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Vespertino por Geisha Sakura

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Notas del capitulo:

 

-House/Wilson.

- Relación establecida.

-¡Muchas gracias a Kay Hearts por ser mi beta! :D

 

Pequeñas motas de pelusa volaban cada vez que Wilson acomodaba las almohadas. No pudo evitar observarlas. Parecía que iban en peregrinación hacia el rayo de luz vespertina que se filtraba a través de las persianas semiabiertas, iluminando sus piernas desnudas.

Wilson bostezó y se estiró, pateando una revista y una página del periódico dominical que se deslizaron por la colcha sin oponer resistencia, resignadas a su suerte, uniéndose a los muchos otros objetos que cubrían el piso de madera.

"Oh bueno, después recogeré todo", pensó sin mucho ánimo, paseando la mirada sobre los papeles regados sobre la cama. Después los levantaría, junto con las envolturas de golosinas, los trastes del desayuno, del almuerzo, ropa y otra horda de cachivaches que habían comenzado a acampar en diversas partes de la habitación desde el sábado en la mañana.

Sí, limpiaría en algún momento, pero no ahora. Se sentía plácidamente adormecido, en parte por la tercera cerveza que estaba bebiendo, por el sol otoñal que había caldeado el dormitorio y por la deliciosa inactividad en la que flotaba su cerebro.

Ese día no había quimioterapias que realizar, operaciones que efectuar, ni sentencias de muerte que entregar. Ese día el traje del maravilloso doctor Wilson estaba en la lavandería. El lunes se lo volvería a poner, limpio e impecable. Mientras tanto, sólo quedaba un ser humano vestido nada más con boxers de ositos (regalo de House) y una camiseta.

Por ahora, nada más se encontraban Jimmy y Greg en un apartamento perfectamente en silencio, perfectamente desordenado, que olía a comida rápida, a sol, a ellos, a hogar.

Wilson terminó su cerveza, depositando con cuidado la botella en el piso, cerca de un calcetín. Un crujir de papel cayendo le indicó que House había terminado de leer el periódico. Wilson observó cómo se quitaba los lentes y los ponía en precario balance sobre una botella que reposaba en la mesita de noche, donde no cabía ni un objeto más.

"También hay que ordenar esa mesa", tomó nota mental Wilson, "pero no ahora, no hoy".

Más motas de pelusa salieron despedidas de las almohadas de House a medida que las golpeaba para mullirlas, poniéndose cómodo para ver un programa de televisión.

Por un momento Wilson se entretuvo viendo cómo las motas rodeaban a House, con la luz del atardecer parecían ser suaves y cálidas, como fragmentos de polvo solar.

Las pelusas se dispersaron y Wilson volvió la mirada hacia su vientre donde reposaba, cual perrito faldero, una novela policiaca que trataba de un torpe espía inglés. La tomó y comenzó a leerla, pero las palabras no hacían más que escapar, brincar de los renglones, bailar polka frente a sus ojos, negándose a formar una oración conexa.

Dándose por vencido, cerró el libro y dejó que se echara un clavado en el mar de papeles que se arremolinaba junto a su lado de la cama. Wilson enfocó la vista en la televisión e intentó concentrarse en el argumento, pero su mente tampoco cooperó con esa actividad y pronto comenzó a cabecear, hundiéndose lentamente en la inconsciencia, arrullado por los insulsos diálogos de Hospital General.

Sonny perseguía a Wilson montado en un pony, pidiéndole, hacha en mano, que le donara un ojo a Carly.

- Pero aún lo necesito- protestaba Wilson al tiempo que corría por la ciudad, y luego
por un campo verde sobre el que volaban globos aerostáticos multicolores.

- ¡Ayúdenme!- pedía Wilson, pero sobre el pasaron volando Julie, Bonnie y Natalie, sin
siquiera ponerle atención.

-¡Ayúdame!-suplicó Wilson a Cuddy.

- Sólo si aceptas ser el padre de mi hijo- dijo ella, tirándole un vaso de plástico.

- No, ¡no quiero!

Sonny estaba a punto de alcanzar a Wilson, quien cerró los ojos esperando su fin.

-¡Arriba!- gritó una voz familiar, y Wilson fue levantado por las axilas hasta la canastilla de un globo azul.

-¡Gracias, House!- dijo abrazándolo con fuerza- ¡House! ¡Oh, House!

-¿Qué?

-¿Eh?

- No sé, tienes rato murmurando mi nombre.

Wilson parpadeó, despertando lentamente, reconociendo el lugar donde se encontraba. Se pasó la mano por los cabellos, sintiendo un ligero sudor sobre la frente. Suspiró aliviado. Sonny no era más que una imagen de dos dimensiones en una pantalla de plasma.

-No es nada, soñaba.

House arqueó una ceja y le dedicó una mirada intrigante, pero no dijo nada y volvió a concentrarse en su programa.

La habitación quedó llena del parloteo de la televisión y del sonido que House hacía al comer galletas. Él también estaba descansando. Muchos creían que House era sarcástico y latoso las veinticuatro horas del día, que no podía vivir si no estaba molestando a alguien u ocupado en un caso. Pero Wilson lo conocía mejor, sabía que sus palabras hirientes no eran más que una defensa que había tenido que usar toda su vida para sobrevivir, y que él también se fatigaba, y necesitaba quitarse la coraza de vez en cuando, como ahora que reposaba tranquilamente, vestido aún con el pantalón de la pijama.

Wilson lo miró con una mezcla de amor y posesión, sintiéndose privilegiado de contemplar un mar sereno en sus ojos cuando lo único que veía la mayoría eran tormentas. Le pasó una mano por los cabellos, acariciándolos con suavidad. House volteó de inmediato, mirándolo severo.

-No te voy a dar de mis galletas.

-No dije que quería.

-Eso espero, porque son mías.

-Sí claro, aunque fui yo quien las compró.

-Pero yo te las robé legalmente y ahora me pertenecen.

-Robar legalmente es una contradicción- objetó Wilson sin poder evitar sonreír ante lo ridículo de su discusión.

House también sonrió, era obvio que había estado jugando, y le ofreció una galleta, indicándole con un gesto que más le valía cogerla rápido, antes de que se arrepintiera de su generosa oferta. Wilson la tomó y se la comió con calma; estaba deliciosa, suave y un poco chiclosa, con chispas de chocolate que se derretían deliciosamente en el paladar, dejándolo con ganas de más.

Un pedacito de chocolate quedó en la comisura de la boca de House, éste parecía no haberlo notado, o simplemente no le importaba que estuviera ahí. Wilson no pudo resistirse y se lo quitó con la lengua, tomándose su tiempo para lamerlo hasta que no quedó nada.

Y así de pronto una flama se encendió, telenovela y galletas quedaron olvidadas, toda la atención de House estaba ahora centrada en Wilson, en su boca, en su cuello, en la suave curvatura de su trasero, en su piel caliente y exquisita.

Los objetos que aún moraban sobre la cama fueron cayendo al abismo, buscando salvarse del fuego que amenazaba con consumirlo todo, quitándose del paso de los dos cuerpos ardientes que se movían en el lecho, ansiosos, desesperados por incluirse, fundirse el uno con el otro.

El frenético movimiento las incitó a despertarse. Ahí estaban de nuevo las motas de pelusa, de polvo, rodeándolos, cubriéndolos como un halo celestial. Tal vez, pensó Wilson con una pequeña parte de su cerebro que no estaba ocupada en el placer, tal vez ellos mismos eran esa pelusa, ese polvo, salía de ellos, dispersándose en la atmósfera, siendo respirado por otros, entrando a su torrente sanguíneo.

Tal vez un día se desintegrarían sin que nadie se diera cuenta; estornudarían y saldrían volando en millones de partículas sobre campos verdes, transformándose en globos, explotando en llamas en el cielo vespertino, integrándose a los últimos rayos de sol.

Por un un microsegundo, Wilson sintió que su materia entera se transformaba en polvo brillante, quedando suspendida en una dimensión donde sólo existía el gozo perpetuo. Y después, todo se compactó de nuevo.Wilson se dejó caer pesadamente sobre sobre su estómago. Casi de inmediato, House se le unió, Wilson lo sintió yacer sin fuerzas sobre él, respirando agitadamente cerca de su oreja.

Envuelto aún en las brumas del éxtasis, Wilson levantó la mano derecha. Sus ojos tardaron en enfocarla, pero al fin verificaron la solidez de su carne; no se había evaporado. House le tomó la mano, entrelazando sus dedos, permaneciendo así en un precioso instante en el que lo único que se escuchaba era su respiración y el latido desbocado de sus corazones.

House depositó un beso en el hombro de Wilson y salió de él con cuidado, yaciendo a su lado. Se contemplaron como si fuera la primera vez que lo hacían, absorbiendo la suave textura de la piel del otro, su tibia desnudez, grabándolas en su memoria para cuando luces fluorescentes y paredes de cristal los mantuvieran separados.

El gruñido de sus estómagos los sacó de su paraíso. Era hora de preparar algo para comer, sin embargo, pensó Wilson recordando la cocina desordenada y silenciosa, sería una pena molestar a la estufa y a las cacerolas, sacarlas de su merecido descanso.

House trazó la línea de la mandíbula de Wilson, el contorno de sus labios, de sus párpados, besándolos delicadamente, y después, mirándolo a los ojos, le preguntó:

- ¿Crees que nos traigan una pizza hasta la cama?



FIN

Notas finales:

 

- Sonny y Carly son dos personajes de la telenovela Hospital General

- Sólo se conocen los nombres de dos de las ex esposas de Wilson: Bonnie y Julie, de la primera no se ha dicho nada, así que le inventé el nombre de Natalie.

- Acabo de crear mi archivo personal de fics. Si les interesa verlo, pueden encontrarlo en esta dirección:

http://community.livejournal.com/palabrillas/

-¡Gracias por leer! Se aceptan todo tipo de críticas constructivas. :3


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