Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Luz de Noche, Luz de Dia por Songfic_Maniak

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este Songfic lo iba a publicar ayer por ser Dia de San Valentin, pero no tuve tiempo, de cualquier forma se los coloco en este momento, mas vale tarde que nunca.

Algunas personas me han preguntado que tiene de entretenido hacer Songfics, incluso muchos llegan a decirme que con cancion o sin cancion la historia se entiende igual. Respeto a quienes piensan de ese modo, pero no estoy de acuerdo. Creo que las canciones que se incluyen en este tipo de fanfiction llamado "Songfic" son parte importante de la historia, algunas veces puedes encontrar en la cancion palabras o momentos que complementan a la misma.

Cuando yo dedico un Songfic no solo estoy dedicando la historia en si, tambien dedico la cancion. En esta historia utilice "Luz de Dia" de Enanitos Verdes, una de la canciones para enamorados por excelencia (Como "Te amo" de Franco de Vita o "La cosa mas Bella" de Eros Ramazotti)

Soy Libra ascendente Piscis, asi que como pueden imaginarse quienes sepan de personalidades de acuerdo al horoscopo soy una persona tremendamente idealista y romantica. Creo que a esta Tierra venimos a Amar. No hay mas, el mundo gira por ese sentimiento, todos nuestros actos se rigen por la busqueda, la falta o la llegada del Amor que es lo mas sublime que una persona puede sentir en el corazon. Si ustedes han sido afortunados en experimentar el amor de pareja quiza me den la razon.

Por eso mismo les dedico "Luz de Dia" una cancion que logra plasmar el triunfo del Amor pese a cualquier adversidad y tambien les regalo esta historia en la que he tratado de reflejar un amor puro que es capaz de perdonar y volver a intentarlo.

Este songfic es para todos aquellos que se han tomado la molestia de comentar mis historias en esta web donde me han hecho sentir muy, pero muy querida ^^ 

En especial a xxxHolic, Drakangelcamus y Dark Camus.

Tambien se lo quiero dedicar a Shuni Chan a Kami-Chan a Niutsa a Lyn Shaka.

Finalmente a  Athena vamp assamita, lady_shaka, Athena Ariana, AIe, Persephon, Yumi_matsuzawa_1 y Yuki Kuroi. A las demas personitas que me han posteado como las frecuento en otra web las inclui en aquella dedicatoria.Gracias a todas ustedes! Quienes hayan celebrado el Dia de San Valentin espero la hayan pasado muy bien junto a sus seres queridos ^^

“LUZ DE NOCHE, LUZ DE DÍA”

 

 

"Luz de Día"  Interpretada por Enanitos Verdes

 

Escrito y Reeditado por Songfic Maniak

 

 

 

Pov Milo

 

 

Me he observado frente al espejo durante más de una hora, el mismo tiempo que he esperado a que llegues. No sé exactamente cuánto más debo esperar solo sé que cada minuto se vuelve una tortura cada vez menos soportable, ¿Cuándo crees que podré aguantar?

 

Tal vez te decidas a venir o quizá no, pero sea cual sea tu decisión ya debes sospechar que eso no cambiará mis sentimientos hacia a ti, mi amado Camus, porque desde la primera vez que te vi cambiaste mi vida y cuando nuestras manos se estrecharon ya no hubo mas para mí porque te convertiste en el centro de mi universo.

 

No fui yo sino tu inseguridad la que te hizo alejarte, ¿sabes? A mí jamás me importó tu condición, si yo te dejé libre fue porque lo necesitabas y porque- sabía- algún día volverías a mí.

 

Escucho que alguien toca a la puerta, me levanto como resorte, carraspeo antes de verme por última vez ante el espejo y caminar con pasos indecisos y agigantados hacia la puerta donde, pido a Dios, que estés aguardando. Acomodo mi traje, nunca he sido perfeccionista y sé bien que tú tampoco te fijas en éste tipo de detalles pero quiero que ésta noche todo sea perfecto para ti, por mí, por nosotros.

 

Abro la puerta y te presentas exquisito ante mí, con tu rostro agachado y cubierto con tu flequillo aguamarina como siempre, ya sin el ligero bastón con el que te acompañabas en el pasado.

 

-¿Milo?- preguntas tímido y no puedo evitar sonreír ampliamente, es curioso ya que ese gesto no es común en mi persona, acostumbro mostrar una sonrisa taimada y a muchos les parecería extraño verme sonreír de forma casi estúpida pero no temo ser sincero ante ti... a pesar que no puedas ver ésta muestra de sinceridad.

 

-Si, soy yo- te contesto tomando tu mano, sintiendo como te estremeces ante el contacto.

 

-¿Me ayudas?- me preguntas adentrándote inseguro a mi departamento, me apresuro a enlazar tu brazo con el mío, cerrar la puerta y apagar la luz del corredor quedando la habitación en total penumbra.- creo que todo está más oscuro- me dices ya que siempre has podido distinguir algunas sombras.

 

-Es de noche- te contesto divertido como excusa para que no te des cuenta que, en realidad, todo mi departamento se halla en penumbras ya que eso me ayuda a tener más valor y, quizá, a llegar a comprenderte.

 

-No seas tonto, sé que es de noche- me dices aunque no puedes evitar sonreír también.

 

 

Destapa el champagne
apaga la luces

 

 

Caminamos con lentitud hasta el comedor donde te ayudo a sentarte, ahí, aguardas sin moverte ni decir nada, prendo con una bengala la vela al centro de la mesa mientras no pierdo de vista tu rostro que queda alumbrado por esa pequeña llama danzante. Es curioso, pero después de tantos años, a pesar de todos tus reclamos cuando te dejé ir y de todo lo ocurrido no he podido dejar de amarte.

 

 

Dejemos las velas encendidas
y afuera las heridas

 

Camino hacia la cocina donde se encuentra la ensalada que he preparado para ésta noche junto con la botella de champagne, llevo todo a la mesa y sirvo tu plato al igual que el mío, así como también destapo el corcho y vierto en tu copa aquel líquido dorado y burbujeante.

 

-Champagne- dices sin temor equivocarte ya que has escuchado el corcho y a tu olfato llega la esencia de aquellas burbujas- la ensalada se acompaña mejor con vino blanco- comentas con sobriedad.

 

-Si, pero la champagne se toma cuando se celebra algo.- respondo colocando la botella en un cubo lleno de hielos al lado de la mesa y tomando mi lugar frente a ti.

 

Tú te inclinas, apoyas tus codos en la mesa y enlazas tus manos para apoyar, después, tu barbilla en éstas.

 

-Y, dime, Milo, ¿qué es exactamente lo que estamos celebrando?- me preguntas mostrando a penas esa sonrisa rencorosa que tanto encanto tiene, tus cabellos aguamarina son alumbrados tenuemente por la vela que nos separa, tus facciones parecen resplandecer con tan ligera luz.

 

-Pareces un ángel- digo sin pensar y agacho mi rostro cuando me doy cuenta de la impertinencia que he dicho.

 

-¿Un ángel?- repites con sorpresa- por favor...- dices con cinismo echándote para atrás y fijando tus párpados cerrados con fuerza en mí, recuerdo entonces, cuanto te dolía darte cuenta que yo miraba tus ojos que siempre carecían de brillo sin saber que, al igual que a ti, esa mirada apagada me lastimaba de forma profunda- he sido ciego la mayor parte de mi vida, Milo, nunca he visto un ángel- agregas de forma seca.

 

Siento un escalofrío recorrer toda mi espina dorsal cuando mencionas la razón de tu constante sufrimiento, aclaro mi garganta y, en un impulso, me apresuro a tomar tu mano.

 

-Yo no soy ciego pero tampoco he visto nunca a un ángel- te respondo tratando de remediar mis palabras.

 

-Entonces, ¿por qué dices tan convencido que me parezco a uno?- sigues retirando tu mano al mismo tiempo que giras tu rostro.

 

Te he herido una vez más.

 

-Porque imagino que si tuviera la oportunidad de ver a uno sería idéntico a ti- contesto finalmente ocasionando que tu cruces tus brazos y rías de forma melancólica.- Camus, no...- comienzo a hablar, más me detengo cuando veo una lágrima derramarse por tu mejilla.

 

-No, Milo, ya no hables- me interrumpes limpiando tú mismo esa gota y volviendo a sentarte correctamente para tentar la mesa hasta que tus dedos rozan la copa.- dijiste que estábamos celebrando algo…- dices alzándola- celebremos, entonces- finalizas extendiendo tu copa hacia mí, yo no dudo en tomar la mía y chocarla con la tuya escuchando el ligero repiqueteo de ambas ocasionando en los dos una sonrisa que parece desvanecer la tensión pasada.

 

 

Ya no pienses más en nuestro pasado
hagamos que choquen nuestras copas
¡Por habernos encontrado!

 

 

Cenamos en silencio, más bien, tú degustas la ensalada que he preparado mientras que yo no puedo dejar de admirar cada una de tus acciones. Casi no puedo probar bocado, siento una extraño revoloteo en mi estómago y algo en mi pecho contraerse y expandirse a cada segundo, también unas ganas a penas controlables, pero muy intensas de querer rozar tu piel y tus labios.

 

-Milo, no me gusta lo que estoy escuchando.

 

-¿Qué escuchas?- te pregunto extrañado

 

-El silencio- me respondes bajando el tenedor una vez que has terminado.- me gustaría que pusieras esa canción que tanto nos gustaba, ¿recuerdas?

 

“¿Y cómo olvidarla?” pienso al tiempo que sonrío ampliamente sabiendo que esa petición aguarda en mi estéreo desde antes de tu llegada. Debes saber ya lo anticipado y prevenido que soy en esto del romanticismo: cena, champagne, velas... música.

 

-Por supuesto que la recuerdo- respondo poniéndome de pie y caminando hacia el estéreo, aunque toda la tarde cuando pasaba frente a él me detenía para asegurarme que ahí siguiera el disco me aseguro una vez más que sea el correcto para encenderlo y comenzar a escuchar aquella melodía que habla de un amor idealista, idéntico al que nosotros compartimos alguna vez.

 

-Gracias- me dices mojando tus labios al darle un último sorbo a tu copa- siempre me gusto esa canción. Aún es mi favorita- dices al aire sin poder adivinar en dónde me encuentro.

 

Desde donde estoy posicionado te observo sentado correctamente con tu copa a un lado y tu soledad al otro, me encuentro de la misma forma solo que yo no necesito de la copa ya que no tengo nada que celebrar en ésta vida, puede parecer curioso, pero tú siempre fuiste mi alegría, mi apoyo, quien me levantaba y me daba ganas de vivir.

 

-¿Cuándo fue que se terminó?- pregunto en un susurro a tu oído, te sobresaltas al saber que me encuentro detrás de ti.

 

-No me asustes así- pides con una voz nerviosa y con un deje alegre, sé bien que recuerdas todas las veces que hice lo mismo aquellos años en que compartimos nuestras vidas. Ambos reímos un poco hasta que yo me atrevo a apoyar mi barbilla en tu hombro y abrazarte de la cintura.-No lo sé, Milo, ni siquiera estoy seguro de que haya terminado- me respondes devolviéndome la esperanza que hacía años creí perdida.

 

Mis manos se aseguran más a ti, un suspiro escapa de mis labios chocando con tu mejilla y tú encoges tus hombros al sentirme.

 

-¿Quieres... bailar?- te pregunto inseguro, pero tú no tardas en asentir comenzando a ponerte de pie.

 

Te tomo de las manos y, sintiendo como mi cuerpo tiembla como el de un adolescente en su baile de graduación, me apresuro a llevarlas hasta mis labios para besarlas, agradeciendo que hayas aceptado pasar ésta velada conmigo. Alzo mi rostro y puedo ver el sonrojo en el tuyo, cada uno de tus gestos es precioso ante mis ojos.

 

 

Y porque puedo mirar el cielo
¡Besar tus manos!

 

 

Sonrío para mí mismo sin poder creer que todo esto lo provoques tú, cierto, aún somos jóvenes, a penas he terminado mi carrera y tú has regresado de Londres, más parece como si hubiera sido una eternidad lejos de ti, después de que toda mi vida la compartí a tu lado no puedo creer que mis manos entren en contacto con la tuyas, que mi brazo pueda recorrer tu cintura y sea tu rostro el que se esconda en mi cuello, ¡es tan irreal! Pero, de igual manera, hermoso.

 

A penas y nos movemos, siento tu calor junto al mío, trago con dificultad al tentar mi próximo movimiento el cual es ceñirte más hacia mí para guiar tus pasos con cada nueva nota de nuestra canción.

 

-¿De qué te ríes?- preguntas y puedo sentir tu cálido aliento chocar en mi cuello.

 

-De nada, solo pensaba en que no he cambiado mucho desde la última vez que... que estuvimos así- te respondo dándome cuenta que solo contigo sigo siendo ese joven enamorado con ideas tan extrañas como regalarte una estrella o adjudicarnos una canción que no escribimos nosotros, más embona perfectamente con nuestros sentimientos.

 

-Si, es lo mejor de todo, ¿no?- dices asintiendo mientras que te dejas llevar, confiando en mis pasos como en días pasados.

 

-¿Lo mejor?

 

-Si, que nada entre nosotros ha cambiado- terminas deteniendo nuestra danza con suavidad y acariciando una de mis mejillas para atraer mi rostro hacia el tuyo.

 

-Camie...- es lo único que me dejas decir antes de acariciar mis labios con los tuyos en un beso que había anhelado desde el primer instante en que te vi partir en ese vuelo llevándote tus ilusiones junto contigo.



¡Sentir tu cuerpo, Decir tu nombre!
y las caricias serán la brisa
que aviva el fuego de nuestro amor

 

 

Nuestras lenguas se saborean y juegan entre ellas, la calidez y humedad de tu boca es la misma de hace años, no has cambiado nada y espero que yo tampoco lo haya hecho para tu gusto. Te abrazo más a mí, casi posesivamente, deteniendo cualquier movimiento para concentrarme en recorrer tu boca, en profundizar éste beso para robarte una vez más la entrega que siempre me has dado sin recato, para entrar en contacto con tu interior y conseguir que llegues hasta donde a nadie le he permitido llegar, solo a ti, porque, sin importar los años que hayan pasado...

 

-Aún te amo- te digo tan pronto como ese pensamiento llega a mi cabeza, después, en un segundo, vuelvo a apresar tus labios contra los míos, tú me correspondes rodeando mi cuello y disfrutando de ese beso tanto como yo lo hago.

 

De nuestro amor… 

 

No sé si te des cuenta que nos dirigimos a mi habitación y, es que, estás tan concentrado en explorar mi boca, en deslizar mi saco por mis brazos y jugar con cada uno de mis botones para desprenderme de mi camisa que me siento algo culpable de guiarte a mi cuarto sin consultarte primero, pero supongo que así es esto, ¿cierto? Así fue siempre y sigue siéndolo.

 

“Siempre confiaré ciegamente en ti” decías sarcástico para, en un segundo, echarte a reír cuando vivíamos juntos. Nunca te importó ser ciego, hasta que llegué yo y, sin quererlo, mi amor, te hice sentir culpable por algo de lo cual tú no eras responsable: así habías nacido y así había decidido amarte. Fue una lástima que algunas personas comenzaran a murmurar sobre lo nuestro hasta que lograron hacerte dudar con sus mentiras. Les creíste cuando te dijeron que tú significabas una carga para mí y solo permanecía a tu lado por lástima… nada más alejado de la realidad.

 

¡Que tontos que fuimos! ¿Cómo me pude permitir perderte?, ¿Cómo pudiste creer que yo te engañaba, que solo significabas un juego para mí? Hubiera decidido quitarme la vida misma antes que decidir hacerte un daño de esa magnitud, pero tú no quisiste creer, la brecha creció entre nosotros, creamos ríos de lagrimas, nos desgatamos el alma, hasta que me cansé de luchar contra tu inseguridad y decidí que lo mejor sería distanciarnos y darnos un tiempo para sanar… de todas las formas posibles. Es el mayor arrepentimiento que yacía en mí... hasta ésta noche.

 

Ésta en la cual siento que todo puede ser, que tú no me has olvidado como yo tampoco lo he hecho contigo, que aún nos amamos y compartiremos la entrega de nuestros cuerpos como la primera vez.

 

 

Porque puedo ser luz de noche

¡Ser luz de día!
¡Frenar el mundo por un segundo!


Y las caricias serán la brisa
Que aviva el fuego de nuestro amor
... de nuestro amor

 

 

Ahora, recostado aquí en mi cama, confiando plenamente en mí, toda culpa y duda se ha quedado tras la puerta, nos hemos desprendido de los malos momentos del pasado así como hemos hecho con nuestras ropas.

 

 

 

El tiempo dejó su huella imborrable

Y aunque nuestras vidas son distintas
¡Ésta noche todo vale!

 

 

Me coloco lentamente sobre ti y pareces removerte nervioso, yo también lo estoy, igual o más que tú, porque no puedo creer, después de tanto tiempo, tocarte de ésta manera, pasar las yemas de mis dedos por tu piel como de seda cual pincel sobre el lienzo y me doy cuenta que aún tan delicada dermis conserva mis trazos, ahí están: firmes, perpetuos.

 

Suspiras al tiempo que acaricias mi rostro con una de tus manos y yo la entrelazo con la mía para llevarla a mi pecho y besarte nuevamente con ésta avidez tan guardada que me lastimaba en mi solitaria existencia.

 

-¿Lo sientes?- te pregunto perdiendo mi otra mano en tu delgadas hebras aguamarinas.

 

-Si, puedo sentirte, Milo- me respondes asintiendo y alzando tu rostro para encontrarte con torpeza con mis labios y seguir con ese beso que anteriormente tuve la necesidad de interrumpir, sin embargo eso ya no ocurrirá porque estoy seguro que tú quieres esto tanto como yo lo necesito.

 

Quiero sentirte como antes, anhelo hacerte mío y entregar cada centímetro de mi piel a ti; redimirme por el daño que pude ocasionarte en el pasado, calmar mis miedos, desterrar los fantasmas que durante meses me atormentaron; tan sólo quiero amarte con la misma inocencia de la adolescencia, cuando descubrí que podía conseguir ver tu alma, no reflejada en tus ojos, sino impregnada en cada poro de tu piel, en cada caricia que me brindabas... en cada suspiro.

 



¡Tu piel y mi piel! ¿Ves que se reconocen?
Es la memoria que hay…
¡En nuestros corazones!

  

 

Cierro mis ojos y me concentro solamente en sentir, los rayos de luna entran por el amplio ventanal de mi balcón, podría verte, podría admirar el contraste que hacen estos rayos platinados que llegan desde el cielo en comparación con la vela que yacía en el comedor y que resaltaba tus finas facciones, pero es más mi deseo de encontrarme en tu misma posición, en esa de poder hallar en las penumbras lo que jamás podremos ver con nuestros ojos y, tan pronto, como cierro mis párpados es como si me transportara a otro lugar: uno en donde tú y yo permanecemos íntimamente conectados.

 

Bajo por tu vientre, ese tan exquisito y lo degusto haciéndote suspirar de forma entrecortada, mis manos entran en contacto con tu  piel y ésta se estremece y responde como presentía: cada poro se cierra, para luego expandirse y elevarse buscando más de los contactos de mis yemas.

 

Ríes entre suspiros cuando exploro con curiosidad tu ombligo con mi traviesa lengua.

 

-Me, me haces… cosquillas, Milo- me dices con una voz que se equilibra con dificultad en un hilo- ¡Milo!- exclamas ahora de forma seria cuando mis manos acarician la suave carne en la parte interna de tus piernas y puedo sentir el calor de tu vientre mientras que mi aliento roza tu miembro que yace erecto.

 


¡Porque puedo mirar el cielo!

 ¡Besar tus manos!
¡Sentir tu cuerpo, decir tu nombre!

 

 

-No te preocupes, confía en mí- te pido mientras bajo mi rostro aventurándome a explorara tu intimidad- Soy yo, Milo, el que tanto te ama ¿Qué ya no te acuerdas?- te pregunto mientras mi lengua encuentra apetecible tu entrepierna la cual me invita a saborearla ocasionando que clames y lleves tus manos temblorosas a mis rebeldes cabellos.

 

-Milo...

 

-Dilo otra vez- te pido pasando mi lengua por tu miembro que arde más con las caricias de mi lengua, tu calor se mezcla con la saliva de mis papilas gustativas y yo me regocijo al poder saborearte de nuevo, al poder sentirte tan suave, tan ardoroso como siempre. Trago con dificultad ante tu silencio y acaricio suavemente tu sexo mientras que suelto un ligero ronroneo como un felino que desea la atención de su amo antes de pedírtelo por ultima vez- di mi nombre de nuevo, Camus.

 

-Mi… ¡Milo!... mi amado Milo- dices jugando con mis cabellos antes de que yo, satisfecho y conmovido por tu respuesta vuelva a enredar mi lengua en tu sexo antes de llevármelo enteramente a la boca.

 


Y las caricias serán la brisa
que aviva el fuego de nuestro amor
... de nuestro amor

 

Gimes, te remueves delicioso entre las sábanas, tu piel sube de temperatura al igual que la mía, en especial en mi entrepierna la cual siento arder a consecuencia de la excitación que transpira cada uno de tus poros que se mezcla con el sudor de mi cuerpo.

 

Un gemido más intenso que los demás me indica que he conseguido un orgasmo en ti y reafirmo este pensamiento cuando siento como eyaculas en mi boca para permitirme saborear, como hace tiempo, esa esencia espesa y agridulce que me marca tal como la primera vez que la probé.

 

Con unas ansias apenas controladas subo hasta rozar nuestras narices recordando lo mucho que te desconcertaba que te besara de imprevisto, siempre preferías que te avisara que estaba cerca con caricias como esas para que fueras tú quien decidiera como actuar.

 

Haces una buena elección y decides acortar nuestra distancia para besarme de nuevo. No he dejado rastro alguno de tu esencia en mi boca, una descortesía así no sería digna de un caballero como yo así que, haciendo gala de esto, tan solo comparto mi saliva contigo concentrándome en besarte como tanto te gusta al tiempo que acaricio tu cuerpo y tus piernas se abren para mí. Pareciera que el tiempo no hubiera pasado ya que todo sigue siendo igual entre nosotros; aquí, entre tus brazos, me doy cuenta que nada ha cambiado.

 

 

¡Puedo ser luz de noche, ser luz de día!

¡Frenar el mundo por un segundo!

 

 

“No puedo creer que esto esté sucediendo nuevamente después de tanto tiempo.”

 

Una vez más mis nervios me traicionan, esas palabras salen de mi boca y puedo sentir como se forma una sonrisa en tu boca, más te niegas a dejar de besarme.

 

-Créelo- susurras enredando tus piernas en mi cintura y aferrando tus manos a mi espalda- créelo, por favor.

 

 

Y que me digas cuanto querías
Que esto pasara una vez más

 

 

-Si, lo creo- te contesto sintiendo mi barbilla temblar y mis lágrimas mezclarse con el sudor de tu faz.- te amo, Camie.

 

-Yo… también, aún te amo, Milo- me respondes antes de liberar jadeos y gimoteos angustiosos al sentir mi erguido miembro adentrarse a tu cuerpo con deseo, pero también con suma delicadeza.

 

Siento tus uñas aferrarse a mi espalda y escucho tu voz suplicando el adentrarme a tus entrañas para hacerte sentir, como tantas noches, lo certero de lo que sentíamos el uno por el otro. Me pides que te haga mío y me das autorización para amarte como te mereces, para poder demostrarte que nuestros mutuos sentimientos no han cambiado en lo absoluto.

 

 


Porque puedo ser luz de noche, ¡Ser luz de día!
¡Frenar el mundo por un segundo!

 

 

 

-¿En verdad, aún me amas?- te pregunto con mi voz a punto de quebrarse por la emoción que me invade al sentirme una vez más dentro de ti.

 

-Si- me contestas sin el menor deje de duda- nunca dejé de amarte, ¡nunca! Es sólo que yo creí… creí que eras tú quien no me amaba por ser...

 

-¿Ciego?- te interrumpo y tú asientes empapado mi hombro con tus lágrimas- no seas tonto, ¿cómo pudiste creer eso?- te pregunto abrazándote más a mí y besando tu frente- Yo te amo tal y como eres, no me importa si puedes ver o no. Lo que eres, esa fascinante forma de ser es lo que me tiene prendado de ti, no me gustarías de ninguna otra manera- te confieso sintiendo mi sexo palpitar dentro de tu ardiente cuerpo.

 

-Soñaba volver a ser parte de ti- me dices moviendo tus caderas ocasionando un bufido de mi parte al turbar mis sentidos con ese movimiento.

 

-Yo tamb...- intento hablarte, pero ya no puedo, el deseo es grande y la excitación arrolladora, así que comienzo a demostrarte con mis caricias lo que ya no puedo demostrar con palabras ya que mi respiración se agita, se convierte en jadeos y estos en gemidos claramente audibles, quiero hacerte saber todo lo que provocas en mí y también, averiguar hasta dónde puedes llegar dentro de mi ser. Vas mas allá de lo que pudiera permitirte, quebrantas todas mis barreras. Así como yo te hago mío tú haces lo mismo conmigo.

  

 

Y que me digas cuanto querías
¡Que esto pasara una vez mas!
y otra vez más... ¡Y otra vez más!

  

 

Entro y salgo de ti con fuerza sintiendo como tu cuerpo cede con cada embestida de la misma forma que tus gemidos chocan en mi hombro mientras que tú no dejas de aferrarte de forma posesiva a mi espalda, tus piernas apresan mi cintura dificultando mi vaivén, más no me doy por vencido y logro salir adelante embistiéndote al tiempo que mis sentidos se nublan y me precipito hasta ahogar un grito entre tus cabellos y la almohada cuando exploto dentro de ti provocando que te arquees y tu pecho choque contra el mío en un apasionado contacto.

 

Me niego a caer sobre ti, siempre te traté de la forma más delicada posible y sigue siendo igual en el presente, así que salgo de tu cuerpo parsimoniosamente y me recuesto a tu lado, de perfil, todavía con mis ojos cerrados, sintiendo en mi abdomen los restos de tu entrega demostrando que tú también lo has disfrutado tanto como yo.

 

-Abrázame, Milo, por favor… como cuando hacías cada noche- me pides dándome la espalda para que pueda abrazarte por detrás como tanto te gustaba porque de esa forma sentías que te daba la libertad y el respiro que tanto necesitabas después de desgastarte y, al mismo tiempo, te sentías protegido por mis brazos.

 

¡Otra vez más!

 

 

Abro mis ojos observando tus humedecidos cabellos aguamarina adherirse a tu rostro y sonrío de medio lado disfrutando de tan bello paisaje que se adorna con el cielo nocturno de fondo, ese que se admira desde mi amplio ventanal.

 

-Hoy la luna está despejada y las estrellas brillan mucho más que la última vez que las vi- te susurro al oído volviendo a convertirme en tus ojos como hacía antes de que te fueras a Londres.

 

-Lo sé- me respondes convencido, no con esa fe ciega de toda la vida, más bien, tus palabras suenan a reafirmación.

 

-Camus, tú...- te giro y me sorprendo al comprobar que tus ojos se encuentran completamente abiertos y me miras con esos mismos los cuales son color cielo y ya no lucen apagados sino que brillan en toda su magnificencia reflejando tu mismísima alma.

 

-El tratamiento en Londres funcionó- me dices mostrándome esa enorme y perfecta sonrisa.- traté de decírtelo pero no supe como... me sentía yo tan...

 

-Herido- te interrumpo adivinando aquella palabra que, seguro, jamás hubiera salido de tu boca.

 

-Milo, perdóname, cuando me dejaste ir creí que era porque te habías cansado de mí, pero ahora entiendo que lo hiciste por mi bien.

 

-Te eché mucho de menos- te digo llevándome la mano a mi rostro para ocultar mis lágrimas cuando siento que éstas se precipitan inesperadamente sin que pueda hacer nada para evitarlo.

 

 

 

Sin tu amor no sé vivir…

Porque sin tu amor yo me voy a morir de pena...

 

 

 

Esto de llorar no va conmigo y las únicas ocasiones que llegué a hacerlo fueron por ti. Con cada fracaso en clínicas y hospitales lo hacía en silencio y en un lugar apartado para que no te dieras cuenta. Es una lástima que, ahora que por fin puedes ver mi rostro, el llanto me ha traicionado.

 

-Quiero verte- me pides apartando mi mano y, finalmente tras una vida de espera, la tranquilidad de tus manantiales choca con mis sorprendidas...- es cierto, parecen turquesas… - me dices al tiempo que tus ojos se nublan de lágrimas recordando la misma respuesta que te daba cualquiera a quien preguntaras por la descripción de mi mirada- tus ojos son bellos e intensos- me dices entre sollozos y yo asiento repartiendo besos por todo tu rostro. Si tú lo dices, te creo, Camus, siempre he creído también ciegamente en ti.

 

-Solo por y para ti- te contesto rozando mi nariz con la tuya- ¿te quedarás?

 

-No tengo opción- respondes encogiéndote de hombros y riendo entre lágrimas antes de besarme de nuevo.

 

 

Sin tu amor no sé vivir...

Porque sin tu amor yo me voy a morir...

 

 

Y ahora, abrazándote, sintiendo tu calidez y admirando tan bella y enternecedora mirada que se me antoja como la mejor escena que tendré la oportunidad de admirar en vida, no me cabe la menor duda que valió la pena la espera.

 

 

 

Fin

 

Notas finales:

Gracias de antemano por su lectura y comentarios! ^^

 

XOXOXOOXO


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).