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La culpa la tiene cupido por Karychan

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La culpa la tiene cupido.

Por Kary-chan

 

 

Dolió, dolió la primera vez que lo vio, y siguió doliendo cada vez que lo veía. No sabia por que dolía, y pretendía que menos le interesaba la razón de ese dolor, pero estaba ahí presente, haciéndose cada vez mas grande sin que el lo quisiera ni mucho menos se diera cuenta. Dolía cuando lo veía sonreír y esa sonrisa no era para el. Dolía cuando de repente se le quedaba observando y por obra del destino sus miradas se cruzaban.

 

Pero lo que mas dolía era, que lo amaba en silencio cada día y el no se daba cuenta… el no sabia que lo amaba; Joseph era un despistado de sus propios sentimientos.

 

Joseph nunca fue de los chicos que armaban alboroto en el aula de clases, incluso eran de los que al ver el menor inicio de que en el salón habría desmane, salía del aula. Tampoco era de los que les gustara participar en nada, ni siquiera cuando participaba en algún ejercicio de debate.

 

Joseph era un pez. Un pez que sólo abría la boca para respirar aire y no morir… Aunque sus compañeros le decían Fishy más bien por que lo único que hacia era: nada.

 

Todos reían con ese chiste, que a Joseph molestaba mucho, pero que no renegaba por ello, simplemente se enfrascaba en el mundo de la música al colocarse sus audífonos… si se hubiera tomado la molestia de defenderse de eso que no le gustaba se hubiera dado cuenta que había una persona que no reía con ese chiste.

 

Se hubiera dado cuenta que había una persona que en silencio lo seguía con su mirada.. que no era precisamente el destino que hacia que la mirada miel y la azul chocarán.

 

La maestra había anunciado un viaje de estudios, eso lo supo al leer el volante que colocaron sobre su pupitre y decía claramente todo lo que debía llevar, a que horas debían estar en la escuela y sobre todo, remarcado en letras mayúsculas, negritas y subrayadas decía que era una gran experiencia que no se podrían perder.

 

Al leer eso solo resopló, tendría que ir... cuando algo que te daba la escuela decía que era algo que no te podías perder era la traducción para decir que era obligatorio asistir a tal cosa.

 

Doblo la hoja y la metió en medio de su libreta, levantándose para irse a casa como lo estaban haciendo sus demás compañeros. No tenia tiempo para fijarse con quien había chocado por ir refunfuñando por dentro que no quería ir a tal actividad escolar, mas sin embargo al levantar la mirada de nuevo chocó con esos ojos azules … y de nuevo estuvo ese dolor presente.

 

-Lo lamento.- se disculpo saliendo rápidamente del aula y de igual forma bajando los dos pisos para escaparse de ese quien hacia doler su corazón.

 

Si hubiera esperado unos segundos hubiera escuchado un –la culpa fue mía- y quizás hubiera aceptado la oferta de ese chico de ir a un lugar a divertirse un rato... a conocerse mejor.

 

Para Benjamín, Joseph siempre había sido un misterio, un misterio muy bonito… pero a fin de cuentas un misterio.

 

Se percataba de que huía de los demás, huía de el… pero como Joseph huía de todos no le tomaba mucha importancia, el reto estaba en tratar de conocerlo… pero nunca lo lograba, siempre salía huyendo de esa manera, y el siempre se quedaba con esa sensación de desconcierto.

 

Suspiro mientras se acercaba a la baranda cercana a su salón para ver a Joseph correr, hasta tropezarse con algo y recuperarse de inmediato prosiguiendo con su carrera loca..

 

Así era... Joseph era un misterio lindo… ojala fuera SU misterio lindo. Lo sacaron de sus pensamientos sus compañeros, bromeando como siempre de ese Su misterio… el como siempre, ignoraba eso para rápidamente cambiar el tema… nadie mas debía interesarse demasiado en el misterio lindo… aun si fuera solamente para burlarse de el.

 

El fin de semana de excursión llegó. A las seis a.m., cuando aun ni siquiera el sol quería salir por completo, ya estaban ahí más de treinta adolescentes haciendo fila para entrar al camión y encontrar un compañero de viaje que fuera divertido.

 

Por supuesto nadie quería sentarse con Joseph, seria un viaje aburridísimo para quien se sentara con el, considerando que nunca se quitaba esos audífonos de los oídos.

 

Era obvio que Benjamín no desaprovecharía esa oportunidad y por lo de los audífonos, creía tenerlo resuelto.

 

Como sospechó el chico de ojos azules, su misterio bonito estaba sentado solo, en uno de los asientos de en medio. Ni tardo ni perezoso se apresuro a sentarse junto a el, sin darse cuenta de que todos los alumnos que ya habían subido al camión se le quedaban mirando con cara de que si se había vuelto loco.

 

El no notó algo tan poco importante como lo era la estupefacción de sus compañeros, estaba absorto en mirar la carita medio infantil de su misterio, la forma como el cabello negro y fino caía sobre su frente, como su boca se abría un poco al parecer por que estaba cantando en voz baja lo que escuchaba…

 

 -que joda con eso de despertarnos tan temprano ¿verdad?- preguntó, para cerciorarse de que llamaría la atención de Joseph le  dio un sutil codazo haciendo que su cabeza cayera de la mano que la sostenía.

 

-¿eh?- fue lo dijo al abrir los ojos, dándose cuenta que su dolor estaba ahí justo enfrente… maldijo por dentro y miro alrededor, por qué ese chico no se había sentado con la bolita que, confirmo al mirar a todas partes, estaba reunida unos tres asientos mas atrás.

 

-Dije, qué que joda levantarnos tan temprano- repitió jalándole uno de los audífonos, sin olvidarse de darle una sonrisa, su sonrisa era lo que mas bonito tenia, o eso decían muchas personas.

 

-Eh.. sí..- contestó, hundiéndose imperceptiblemente en el asiento para volver a colocarse bien el audífono que antes había sido arrebatado por el otro chico, pero cuando lo quiso agarrar fue que se dio cuenta que ahora ese audífono estaba en el oído de esa personita… ¿Cuándo se lo había prestado?

 

Benjamín se dio cuenta que Joseph lo miraba algo incrédulo, pero haciéndose el desentendido de que lo miraba así, le sonrió –es un buen grupo el que escuchas.. me gustan tus gustos musicales..- más le gustaba el.

 

-….- ¿que decía? ¿Que demonios le decía?... ¿le pedía el audífono, le decía que se fuera por dónde había venido? ¿¿¿QUE DEMONIOS LE DECIAAAA?? Todo eso se revolvía en la cabecita de Joseph, aunque en su cara no se demostrara, y solo siguiera viendo sin expresión alguna a Benjamín.

 

Mientras en su cabeza se creaba ese caos de preguntas, sus ojos no perdían el tiempo, miraban los ojos de Benjamín, miraban su piel levemente tostada por el sol, y de nuevo, ese destino hizo que sus miradas se cruzaran.

 

-e..esa es.. mi canción favorita..- dijo para hacer pasar por desapercibido el pequeño sonrojo en su rostro.

 

-Tienes buenos gustos, tengo que volver a repetir- y dar su mejor sonrisa, le hizo el gesto de que se acercara, por que los cables de los audífonos no eran tan largos.

 

Una tortura.. eso seria el resto del viaje para Joseph.. ¿Cómo podía estar tan cerca del chico que hacia que le doliera así el corazón?... Aunque, ahora estaba doliendo de lo rápido que latía.. ¿Por eso habría dolido en el pasado? ¿Benjamín tendría tan buen oído para escuchar como latía su corazón?... No. La música apagaba el sonido de su loco latir.

 

Porque entre mas cambiaba el paisaje allá afuera su corazón mas rápido latía, estaba tan cerca de el que podía percibir el olor de la colonia que usaba.. era un olor rico.. Cerró los ojos, si el no lo veía Benjamín tampoco tendría interés en verlo... ¿cierto?

 

No, muy equivocado, para Benjamín estar tan cerca de el, tan cerquita que podía percibir su calor era el paraíso. Qué importaba si allá afuera el paisaje de la ciudad cambiaba a uno glorioso como el del bosque en invierno si a un lado tenia a su misterio que aparte de bonito era sensual... Por que lo era, esos labios entreabiertos eran sensuales…

 

-Benji!!- gritó una voz mientras sentía una bolsa de papas caerle en plena cabeza –dijiste que te trajéramos algo para picar- le dijo uno de sus amigos con una sonrisita de que le había gustado tomarlo en curva con las papas voladoras.

 

-Que... amable..- contestó el apartando la bolsa de su cabeza.

 

El que si se había sobresaltado era Joseph, el había esperado pasar todo el camino en silencio con su buena amiga la música y no con... él.

 

-Quieres?- preguntó Benjamín quien ya le había devuelto el otro audífono, Joseph primero miro a Benjamín y luego a la bolsa de papas, negó con la cabeza.

 

-No te gustan?- de nuevo preguntó su compañero de asiento.

 

-No tengo hambre.. son.. las siete de la mañana…-a esa hora el lo que tenia era sueño y ya que entraban a la montaña, más frío… sólo a su escuela se le ocurría mandarlos a una excursión a mediados de febrero…

 

-mmm…- aunque mas que un gruñido de inconformidad era una exclamación de sorpresa, ya sabia algo de Joseph nuevo.

 

-Y sed?.. te da sed?- pregunto girándose para coger su backpack y sacar un termo –traje café, no esta cargado por si no te gusta así.- y como había sonado era lo que había querido decir, había pensando en Joseph al hacer ese café.

 

La cara la sentía ligeramente tibia; raro por que hacia unos minutos la sentía fría por el ambiente. Asintió lentamente a la pregunta hecha por Benjamín, quien no tardo mucho en servirle en un vaso extra que al parecer llevaba (y había planeado muy bien llevar) –toma- no le era difícil enviarle esas sonrisas al chico… era demasiado fácil sonreír para el.

 

Miro un largo rato el contenido del vaso, por su reflejo en el café supo que ahora si estaba mostrando lo asombrado que se encontraba –¿por que…?- comenzó a preguntar.

 

-¿me senté contigo?- completo Benjamín sin dejar esa sonrisa, que lo tenia que admitir Joseph, no se veía para nada forzada.

 

Asintió con lentitud –buenoooo-- comenzó Benjamín a explicar, soplando un poco a su propio café –para conocerte- contestó sin ninguna pena –siempre pareces estar en tu mundo…- el quería ser parte de ese mundo.

 

-….- el pequeño pescadito se había quedado con los labios entreabiertos, como siempre sin saber que decir.

 

Benjamín se rió –vamos, no me digas que nunca has querido tener a alguien con quien hablar en la escuela?-

 

Ahora que lo pensaba… - no- contestó con rapidez y sin dudarlo ni un poquito –nunca me ha molestado mi soledad…- tomó del café ignorando por completo que le había roto a Benjamín sus ilusiones de integrarse a su mundo.

 

Por esa fracción de segundo la sonrisa desapareció del rostro de Benjamín. Pero no podía perder el ánimo, no habiendo llegando al punto en el que estaba ahora: sentado junto a su tesoro.

 

-pues a mi nunca me ha molestado la compañía- le contestó sonriéndole un tanto travieso.

 

Joseph parpadeó, mirándolo sin entender bien qué intentaba Benjamín al sentarse a su lado y pretender (por que el sabia que solo estaba pretendiendo) querer ser su amigo.

 

Al finalizar el camino hasta el lugar de la excursión Joseph ya había escuchado todas las cosas favoritas de Benjamín, e incluso le había parecido que el chico hasta había mencionado una que otra talla tanto de ropa, como de zapatos ¿el para que rayos quería saber aquello? Lo que ahora realmente quería era subir al máximo el volumen de sus audífonos y perderse en la música… no en el continuo parloteo de Benjamín.

 

Se había alegrado muchísimo cuando el autobús escolar había entrado al lugar que la escuela había rentado para que pasaran la noche en casas de campaña.

 

La brisa movía los mechones de cabello que caían sobre sus ojos, sus manos seguían calientitas dentro de los bolsillos de su chamarra y Benjamín seguía a su lado, pero gracias a un cielo divino ya se había callado la bocaza. Todos los alumnos esperaban que los agruparan, Joseph ya estaba mas que resignado por que sabia que fuere el grupo donde lo pusieran, todos los dejarían a un lado… aunque si le preguntaban a él, eso no estaba tan mal.

 

Mientras tanto Benjamín rogaba interiormente a una divinidad que le tocara el grupo donde estuviera su pequeño pez, era por ese motivo tal vez que estaba tan callado desde que la maestra los había agrupado.

 

Para pesar del moreno, sus oraciones no fueron escuchadas; Joseph había tocado en un grupo distinto al de él. El menor se despidió de Benjamín con un escueto movimiento de manos. En ese momento todas las esperanzas de Benjamín por que en ese viaje pudiera entrar mejor al mundo de Joseph se desvaneció conforme su pequeña figura se fue perdiendo de su vista.

 

Pronto fue jalado por sus compañeros de equipo, que al igual que pasó con Joseph se fueron adentrando al  bosque para realizar las actividades que debían antes de regresar al a campamento para la hora de la cena.

 

Pateó una pequeña piedra que se perdió entre un montón de hojarasca. Tan bien que había comenzado el día.

 

-Pobre del Fishy...  ni sabe que Kevin le hará la vida imposible... – comentó uno de sus compañeros. De inmediato levanto la mirada, quedándose atento a la conversación pero sin ser demasiado obvio.

 

-Igual ni me gustaría ser él...  Kevin puede ser bastante pesado y maldito cuando quiere... – dijo otro mas de los chicos que iban en su grupo. Ante aquello Benjamín no se lo tuvo que pensar demasiado para dar media vuelta y salir corriendo.

 

-O-olvide algo...  ¡¡ya vengo!!- se excuso antes de salir corriendo. Tenia que encontrar a su tesoro antes de que le hicieran algo...  por que ya sabia que tan pesado era Kevin con sus bromas...  Pasó saliva mientras también aceleraba aun mas sus pasos...

 

Al llegar al tramo donde todos se habían separado, tomó el rumbo por el cual recordaba se había perdido de vista Joseph, corriendo lo más rápido que podía. Cada grupo debía completar determinada tarea y por el camino que le había tocado al grupo de su tesoro de seguro tenia que ver con el lago...  dejo de correr cuando diviso el río. Junto a una gran roca un pequeño cuerpo estaba recargado en ésta, abrazando sus propias piernas y tiritando de frío.

 

Aun con la respiración acelerada logro correr el ultimo trozo de camino hasta llegar a Joseph. El cabello empapado le cubría ahora los ojos, ayudado por la posición en que tenia la cabeza. Sin pensárselo demasiado se quito su chamarra y la coloco sobre los hombros del pequeño que no dejaba de tiritar. –Joseph... –lo llamó, el chico solo se sobresalto un poquito.

 

-Los odio... – murmuró, abrazando aun mas sus rodillas –¡¿por que se tienen que meter conmigo si yo ni caso les hago?!- preguntó levantando la mirada que se mostraba algo dolida.

 

-Te tiraron al lago... – no era una pregunta puesto que seria demasiado obvia la respuesta...

 

Joseph hizo una mueca de disgusto –dijeron que querían ver si el pescadito sabia nadar... – contestó, volviendo a agachar la cabeza.

 

Benjamín suspiró, sin dejar de ver preocupado a su pequeño misterio, que parecía aun mas pequeño con toda la ropa pegada a él y el cabello mojado...  No, esperen, no era pequeño lo que parecía sino...  más sexy.

 

-Mejor quítate la ropa... – le dijo, ante la mirada de sorpresa de Joseph. De inmediato el rostro de Benjamín se sonrojo al notar lo mal que se había escuchado eso. –¡tra-traigo ropa en mi mochila!- aclaró lo mas pronto que pudo –si te quedas esas mojadas, te vas a enfermar... – le siguió explicando mientras se quitaba la mochila y rebuscaba en su interior por las prendas de ropa.

 

El otro chico asintió, quitándose poco a poco la ropa, claro antes Benjamín le había tendido la sudadera y el pantalón deportivo antes de darse la vuelta... no quería hacer sentir incomodo al chico con la mirada que seguramente pondría si veía un poquito de más de piel de lo que debía...

 

-gracias...- le dijo con voz suave el chico de ojos claros, Benjamín se giro y le sonrió.

 

-Por nada...- le contestó, sentándose al lado de Joseph y sin motivo alguno, al menos no aparentemente, le paso un brazo por los hombros. –te... daré tantito calor...- le explicó, a lo que el otro sólo asintió.

 

Pasaron unos minutos en silencio. Joseph no sabia que decir, estaba demasiado contrariado con que desde el inicio Benjamín se hubiera mostrado tan amable con él -¿Por qué me ayudas?- le preguntó, mirando hacia un punto indefinido.

 

-Porque quiero que me notes- contestó el, también con la mirada perdida en la nada.

 

Con esa simple respuesta Benjamín logro lo que en todo ese día había querido, la mirada de Joseph se había centrado en él, esa mirada paso de la sorpresa a la incertidumbre. No lo entendía, el pequeño pescadito no terminaba de entender a ese chico. -¿Por qué?- fue lo único que logro escapar de su boca.

 

-Porque quiero ser parte de tu mundo..- el chico aun miraba hacia ese punto lejano, pero sus labios se curvearon en una sonrisa –quiero existir para tí..-

 

La forma en que Joseph miraba a Benjamín era cada vez más intensa. Lo confundía cada nueva contestación que el otro le daba. Antes de que siquiera lograra preguntarle de nuevo, Benji giro su cabeza y aun con esa sonrisa de tremenda seguridad siguió hablando.

 

-Quiero que me notes.. por que si me notas existo para ti.. y si existo para ti soy parte de tu mundo.. De ese mundo que no dejas que nadie se acerque...- sabía que Joseph aun no lo entendía bien, sabía que probablemente lo estaría tomando por loco. Incluso si repetía mil veces lo que quería decir, quería dejárselo claro a ese su pequeño y misteriosos tesoro -Si alguien no existe en tu mundo entonces, simplemente, no existe... en pocas palabras Joseph...  quiero existir para ti y ser parte de tu mundo, que quisiera fuera solo mío y tuyo...

 

Por la forma en que las mejillas del más pequeño se fueron tiñendo de un suave rojo, Benjamín supo que por fin le había entendido... Desvió la mirada, centrándola en la hojarasca del suelo. Eso... nunca se lo había esperado. Que Benjamín fuera tan... profundo y sobre todo... que se hubiera declarado en una forma tan extraña... Pero el pequeño misterio de Benji tenía aun miles de preguntas...

 

-¿Por qué...?- iba a preguntar, pero no termino toda la interrogación al ser interrumpido por la risa de Benjamín que rompió el pacifico silencio de ese pequeño lugar. El suave rojo de las mejillas del chico se hizo mas fuerte –¡¿de que te ríes?!- preguntó algo molesto y ofendido...

 

El chico trataba de dejar de reír para contestarle, pero le era imposible. Quién iba a pensar que su misterioso resultaría tan curioso por saber más y más cosas... – No es mas que evidente?..Te contestare, y eso contestará a su vez todos los “por qué” que seguramente se te quedaron en la punta de la lengua.- le contestó, dejando su rostro muy cerquita del de Joseph. Para sorpresa del ojiazul Joseph no se movió ni un tantito.

 

-La culpa de todo la tiene...- hizo una pausa algo dramática, acercándose aun mas a la carita del otro que lo miraba expectante -cupido- finalizo, mirando fijamente al chico. Se sonrió por esa mirada interesada de Joseph... por lo menos ahora si tenía la certeza de que su pequeño misterioso sabía que existía...

 

En ese instante Joseph si se quiso alejar quizá un poquito más... Lo que Benjamín le había contestado si que había contestado unos cuantos por que. Ahora pensaba que el otro le había mentido, le había creado unos cuantos más porqués... pero mejor no seguir preguntando. Mas no fue lo suficientemente rápido para alejarse de Benjamín antes de que este pudiera rozar suavemente los labios contra los de él.

 

Sonriendo el otro se levanto, totalmente complacido al haber tenido éxito con el beso robado. Y Joseph se había quedado mirándolo, con los ojos muy abiertos, y las mejillas demasiado rojas, que para nada tenia que ver el frío que estaba haciendo, que como en el bus el ya ni siquiera lo sentía.

 

Levanto la mano cuando Benjamín se la tendió, dudo un momento pero al final se la tomo... ahora entendía eso... de querer existir en el mundo de alguien... Por que antes, Benjamín para él era solo un compañero más y ahora era... ese chico robador de besos...

 

Extrañamente su corazón latía igual de rápido que antes como cuando lo miraba, pero ahora... ahora ya no dolía... Apretó un poco la mano de Benjamín mientras caminaban de regreso a donde se reunirían con los grupos...

 

Se preguntaba sí.. en verdad la culpa de todo... era de cupido.


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