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Mi esposo Colibrí por Sasakura

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Puede que sea menor, y consecuencia de ello un muchacho ingenuo. Pero suelo estar seguro de muchas cosas en la vida
La conversación que tuve esa noche con Atsushi me dejó pensando en varias cosas. ¿Podría ser que mi sensación de enamoramiento solo fuera pura calentura? Quizás, solo soy un adolescente lleno de hormonas. Pero en el fondo sé que no es solo eso.

Aun si Atsushi nunca más aceptara acostarse conmigo, o recibir un simple beso y tomarnos de las manos, me quedaría a su lado.

Ahora mismo él se encuentra en casa de sus padres, y como estoy solo en casa me he dedicado a preparar algo por su cumpleaños. He quedado deacuerdo con Toshio-san para dejar libre toda la fecha, y que la fiesta familiar que se organiza siempre en honor a su cumpleaños quede relegada para el día siguiente. De esa manera puedo preparar todo con tranquilidad.

He llamado a Honjou primero, porque él es su mejor amigo. Tras discutirlo un rato, él se ha entusiasmado con la idea del festival y me propone invitar a todos los amigos de Atsushi a pasar el día con nosotros. En el fondo me molesta, porque tenía la ilusión de estar solo con él en el festival. Pero recuerdo que es su cumpleaños, y que en definitiva no es una cita o algo así. Si Atsushi quiere pasar su día en compañía de un amigo, se alegraría más de estar con todos los demás. ¿No es cierto?

Honjou se dedicó a llamar a unos cuantos que yo no conozco bien, y por mi parte hablé con Sayuri y Asakura-san, quienes aceptaron de buena gana.
Después de eso me quedó otra pendiente. Le pedí el número telefónico de Madoka-san a Honjou, y todavía dudo si hago bien en hablarla o no.

Me decido y marco desde mi celular aquel número. Me siento extraño, algo inseguro.

- ¿Moshi moshi?

- Hn... ¿Ma-madoka-san?-Pregunto.

- Así es. ¿Quién habla?

- Etto... mi nombre es Mura Takato, tu no me conoces pero...

-Te equivocas, eres el esposo de Atsushi. ¿O me equivoco? - Su tono antes amable, ahora suena ligeramente apagado.

- No.

-¿Por qué me llamas, Mura-san?

- Hn, sí, es que mañana es el cumpleaños de Atsushi. Algunos amigos se reunirán con nosotros en el templo Nakamura, a-al festival. Y yo quería saber si Madoka-san estaría dispuesta a ir con nosotros.

Se hizo un silencio sepulcral. ¡Rayos! ¿Habré dicho algo estúpido?

- No lo sé Mura-san, tengo tiempo sin saber de él. Y últimamente estoy muy ocupada...

-¡Madoka-san por favor!- Supliqué.- Tienes que estar ahí, Atsushi se sentirá muy feliz de verte, yo te lo suplico Madoka-san...

- No lo sé, Mura-san ya tengo que irme.

- ¡Mañana a las 19:00 en la entrada del templo!

Y me colgó. En el fondo tenía la esperanza de que ella fuera y alegrara un poco a Atsushi. Si ella podía lograr eso, yo me sentiría feliz.
Pero entonces... ¿Por qué me siento tan triste?

* * *

La mañana de mi cumpleaños me quedé dormido por haber estudiado más de la cuenta. Tanto así que esa mañana Takato fue quien me despertó.

- ¡Despierta, Atsushi!- Me sacudió por los hombros bruscamente hasta que logré abrir los ojos.

- Hn... ¿Takato?- Apenas si podía distinguir su rostro sonriente.

- ¡Feliz cumpleaños! - Dijo, y enseguida me mostró un pastel de muy buena pinta, que acabó por espabilarme.

Era de chocolate y coco, con la leyenda "Ontanjoubi omedeto, Atsushi" decorada encima.
Jamás había despertado de esa manera para mi cumpleaños. Takato preparó el desayuno y probé mi pastel, estaba tan delicioso como se veía. Takato realmente le estaba agarrando la mano a esto de la cocina.

- Takato, ahora me tengo que ir a la biblioteca.- Le anuncié desde la puerta de la cocina, donde lo veía limpiar los restos del desayuno.

- Deacuerdo. Te cuidas.

- Takato...- …l se giró para verme, extrañado porque no me fuera aún.- Recuerda que hoy quedamos en ir al templo, volveré a tiempo.

- ¡Hai!- Respondió regalándome una hermosa sonrisa que provocó un sobresalto en mi pecho.

Durante todo el día traté de poner mi mayor esfuerzo en el estudio, pero sin mis compañeros, solo podía perderme en cavilaciones sin sentidos que me llevaban irremediablemente a pensar en mi pequeño esposo. Le dije que yo no pensaba en él de forma romántica, pero me sonrojo o sobresalto por simples gestos que me manda. Incluso detalles, el pastel, su saludo efusivo por mi cumpleaños. Y no solo eso, toda la semana había tenido atenciones para conmigo a las que estaba dispuesto a acostumbrarme.
De pronto quizás yo también estaba confundido, y simplemente el sexo me hace creer que mi interés por Takato es otro... no lo sé...

Pasó la tarde y sin poder completar mi objetivo de estudio, simplemente volví a casa.

- Tadaima.

Entré buscando rastros de Takato, y lo oí moverse alborotadamente por todo su cuarto. Fue hasta la puerta y le hablé a través de ella.


- ¿Takato?

- Atsushi-kun ya estoy casi listo, perdona pero no pensé que se me hacía tarde.

- No te preocupes Takato-kun, fui yo quien llegó antes.- Un suspiro aliviado muy exagerado se escuchó en la habitación y yo tuve que aguantarme las ganas de reír. - Voy a tomar un baño.

- ¡Okay! - Gritó desde el interior.


Tomé un baño corto y tardé el resto del tiempo pensando en qué podía usar para esa ocasión. Repasé entre mi ropa usual guardada en el armario, pero un destello negro y rojo llamó mi atención inexorablemente. Un kimono bastante atractivo, regalo de los Mura por el casamiento. Me había gustado bastante al instante que me lo dieron, pero jamás se había presentado la ocasión para usarlo.

Terminé usándolo, y al mirarme frente al espejo me sorprendió descubrir que se veía bien en mí.

Salí de mi cuarto para toparme con Takato, que salía exactamente del suyo en ese momento. Ambos nos topamos de frente y nos quedamos viéndonos, él llevaba puesto un kimono también, azul oscuro con detalles en un azul más brillante, aquel color resaltaba la palidez de su piel y el color claro de su cabello. Se veía hermoso, brillante y colorido como un colibrí.

- Atsushi-kun...-Balbuceó, con un rubor notable en su rostro.- ¿Ese kimono te lo ha regalado mi familia?

- Sí, jamás había tenido la oportunidad para usarlo.- Estiré ambos brazos, para mostrar mejor la prenda de vestir tradicional. Era impactante, con razón Takato se notaba tan impresionado.- ¿Nos vamos?

El asintió con un cabeceo y caminó detrás de mí hasta la entrada.

- Atsushi.- Me volteé para mirarlo, tenía las manos cruzadas sobre el pecho, a la altura de su corazón.- Mi corazón late muy rápido... por causa de ti.

Mierda, tanta sinceridad junta me dejan siempre sin palabras. ¿Cómo puede decir cosa semejante, tan tranquilo y con esa expresión tan adorable? ¡Acaso no nota como eso me pone nervioso! Ahora son mis palpitaciones las que escucho.

- Aunque pienses que se trate de una confusión, o de atracción sexual, yo siento algo muy raro cuando estoy contigo. Una... calidez en mi pecho, cada vez que te apareces trato de no decir nada estúpido pero siempre acabo haciéndolo porque estoy nervioso. - Me dice, con una brutal honestidad.- Disfruto estar contigo, no importa si nunca sientes lo mismo por mi, Atsushi-kun, el destino acabó atándome por el resto de mi vida a tu lado. Y voy a tratar de lograr tu felicidad...Atsushi-kun, feliz cumpleaños. Ojala este sea el primero de muchos que pase a tu lado.

Me dedicó una última sonrisa antes de salir corriendo hacia la calle, escuchaba el sonido ocasionado por sus sandalias de madera, repicando y alejándose de mí.

-¡Atsushi vámonos!- Me gritó desde la acera, yo corrí automáticamente a su encuentro.

El la puerta del templo me encontré con una sorpresa que me imaginé fue preparada por mi pequeño esposo. Mis amigos más cercanos se encontraban ya esperándonos cuando llegamos.

- ¡Feliz cumpleaños, Kidokawa!- Exclamaron al unísono.

- ¿Eh, ustedes cómo es que están aquí?

- Venimos a hacerte compañía por tu cumpleaños, hombre, que desagradecido.- Me respondió un risueño Asakura.

- ¿Tu preparaste eso?- Me volví para preguntarle a Takato, no hizo falta que dijera nada, simplemente me sonrió y lo supe.

- Miren ahí viene Honjou-kun.- Señaló Sayuri. En efecto era mi amigo Honjou quien corría para llegar.

Y no estaba solo. De la mano llevaba prácticamente arrastrando a un muchacho desconocido, alto y pálido con cabello negro y largo.

- ¡Lamento haberme retrazado, Takato-kun!- Articuló apenas, con tamaño estado de agitación.- Kidokawa, feliz cumpleaños.

- Gracias Honjou, y...

- Oh, él es Aoi Sakurada, es mi pareja.- Nos confesó a todos. La reacción fue general, pero fuera de la sorpresa inicial todos saludaron amablemente a Sakurada-san. Se veía algo callado, pero agradable.

- Bien ahora que estamos todos aquí, más vale que entremos.- Concluyó Asakura y todos estuvimos deacuerdo.

- ¿Takato-san, a quien esperas?- Indagó Sayuri, al notar como el castaño miraba a todos lados en busca de alguien.

- No, a nadie.- Se encogió de hombros y siguió a Asakura.

Tanto él, Sayuri y una amiga de esta que había traído, se adelantaron. Kanto-kun, un viejo amigo de secundaria, y su novia les siguieron de cerca. Yo comencé a andar con Takato a mi lado, éste se mostraba curioso por la relación de Honjou y su novio, a quienes no perdía de vista.

- Ne, Atsushi.- Me jaló de la manga para atraer mi atención.- ¿No crees que el novio de Honjou es muy llamativo? Parece un modelo o algo así.

Me giré para disimuladamente ver a la parejita que caminaba de la mano detrás de nosotros.

- Sí, supongo. - Coincidí. Era cierto que Sakurada-san era más que atractivo, todos en la feria se giraban a verlo. Tanta altura en un japonés resultaba llamativo.

- Aunque Honjou-san no se queda atrás. Mira, esta noche no trae lentes y se ve elegante, yo creo que es muy apuesto. Hacen una buena pareja.

Yo asentí, mostrándome deacuerdo con su comentario.

- Takato-kun.- Mi rubio amigo y su novio se adelantaron hasta alcanzarnos.- Aoi, este es a quien quería presentarte. Es Takato-kun, el esposo de Kidokawa.

- Ahh... mucho gusto, Sakurada-san.- Se apresuró a saludar mi castaño, con unas reverencias bastante torpes por la impresión.

Entretuvieron a Takato algún rato, yo en cambio me distraje por unos segundos con algo en un puesto de artesanías. Una figura elegante y colorida dibujada en un abanico bastante hermoso. Me acerqué hasta el puesto.

- ¿Se interesa por un hermoso abanico, joven? - Se me acercó el vendedor y le señalé el que llamó mi atención. - Oh, la avecilla de colores. Es un motivo muy peculiar. ¿Quiere comprarlo?

- Es un colibrí.- Lo corregí.- ¿Cuánto pide por él?

El viejo vendedor sonrió conciliadoramente y me vendió el abanico. No dejé de pensar en Takato al verlo.

- ¿Atsushi?

Me volví hacia la voz femenina que pronunció mi nombre.
Era ella, con un vestido blanco impecable y el cabello castaño suelto como en la fotografía que solía guardar. ¿Qué hacía Madoka en este lugar?

- ¿Madoka?

Impresionado me alejé unos pasos, ella cabeceó afirmativamente. Se veía bonita, tanto como siempre.

- Feliz cumpleaños, Atsushi.- Susurró. Se la notaba incómoda por la extraña coincidencia. No habíamos tenido contacto en mucho tiempo, y ya casi no pensaba en ella. Pero verla frente a mí me dejó sorprendido.

- Lo recordaste.- Respondí con una indiferencia que nunca había usado con ella.

- Hai. Mura-san me avisó, no quería venir en un principio, pero él insistió en que te haría feliz verme.

- ¿¿Takato??

Me parecía irreal, pero ella nuevamente cabeceó dándome el sí. ¿Por qué haría él algo así?

- Yo, lo lamento Atsushi. Pero si tu aún tienes sentimientos por mi, necesito que lo dejes atrás. Nosotros terminamos cuando te casaste, y yo continué viviendo mi vida... Ahora, estoy con alguien más.- Manifestó ella, sin sorprenderme para nada.

En ese preciso momento un hombre apareció entre la multitud. Era mayor que ella, se trataba de su jefe en el club de investigaciones. Aquel con el que tanto tiempo pasaba.

- ¿Madoka, ya podemos irnos?- Preguntó aquel hombre, sin reparar en mi presencia.

- Sí.- Le contestó.- Lo siento, Atsushi, siempre te recordaré.

- Madoka.- Le dije.- Yo no albergo ningún tipo de sentimientos por ti, todo fue un malentendido. Espero que tu y el sensei sean felices, yo ahora debo irme.

Giré sobre mis pasos y me alejé de ellos sin esperar ningún tipo de respuesta. Ya las tenía todas en mí.
Busqué entre la multitud a mi esposo, me urgía verlo. Lo encontré a unos metros en compañía de Honjou y su pareja, se habían detenido a jugar en un puesto pero mientras los novios se entretenían, Takato miraba hacia todos lados buscando a alguien.

- Takato, ven conmigo. - Le tomé de la mano y jalé entre la multitud, para alejarnos un poco de tanta gente.

Llegamos hasta un sitio menos concurrido en el templo, donde lo solté de mi aprehensión.

- ¡Atsushi! ¿Dónde estabas? Te busqué por todos lados...- Se quejó, confundido y asombrado.- ¿Qué hacemos acá?

- Toma.

Estiré mi mano donde portaba el abanico que tanto me gustó.

- ¿Para mí? - Preguntó Takato, tomándolo y desplegándolo, para toparse con la majestuosa imagen de aquel colibrí colorido y brillante que tanto me gustó. Que tanto me recuerda a él.- ¡Es hermoso! Un colibrí... Atsushi... como aquella vez.- Musitó, sonrojándose con expresión de fascinación.

Me conmovió que lo recordara. Pensé a todo el alcohol en nuestra sangre, él no se olvidó de como aquella vez me referí a él como un hermoso colibrí.

- Me recordó a ti, y quise que lo tuvieras. Por eso me alejé un momento.

- ¡Me encanta!- Declaró, y yo hice algo que tenía ganas desde hacía muchos días.

Lo abracé, rodeandolo con mis brazos lo atraje hacia mi pecho, y quedé agachado a la altura de su oído.

- ¿En verdad harías cualquier cosa por verme feliz?

- Sí.- Respondió sin dudar un segundo, causándome efecto inmediato.

Mi corazón latía apresurado, apenas si podía respirar, era una calidez extrema la que se agolpaba en mi pecho. Y el cosquilleo en mi piel.

-Aunque dices que estás enamorándote de mi, igual llamas a Madoka. ¿Por qué hiciste eso?- Exigí saber.

Takato simplemente sonrió. De la forma más cálida y sincera posible.

- Porque pensé que serías feliz al verla.

- ¡¿Te sacrificarías tanto así, de llegar a soportar que otra persona este con la persona que dices amar?!

- Hai. Atsushi-kun, lo haría de nuevo. ¿Es que no estás feliz?

- Takato, quiero abrazarte así todo el tiempo.- Le dije, haciendo acopio de toda la honestidad que llevaba guardada en mi corazón.- Y soy feliz con estar contigo, en serio... Takato, me encantas y quiero tenerte conmigo toda la vida. Y tratar de hacerte feliz.

El delgado cuerpo de mi querido Takato tembló involuntariamente. Le vi el rostro, estaba shockeado, tenía una expresión difícil de adivinar.
Y aproveché ese momento de poca lucidez para besarlo, palpar sus labios con los míos, recorrer la humedad de su boca con la de mi boca. Un gemido ahogado proveniente de Takato me hizo separarme para mirarlo. Sonreía ampliamente y sus ojos brillantes de emoción estaban a punto de volverme loco.

- ¡Atsushi, yo también quiero abrazarte siempre! - Dijo antes de abalanzarse nuevamente sobre mis labios.







EPILOGO

Sostuve la cabeza de Atsushi junto a mi pecho, mientras sus firmes manos en mi cadera hacían presión para amoldarme mejor a su figura. Tal como la primera vez que lo hicimos, me encontraba sentado a horcadas sobre él, subiendo y bajando a lo largo de su miembro. Al momento de golpear mi próstata gemí muy alto, hasta casi gritar, se sentía tan bien que apenas podía pensar y respirar resultaba trabajoso.
En lo único que podía concentrarme era en la manera que Atsushi gemía y jadeaba al compás de las envestidas, largando todo su aliento sobre la piel de mi pecho.

- ahh... hn... Takato, me vengo.

- Hnn. aahhh, ahhh, hazlo, aaahh... Atsushi te amo.- Mencioné antes de lograr el orgasmo más delicioso de toda la noche. Terminé al momento que sentí el tibio semen de mi esposo derramarse en todo mi interior. Se sentía tan fantástico como siempre.

- Te amo.- Me dijo, recuperando el aire, mientras caíamos en la cama uno junto al otro. Me abrazó por la espalda y nos cubrió a ambos con las sábanas. …l siempre hacía eso. Yo cada vez que acabo, quedo tan idiotizado que apenas sé donde estoy posicionado. Me besa el cuello, las mejillas y busca mis labios. - Feliz aniversario.

- Feliz quinto aniversario, Atsushi-koi.

Ya algo más lúcido, me giro para quedar frente a él y corresponderle a sus caricias.

…l me sonríe y va cerrando los ojos.

- ¿No quieres una ronda más?- Propongo, sabiendo de entrada que va a negarse. En el fondo tampoco yo creo aguantar otro asalto como el último.

- Sí, pero una vez que recupere las energías... Tal vez en unos cien años.- Suspira y me abraza para dormirse sobre mi pecho.

- Ohh, Atsushi... que anciano estás. Pero si apenas tienes 26 años, deberías estar en la plenitud de tu vida sexual.- Me burlo, cerrando también los ojos, me voy a dormir en cualquier momento.

- Uhmm... lo sé, solo que hoy trabajé demasiado.- Murmura sobre mi pecho.- Y tu debes dormir un poco, a tus profesores no les va a importar demasiado la excusa de tu aniversario de bodas.

- Oh que va, les diré que mi apuesto y sexy esposo me secuestró de clases para meterme en una lujosa habitación de hotel y follarme hasta perder tooodo el estrés acumulado durante la semana, con ese caso tan importante que está llevando. Si de pronto ya no puedo recibirme de arquitecto, ya sabrán a quien culpar... jeje. ¿Qué opinas?

- Que es demasiada sinceridad. Al menos háblale de la cena romántica y los juegos previos, sino voy a parecer un salvaje.

Ambos nos reímos flojitos.

- Mi amor, ya duerme.- Le pido, rodeándolo con mis brazos y acariciando su cabello para relajarlo más aún.

- Takato... ¿Eres feliz?- Me pregunta, con su último poco de energía.

- Cada día.- Respondo, sonriéndome.

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