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Descubriendo que te amo por Naara

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Notas del capitulo:

Hola!

Pues a partir de aquí yo dejo mi lugar como narradora y se lo cedo al encantador Kazekage de Suna.

Espero reviews diciéndome si os gusta porque lo d eescribir en primera persona no lo he hecho nunca y si me decís en que fallo intentaré mejorarlo.

Naara

 

Después de estar en el Ichiraku ramen con todos los shinobis de Konoha, Naruto y yo fuimos hacia la casa del kitsune.

Yo caminaba a su lado sin hablar ni media palabra porque no me podía creer que siendo su mejor amigo se le hubiera olvidado decirme que Sasuke, su primer amor, el desgraciado que le destrozó el corazón y lo hizo polvo había regresado a la ciudad.

Caminábamos a buen ritmo por las calles de Konoha y todos nos saludaban con una reverencia.

Yo sabía que alguien con un corazón puro como Naruto acabaría ganándose el respeto de las gentes de Konoha porque él es un ser extraordinario en toda la extensión de la palabra.

            En silencio llegamos hasta su casa. Naruto buscó sus llaves y una vez que las encontró abrió la puerta y me dejó entrar en su apartamento.

            Yo nunca había estado en él hasta ese preciso instante porque cada vez que íbamos a Konoha nos quedábamos en la torre de la Hokage y Naruto siempre venía a vernos y no al revés.

            Al entrar dentro descubrí que la casa me gustaba.

No era muy grande, pero todo en ella rezumaba armonía y colorido. Pude ver vestigios de Naruto en cada uno de los rincones de la casa y me sorprendió el olor tan agradable que desprendía.

            No estaba perfectamente ordenada, lo que no me sorprendió porque conozco muy bien a Naruto, pero tampoco parecía una leonera como yo me había imaginado.

            Naruto me miró con sus inmensos ojos azules avergonzados y se llevó la mano a la nuca.

            - Yo sé que no es gran cosa, Gaara. Si quieres aún estás a tiempo de ir a quedarte a casa de Sakura, ttebayo.

            - Me gusta mucho tu casa, Naruto. - Le dije y le sonreí. - Es como tú, colorida y alegre.

            - Pero el tamaño...

            - Los mejores perfumes vienen en frascos pequeños. - Le contesté y él sonrió aliviado.

            - Te enseñaré la habitación. - Naruto me tomó de la mano y me condujo hasta su dormitorio. - Tú dormirás aquí. - Dijo y rebuscó en el armario y sacó un futón. - Yo estaré en el salón, ttebayo.

            - Quédate aquí también. - Lo detuve antes de que saliera de la habitación. - Podemos dormir juntos, a mí no me molesta compartir la cama. - Le dije pues sentía remordimientos porque había sacado a Naruto de su propio cuarto.

            - Pero tú eres un Kazekage y...

            - ¿Te vas a poner formal ahora? - Pregunté. - Tú te autoproclamas mi  mejor amigo, así que no puede molestarte que te trate como tal.

            Para ti soy Gaara, no el Kazekage de Suna. El liderazgo de mi aldea es un cargo y tu amistad un regalo.

            Me ofende que me trates como un desconocido, te considero mi mejor amigo y cuando te he necesitado has estado a mi lado. Creo además que yo he estado para ti cuando me has necesitado así que si te pones en este plan conmigo me lo tomaré como que ya no me consideras un amigo.

            - Lo siento, ttebayo. - Se arrepintió y me observó a los ojos. - Es que nadie se ha quedado en mi casa en años, dattebayo. - Observó a su alrededor. - Cuando Sasuke se marchó con Orochimaru ya nadie más vino a quedarse aquí...

            - De eso tenemos que hablar.

            - ¿De qué, ttebayo?

            - ¿Cómo te sientes, Naruto? - Pregunté muy acongojado. - Sasuke ha regresado y él fue quien te rompió el corazón.

            - Gaara.- Naruto me sonrió aliviado y saltó hacia mí para darme un abrazo que casi me dejó inconsciente. - Nadie me ha preguntado cómo estoy desde que llegó Sasuke, todos evitan el tema, ttebayo.

            Eres la primera persona que se preocupa por mí, dattebayo.

            - ¿Nadie? ¿Ni Sakura?

            - Ella menos que nadie, de hecho prefiere no hablar nunca de Sasuke si él no está con nosotros, ttebayo.

            - Entiendo, quizás aún sigue enamorada de él y puede que le resulté doloroso el tema.

            - Eso pienso yo, dattebayo. - Contestó el kitsune y su rostro se compungió.

            - Dímelo. - Me acerqué a Naruto y lo acogí en mis brazos, en un segundo mi mejor amigo se desplomó sobre mi cuerpo y lágrimas empezaron a rodar por su rostro.

            - ¡No lo soporto, Gaara! - Exclamó angustiado. - Todos los días me tengo que poner una máscara de felicidad que no siento, ttebayo.

Debería alegrarme porque Sasuke ha vuelto a Konoha y pensé que me sentiría feliz, pero es todo lo contrario, dattebayo.

            No soporto verlo todos los días, el corazón se me encoje en el pecho cuando lo tengo cerca y deseo que se vaya otra vez y no regrese nunca más y encima él se empeña en hacer como que nada ocurrió, como si no me hubiera roto el corazón sin consideración, como si todo eso formara parte de otra historia, ttebayo.

            Y hay tantas cosas que quisiera decirle y que no me atrevo...

            - ¿Te refieres a confesarle tus sentimientos? - Pregunté y al hacerlo sentí que mi corazón se fragmentaba en trozos muy pequeños.

            - No.

Quiero decirle que no le he perdonado, que yo no he olvidado que él fue quien propinó la mayor herida a mi corazón y que desearía que no hiciera como si eso no hubiera ocurrido, dattebayo.

            Ya no lo amo, ¿cómo puedo amar a la persona que me destrozó la vida? ¿Qué clase de persona sería si me dejase llevar por ese sentimiento del pasado?

            Él fue importante, fue mi primer amor y la persona a la que más amé en el pasado, pero no soy un santo y no puedo perdonar todo lo que me ha hecho sufrir, ttebayo.

            Mi corazón está malherido, con heridas sangrantes que me duelen cada vez que lo veo.

            Estoy harto, harto de sentirme así, harto de sentirme culpable porque no soy capaz de perdonarle a él que fue mi mejor amigo, ttebayo.

            He perdonado a toda Konoha lo que me hicieron cuando era pequeño y sin embargo no puedo concederle mi perdón a la persona que más he querido en mi vida, al primer lazo que forjé y por el cual durante algún tiempo incluso estuve dispuesto a morir.

            ¿Qué clase de persona soy por ello, Gaara?

            - Eres humano. - Le respondí y lo acuné contra mi pecho. - Simplemente humano, Naruto.

            Sé que lo perdonarás, has sido capaz de perdonarme a mí y a todo el mundo y sé que también lograrás perdonar a Sasuke, pero quizás aún es pronto.

            Las heridas que él dejó en tu alma no se curarán fácilmente, hay heridas que no son fáciles de sanar, no vale con ponerles una tirita. La tirita sólo sirve para tapar la herida, pero la piel necesita tiempo para regenerarse.

            - Hablar contigo es tan... sencillo. - Dijo de forma soñadora. - Eres la única persona que me entiende, ttebayo.

            - Bueno, es fácil entenderte, ¿sabes?

            También yo fui traicionado por la persona que más amaba en el mundo.

            - Gracias, necesitaba que alguien me escuchara, dattebayo.

            - Eres tonto. - Lo regañé. - Me tenías que haber avisado en el instante mismo en que él cruzó las puertas de Konoha en su regreso y hubiera venido aquí antes, habría estado a tu lado dándote apoyo si nadie más lo ha hecho.

            - No quería molestarte. - Confesó.- Tienes muchas cosas que hacer como Kazekage, dattebayo.

            - ¿Por eso no me lo dijiste? ¿No se te había olvidado?

            - Eres alguien importante y yo me las arreglaría para seguir sonriendo, al final lo haría y hasta parecería real, ttebayo.

            - No lo hagas nunca más, Naruto.

            Antes que Kazekage soy tu amigo.

            Tú me salvaste dos veces la vida y lo menos que podía yo hacer era estar a tu lado para ayudarte a sobrellevar esto.

            - Yo no te salvé la vida dos veces, ttebayo.

            - Lo hiciste.

            La primera vez al enseñarme que para demostrar mi existencia lo único que tenía que hacer era amar y la segunda cuando me liberaste del Akatsuki.

            - No es para tanto, ttebayo. - Dijo despreocupadamente y se frotó los ojos.

            Por primera vez noté que Naruto tenía unas ojeras que podían competir con las mías y me sentí realmente mal por no haber estado a su lado desde el principio.

            Lo contemplé en silencio y me acerqué a él.

            - ¿Nos vamos a dormir?

            - Pero es muy temprano, quizás quieras hacer algo, ttebayo.

            - Estoy cansado por el viaje, mejor dormimos, ¿sí? - Mentí y mi rubio amigo me respondió con una sonrisa.

            - Vale. - Se desprendió de su ropa sin ningún pudor y me miró. - ¿Qué lado prefieres de la cama, ttebayo?

            - El que da a la ventana. - Le contesté y también yo me desprendí de mis ropas de viaje.

            - Quizás quieras bañarte, ttebayo. - Se levantó y me condujo hasta el baño. - Mira es aquí, yo te esperaré y...

            - Acuéstate, yo en cuanto termine me iré directo a dormir también.

            - ¿Seguro?

            - ¿Voy a tener que darte otra vez la charla de que me ofendes si me tratas como si fuera Kazekage?

            - No. - Naruto me sonrió y se fue a la habitación. Yo aproveché el momento para ir hacia la ducha y desprenderme de toda la suciedad que llevaba acumulada por el viaje.

            Me relajé bajo el chorro de agua caliente y cuando finalmente regresé al dormitorio contemplé la figura de Naruto durmiendo plácidamente.

            Su rostro se veía totalmente tranquilo y tenía un aspecto angelical por la luna llena que se colaba por la ventana.

            Sin poder evitarlo analicé cada partícula de su ser y descubrí, con cierto asombro, que mi corazón se había enamorado.

            Sí, tenía un corazón enamorado de un corazón malherido.

            ¿Y ahora que hago? Me pregunté antes de echarme en la cama y cerrar los ojos. Sentir la calidez de Naruto sobre mi piel me calmó y pude dormir por primera vez en muchos años totalmente relajado.


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