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Un día de entrenamiento por Thiara

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Notas del capitulo: Espero que os guste. :D Quiero agradecer a Marfil que me haya puesto una sección de Eyeshield :_D Estoy muy feliz :D Gracias :D
El sol brillaba sobre el campo de fútbol americano del instituto Deimon. Hacía un día estupendo y la temperatura era adecuada. El timbre que anunciaba las entradas y salidas del instituto resonaba por encima del campo, expandiéndose por el cielo. Hiruma y Kurita entrenaban pases y bloqueos. Se respiraba un aire tranquilo y fresco, pero se acercaba la fecha del partido entre los Devil Bats i los Kyoshin Poseidon. Los otros miembros del equipo estaban en sus respectivas aulas, atendiendo a la explicación del profesor, pero Hiruma y Kurita habían decidido saltarse sus clases, ya que era el último año que podían permanecer en el equipo de fútbol americano del instituto y querían hacerse más fuertes y mejorar todo lo posible. En realidad, no eran los únicos que hacían novillos, Jumonji, Kuroki y Togano estaban en el tejado del instituto, tumbados, mirando el cielo. - Huuh… - ¿Qué pasa, Jumonji? - preguntó Kuroki. - ¿No creéis que deberíamos hacer algo más que estar aquí tumbados? - ¿Huuh? - ¿Huuuuuh? - Estoy cansado de que todo el mundo nos llame basura. - ¿Quién se atreve a llamarnos basura? – se sobresaltó Kuroki. - ¡Quién sea que lo diga, le partiremos los huesos! – contestó Togano. - No es QUIÉN lo diga sino lo QUÉ digan. ¿No lo veis? Nos tratan como escoria, como la basura de la sociedad. ¿Queréis quedaros de brazos cruzados mientras esos idiotas siguen burlándose de nosotros? Tenemos que hacer algo, pero la mejor manera no es la violencia. - ¿Y qué pretendes que hagamos, Jumonji? – preguntó Kuroki. - Tenemos que hacernos valer. Se darán cuenta que no somos escoria, les haremos morder el polvo. Tenemos que esforzarnos al máximo en el próximo partido para hacerles ver que podemos ser útiles y necesarios. - ¿Tú crees que ésta es la mejor manera de reafirmarnos? – dijo Togano. - No hay otro camino, tenemos que aprovechar esta “oportunidad”. - Bien. ¡Vamos! ¡Les machacaremos! – gritaron a la vez Togano y Kuroki. Los tres hermanos Huuh bajaron decididos del tejado del instituto Deimon y se dirigieron al campo de fútbol americano. Kurita y Hiruma seguían entrenándose duro. - ¡Vamos, maldito cerdito! ¡Ataca más fuerte, ese placaje no llega ni a la mitad de tu capacidad! - ¡Funnuraba! Hiruma lanzó el balón con todas sus fuerzas, atravesando el campo, hasta aterrizar en los pies de Jumonji. Éste lo cogió y lo lanzó de nuevo hacia Hiruma, que lo atrapó al vuelo. Sin decir palabra alguna, los tres hermanos Huuh colocaron tres soportes, uno para cada uno, y empezaron con sus placajes. Kurita, al verles practicando la defensa, se emocionó tanto que dejó sus ataques y fue corriendo a abrazarlos con lágrimas en los ojos. - ¡Chicos! – gritó – ¡Estoy tan feliz! Venís a entrenaros con nosotros. ¡Muchas gracias!  - No tienes por qué darnos las gracias, Kurita. Tenemos que concentrarnos en el partido contra los Poseidon, así que debemos hacernos más fuertes para poder derrotarles. Hiruma rió por lo bajo mientras seguía entrenando. Los cinco chicos se esforzaban en hacerse más fuertes, pero no sabían que había alguien más que no estaba en clase y les observaba desde un oscuro rincón. Komusubi no quería acercarse al campo. Hacía varios días que estaba preocupado. Desde el encuentro con Mizumachi, un componente del equipo de los Kyoshin Poseidon, estaba acomplejado. Mizumachi era un chico muy alto, y por tanto, tendría una considerable ventaja en el partido. Komusubi nunca se había preocupado de su altura, ya que siempre pensó que tenía mucho tiempo por delante para crecer y hacerse fuerte, pero desde que Mizumachi le dijo que con esa altura, lo mejor sería que abandonara los Devil Bats, Komusubi estaba confundido. Miró a su maestro, Kurita, y respiró hondo. Quería seguirle, estar a su lado, aguantando en la línea de defensa, pero era tan pequeño. ¿Cómo podría ayudar y apoyar a Kurita con ese cuerpo tan insignificante? No tenía posibilidades de derrotar a un gigante de dos metros…  Kurita se percató de la presencia de Komusubi y fue corriendo hacia él, pero éste se dio la vuelta y escapó. Kurita le seguía, gritando su nombre pero Komusubi no tenía intención de pararse. No quería que su maestro le viera en esas condiciones. Él tenía que ser fuerte y no mostrar ni un ápice de debilidad delante de Kurita.  Komusubi llegó hasta la orilla del río y se detuvo, ya no podía correr más. Kurita, respirando fatigosamente, le atrapó. - Ko… Komusubi… ¿Qué…Qué te pasa? – le preguntó Kurita. Komusubi no le dijo nada, no quería que su maestro descubriera su debilidad., no quería parecer débil a los ojos de Kurita-sensei. - Komusubi… Kurita le miraba inquieto. No sabía qué le pasaba a Komusubi. Éste levantó la mirada y vio a su maestro, preocupado por él. - Maestro… Yo… soy bajito. No podré luchar. Entonces Kurita entendió lo que pasaba. Los dos se sentaron en la orilla del río, uno al lado del otro. Kurita puso su mano encima la cabeza de Komusubi. - No tienes por qué preocuparte de eso, Komusubi. Tú puedes derrotar a cualquier contrincante que se te ponga delante. Eres un chico muy fuerte, y tu altura no va a impedirte ganar. Komusubi se puso rojo. Su maestro, su querido maestro, confiaba plenamente en él. - Es más – añadió Kurita – Eres estupendo, siempre estás esforzándote al máximo y dando todo lo mejor de ti. Estás a mi lado, luchando conmigo y dándome fuerzas para que pueda sacar todo mi poder. Eres un gran apoyo para mí, una persona muy importante en mi vida. Gracias a ti he conseguido ver que todos podemos conseguir lo que queramos si nos esforzamos. Muchas gracias, Komusubi. Kurita se acercó a Komusubi y le besó en la mejilla. Komusubi estaba confundido y radiante de felicidad a la vez. Su maestro, su querido maestro, le había felicitado, le había dicho que era una persona importante en su vida y le había besado. Komusubi no sabía como agradecerle esas palabras tan dulces. Estaba tan emocionado, así que se lanzó encima de Kurita y le besó en los labios. Pensó que toda esa gratitud no cabía en un simple beso en la mejilla. Kurita se sorprendió, pero no se opuso al beso de Komusubi. Cerró los ojos y abrazó con ternura el pequeño cuerpo de su discípulo. Los dos pasaron un rato besándose mientras se abrazaban, hasta que Kurita se separó lentamente. - Hemos dejado el entrenamiento tirado, será mejor que volvamos Komusubi. - ¡Ño! Así que los dos, cogidos de la mano, subieron la cuesta del río y se fueron hacia el campo de fútbol del instituto. Mientras, Hiruma había dejado el entrenamiento y se dirigía al primer piso. Abrió de una patada la puerta de la clase de Sena y empezó a disparar por doquier. - ¡TÚ, MALDITO ENANO! ¡BAJA AHORA MISMO A ENTRENAR! ¡Y TÚ TAMBIÉN, MALDITO MONO! ¡YA-HA! Los dos se levantaron rápidamente y sin rechistar y se dirigieron hacia la puerta, pero el profesor les detuvo. - ¿Pero dónde os creéis que vais? Hiruma le miró con violencia.- Eh, viejo bastardo. ¿Tienes algún problema? El profesor se retiró en silencio y dejó que Sena y Monta se fueran a entrenar. Hiruma se dirigió a la clase de Yukimitsu y volvió a entrar como antes. - ¡MALDITO CALVO! ¡MUEVE EL CULO HASTA EL CAMPO DE FÚTBOL! ¡A ENTRENAR! Yukimitsu siguió sus órdenes al pie de la letra, ni siquiera la profesora se atrevió a decirle nada a Hiruma.  Cuando todos estuvieron en el campo, empezaron a entrenar. Hicieron dos equipos: Monta, Yukimitsu, Kurita y Komusubi por un lado y Jumonji, Kuroki, Togano y Sena por el otro. Empezó el partido.  Sena intentó hacer una carrera. Corría por todo el campo con el balón entre sus brazos y concentrado en la zona del touchdown. Kurita y Komusubi intentaron detenerle. Los dos se colocaron delante de él impidiendo que pasara. Sena empezó a correr más. Utilizaría el Devil Bat Ghost para pasar. Corrió y corrió. Pensaba que había conseguido pasar a Kurita y Komusubi pero, de repente, los dos atacaron, desplomándose encima de él.  Kurita y Komusubi se levantaron en seguida. - ¿Te hemos hecho daño, Sena-kun? ¿Estás bien? - ¡Ño, ño! Sena se levantó y se sacudió el polvo de los pantalones. - Sí, estoy perfectamente. ¡Woow! Sois increíbles. Habéis detenido al Devil Bat Ghost gracias a vuestra cooperación. Vuestra coordinación es realmente fascinante. Estoy muy sorprendido. Kurita y Komusubi se pusieron rojos. Los tres rieron, animados, ya que cada vez se estaban volviendo más y más fuertes. Hiruma, escondido tras la puerta del vestuario, rió por lo bajo. - Bien hecho, maldito cerdito. Juntos llegarían a la Christmas Bowl y conseguirían ganar. FIN
Notas finales:

Próximamente: Hiruma x Musashi


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