Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Descubriendo que te amo por Naara

[Reviews - 151]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola a tod@s!

Muchísimas gracias por lar reviews, ayer traté de contestar a varias, pero el servidor no me dejó así que la cosa tuvo que quedar así.

Hoy tengo algo de prisa, así que seguramente no podré contestarlas. Pero mañana las contestaré, si el servidor me lo permite.

Dicho lo cual ya podéis leer el capítulo.

Un abrazo

Naara

 

Al día siguiente abrí los ojos muy pesadamente. Había pasado la mejor y al mismo tiempo peor noche de mi vida.

            La mejor porque había sentido la presencia de Naruto toda la noche a mi lado y eso me hizo sentir feliz, completo como si nada en el mundo pudiera detenerme y la peor porque mi rubio amigo había estado soñando a saber qué porque no paró de jadear y suspirar toda la noche.

            Así que tuve que controlarme y eso no resultó fácil si tenemos en cuenta que a mí Shukaku le dio por insultarme todo el tiempo porque no hacía nada para aliviarme como, por ejemplo, lanzarme en picado contra mi kitsune y que él me correspondiera.

            Me incorporé de la cama, me dirigí hacia el baño que había en la habitación y me duché.

            El agua caliente recorrió todo mi cuerpo y logró transmitirme la calma que tanto necesitaba.

            Salí de la ducha sólo con una toalla puesta pensando que Naruto seguiría durmiendo porque eran las seis de la mañana. Al entrar en la habitación me encontré a Naruto despierto, se había levantado de la cama y había ido hasta la mía para comprobar si estaba allí.

            ¡Por Kami-sama, Naruto si eres capaz de ver a ese pelirrojo y no saltarle encima juro que no tienes sangre en las venas!

            ¿Has visto ese torso? ¿Y esos ojos aguamarina? ¿Eres consciente de que este pelirrojo está buenísimo? Además mira las gotas de agua que resbalan por su torso. ¡Quién fuera gota de agua para llegar al final de ese cuerpazo!

            ¡Agg si tuviera un cuerpo real y no el tuyo te aseguro que el Kazekage de la Arena no se movería en un año completo!

            - ¡Cállate, Kyuubi, ttebayo! - Protestó mi Naruto.

            - Buenos días. - Lo saludé y percibí que mis mejillas adquirían el tono rojo de mi Kanji. - ¿Has dormido bien?

            - ¡Claro que sí, ttebayo! - Naruto se quedó mirándome un rato y yo me estremecí al contemplar sus ojos zafiros que se paraban en cada porción de mi piel.

            ¡Kyuubi, tienes razón es un pecado este Kazekage! Tiene esos ojos que me vuelven loco, y encima el muy desgraciado se presenta con ese perfecto torso delante de mí, después de que por tu culpa me pasará toda la noche soñando con tu técnica del Kyu no Jutsu y con él.

            La verdad, ese teme tiene razón, eres un dobe. Confiésale de una buena vez a Gaara lo que sientes.

            ¿Bromeas? ¡Ya me rompieron el corazón una vez y si es por mí no me lo van a romper nunca más. Jamás me declararé porque sé que al final acabaré solo como siempre.

            Mira, yo no soy quién para decírtelo pero lo haré igualmente. Ese teme era un desgraciado y ahora se ha dado cuenta de lo que perdió cuando te dejó aquí. Ha regresado para descubrir nuevas técnicas contigo y no precisamente de combate... Tú ya me entiendes, el Kyu no Jutsu se quedará en nada como ese teme te cace a solas.

            ¡Bah mejor dejo de hablar contigo! Que luego me paso todo el día con dolor en mis zonas sensibles.

            - Naruto, ¿estás bien? - Pregunté a mi amigo, cuyo rostro había estado cambiando de un carmesí intenso a un pálido mortal durante un largo rato.

            - Kyuubi. - Contestó. - Esto... mejor vístete que te vas a agarrar un resfriado, ttebayo.

            - ¡Es verdad! - Me sonrojé nuevamente al escuchar las palabras de Naruto y deseé que la tierra me tragara.

            Mira, Gaara. Voy a ser muy sincero contigo, si yo fuera tú me quitaría la toalla muy lentamente, haría como que lo hago de forma casual y tardaría eternidades en ponerme de nuevo la ropa.

            Estoy seguro de que si Naruto te ve como Kami te trajo al mundo se te lanza a la yugular y practicamos toda la mañana y no precisamente deporte.

            Shukaku vuélvete a dormir, cierra tus ojos de mapache depravado y déjame en paz.

            ¿Por qué Kami volví a este cuerpo? ¡Es una mojigata! Es peor aún que mi hermanita pequeña.

            Tan sexy y tan imbécil, mira que no dejarse hacer por un rubio de semejante calidad. A mí siempre me gustaron los rubios, ¿sabes?

            De hecho fue por un rubio por quién me volví loco.

            ¿Te gustaban los rubios? Pensé que a los demonios sólo os gustaban los demonios.

            ¿Me escuchas cuando te hablo? ¡Te dije en una ocasión que no siempre había sido un demonio!

            Fui un hombre, un atractivo Shinobi de Suna.

            ¿Eras de Suna? ¿Y eras un Shinobi? ¿Y por qué te convertiste en un demonio?

            Por amor. Me voy a dormir.

            ¿Y ahora quieres dormir? ¡No hay quien te entienda! Cuando quiero que duermas estás bien despierto diciéndome todo lo que debería hacer para que Naruto se fijar en mí y cuando quiero que estés despierto para que me cuentes tu historia dices que vas a dormir.

            Aún no estás preparado para escucharla y yo no estoy listo para contarla. Buenas noches.

            - Gaara, dattebayo. - Naruto en algún momento de mi charla con Shukaku había llegado a mi lado y en ese momento tenía una de sus manos paseando por mi mejilla. - ¿Estás bien, ttebayo?

            - Sí, era Shukaku. - Le aclaré.

            - ¡Menos mal por un momento pensé que te habías vuelto loco, ttebayo! - Naruto sonrió, se separó de mí y resbaló con un charco de agua que había dejado yo al salir de la ducha y se cayó justo encima de mí, con tal suerte que sus labios y los míos se quedaron pegados.

            Al sentir el roce de la boca de Naruto sobre la mía perdí la conciencia del tiempo. Podía sentir sus cálidos labios sobre los míos, podía oler perfectamente el olor de mi amigo que era maravilloso, una mezcla entre chocolate y guindilla, podía percibir su corazón latiendo contra el mío y todos mis sentidos se despertaron.

            Podía escuchar en la distancia las aves volando, incluso mi oído se agudizo y oí como Tsunade daba órdenes a Shizune en la Torre del Hokage, hasta mi nariz llegó el olor del Ramen que estaban preparando en el Ichiraku, como si tuviera un tercer ojo también mi vista se agudizó y pude ver en el interior de Naruto al zorro pelirrojo que sonreía, con el tacto notaba cada partícula de la piel de mi kitsune, su textura suave como de seda y finalmente el gusto. Los labios de Naruto sabían a chocolate y guindilla, tenía el toque perfecto dulce y el broche picante.

            Durante un tiempo indeterminado nos quedamos suspendidos uno sobre el otro. Mi cuerpo exigía más, Shukaku se agitaba en mi interior deseando más, queriendo profundizar en el contacto y sin previo aviso los dos nos separamos al unísono.

            Yo observé a mi rubio que estaba sonrojado y no hacía falta que nadie me dijera que en ese momento mi cara hacía perfecto juego con mi kanji del amor y el color de mi pelo.

            - Yo... - Dijo Naruto avergonzado. - Lo... siento, ttebayo.

            - Ha sido un accidente. - Contesté y sentí que en el corazón se me clavaban mil shurikens verdaderamente afiliados. Las palabras de Naruto me habían devuelto de un golpe a la realidad.

            Sólo yo sentía algo por mí amigo, sólo yo deseaba que ese beso se hiciera más largo, sólo yo había sentido millones de mariposas revoloteando en mi interior. Yo, yo, yo y yo.

            Y por si en algún momento había pensado que mi kitsune podría responder a mi afecto, ahora la verdad había salido a la luz. Naruto estuvo, estaba y estaría siempre enamorado de Sasuke.

            - Gaara yo... - Naruto se sonrojó y yo pensé que finalmente me iba a decir que amaba a Sasuke, pero la puerta de mi habitación se abrió y entraron Kushina y Sakura.

            - Hola hijo, ¿te encuentras mejor?

            - Hola okasan. - Naruto observó a su madre y me pareció ver una sombra de duda y tristeza en su rostro.

            - ¿Has dormido bien?  - Sakura se acercó a mí y me palpó la frente. - Gaara tengo excelentes noticias para ti, hoy te daremos el alta y mañana podrás regresar a Suna.

            - ¿A Suna? - La voz de Naruto interrumpió a su amiga. - ¿Pero ya está bien del todo, ttebayo?

            - Sí, afortunadamente las constantes vitales de Gaara al vuelto a la normalidad y el Kazekage podrá regresar a su hogar en perfecto estado de salud.

            - Pero también puedes decidir quedarte más en Konoha, ¿no, ttebayo?

            - No puedo, tengo responsabilidades. - Expliqué a mi amigo y me sentí aliviado.

 Si me iba bien lejos de Konoha no vería en una larga temporada a Naruto y si eso ocurría puede que acabara olvidando lo que sentía por él.

- Naruto, hijo... ¿de verdad vas a seguir aferrado a ese pasado que tanto te daña?

Tú puedes elegir qué camino tomar. Si tomas el difícil serás infeliz, pero si tomas el fácil tu felicidad no podrá compararse con nada.

- Okasan, por favor, no quiero oír nada, ttebayo. - Protestó Naruto y le dio la espalda a su madre.

Yo me giré hacia Kushina y ella me sonrío con pesar.

- Dije que no era un camino fácil la primera vez que nos conocimos, es un hombre complicado y ninguno de nosotros puede ayudarlo si él no quiere ser ayudado. - Me aclaró y me sonrió.- Aunque yo siempre he creído en el poder del amor.

- ¡Deja en paz a Gaara, ttebayo! - Naruto se puso furioso. - Él sabrá si quiere decirle a Sakura que la ama, ttebayo... - Soltó cabreado.

- ¿A Sakura? - Abrí los ojos hasta más no poder y observé a la pelirrosa que estaba a mi lado y que se había sonrojado al máximo. - Yo no, no... no soy yo el que está enamorado de Sakura. - Expliqué.

- ¡Ay, menos mal! - Soltó aliviada la kuonichi ninja. - Por un instante me había asustado... - Sakura me sonrió. - Me pareces guapísimo Gaara, no me malinterpretes, pero no me gustas como hombre... quiero decir... eres el hombre más guapo que conozco, pero nunca me enamoraría de alguien como tú. Demasiadas obligaciones, demasiadas complicaciones enamorarse de alguien que tiene un demonio en su interior.

- ¡Sakura, ttebayo! - La regañó mi kitsune. - ¡No digas esas cosas tan feas a Gaara, dattebayo!

- Oh, vamos, Gaara sabe que lo quiero y lo respeto. - Contestó ella al comentario. - ¿Verdad?

- Ahora sí. - Le dije. - ¿Te gustaría como cuñado? - Pregunté indiscretamente y la pobre ninja médico se sonrojó muchísimo.

- ¡Buenos días, hermanito! - Mi hermano mediano entró en ese instante en la habitación, haciendo con su presencia que la pobre Sakura se desmayara en el acto y Kankuro se dio prisa para tomarla antes de que diera en el suelo.

- ¿Qué le ocurre a Sakura? - Preguntó preocupado.

- ¿Recuerdas que te dije en la Aldea del Remolino?

- Sí.

- Pues es hora de que lo pongas en práctica. - Kushina sonrió a Kankuro y se giró hacia Naruto.

Nosotros estuvimos un buen rato en silencio, esperando que Sakura abriera los ojos. Cuando las hermosas orbes jade despertaron se encontró con la atenta mirada de mi hermano, que aún la tenía en sus brazos.

- Me alegro de verte. - Kankuro sonrió. - Creo que voy a hacer exactamente lo que me pide el corazón. - Y después de pronunciar esas palabras acercó sus labios a los de Sakura para sellar su boca con un beso. La pelirrosa al principio abrió sus ojos sorprendida, pero pronto sus manos aferraron el cuello de mi hermano y correspondió al beso con mucha pasión. Cuando la necesidad de aire se hizo presente los dos se separaron.

- Te amo. - Soltó sin pensar Kankuro. - Desde que me salvaste la vida, desde que sacaste toda esa cantidad de veneno de mi cuerpo y me diste una nueva oportunidad para vivir.

- ¿Y has tenido que esperar cinco años para decírmelo, desgraciado? - Protestó Sakura y le arreó un golpe en la cabeza. - A una mujer no se le hace esperar tanto, baka.

- ¿Eso es un sí? - Preguntó mi hermano confuso.

- Baka, usuratonkachi, cerebro de marioneta...

- Creo que es un no. - Dijo Kankuro muy triste.

- Es un sí, ttebayo. - Naruto se rascó la cabeza con una mano. - Es que Sakura es muy bruta para decir sus sentimientos, dattebayo.

- ¡Baka! - Sakura se incorporó, pegó un puñetazo a Naruto y luego regresó nuevamente a los brazos de mi hermano. - Oye, Sabaku no Kankuro. - Susurró sensualmente. - ¿Me vas a invitar a una cita o tendré que esperar a tener todo el cabello cubierto de canas?

- Hm... - Kankuro me miró. - Esto, Gaara yo... bueno, hermanito me pierdo. - Kankuro tomó a Sakura en brazos y los dos desaparecieron, dejándonos a Naruto y a mí sorprendidos y a Kushina con una sonrisa en los labios.

- Mis predicciones nunca fallan. - Murmuró orgullosa.

- Así que Sakura estaba también enamorada de Kankuro. - Reflexioné en voz alta.

- Y yo que creí que Sakura y tú erais los que estabais enamorados, ttebayo.

- ¿Yo de Sakura?

Adoro a tu amiga, pero la quiero como cuñada y no de otra manera. Yo estoy enamorado de otra persona.

- ¿Lo estás,  ttebayo? - Me preguntó Naruto. - ¿De quién?

- Yo...

- Me voy. - Kushina se levantó y se alejó de la habitación. - Es hora de aclarar muchas cosas, Gaara. - Después de decir esas palabras la madre de Naruto se desvaneció en una nube de polvo.

- Naruto yo... estoy enamorado de una persona extraordinaria y aunque no me vaya a corresponder creo que es el momento de poner las cartas sobre la mesa.

Yo a quien amo...

- ¡Buenos días, dobe! - Interrumpió el momento Sasuke. - Te he traído ramen.

- ¡Buenos días, Naru! - Sai entró en la habitación con un cuadro. - Lo he dibujado para ti.

Notas finales:

Ejem, sí, yo también he querido matar a Sasuke y a Sai al terminar el capítulo.

Mañana más.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).