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Irezumi por Camui Alexa

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A la mañana siguiente, Gackt se esforzaba por comportarse como de costumbre, pero su actitud hacia Tetsu era especialmente fría.

El bajista sólo lo miró vestirse, engullir un rápido desayuno y salir a la carrera del apartamento,  sin siquiera despedirse. Suspiró al escuchar cerrarse la puerta. En realidad, a como estaban las cosas, debía darse por satisfecho con que Gackt no le estuviera aplicando completamente la ley del hielo. Sabía que el cantante no tenía práctica ni nada de trabajo para ese 15 de febrero, pero no se había atrevido a cuestionar su salida. Podía arreglar todo con una charla de diez minutos, pero no quería hacer eso... si lo hacía, Gackt empezaría a interrogarlo, y entonces nada de lo que había hecho serviría para algo.

 

~

 

Gackt condujo hasta el estudio, donde todos le dirigieron miradas de extrañeza al verle entrar. Él sólo ignoró las miradas, respondió a los saludos y subió hasta una pequeña sala de trabajo. Se sentó a la mesa y pretendió escribir algo, aunque su mente estaba más alejada de los pentagramas y los acordes que nunca antes en su vida.

Tetsu lo confundía de una manera cruel.

Por supuesto, había pensado muchas veces que su rechazo se debiera al cansancio o al estrés (aunque el bajista solía decir que nada era un mejor remedio contra el estrés como una larga y satisfactoria sesión amorosa), pues su actitud el resto del tiempo era igual que antes. Pero mientras más le daba vueltas en su cabeza, la situación le parecía más extraña.

Tetsu lo quería, eso era evidente; pero no quería tener sexo con él, lo cual era aún más obvio. Lo extraño era que no le diera un buen motivo... al menos uno que pareciera real.

Y encima, estaba aquella llamada telefónica que le había escuchado...

Gackt sacudió la cabeza con fuerza. Esas eran idioteces. Aquella había sido una simple reunión de trabajo, en una de las tantas salas ejecutivas que los hoteles ofrecían para tales fines. Tenía que repetirse eso como un mantra para negar los celos que le hervían en las entrañas. No podía permitirse sentir celos de Tetsu, no...

Con un suspiro, se recargó en el respaldo de la silla, mirando el pulido techo e intentando volver a concentrarse en los preparativos para la pequeña gira en Asia. Sólo tenía unos cuantos días antes de empezarla, y quería que todo fuera perfecto.

 

~

 

Gackt ajustó los lentes negros sobre su nariz y subió el cierre de la ligera chaqueta deportiva que llevaba. Después de pasar casi dos semanas en el extranjero, casi olvidaba lo frío que podía ser su país en las últimas semanas antes de la primavera.

Esta vez, permitió que su manager hiciera su trabajo y lo llevara a su casa. Se sentía hecho polvo, pero también se sentía animado. Había perdido dos kilos de peso, pero las Drug Party habían ido de maravilla, tanto desde el punto de vista técnico como personal. Ya había hecho una nota mental de dedicar más tiempo a sus fans fuera de Japón, aunque eso significara reducir sus vacaciones a un punto crítico que casi las llevaría a la desaparición. Además, esperaba que Tetsu hubiese tenido tiempo para pensar las cosas con calma... eso y de extrañarlo, ya que se había cuidado de no llamarlo y de responder sólo a una de sus llamadas mientras estaba en el extranjero. Así que en adelante, las cosas deberían estar bien.

Tal como había predicho, Tetsu lo esperaba con ansias.

– Te he extrañado como no te haces una idea.

– Creo que sí tengo una idea, si se aproxima al menos un poco a lo mucho que te eché en falta todos estos días.

– ¿Entonces por qué no me contestabas las llamadas?

– Bueno... no tuvimos demasiado tiempo libre – explicó –. Y además, no querría que alguien grabara una larga sesión de sexo telefónico entre...

Tetsu rió de buena gana, sellando sus labios con un beso.

– ¿Vamos a comer fuera?

– ¿A comer?

– ¿O estás muy cansado para eso?

– Sobreviviré – dijo, alzándose de hombros –. Pero es aún muy temprano...

– Bueno, díselo a alguien que no te esté esperando en ayunas.

– Oh...

– ¿Vamos?

– Claro.

Fueron a uno de los restaurantes casuales que tanto le gustaban a Tetsu. Antes de vivir con Gackt, era ahí donde hacía sus comidas con mayor frecuencia. Ahora que se detenía a pensarlo un poco, durante la ausencia del cantante, ese era otro detalle que lo había hecho sentirse inquieto: sin alguien que cocinara para él, había estado sobreviviendo a base de comida enlatada, congelada o deshidratada siempre que se encontraba en casa.

Definitivamente, era bueno tenerlo de regreso...

Estaban a mitad de su comida cuando el teléfono de Tetsu empezó a sonar.

– Moshi moshi – dijo, con tono fastidiado.

Gackt lo observó, alzando una ceja.

Tras una rápida conversación, Tetsu colgó. El buen humor se había desvanecido de su rostro.

– ¿Doushita?

– Sprouse – explicó –. Tenemos un problema con el proveedor, así que tendremos que solicitar que alguien se ocupe del prensado del tiraje de una banda.

– Pero tienes a alguien para esos casos, ¿no?

– Sí... pero nuestro apoyo no podrá surtir esa orden. Ya sabes, es la temporada. Kuroki ha conseguido otro lugar, pero tendré que ir a la oficina.

– ¿Por qué? Si ya tienen un sustituto, no veo la necesidad de...

– Porque se necesita que el presidente firme la subcontratación, genio – de inmediato, se arrepintió de haberlo dicho así –. Lo siento, es que... – sacudió suavemente la cabeza.

– Está bien. ¿Quieres que vaya contigo?

– No es necesario. Regresa a casa, necesitas descansar.

– Un. ¿A qué hora estarás de vuelta?

– No estoy seguro. Si no me tardo demasiado en Sprouse, estaré de vuelta en un rato. Pero si las cosas toman tiempo, entonces no regresaré hasta tarde... tendremos una reunión para planear qué va a ser de L'Arc~en~Ciel este año. Será agradable, tan sólo nosotros cuatro reunidos para charlar, como en los viejos tiempos...

– Bien, entonces... esperemos que Sprouse pueda prescindir de su presidente muy pronto – arriesgándose terriblemente, le dio un rápido beso en los labios. Era imposible negarlo: su necedad de no comunicarse con él en dos semanas le había afectado tanto como a Tetsu –. Buena suerte.

– Domo.

– Ja.

 Una vez en el apartamento y tras haberse separado de Tetsu, el cansancio parecía imponerse, así que decidió tomar un baño, vestirse con ropa cómoda y quedarse tirado por ahí como un trapo deslavado, tan sólo viendo televisión o escuchando música hasta que Tetsu regresara.

Sin darse prisa, llenó la bañera con agua caliente, sales aromáticas cuya esencia Tetsu encontraba demasiado picante para él, y una buena dosis de líquido para burbujas. Lo pensó mejor y vació otro tanto en el agua, observando cómo se formaba una rica espuma.

Se desnudó, tiró la ropa al cesto de lavandería y se metió en la bañera, sonriendo con satisfacción al comprobar que la capa de espuma era tan espesa que casi rebosaba de la bañera. Durante un buen rato, estuvo sólo observando los reflejos iridiscentes que la luz hacía en la esférica superficie de las burbujas. Se sentía realmente bien estar de regreso en casa...

Justo entonces, el teléfono empezó a sonar y él disparó la mirada hacia la puerta del cuarto de baño. A veces, odiaba la modernidad.

Con un suspiro de resignación, se apresuró a terminar su baño... no demasiado, pues sin importar cuánta prisa se diera, no alcanzaría la llamada... ahí estaba, el teléfono había dejado de sonar, seguramente la contestadora ya habría tomado la llamada por él.

Se secó con una toalla y tomó una bata del colgador, pero dudó un instante y la devolvió a su sitio original. Quizá se saltaría lo de la televisión... tan sólo pondría en marcha la música, cerraría persianas y cortinas en toda la casa y se metería en la cama a esperar a Tetsu.

Aún con el cabello húmedo, salió del cuarto de baño y empezó a bajar las persianas y a cerrar las cortinas sobre ellas, envolviéndose en una acogedora oscuridad. La sala quedó en penumbras, y entonces vio la pequeña luz parpadeante del contestador automático. Más por deshacerse del parpadeo que por verdadero interés, puso en marcha el aparato para revisar los mensajes.

“Ogawa san – empezaba el mensaje, en una voz masculina que le parecía muy familiar –, sólo lo llamaba para recordarle que su... cita con Hasegawa san es esta noche. Será más temprano que la anterior. Sé que me dijo que quería la misma habitación que la otra vez, pero estaba ocupada, así que tuve que reservarles otra. Es la habitación 934. Idéntica a la otra, sólo un piso más arriba. Espero que no tenga inconvenientes con ello. Si tiene alguna duda, ya sabe dónde localizarme.”

Ahí terminaba el mensaje. Por un largo rato, Gackt se quedó mirando el aparato, como esperando que la máquina le diera alguna explicación.

Bien, aquello definitivamente no tenía nada qué ver con la paranoia... el mensaje era más que claro.

Con las cejas fruncidas sobre sus ojos vidriosos, regresó a la habitación, sin molestarse en cerrar el resto de las cortinas. Eso requería de un cambio de planes.

 

~

 

Tetsu llamó antes de meter su llave en la cerradura, aunque en realidad no esperaba respuesta. Al final, se había entretenido mucho en Sprouse, por lo que no había podido regresar antes de acudir a su cita con Hasegawa, que había marchado de maravilla, por cierto. Seguramente a estas horas Gackt estaría dormido... sabía lo mucho que se le dificultaba dormir con el sol todavía arriba, así que lo más probable era que a penas hubiese conciliado el sueño.

Tal como lo esperaba, las luces estaban apagadas. Encendió las lámparas, dándose cuenta al instante de que las cortinas de la sala y el recibidor estaban corridas. Dejó el maletín sobre un mueble en su camino a la alcoba.

Había extrañado mucho a Gackt durante su ausencia, y aquel largo día de ocupaciones sólo había contribuido a aumentar sus ansias por tenerlo cerca.

– ¿Gacchan? – dudó un instante, luego encendió la luz de la habitación. La cama estaba hecha. De inmediato, sus cejas se fruncieron en su frente. No tardó en ver la pequeña nota pulcramente doblada por la mitad y dejada sobre la almohada de Gackt. Con un extraño presentimiento en el pecho, tomó la nota en sus manos y la desdobló.

“No me busques. G.”

Tetsu sintió un escalofrío. Aquella era una típica nota de un Gackt molesto. ¿Qué rayos habría pasado ahora? Había estado seguro de que, luego de no verse por dos semanas, las tensiones habrían desaparecido por completo, y no volverían a agravarse antes de que él pudiera resolverlas definitivamente.

¿Acaso Gackt se había molestado porque no había regresado a casa con él? Si se hubiese tratado de cualquier otra persona, así lo habría creído... pero se trataba de Gackt. Seguramente para él debía haber un motivo más firme. Sin embargo, no podía pensar en ningún otro.

Preocupado, tomó el teléfono y marcó el móvil de Gackt.

Uno, dos timbrazos... y luego, la conexión establecida.

– ¡Gacchan, ¿qué fue lo que...?! – pero la conexión ya se había cortado.

Gackt le había contestado sólo para colgarle. De acuerdo, eso ya tomaba tintes de seriedad.

Llamó a Hyde, intentado disimular las cosas.

– ¿Yes? – contestó Hyde, con un acento que hacía que todos le preguntaran por qué era tan afecto del único idioma que no podía pronunciar ni aunque de ello dependiera su vida.

– Doiha chan... ah...

– ¿Qué pasa, Tetchan?

– De pura casualidad... ¿has visto a Gacchan el día de hoy?

– ¿Hoy? Pero si a penas regresó, ¿no es así?

– Un.

– ¿No fuiste a recibirlo al aeropuerto?

– No exactamente. Nos vimos cuando llegó.

– ¿Pasó algo?

– ¡No! Es sólo que... sólo que... tuve que salir y ahora regreso y no está en casa.

– ¿Llamaste a su móvil?

Tetsu considero su respuesta.

– Se han peleado – suspiró Hyde –. ¿Qué hiciste, Tetchan?

– ¡Yo no hice nada!

– Bueno, seguramente Gacchan no te estará colgando el teléfono sin razón alguna.

– ¿Eh? ¿Estás con él?

– No. Pero acerté, ¿verdad?

– Ah...

– No te preocupes, Tetchan. Lo conozco desde hace tiempo, siempre que está evitando a alguien, hace eso. Pero dime, ¿qué fue lo que pasó?

– Puedo solucionarlo, Doiha chan, no te preocupes. A penas empiezo a buscarlo.

– Sou ka... bien, si necesitas mi ayuda, sólo llámame, ¿de acuerdo?

– Un. Domo.

– Ja.

No tuvo que pensar demasiado antes de tomar la libreta de direcciones y buscar el número de You. Quizá debía haber llamado a You antes que a Hyde, pero francamente, será mucho más sencillo si Gackt hubiese ido a refugiarse en la compañía de Hyde que en la de You... claro que si lo estaba evitando, You era la respuesta obvia.

– Moshi moshi – respondió una voz un poco fastidiada tras un largo rato de timbrazos.

– You san...

You suspiró.

– Quería saber si... si has visto a Gackt.

– Sí – divertido al ver la expresión de su mejor amigo, se levantó del sillón que compartían antes de que Gackt decidiera matarlo a golpes –. Aunque recién me ha dicho que te diga que no está conmigo.

– ¿Es... está bien?

– Eso depende. Sobrevivirá, pero no creo que sea bueno dejarle en el mismo cuarto con cualquier ser vivo que quiera conservar la cabeza sobre los hombros. Especialmente si se trata de ti.

– ¿Puedo hablar con él?

– Dudo que quiera escucharte.

– ¿Por favor?

You respiró hondo otra vez. Tetchan le escuchó; obviamente había alejado el auricular de su boca, pero no se había preocupado por cubrirlo.

– Quiere hablar contigo.

– Le dejé una nota, le pedí que no me buscara.

– ¿Estás seguro?

A continuación, Tetsu escuchó cómo una puerta se cerraba de golpe del otro lado de la línea.

– Dice que te pidió que no lo buscaras.

– Sí, pero...

– Si Gackt no quiere que lo busques, será mejor que no lo hagas.

– Pero...

– Estará bien – bajó la voz –. Mira, no voy a preguntar qué fue lo que pasó... no es asunto mío. Es obvio que está molesto, pero conociéndolo, se le pasará pronto. Mientras tanto, lo mejor será que lo dejes en paz... dale un poco de tiempo.

– Un poco de tiempo... ¿y cómo se supone que voy a saber cuándo ha sido tiempo suficiente?

– Llámame. No más de tres veces al día, o si no Gackt seguirá igual. Cuando esté listo para hablarte, te lo comunicaré.

– Un...

– Ja.

Y sin decir más, cortó la llamada.

Tetsu cerró el móvil y se lo quedó mirando un buen rato, sentado en la cama.

Cada vez, se convencía más de que no había sido una buena idea... claro que no era momento de dar marcha atrás.

 

~

 

En cuanto You colgó, respiró hondo y fue a su habitación.

Tal como esperaba, Gackt estaba tumbado a lo ancho de su cama, mirando la pared como si fuera a librar un duelo a muerte con ella.

– Bueno, dijo que...

– No me busques. ¿Te parece que hay algo en esa frase que resulte difícil de entender?

La llamada de Tetsu lo había puesto de peor humor.

– Gacchan... cuando tu pareja desaparece dejando una nota que dice “no me busques”, cualquier persona normal empieza a buscarle desesperadamente.

– Tiene agallas para hacerlo.

– Sonaba bastante confundido...

– ¡Claro!

– Gakuto niichan – se sentó en el borde de la cama –, estás siendo sumamente infantil, ¿te das cuenta?

– Quizá se me ha pegado un poco de tanto convivir con un hombre que cree que tendrá doce años por toda la eternidad.

Resignado, You se tiró también en la cama, apoyando la cabeza en la espalda de Gackt. Sabía que la cercanía física siempre calmaba a su mejor amigo.

– ¿Ahora sí vas a decirme qué fue lo que pasó?

Gackt guardó silencio por varios minutos, durante los cuales You no le presionó.

– ¿Quieres oír la versión corta o la versión larga?

– La que gustes. El jefe me ha dado la semana libre – bromeó.

El cantante dejó escapar una risa mitad resoplido, y You supo que ya se sentía mejor... al menos un poco, pero se sentía mejor.

– En resumen, Tetsu no quiere acostarse conmigo...

You dio un respingo. Había conocido a Gackt por más de la mitad de su vida, y sabía que su amigo no era alguien adepto a tener sexo diariamente... ni siquiera con demasiada frecuencia. ¿Qué tanto tiempo debía haber pasado para que Gackt se estuviera resintiendo por ello?

– Y creo que la razón es que se está viendo con alguien más...

– Uso...

Notas finales:

Espero que este capi sea de su agrado ^^

Ya tengo el siguiente capi terminado para esta historia, pero, igual que siempre, se los intercambiaré por algunos reviews, ne? ^_~

Dulces lunas! 


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