postura que más te acomode. Puede que te sorprenda mi actitud pasiva e inactiva respecto a tu acercamiento. Mas no temo de la muerte, no cuando hemos firmado un pacto, tu mismo me has condenado y por ello tu conciencia te acecha.
-¡Habla de un maldita vez, dobe!
¿No eras tú el que se quejaba de qué hablaba mucho? La vida esta llena de inconformistas, no pueden apreciar algo sin encontrar un detalle, un error, y lo desprecian. Tus gestos se tornan desesperados al ver como recibo cada uno de los cortes de tu katana limpiamente. Mi ropa se convierte en jirones y mi piel comienza a sangrar, estás ganando terreno y eso te asusta.
A mí me emociona.
-Kuso…
¿Te rendiste ya?
Se te acaban las oportunidades.
Llevas tres, una más y yo contraatacare. A diferencia de ti, yo no temo si acabo con tu pulso, yo no lloro si tu sangre corre entre mis manos. No, ya no hay sufrimiento, dolor ni soledad, dentro de mi cuerpo se esfumaron los sentimientos. No sé cómo, no sé por qué, ahora no me importa. Tus manos aferran con mayor fuerza tu espada, inservible a mi parecer, dejando tus nudillos blancos de la presión.
¿Te pongo nervioso?
-¡¿Te estás riendo de mí, maldito kitsune?!
Frente a mi no se encuentra el mismo Sasuke Uchiha que vi por última vez. Se encolerizó por la tenue sonrisa que apareció en mi cara, parece que su entrenamiento no sirvió de mucho, el mío, trajo un cambio descomunal. Se está dejando llevar por las pequeñas distracciones que le impongo, de momento tengo cerca de tres puntos vitales a mi alcance, mientras él sigue atacando sin punto fijo.
Como cambian las tornas.
No hemos intercambiado una palabra en estas horas de la “pelea”, yo recibo tus ataques y tú me gritas. Pero esto no seguirá por mucho, el deseo de sangre sigue latente, me nubla la visión y comienzo a ver rojo. La voz profunda de mi Bijuu me recuerda lo escasa y sabrosa que es la sangre Uchiha; comentario idóneo a la sarta de imágenes que arroja, la mayoría de mi ex compañero destrozado entre mis garras.
-¡Sasuke-kun!
-¡Naruto!
Mis fantasías son detenidas por la inconfundible voz de los de nuestra aldea. No puedo evitar que una sonrisa ansiosa decore mi rostro, esa tonta Obaa-chan me acaba de dar a sus mejores ninjas en bandeja de plata, y no lo voy a desperdiciar. Más tarde debo recordar agradecérselo.
Estoy enterrado en un conjunto rocoso por el último ataque que me envió Sasuke-teme, no pueden verme hasta que me levanto de manera pausada, como si nunca hubiese recibido un golpe directo de un aprendiz de uno de los sannin.
-Por órdenes de la Hokage, quedas arrestado…
Esas palabras me llegan vagas, estoy mas concentrado anotando una lista mental de cómo voy a aniquilar a mis compañeros. Los clasifico por su tipo de chakra, altura, color de pelo, medidas, etc. Se interrumpen al notar el leve movimiento que hace el agua bajo tus pies.
Estás temblando, de que temes…
No pasa nada fuera de lo común cuando se encuentran con traidores a la aldea, se leen tus cargos, te esposan y luego te llevan en caravana. Creo que lo pasaron en la academia. Tampoco te van a enjuiciar en esa aldea, fuiste perdonado en el momento que pusiste un pie fuera de los terrenos.
…Yo estoy a tu lado.
-…Naruto Uzumaki.
Sé que esto significa un adiós definitivo. Me serviste como ejemplo, me juré a mi mismo que nunca iba a permitir a otra persona morir por mi culpa, yo siempre cumplo mi palabra, no van a morir por mi culpa, yo me encargaré de matarlos con mis propias manos.
Echo una mirada panorámica a los Jounins y ANBU’S que de dispersan bloqueando todas mis salidas. Preparando sus jutsus más potentes, alistando sus sellos paralizantes. Algunos dándose ánimos que perdieron en el trayecto, recobrando la esperanza para enfrentarse al Jinchuriki más fuerte y poderoso de los nueves que han existido; más de uno retrocedió unos pasos con las rodillas temblando por el miedo, rezando por sus almas y vidas. Con el firme propósito de volver a casa y disfrutar de otro día más de vida, gravado con fuego en la mente.
Como si eso fuese a servir de algo.
-No tienen porque tenerme miedo, ni que los fuese a comer’tebayo.
Ironía bañaba cada palabra, que se deslizaron por mi paladar, cual agua por el cristal. Dejándome un gusto dulce y muy agradable.
Goce.
Al ver el rostro contraído de terror de varias personas y saber que no se podían mover, porque sus extremidades se negaban a responderles. Entre ellos mis amigos, asustados por el cambio “repentino” sufrido en mi; y tú, tu cara permanece inexpresiva, pero tus ojos no pueden mentirme, estás decepcionado, dolido y confundido.
Muy confundido.
Seguramente planeaste encontrarme aquí, reviviendo viejos tiempos, y atraer al Akatsuki a nuestra posición. Tus planes cambiaron de rumbo en el instante que no grité ni luché por tu regreso. Yo no venía por ti, simplemente te cruzaste en mi camino; fue un encuentro ventajoso por las dos partes, para tu venganza y para mi juego.
-Lo lamento Naruto-kun, pero debe acompañarnos. Si se niega…—comenzó un discurso Rock Lee, en su típico mono verde, con la expresión más seria que le he visto en mi vida.
-Si me niego, ¿Qué?—No puedo evitarlo, a esto ha llegado a afectarme mi pasado. Borde, frió, sarcástico, todo un Uchiha, mi única diferencia. Ellos no se comparan conmigo, en poder y grandeza— ¿Me matarán?. ¿Me llevarán a la fuerza como lo intentaron los otros grupos?
Es una advertencia, y de esas solo hago una. Todos ustedes me dan lo mismo, si los mata la peste, si los mata un ninja, si se los come un zorro…
No me importan, nada.
Nací solo, en medio de la soledad, la crueldad de la guerra y el dolor de la misma. Crecí solo, sin padres ni amigos, repudiado y atacado incansablemente todos los días, sin importar que fuese un niño. Me formé solo, con falsos amigos y amor, personas de doble cara, que sólo consiguieron que me hundiera más.
Puedo soportar vivir solo, esta vez, sin nadie a mi lado. Sin nadie que me limite, tema o dañe.
Podré vivir. Y conseguiré el respeto que siempre quise, si no es a base de admiración…
…será de miedo.
Dolor, miedo y oscuridad.
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