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Decisiones apresuradas por Aphrodita

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Notas del capitulo:

Decisiones apresuradas

   Aphrodita  

  No sé en que estaba pensando cuando se me ocurrió este fic. Todo comenzó una noche de insomnio... Y cuando tengo insomnio suelo volverme nostálgica ¿? Por eso terminé poniendo una de las películas de Saint Seiya, la que más me gustaba cuando era chica: Kamigami no atsuki tatakai. Conocida como “La batalla de los Dioses”.

 

En dicha peli, que la habré visto al menos doscientas veces, aparece un personaje llamado Frey y como siempre me pasa cuando tengo sueño, ando boludisima... Así que mi cabeza comenzó a divagar ¿Cómo seria un tipo del estilo de Frey en una ciudad como Tokio? Desde ahí empezó a hilarse este fic en mi cabeza.

 

Es una real cagada, pero espero que por lo menos les sirva para pasar el rato, y si imprimen este fic, pueden leerlo en el baño para luego usarlo de papel higiénico... u_u siempre al servicio de la comunidad, Dita-san.

 

One Shot:

Ninguno de los incautos que vivían en la Mansión osó imaginar que esa noche calurosa iba a ser distinta a la anterior. Sumidos en la monotonía, en la rutina y el aburrimiento diario cada uno se encontraba concentrados en sus labores diarias; mas que nada ocupados en ociar aun más de lo que ya lo hacían.

Los amplios ventanales abiertos dejaban ingresar el poco aire que se podía respirar, las cortinas ondeaban con suma debilidad, junto a ella un rubio hacía acopios de sus fuerzas para no caer desfallecido ante tanto calor.

—Creo que para el verano entrante compraré el aire acondicionado. —Comentó Saori en un murmullo abanicándose con la revista del cable.

Seiya, quien logró escuchar ese susurro, guardó silencio y siguió prestando atención a la televisión... Hacía calor, pero para él aun era tolerable.

Shiryu regresó de la cocina con un vaso cargado de cubos de hielo, se sentó junto al Pegasus ofreciéndole el contenido; el castaño tomó uno y se lo llevó a la boca.

Por su lado Ikki apareció de la nada maldiciendo al pato:

—¡Eres un exagerado! ¡No hace tanto calor! —Exclamó al ver como el otro comenzaba a congelar el cuarto.
—Déjalo niisan... —Suplicó Shun bajando por las escaleras, recién bañado y más fresco —Hoy hace mucho calor.
—¿Para que existen los ventiladores? —Volvió a quejarse el Phoenix aunque más tranquilo.
—No me jodas Ikki —Fue lo único que dijo el Cisne bostezando —Creo que yo me iré a dormir, aunque con este calor dudo que pueda...

El ruso se puso de pie con un lento caminar, atravesó el enorme marco que dividía la sala principal con la entrada cuando sintió una presencia en la misma puerta. Se quedó, unos segundos, inmóvil, extrañado, atento... Porque no cualquiera podía atravesar la reja sin la clave de seguridad y hacer todo el largo recorrido hasta la entrada.

—¿Que sucede Hyoga? —Investigó Athena al ver a su guerrero muy entretenido con la puerta.
—Shs —Pidió silencio el mentado santo. —Hay alguien afuera...

El Pegasus siguió concentrado en la televisión a pesar de la advertencia de su compañero, cuando de súbito, sin aviso, una figura alta y esbelta se presentó en el ventanal abierto, irrumpiendo violentamente, justo frente a él.

—¡¡¡Ah!!! ¡¡Por todos los Dioses!! —El castaño se aferró al control remoto como si este pudiese protegerlo, es que en verdad lo tomó por sorpresa. —¡Que susto!
—¡Seiya Kido! ¡He venido por ti! —Exclamó un joven de corta cabellera clara, vestido con un atuendo muy extraño.
—¿Frey? —Pronunció la única dama presente, tan tranquila... Como si todos los días un tipo entrase por las ventanas de esa forma.
—¡AAAAH! —Siguió gritando el pony —¡¿Ahora que hice?!

¿Otro enemigo más venia a buscarlo? ¡¿Por qué Zeus! ¡¿POR QU…?!

—¿Ahora que has hecho, Seiya? —Cuestionó el Dragón sentado a su lado.
—¡No sé! —Se atajó el menor —¡No te recuerdo!
—¿No me recuerdas, Seiya del Pegasus? —El extranjero llamado Frey frunció su frente —¡Durante todos estos años he entrenado duramente para poder estar a tu altura!... —Dijo con tono solemne.
—Es lo mismo que le dicen todos —Para esas alturas el Cisne ya estaba algo acostumbrado a que cada dos por tres, viejos enemigos, resurgiesen de la nada con el único fin de vengarse con ellos, en especial con su querido medio hermano Seiya.
—¡Tranquilidad, tranquilidad! —Pidió Andrómeda mediador —¡Razonemos! Ambos grupos peleábamos por nuestros Dioses, ambos defendíamos nuestros ideales... ¡No tenemos porque matarnos mutuamente!.
—No es contigo —El nórdico silenció un instante buscando en su memoria el recuerdo de ese chico frente a sus ojos —Joven... De cabellera esmeraldina... Y enrulada...
—Su nombre es Shun —Gruñó el peliazul —Se te viene la noche pony —Se burló dirigiéndose al Pegasus.
—Su nombre es Frey —Aclaró Saori en voz alta poniéndose de pie —Pero no fue un enemigo —Recordó algo confundida.

¿Entonces? ¿Que carajo hacia ahí ese tipo reclamando vaya a saber Aphrodita que cosa de Seiya?. El mencionado Santo de Athena comenzó con un tic nervioso en su ojo, lo peor era no recordar como, cuando, donde y porque había peleado con ese joven. Tantos enemigos que se le dificultaba retenerlos en su cabeza.

—¡Yo no he venido por la cabeza de Seiya! —Aclaró el Guerrero de Asgard asombrando a todos.
—¿No? —Se extrañó el Pegasus respirando mas aliviado.
—Entonces explícate mejor —Pidió el pelilargo curioso.
—¿Qué bicho raro le pico a este? —Cuasi rió el mayor de los Kido —Por empezar deja de gritar que te escuchamos perfectamente, estamos en la misma sala.
—¡He venido por su corazón!

Seiya abrió sus ojos tanto que parecieron dos coladores, Shiryu escupió el cubo de hielo semi derretido en su boca. Hyoga se quedó observando al intruso y luego a su compañero de batallas, al intruso luego al pony, así por un rato. Ikki nada pudo hacer mas que quedarse callado.

—¡Que romántico! —Exclamó el peliverde pletórico de felicidad, casi se orina en los pantalones.
—¿Qué? —Atinó a investigar la pelimorada al ver que el castaño nada pudo decir al respecto.
—¡Así es! —Y no dejaba de gritar; cerró sus ojos y acotó —Desde la ultima vez que te vi, Seiya —Se arrodilló a sus pies —Luego de la batalla contra Dolbar logré sobrevivir—Tomó una mano del menor con suma dulzura —Y desde entonces me he jurado entrenar arduamente para estar a tu altura y poder llevarte conmigo.
—¡Ains! —Shun a un costado, observando la escena, estaba que se desmayaba de tanta cursilería.
—He finalizado por fin con ese entrenamiento y aunque nunca podré estar a la altura de tan inigualable guerrero creo que soy lo suficientemente fuerte para que tu me escojas como compañero.
—¡Un momento! —Suplicó el Pegasus cuando pudo pensar con un poco mas de claridad, se soltó rápidamente de esa mano y escondió la suya detrás de su espalda—Frey... Yo... No... —No supo que decir, era la primera vez que algo tan bizarro le ocurría.

Shiryu, sin moverse de su lado, observó a su amigo con un gesto que le indicaba lo que pensaba: “Esta loco, síguele la corriente o es capaz de incendiar la Mansión” Pero Seiya no encontraba las palabras para expresar su sentir, porque en realidad ni siquiera sabía como se sentía.

Hyoga se agarró de las cortinas para no caerse ¡Qué atrevido ese guerrero para aparecer así de la nada haciendo semejante declaración! Ojalá él tuviese un poco de ese coraje para poder afrontar a su cuñado... ¡Ejem! A su compañero de batallas, Ikki Kido.

—Te lo ruego Seiya del Pegasus, ven conmigo —Dijo Frey sin levantarse del suelo.
—¡ESPERATE UN SEGUNDO! —Gritó el Phoenix fuera de sí

No... Sí tenía que ser rubio, como el ganso sarnoso... El peliazul comenzaba a tener cierta aversión hacia los rubios

—¡¿Quién carajo te crees que eres para venir en medio de la noche a la Mansión de los Kido a hacer una declaración tan gay?!
—Lo siento joven bárbaro... No es contigo con quien he venido a hablar —Se disculpó el nórdico con suma calma en cada una de sus palabras.
—Niisan —Susurró Andrómeda —Tranquilo...
—Frey —Pronunció la Diosa de la Sabiduría buscando la forma de apaciguar la tormenta en camino —Comencemos de nuevo. ¿Quieres algo de beber? Es una noche calurosa. —Comentó despreocupada —Shiryu ¿Harías el favor de traer limonada? —Su guerrero no se negó al pedido y se levantó en busca de la jarra y los vasos.
—La sed que corre por mi cuerpo solo puede ser apagada por el joven Seiya
—Poeta y todo. —Comentó Hyoga cruzándose de brazos.
—Espera Frey —El Pegasus se echó hacia atrás cuando notó que el otro se le acercaba cada vez mas —¡No toques mis manos! —Pidió nervioso cuando intentó tomárselas —Yo no puedo... Yo, me halagas pero —Balbuceó torpemente.
—No aceptaré un “No”, como respuesta. —Aclaró firme el Guerrero de Asgard.
—¡El “no” ya lo tienes! —Espetó Ikki siendo detenido por su otouto, ya se le estaba yendo al humo.

Frey se puso de pie y observó al joven que poseía tan malos modales. Erguido e imponente caminó hasta el Phoenix sin quitarle la mirada de encima, eso provocó aun más la furia del peliazul quien se agitó como un huracán en los brazos de su hermano.

—¡Niisan! ¡Niisan! —Pidió Shun haciendo uso de toda su fuerza para detenerlo, lográndolo a duras penas.
—¿Tu quien eres? —Investigó el nórdico mirándolo de reojo.

¿No lo recordaba? Eso ofendió seriamente el orgullo de Ikki, se quedó de piedra ante esas palabras.

—¡¿Cómo quien soy?!
—¡¿Tu quien eres?! —Quitó de entre sus abultados ropajes una pequeña daga de plata —¡Acaso! ¡¿Osas robarme el amor de Seiya?!
—¡¿EH?!—El Phoenix se rascó la cabeza, estaba mas loco que una cabra ese rubio.
—¡Si tengo que luchar contra ti para reclamar el amor del Pegasus! ¡Lo haré! ¡El vencedor será quien logre poseerlo!
—Esperen, esperen —Pidió Seiya sumamente avergonzado poniéndose de pie. —Que no soy trofeo de esgrima.
—¡Estas realmente demente! —Expresó el peliazul.
—¡¿Me tienes miedo joven Phoenix?!
—¡No voy a pelear contigo por Seiya! —Nunca en su vida, se había sentido tan incomodo el pobre Ikki. –¡Puedo pelear por un asiento en el tren! ¡Pero no por el amor de un hombre!

A un costado de la escena, Hyoga se aguantó la risa, aunque fue interna, al ver la confusión en la que se había metido el pollo insensible. Se lo merecía.

—Entonces, no te entrometas entre nosotros dos... Porque nuestro amor es tan puro que logrará vencer todas las barreras.
—¡¿De que amor hablas?! —Gritó Seiya muerto de la impresión ¿Se había perdido de algo? —No hay un nosotros —Pero su “prometido” simplemente no quiso escuchar sus palabras.
—Eso es amor, Seiya —Comentó Shun con jubilo.

Shiryu volvió de la cocina con una bandeja que contenía la jarra y los vasos, notó que se había perdido de mucho. ¿Por qué Ikki estaba rojo? ¿De bronca o de vergüenza? Pues, ambas.

—Frey, toma un poco de limonada —Ofreció Saori alcanzándole un vaso.
—No quiero limonada, solo necesito... —Pronunció tomando de improviso la cintura del castaño para acercar su boca a sus labios.

Seiya se sacudió con energía, al borde de las lagrimas y buscó soltarse, pero solo alcanzó a poner las manos sobre el pecho del otro para evitar que acercase aun más su cuerpo y lo besase.

—¡Déjalo en paz! No lo toques —Exclamó Ikki escapando del agarre de su otouto quien se encontraba con las defensas bajas por semejante demostración de amor hacia su amigo.

Frey, hábilmente, dio un paso hacia atrás y esquivo el golpe del Phoenix con extrema facilidad... eso asombró a todo el grupo.

—¿Quién quiere limonada?. —Dijo Athena con felicidad.

Pero la jarra voló de sus manos cuando el peliazul le dio un golpe de pura frustración e impotencia. Era hora de que se dejase de joder con la jodida limonada ¡Nadie quería limonada! Saori entendió la indirecta muy directa y se sentó en los sillones.

—¡¿Qué eres tú de Seiya?!

Ante esa pregunta Ikki se quedó callado... No supo en realidad que responder.

—Etto... —Caviló el japonés —Soy su... Niisan... Su hermano mayor.
—Entonces —Continuó el nórdico —Deberé pelear contigo para reclamar la mano de Seiya ¿O no? —Ya comenzaba a sentirse confundido.
—Nadie tiene que pelear con nadie por nada —Interrumpió Athena cansada de la situación.
—Exactamente —La secundó Shiryu tomando a Seiya por los hombros —Si hay algo que quieres decirle al Pegasus se lo dirás con tranquilidad.
—¡Yo no quiero hablar con él! —Seiya observó al Dragón suplicándole con los ojos aguados que no lo dejase solo —Está loco —Sin embargo su pelilargo amigo lo empujó por la espalda hasta dejarlo frente al Guerrero de Odin.
—Pues... La verdad que esto es todo una telenovela —Comentó el Cisne divertido —Dime Frey, ¿has venido desde Asgard solo para declarártele a Seiya?
—Así es —Respondió el aludido observando al ruso, para luego depositar su penetrante mirada en el más pequeño de los Kido —Si aun es muy joven, puedo esperar un tiempo.
—No, ya tiene 16 años... Puedes llevártelo, te lo regalamos. —Bromeó Hyoga —Debes estar cansado, es un viaje largo.
—El viaje fue lo de menos, porque al final del camino la recompensa era abundante.
—¡Hey! Demente —Ikki llamó la atención del nórdico —No quiero ver tus sucias manos en ninguno de mis hermanos. —Ya notó que el otro era medio rarito.
—Niisan, tranquilízate... Ha venido desde muy lejos, solo para ver a Seiya. Quizás su declaración no sea muy típica
—¡No lo es! ¡Entrando así por la ventana! —El peliazul entrecerró sus ojos. —Existen las puertas
—Quizás él sea raro —Continuó Andrómeda —Pero no es mala persona... Recuerda que nos ayudó a rescatar a Saori.

Ante las palabras del peliverde, Ikki se tranquilizó un poco, solo un poco... Porque había mucha verdad en lo dicho por su otouto, Frey no era un mal tipo, se notaba que sus intenciones no eran negativas.

—Bueno, ya no hay limonada —Dijo Saori —Pero toma asiento Frey.

Con lo dicho por la única dama presente, el grupo logró tranquilizarse. Mientras algunos observaban a Frey con curiosidad y asombro, uno en especial lo observaba con pavor. El extranjero se calmó pero no bajó la guardia.

El viaje desde Asgard lo había agotado, no pudo probar bocado desde su salida, así que cuando Athena le trajo una bandeja con comida el joven nórdico no la vio, devoró cuanto pudo en el menor tiempo posible.

—Come como Seiya. –Rió Shiryu consiguiendo poner incomodo al invitado no deseado.
—Lo siento mucho, lamento ser tan impresentable —Se excusó Frey limpiándose debidamente con una servilleta —No suelo ser así.
—No te preocupes, debes estar hambriento —Sonrió Shun amablemente, aun mirándolo con curiosidad.

Es que en realidad, todos estaban rodeándolo, esperando a que de la nada, como cual loco, comenzase de nuevo con su obsesión de llevarse a Seiya aunque este pareciese no estar muy contento con la idea.

—Entonces... —Susurró Hyoga al notar que el silencio que se había instalado entre ellos era tan profundo que podía escuchar el gruñido de Ikki. —¿Ahora que?
—Ahora es hora de dormir, mis guerreros. —Contestó Saori poniéndose de pie con energía —Son mas de las doce de la noche.

Luego de decir aquello observó al Pegasus que encogido en su asiento se limitó a quedarse así, como un muerto en vida.

—No te molesta ¿Verdad Seiya? ¿Que Frey se quede al menos esta noche?.

El pony levantó su mirada raudamente y la deposito en su Diosa negando con efusividad ¡Por el amor de todos los Dioses! ¡NO!

—Claro, puede dormir en el cuarto de Seiya—Ikki rió de su propio chiste al ver la reacción del castaño.
—Ikki, no des ideas. —Suplicó Seiya entre dientes.
—Es broma pony, ¿Te piensas que yo le permitiría dormir en tu cuarto? —Reclamó autosuficiente, como si no lo conociese.

El Pegasus pudo jurar que había visto un guiño por parte del niisan de la casa, o fue solo su imaginación, pero en su mirada había algo de complicidad, eso en parte dejó un poco mas tranquilo al menor.

—Yo no quisiera ser inoportuno —Pronunció el nórdico logrando que el castaño suspirase aliviado, aparentemente no se iba a quedar —Pero me incomoda mas ser desagradecido.

¡Con un demonio!

—¡Perfecto! —Exclamó Saori satisfecha al ver que por fin podría ir a dormir —Shiryu, ¿Le preparas el cuarto de huésped?

¿Qué? Acaso ¿Tatsumi estaba de vacaciones que lo tenía al Dragón de cadete? Pues la verdad era que si, el señor Tokumaru se encontraba visitando a su familia, bien merecido se lo tenía después de haber aguantado tantos años a esos niños malcriados.

Frey no tuvo mas opciones que quedarse, no tenía a donde ir esa misma noche... A decir verdad no tenía siquiera ropa o al menos dinero mas que unas cuantas monedas en una pequeña bolsa de tela que con amor le había cocido su querida hermana para su viaje.

Pero esa noticia llegó al otro día, cuando ya lo miraban con cara de asco ¿No pensaba bañarse o al menos cambiarse?. Cuando Saori comprendió que lo único que llevaba el extranjero era su daga buscó a Shiryu en el comedor durante el desayuno para que este le prestase ropa:

—Shiryu, ¿Podrías prestarle ropa a Frey? —Investigó con dulzura de pie bajo el marco de la entrada —Es que no ha traído nada.
—He traído conmigo solo mi amor por Seiya —Corrigió este asomando su cabeza por la puerta.

Shiryu asintió resignado. ¿No era Seiya el favorito de Saori? ¿Por qué no lo atormentaba a él entonces? Athena satisfecha se marchó a su oficina.

—Hey demente, ¿querrás tostadas? —Investigó el Phoenix cortando pan —Dime ahora, porque después no quiero verte comiendo tostadas si me dices que no.
—El único alimento que necesito...

Ahí iba de nuevo el joven poeta, Ikki cerró sus ojos y contó hasta diez en todos los idiomas que conocía, se lo había prometido a Saori y a su hermano, que tendría un poco de paciencia con el invitado. ¡Solo porque los había ayudado en un pasado!

—Niisan —Pronunció Shun en un hilillo de voz buscando tranquilizarlo.
—Tomaré eso como un sí —Espetó el Phoenix sin oír las palabrerías del otro, agitando con vehemencia el cuchillo —Porque dudo que puedas alimentarte del pony... Claro, salvo que lo asesines primero, luego lo troces y lo cocines... —Comentó cortando el pan como cual Shura.

Hyoga rió internamente, había muchas formas de “comerse” a una persona, observó de reojo a Shun y le sonrió con picardía, pero Andrómeda no le correspondió, Ikki estaba a menos de dos metros de distancia y eso era sumamente peligroso.

—Seiya... ¿Qué cara? —Comentó el peliverde al ver las ojeras de su amigo.
—Es la única que tengo, lo siento —Se disculpó ¿? El menor bostezando a su paso.
—Frey, toma asiento —Ofreció Shiryu al ver que el otro aun permanecía de pie en la cocina.

Al escuchar ese nombre, Seiya recordó la razón de su desvelo, ¿Cómo poder dormir teniendo a ese psicópata tan cerca?. El nórdico agradeció la invitación y se sentó a la mesa.

—Buenos días, joven Seiya. —Saludó despreocupado.

El aludido lo observó con algo de desconfianza, pero notó que a diferencia de la noche anterior, esa mañana parecía un hombre normal, o quizás había tomado su medicación, vaya uno a saber en realidad.

—B—buenos días... —Correspondió el Pegasus algo incomodo, tardó en llegar la respuesta pero lo hizo, solo porque el asgardiano lo había saludado con educación.
—¿Tus aposentos te ofrecieron un buen descanso? —Continuo el nórdico buscando tal vez conversación
—¿Eh? —El castaño ladeó su cabeza, aun estaba muy dormido y le costaba entender.
—Si dormiste bien —Tradujo el Cisne aguantándose la risa.
—Ah... —Arrastró la expresión sin lograr volver en si —Pues, no... Bueno, si...
—Aquí están sus tostadas —Interrumpió Ikki arrojando el plato sobre la mesa —¡Coman! Vagos, no son capaces ni de hacerse unas sucias tostadas.

Shun agradeció con una sonrisa, aunque su niisan siempre se quejase por tener que hacer el desayuno para los demás, en el fondo aquello le agradaba; sin lugar a dudas lo hacia con mucho amor, porque absolutamente todo le salía exquisito y la comida sale así de rica solo cuando se hace para una persona querida.

Luego del desayuno, Shiryu le ofreció al invitado que lo acompañase a su cuarto para elegir algunas prendas, con algo de pena Frey lo siguió, no muy convencido de usarle la ropa al amable Dragón.

—Lamento mucho que te veas en la obligación de prestarme tus prendas.
—No te preocupes —Respondió el pelilargo con calma abriendo su placard —Soy el único que puede prestarte ropa, tenemos mas o menos el mismo físico.
—Además, para ser sinceros —Susurró el nórdico acercándose a Shiryu —Eres el único que tiene buen gusto para vestir.
—Jajajaja... Gracias —Aquel cumplido incomodó algo al Dragón, por eso cambió el rumbo de conversación mientras el otro escogía que ponerse —Dime, ¿De verdad?... —No supo como continuar. —¿De verdad vienes a llevarte... a llevártelo... a?
—He venido a reclamar el amor de Seiya —Repitió cual loro por si no había quedado claro.

Shiryu sonrió, ese tipo si que era algo raro, venir de la nada a reclamar semejante cosa como si fuese algo natural, muchos prejuicios y tabúes había en la sociedad como para hacerlo.

—¿Te agrada mucho mi amigo? —Preguntó el pelilargo curioso, impaciente por saber que había arrastrado al otro a realizar semejante proeza.
—No solo me agrada, me encandila... —Respondió Frey escogiendo finalmente un pantalón de lino claro y una camisa blanca.
—Bueno, digo... Aun no lo conoces del todo, quizás al hacerlo...
—¿Qué osas insinuar? —Se ofendió el nórdico, no iba a permitir que hablasen mal de su eterno amor.
—¿Yo? Nada, solo que... Seiya es muy particular —Shiryu se rascó apenas la cabeza —Se hace querer, y mucho... Pero los tipos como nosotros no despiertan su interés —Aclaró el Dragón —Ya lo he comprobado.
—Pues, me sorprende tu confesión y me halaga la confianza depositada en mi persona pero...
—Quiero decir... Que los tipos como Ikki son los que...
—No me rebajaré a la altura de un homo sapiens —Se negó el extranjero al comprender lo que intentaba decirle su compañero.
—No me mal interpretes —Se disculpó el pelilargo —Solo que te veo tan decidido con Seiya, que me daría algo de... Pena... Verte rechazado.
—Eso no sucederá —Frey elevó su dedo índice con efusividad —Lucharé hasta el final sin importar las consecuencias.

Luego de decir aquello sobrevino un pesado silencio, Shiryu notó que el otro ya había escogido la ropa y luego de indicarle donde era el baño, lo dejó solo. Frey observó el complicado sistema hidráulico y muy moderno de aquel baño, investigó con cautela para descubrir como era y sin querer rozó el botón que encendía el jacuzzi causando algo de ruido al estar la tina vacía.

Seiya se encontraba subiendo las escaleras, rumbo a su cuarto para cambiarse y así comenzar el día cuando escuchó un grito masculino proveniente del baño. A pesar de ello se acercó con calma hasta la puerta que se encontraba abierta y espió notando que el invitado se encontraba en dificultades.

—¿Qué ocurre?
—¡Lo siento! ¡Lo siento! —Comenzó a repetir el rubio con una expresión de terror en su rostro —¡No quise!
—Tranquilo —Rió el Pegasus acercándose hasta la tina —A mi me pasa siempre —Volvió a presionar el sensible botón y el ruido finalizó.

Pudo escuchar el suspiro de Frey.

—¿Qué era eso?
—¿Eso? —El castaño señaló la bañadera —Pues, es un jacuzzi —Se extrañó al ver que el otro no comprendió lo que le estaba diciendo —¿Quieres que te explique? —Ofreció al ver las dificultades del nórdico para hacer algo tan sencillo y cotidiano —Esta es el agua caliente, esta la fría... Con esto cambias la dirección de la canilla, con esta la intensidad, este es el jabón liquido...

Para esas alturas Frey ya se había perdido completamente, era muy complicado ese baño para su gusto y eso que en el Palacio contaban con una gran infraestructura para la misma, tanto que tranquilamente era comparado con el estacionamiento de un supermercado (Exageré, lo sé).

—¿Has entendido?
—Pues... No quiero pecar de ignorante pero... —Sonrió el nórdico nervioso.
—Deja, yo te prepararé el baño —El menor dio la vuelta dándole la espalda al otro —¿Te gusta con el agua caliente, tibia...?
—Mas bien fría —Respondió comenzando a quitarse sus ropajes.

Cuando Seiya terminó de llenar la tina pronunciando un “Listo” de satisfacción volteó encontrándose con una escena que cualquiera podía llegar a intuir menos él, no por tonto, quizás por inocente.

El Pegasus se quedó helado al ver al otro como Dios lo trajo al mundo, con su esbelta figura y su cuerpo marcado por viejas y nuevas cicatrices, prueba de su arduo entrenamiento. No quiso, ni siquiera atinó a bajar su vista, rojo como un tomate se quedó petrificado en su lugar mientras que Frey se metió despreocupadamente dentro de la tina.

—¿Qué sucede Seiya? —Cuestionó el nórdico preocupado por la expresión del castaño.

Este solo pudo señalar la entrepierna del otro, no pudo decir, aunque lo pensó, un “Estas desnudo”, pero igual el extranjero entendió. Iba a decir algo, pero el pony desapareció por la puerta como un rayo.

¿Qué tenia de malo? Si ambos eran hombres. Frey estaba muy acostumbrado a que en Asgard, a la hora del baño, algunos escuderos le preparasen la tina de agua para un baño, no tenía nada de malo. Es que el olvidaba que los japoneses eran muy pudorosos ¿?.
Notas finales:

 


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