Después de varios meses en Suna, Naruto decidió que iba siendo hora de regresar a su aldea natal y hablar con su obachan para pedírle que fuera nuestra madrina de bodas.
Ya habíamos decidido la fecha, sería el 14 de Febrero, día de los enamorados.
Naruto y yo caminamos durante varios días, pero curiosamente el viaje se nos hizo largo y tedioso. Cada dos por tres nos mareábamos y teníamos que tumbarnos a descansar en algún bosque.
Finalmente logramos llegar a las puertas de Konoha donde fuimos recibidos por Kankuro, Shikamaru, Temari y Sakura.
- Bienvenido a casa, Naruto. - Lo saludó la pelirrosa y lo rodeó amorosamente en sus brazos. - Han pasado un montón de cosas desde que te has ido, te tengo que poner al día de todas. - Le sonrió y lo tomó del brazo.
Se quedó mirando para su mano izquierda y vio la alianza que llevaba en ella.
- ¿Os habéis casado y no nos lo habéis dicho? - Preguntó Sakura algo enfadada.
- No, está en la mano izquierda. Sólo significa nuestro compromiso, ttebayo. - Aclaró Naruto. - Cuando nos casemos de forma oficial sólo tendremos que cambiarla de dedo, dattebayo.
- ¡Más te vale! - La pelirrosada sonrió a Naruto y lo arrastró lejos de mí. - Gaara, perdónanos, pero me tengo que llevar a mi amigo para contarle las novedades de la ciudad. - Sakura desapareció y se llevó consigo a mi precioso prometido.
- Bienvenido, Gaara. - Mi hermana Temari me rodeó entre sus brazos y besó mi kanji del amor. - Te he echado de menos, ¿qué tal anda todo por Suna?
- Bastante tranquilo, el Consejo está cuidando muy bien de la ciudad y como nos quedaremos en Konoha cerca de dos meses para preparar la boda he dejado a Matsuri y a un par de personas de confianza en mi cargo.
- Mañana me iré yo para allí. - Mi hermana me sonrió. - Shika y yo ya tenemos todo listo, y como en un mes nos casamos debo ir a Suna para terminar de organizar la ceremonia y el lugar en que se quedaran nuestros invitados de Konoha. - Me explicó ella. - Por fortuna, mi lindo futuro esposo a pesar de ser tan perezoso organiza muy bien las cosas.
¿Verdad, mi vida?
- Tsk, sería problemático no organizarlas porque si no lo hubiera hecho seguro que me lo reprocharías hasta el final de mis días. - Se quejó Shika y se llevó una mano a la boca para cubrir un bostezo.
- Han pasado un montón de cosas en vuestra ausencia. - Kankuro me rodeó en un abrazo y me separó de Temari.
Sakura y yo estamos prometidos, aún no tenemos fecha de boda, pero nos casaremos y ella vendrá a vivir a Suna, mientras Temari se queda en Konoha.
- Enhorabuena, me gustará mucho tener a Sakura de cuñada.
- ¡Eh, mapache sin cejas! - Me llamó una voz a mi espalda y me giré para encontrarme la mirada azabache del Uchiha menor.
- Sasuke. - Le contesté. - ¿Qué ocurre?
- ¿Dónde está el dobe?
- No llames dobe a Naruto, Sasu-koi. - Protestó una voz y vi a Sai enfadado golpeando a Sasuke en la cabeza.
- ¿Sasu-koi? - Pregunté algo sorprendido. - Creía que os odiabáis y que jamás serías capaces de ser amigos.
- Sí, bueno es una larga historia. - Le restó importancia Sasuke. - ¿Dónde está el dobe?
- Sakura se lo ha llevado. - Le expliqué.
- ¿Se lo ha llevado? ¡Está mujer me las paga! - Sasuke se desvaneció en una nube y Sai se quedó frente a nosotros.
- Oye, Gaara. - Sai se me acercó y me miró bastante cabreado. - Que ahora Sasuke y yo seamos pareja no significa que te vayamos a dejar hacerle daño a Naruto. Y si lo haces nos ensañaremos contigo, ¿queda claro?
Los dos lo queremos como a un hermano, como a una persona a la que hemos amado por encima de todas las demás, aunque ahora ya no sea así y si tú, desgraciado, le haces daño te garantizo que más te valdría haber muerto en la batalla en Konoha porque no sabes todo lo que te haremos.
- Nos casamos. - Interrumpí el discurso de Sai y le mostré la alianza en mi mano izquierda. - Dentro de cuatro meses, el 14 de febrero.
- ¿El 14 de febrero? - Kankuro me observó y una sonrisa se iluminó en su rostro. - Eso está a la vuelta de la esquina.
- Lo sé. - Respondí yo y sonreí a mi hermano. - Pero Naruto y yo hablaremos esta tarde con Tsunade-sama.
- ¡Qué bien! - Temari saltó feliz y me rodeó entre sus brazos, luego se puso a bailotear conmigo y danzó alrededor de Shikamaru. - ¿No es genial, amor? ¡¡¡Naruto y Gaara se casan!!!
- Qué problemáticas son las mujeres cuando oyen campanas de boda.- Respondió el Nara, lo que le ganó un golpe en la cabeza de parte de mi hermana y eso me llevó a la conclusión de que Sakura y Temari habían pasado mucho tiempo juntas últimamente.
- ¡¡¡¡¡¡GAARA!!!!! - Gritó una voz a mi espalda y me giré para encontrarme a Lee y a Tenten con dos carritos de bebés. - ¿Te ha tratado bien la llama de la juventud? - Me preguntó cuando llegó hasta mí.
- No tan bien como a vosotros. - Dije y sonreí a los bebés que estaban en sus sillitas.- Así que son dos.
- Cuando nacieron no nos lo podíamos creer. - Tenten sonrió orgullosa a sus pequeños. - Y son tan fuertes, son nuestros pequeños Ryu y Ayame.
- Enhorabuena. - Los felicité y acaricié suavemente las frentes de los chiquillos. Este gesto me conmovió y me entristeció a un tiempo porque yo nunca podría tener bebés propios y eso era lo que más deseaba en el mundo, tener mi propio hijo con Naruto.
Después de charlar con todo ese grupo de gente, decidí ir a casa de Naruto. Por fortuna mi amor me había hecho una copia de la llave cuando estábamos en Suna y decidí hacer uso de ella.
Llegué a casa, abrí la puerta, dejé la bolsa con las cosas sobre un sillón y después fui al baño para vomitar todo lo que había comido ese día.
Cuando finalmente me recuperé un poco fui hacia el salón y me senté en el sillón para esperar a Naruto.
Al cabo de un rato me quedé dormido y cuando abrí de nuevo los ojos me encontré a mi rubio amor mirándome con ternura.
- Hola, mi vida. - Le dije.
- No tienes buena cara, ttebayo. - Me habló preocupado. - Estás mortalmente pálido, creo que te voy a llevar a que Tsunade obachan te revise.
- No es necesario, es sólo que vomité y por eso estoy pálido. - Le expliqué.
- ¿Vomitaste? ¡Seguro que te has pillado algo en el viaje desde Suna, ttebayo! - Naruto me miró preocupado y me tomó del brazo ahora mismo vamos a ver a... - No terminó su frase, salió corriendo hacia el baño y pude oírlo vomitando.
Preocupado fui hasta allí y me encontré a mi prometido echando hasta su primera papilla. Tenía el rostro canela de un pálido color papel y sus ojos habían perdido algo de brillo.
Cuando terminó se levantó y yo lo tomé del brazo.
- Seguro que nos hemos cogido algo, amor.
Vamos a ver a Tsunade-sama a ver qué tenemos.
- De acuerdo, ttebayo.- Naruto me rodeó con su brazo y salimos juntos de la casa hacia el despacho de la Gondaime.
Al llegar le rogamos a Shizune que nos permitiera llegar hasta ella y la secretaria lo hizo sin demora.
Entramos en el despacho y allí estaba Tsunade con la madre de Naruto charlando animadamente.
- Tsunade-bachan. - Naruto se acercó a la Hokage y la miró preocupado.- Quiero que nos hagas unas pruebas a Gaara y a mí, ttebayo, no nos sentimos demasiado bien, dattebayo.
- ¿Qué os ocurre? - Tsunade sama nos observó preocupada.
- Naruto y yo hemos vomitado esta mañana. - Le aclaré. - No nos encontramos nada bien.
- ¿Habréis comido algo en mal estado en el viaje?
- No. - Respondí yo y luego miré a Naruto. - Amor, cuando Tsunade-sama nos haga las pruebas y regresemos a casa me gustaría pasar por el Ichiraku a por ramen.
- ¿Ramen? - Naruto se puso verde. - ¡Voy a vomitar, ttebayo! - Y desapareció de nuestra vista.
- ¡Oh, Kami esto se ve serio! - Se angustió la Hokage. - Si Naruto vomita ante la palabra ramen es que algo muy malo anda con vosotros dos.
A mi consulta, ya. - Tsunade me agarró de una mano y me arrastró hasta el baño de la Torre donde Naruto volvía a vomitar.
Una vez que mi prometido terminó la Hokage lo cogió también con un una mano y nos arrastró a los dos al Hospital.
Al llegar lo primero que hizo fue llamar a Sakura e Ino para que la ayudaran en el diagnóstico.
Sakura al enterarse de que estábamos enfermos se alteró y echó a todas las enfermeras del hospital con sus gritos y con la cantidad de puñetazos que dio en alguna puerta que acabó por partirla al medio.
- Sakura alterada no me sirves. - Le regañó su maestra.
- ¡¡Naruto está enfermo!! ¿Cómo demonios cree que voy a estar tan tranquila? - Sakura siguió gritando y maldiciendo un buen rato, hasta que al final la Hokage la expulsó de la consulta.
La voz de que Naruto y yo estábamos en el hospital se corrió como la pólvora. Y cuando salimos de nuestra revisión nos encontramos a Neji, Hinata, Kiba, Shino, Shika, Temari, Kankuro, Chouji, Lee, Tenten, sus bebés, Sasuke, Kakashi, Itachi, Sai e incluso Iruka.
- ¿Qué le pasó a Naruto? - Preguntó angustiado Sasuke.
- ¿Se encuentra muy mal? - Insistió Sai.
- ¿Por qué no nos dijiste que os encontrabáis mal en cuanto llegastéis? - Exigió mi hermana.
- ¿Naruto-kun se pondrá bien? - Indagó Hinata.
- ¿Qué ha pasado? - Me cuestionó Neji.
- ¿Qué le hiciste a Naruto, desgraciado? - Me amenazó Kakashi.
- ¿Desde cuando os encontráis así? - Tenten nos miró preocupada y posó su mano sobre nuestras frentes en una actitud maternal.
- Seguro que es el virus ese de la gripe estomacal, nuestros gemelos la tuvieron. Pero la llama de la juventud hará que os recuperéis tan rápido como ellos.
- Quiero helado de café. - Pidió mi rubito. - Sasuke-teme, ¿me puedes traer helado de café, dattebayo? - Le pidió con ojos de kitsune degollado.
- ¿Helado de café? - Sasuke miró a Naruto realmente preocupado. - Si tú siempre has odiado el café, dobe.
- ¡Anda, Sasuke-teme, sé un buen amigo y tráeme helado de café, ttebayo!
- Helado de café, de acuerdo. - Sasuke se desvaneció en una nube y Naruto giró su mirada hacia Sai.
- Sai...
- ¿Qué te pasa? - El ANBU se mostró enojado contra Naruto.
- Quiero guindilla con el helado de café y me olvidé de decírselo al teme... ¿podrías...
- ¿Guindilla con helado de café? - Sai palpó la frente de Naruto. - ¿Seguro que estás bien?
- Guindillas, ttebayo. - Rogó mi kitsune y lágrimas descendieron por sus ojos.
- Yo te las traeré, amor, deja de molestar a los demás. - Me ofrecí.
- Tú estás también enfermo, mejor será que vaya yo. - Sai desapareció también y nos quedamos en la sala de espera con todos los demás Shinobi por los resultados de las pruebas.