Después de recorrer un largo trayecto Naruto y Kankuro se dignaron a darse una vuelta para comprobar si Sakura y yo estábamos detrás de ellos.
Al hacerlo el kitsune se topó con su amiga de toda la vida en mis brazos y vino hacia mí preocupado.
- ¿Qué le ha pasado a Sakura? - Preguntó angustiado.
- Se ha dormido. - Le expliqué. - No eras el único que necesitaba hablar.
Tú no querías decirle tus preocupaciones para que no se preocupase por ti y ella no quería decirte a ti las suyas por el mismo motivo.
- ¿Estaba preocupada? ¿Por qué no me lo dijo?
- ¿Por qué no le contaste tú a ella tus sentimientos por la llegada de Sasuke?
- Si se lo contase, ella se angustiaría, ttebayo.
- Ella tampoco habló contigo por el mismo motivo.
- Gaara... - Naruto me miró con sus grandes ojos azules y yo sentí que el alma se me escapaba del sitio. - Gracias por todo, dattebayo.
- ¿Ya se te ha pasado el enfado? - Pregunté curioso.
- Baka. - Protestó e infló sus cachetes con furia. Este gesto me atrajo muchísimo y no pude evitar que una sonrisa escapara de mis labios, lo que logró que mi precioso kitsune me sacara a Sakura y se la llevara lejos de mí. - Dormiremos aquí. - Dio por concluida su charla conmigo y se alejó con sus pelirrosa amiga en brazos.
En ese instante mi hermano aprovechó para venir hacia mí.
- ¿Qué le ha ocurrido a Sakura-chan? - Indagó con un tono de preocupación poco natural en él.
- Se durmió.
- No tiene fiebre, ¿verdad?
- No, sólo se durmió. - Observé el rostro de mi hermano y poco a poco fui atando cabos.
Kankuro sólo se mostraba preocupado por las personas que verdaderamente consideraba importantes en su vida y por el tono en que había hablado conmigo supe perfectamente que mi hermano mayor estaba demasiado afectado para que la viera sólo como una amiga.
Así que sume dos más dos y el resultado fue que descubrí, con cierto asombro para mí, que a Kankuro no le gustaba Naruto como siempre había sospechado, sino su mejor amiga.
Sonreí ante este nuevo aspecto de mi hermano y me sentí aliviado porque no tendría que rifarme el corazón de mi hermosísimo kitsune con Kankuro.
Kankuro me analizó un rato y luego se fue a donde Sakura y Naruto descansaban plácidamente.
Yo me quedé en el mismo lugar que me había dejado Naruto, me tumbé en el suelo y poco a poco el sueño me fue venciendo.
Cuando me desperté sobre la medianoche vi a Naruto sentado cerca de un arroyo que quedaba a un par de pasos de donde habíamos acampado, me desperecé y me dirigí hacia donde él estaba.
Al llegar me senté a su lado sin decir una palabra, me limité a hacerle notar mi presencia con mi chacra y esperé que él se decidiera a hablarme y acabase de una vez con el enfado.
Al principio mi rubio amigo no decía nada y yo opté por tumbarme en el suelo contemplando la luna y las estrellas que presidían la noche.
- Gaara... - Interrumpió mi hilo de pensamientos con su suave voz.
- ¿Qué te ocurre? ¿Cuál es el motivo por el que estés inquieto ahora?
- ¿Cómo puedes saber que estoy inquieto, ttebayo?
- Porque te conozco mejor que nadie. - Contesté. - De verdad que no comprendo como de pronto te has vuelto tan frío y distante conmigo, he sido tu confidente en los últimos cinco años, hice el viaje desde Suna a Konoha sólo para verte y tú me has rechazado desde el primer momento.
¿De verdad me sigues considerando tu amigo o con la llegada del Uchiha has decidido darme de lado y sustituirme por él? - Cuestioné verdaderamente molesto.
Lo que dije era todo lo que sentía y me había decidido a contárselo para saber si tenía que renunciar a su amistad y buscarme una nueva persona de la que enamorarme.
Las palabras de Sakura resonaban en mi cabeza y si Naruto no estaba dispuesto a abrirme su corazón yo no lo rescataría del infierno donde vivía.
- Lo siento, ttebayo. - Naruto me miró con una sonrisa triste en su hermosa boca. - No sé ni quién soy últimamente.
- Eres Uzumaki Naruto, el ninja número uno en sorprender a la gente y el futuro Sexto Hokage de Konoha, mi mejor amigo y una de las pocas personas que realmente me importan de verdad en el mundo.
No sé si con esto te bastará para recordar quién eres.
- Gracias, Gaara.
Siento el modo en que me estoy comportando, pero todo se ha vuelto muy confuso en mi vida, ttebayo.
El teme de Sasuke ha regresado y se me ha declarado, me acabo de enterar que no fui capaz de ver que a mi mejor amiga se sentía mal y encima he descubierto que tengo una madre y durante veinte años no se acordó de mí a causa de la amnesia, dattebayo.
Todo lo que ocurre es una locura y no sé si tengo fuerzas para seguir hacia delante, después de tantos años, por primera vez en mi vida me siento realmente solo y perdido, ttebayo.
- Yo estoy contigo.- Me acerqué a él y lo rodeé con mis brazos.
Fui consciente en ese momento que Naruto por primera vez necesitaba ayuda y decidí que ocurriese lo que ocurriese, aunque el corazón se me partiera en mil pedazos si finalmente se enamoraba nuevamente de Uchiha, estaría a su lado.
Sería su luz en la oscuridad como tiempo atrás él había sido la antorcha que me iluminó y me mostró el camino de regreso. - Mírame. - Levanté su mejilla con mi mano y busqué el contacto de sus ojos zafiro. - Estoy aquí ahora y estaré aquí mañana, no me iré, te lo prometo.
- ¿Y si no vuelvo a ser el de siempre, Gaara? - Se llevó las manos a su rostro y lo entrecerró en ellas. - ¿Y si me pierdo y no encuentro el camino de retorno, ttebayo?
- Si eso ocurre buscaremos juntos un nuevo camino.
- ¿Por qué me siento tan mal, ttebayo? ¿Por qué me cuesta tanto sonreír si antes estaba muy solo y ahora hay muchas personas que se preocupan por mí?
- No lo sé. - Le contesté. - Supongo que ahora hay gente a la que le preocupas y desean verte feliz, por ese motivo te da miedo decepcionarlos. Es una responsabilidad que quieras a muchas personas pues deseas evitarles el dolor que les causaría si conocieran tus verdaderos sentimientos.
Pero he pensado mucho sobre este asunto, antes de que Sakura se durmiera tuve una conversación muy productiva con ella y llegué a una conclusión.
- ¿Cuál, ttebayo?
- Di lo que sientes a las personas que te importan, hazles ver que necesitas ayuda, si lo haces te ayudarán, todos moverían cielo y tierra por ayudarte porque en cierta medida la mayoría de las personas que te rodean han cambiado gracias a ti.
Piensa en Hinata y Neji, te han pedido que seas su padrino de bodas, incluso por encima del padre de Hinata y eso dice algo sobre ellos.
Sai se desvive por hacerte feliz, se muestra a todas horas preocupado por ti.
Tsunade, Shizune, Kakashi, Iruka, Jiraiya, Lee, Tenten, Chouji, Ino, Shikamaru, Temari, Kankuro, Sakura, Kiba, Shino y yo, incluso Sasuke.
Todos te queremos, pídenos ayuda y haremos lo que esté en nuestras manos para ofrecértela, no escondas tu dolor, Naruto, no hay necesidad, ya no estás solo.
- Cuando dices esas cosas... - Mi kitsune me dedicó una de las sonrisas más amplias de su repertorio. - Comprendo porque eres Kazekage, ttebayo. - Naruto se tumbó a mi lado y me sonrió. - Sabes lo que hay que decir justamente y logras que las cosas más difíciles parezcan un juego de niños, dattebayo.
- ¿Eso crees? - Le sonreí. - Yo creo que en realidad las cosas son sencillas y tú las complicas.
- Puede ser, ttebayo. - Naruto me miró. - Gaara quiero que sepas que jamás podría sustituirte por Sasuke. - Se incorporó. - El teme fue mi mejor amigo, el primer lazo que forjé en mi vida, pero tú... eres completamente diferente para mí, dattebayo.
Has estado a mi lado como ninguna otra persona en el mundo y por ese motivo por siempre jamás te consideraré mi mejor amigo y eres la única persona a la que confiaría sin dudar mi vida, ttebayo.
- Me halagan tus palabras.- Le contesté y por dentro sentí que toda mi sangre bullía en mi interior.
Unas palabras tan sencillas por su boca podían removerme hasta lugares insospechados y convertirme en algo totalmente nuevo y diferente.
Mi mente racional me decía que me estaba dejando llevar por una locura y eso no era bueno. El camino que cogería si tomaba esa dirección me llevaría a un lugar donde no quería estar y por otra parte mi corazón era contrario a esa opinión y se dedicaba a latir incesantemente en mi pecho como si quisiera escaparse de su lugar.
En ese instante pensé que sólo estaba enamorado de Naruto y que no lo amaba.
Estaba completamente seguro de que el amor no dolería tanto como me estaba doliendo y que las cosas serían muchísimo más sencillas.
Pero sabéis una cosa, el amor sí que duele.