- Señor Loki, la cena está lista – llamó Yamino desde el otro lado de la puerta de la oficina del pequeño dios
- Sí, ya voy – respondió él al llamado. Guiado por el exquisito aroma de la comida, bajó rápidamente las escaleras y para su sorpresa quien estaba en el comedor era… - ¿Narugami?
- El mismo que viste y calza – dijo él muy sonriente
- ¿Qué haces aquí? Seguramente viniste a cenar con nosotros ¿Verdad?
- Así es y espero que disfrutes la cena porque fui yo quien la preparó – dijo muy orgulloso y satisfecho
- ¿Ah, sí? ¿Y por qué? – preguntó curioso Loki
- ¿Sabes? Haces demasiadas preguntas ¿Qué acaso no le puedo hacer de comer a mi hermanito?
- Bueno… supongo que está bien
- Entonces siéntate a comer – le dijo llevándolo a la mesa
- Claro… ¿Por qué estará tan cariñoso?
Con estos pensamientos, el pequeño detective se sentó y cenó tranquilamente. Después de haber terminado su ración hizo un comentario respecto a la comida
- Vaya, Narugami, como siempre la comida está excelente. Cocinas de maravilla
El Dios del trueno se alegró mucho de que a su hermano menor le agradó lo que cocinó
- Gracias, Loki – agradeció él un poco ruborizado – me esmeré
- Al parecer al señor Loki le gustó mucho la cena. Tal vez debas venir todos los días a ayudarme en la cocina – dijo Yamino quien también había disfrutado de la comida
- Me encantaría hacerlo, pero tengo que trabajar y eso me quita mucho tiempo, como ahora. Lo siento, pero ya debo irme. Quizá nos veamos mañana
- ¿Ya te vas? ¿Tan pronto? – preguntó el menor desilusionado
- Sí – respondió con pena – tengo que irme a trabajar
- ¿A esta hora? ¿Por qué no te quedas un rato más con nosotros? – volvió a preguntar poniendo una carita de ternura empañada por la tristeza
- No puedo… El dinero me hace falta para el alquiler del departamento. Lo lamento, pero tal vez otro día pueda venir
Dicho esto el Dios salió de la agencia dejando a otro muy triste
- Yo no quería que se vaya… - murmuró Loki
- Pero señor, tiene que entender que si no iba entonces no le pagarían y él no podría pagar el departamento – le explicó Yamino
- Si tan sólo no tuviera que trabajar… entonces pasaría más tiempo conmigo – pensó el pequeño – Tienes razón… Bueno, ya me voy a dormir
- De acuerdo. Buenas noches. Descanse bien
- Lo mismo va para ti – dijo subiendo las escaleras para ir a su habitación.
Una vez ahí, se cambió, se lavó los dientes y se acostó para poder dormir. Sin embargo, esto no fue posible, ya que Loki sólo pensaba en alguien… Narugami. Su presencia siempre le alegraba el día, aunque a veces lo sacara de quicio por llegar sin permiso, pero eso ya no le incomodaba, después de todo, era su hermano mayor y lo quería mucho.
Tal vez no recordaba mucho de su pasado, pero si algo podía recordar era que Narugami siempre había sido bueno con él, desde su nacimiento, de ello podía estar seguro. Además de que fue uno de los primeros Dioses que encontró en el mundo de los humanos y el único que nunca quiso matarlo porque sabía que era una buena persona.
Finalmente, recordando esto, el pequeño detective se entregó a los brazos de Morfeo
Al sentir los primeros rayos de sol en su rostro, abrió los ojos pesadamente el mismo detective que la noche anterior no podía conciliar el sueño
- Señor Loki, despierte que ya es muy tarde – llamó Yamino saliendo de la habitación
- Um… no lo creo, Yamino – dijo un Loki adormilado
- ¿Ah, no? ¿Entonces 11:30 a.m. le parece temprano?
- ¡¡Ah!! ¡¡Sí es muy tarde!! – gritó saltando de la cama – no ha llegado ningún cliente ¿Verdad?
- No, por suerte ¿y qué milagro ese interés por que venga algún cliente? – preguntó curioso
- Ninguno, es sólo que ya estoy aburrido de que nunca hagamos nada – respondió inflando los cachetes como un niñito
- Ya veo… - fue lo único que atinó a decir antes de que el timbre sonara – Ha de ser Mayura
- Seguramente
Yamino bajó rápidamente a atender y en lo que lo hacía, Loki aprovechó para cambiarse y en menos de un minuto, ya estaba listo para trabajar. Se dirigió a su oficina y se sentó a escuchar el cotidiano…
- ¡¡Buenos días, Loki!!
- Buenos días, Mayura – saludó como siempre
- ¿Y bien? ¿Algún caso?
- No tengo idea, acabo de levantarme
- ¡¿Qué?! ¡¿Cómo es posible que seas tan dormilón?! – preguntó gritando por toda la oficina
- Es que… estaba soñando… contigo y yo… no quería despertar – respondió coquetamente lo cual puso muy roja a Mayura
- ¿En serio? Ay Loki… qué galante eres – balbuceó ella ruborizada
- Sólo bromeaba, no tienes que tomarte las cosas tan apecho – dijo él seriamente. Cómo le gustaba jugar con los demás
- Qué malo eres. Mejor me voy, no quiero estar con alguien tan malo como tú
- Ya te dije que sólo estaba jugando
- Pues está muy mal jugar con las personas. No Somos Juguetes – le regañó
- Tienes razón, hice mal. Lo lamento – dijo el bajando la cabeza
- Bueno, al menos dijiste que lo sentías. Está bien, quedas perdonado
- Gracias
- Oye… está claro que hoy no vendrá ningún cliente, así que por qué no vamos a dar un paseo
- Suena bien. Vamos
Ambos jóvenes, uno más joven que la otra, salieron de la agencia sin ningún destino aparente, sólo sería un día tranquilo en el parque. Bueno sería de no ser porque…
- ¡¡Vengan y prueben las deliciosas croquetas de pulpo!!
- Ah, mira Loki, es Narugami – llamó la atención del niño - ¡¡Hola, Narugami!!
- ¿Narugami? Sí, es él – al pequeño se le iluminaron los ojos de ver a su hermano del otro lado la calle y sin más ni más salió corriendo hacia donde estaba él - ¡¡Narugami!!
- Hola, Loki; hola, Daidouji – saludó el mencionado - ¿Qué los trae por aquí?
- Mayura y yo salimos a dar un paseo. Qué bueno encontrarte, pero… estás trabajando
- Así es, siempre lo hago y nunca me canso – dijo él enérgicamente
- Vaya, esas croquetas de pulpo me están pidiendo a gritos que las compre – dijo Mayura que estaba viendo con cara de hambre el puesto – dame 3 paquetes: 2 para mí y uno para mi papá
- De acuerdo. Comenzaré a trabajar en seguida
- Narugami… ¿Irás hoy a cenar? – interrumpió el pequeño
- ¿Hoy? Puede que no. Tengo que trabajar. Lo siento – respondió él con algo de pena mientras preparaba la orden de Daidouji y, de la nada, un tumulto de gente comenzó a ponerse alrededor del puesto de croquetas haciendo pedidos.
En pocos segundos Loki y Mayura estaban lejos del alcance de Narugami. El primero bajó la mirada con tristeza y tomó a la pelirosada de la mano
- Vámonos a casa
- Bueno…
En el camino de regreso a casa no dijeron absolutamente nada, Loki no tenía ganas de hablar y Mayura sólo lo seguía con pena.
Al llegar, fue Yamino quien los atendió como era de costumbre
- Señor Loki, qué bueno que ya llegó, el almuerzo está listo. Mayura ¿Te quedarás?
- ¡¡Sí!! Me encantaría – respondió muy contenta
- Yo no tengo hambre. Iré a mi habitación
Subió las escaleras y ahí se quedó encerrado hasta la noche
- Señor Loki. La cena está lista
- La cena… y yo que quería estar con él No voy a bajar
- Loki, no te comportes como un niño mimado. No has desayunado, no has almorzado ¿y ahora no piensas cenar? No te hagas el gracioso y abre la puerta antes de que la tire – dijo Mayura muy molesta
- Mayura, serás una madre muy recta – le “halagó” Yamino con una gotita en la cabeza
- No pienso cenar si él no viene
- ¿Él? ¿Se refiere a Narugami? Pero le dijo que estaba muy ocupado con su trabajo y… - una vez más, el timbre interrumpió – yo iré a abrir, Mayura, por favor quédate a ver si logras que el señor Loki salga
- De acuerdo
Yamino bajó rápidamente las escaleras y para su sorpresa, quien estaba del otro lado de la puerta era…
- Muy bien, Loki, sal de ahí – insistió Mayura por enésima vez
- ¡¡Ya te dije que no quiero!!
- A ver, a ver, a ver ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Por qué tanto alboroto?
- Esa voz… - pensó Loki desde su habitación – Sólo puede ser de…
Con cuidado se levantó de su cama y abrió lentamente la puerta para encontrarse con…
- ¡¡Narugami!! – exclamó antes de lanzarse a sus brazos – Sí viniste. Qué bueno
- Sí, al final le dije a mi jefe que me tomaría la noche libre, aunque mañana tendré que recuperarla
- ¿Entonces mañana también tendrás que trabajar? – preguntó desilusionado
- Así es…
- De no ser por ese estúpido departamento no tendrías que trabajar tanto. ¡Déjalo!
- ¡¿Qué?! Si lo hago, entonces ¿dónde viviría?
- Pues… ¡Aquí con conmigo! Así no tendrías que trabajar y podríamos pasar más tiempo juntos ¿Qué dices? ¿Aceptas? – preguntó con la ilusión que le regresaba al cuerpo
- Mm… ¡Sí! ¡¡Acepto venir aquí a vivir con ustedes!!
Al escuchar ello, Loki no pudo hacer más que gritar de emoción y alegría. Al fin su hermano y él podrían pasar tiempo en familia… porque eso era lo que quería ¿Verdad?