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Reflejo por hao_hoshii

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Notas del capitulo:

Wiii amo el twiincest entre estos gemelos *o*, espero que les guste la historia n.n

Vio como la silueta de la rubia se alejaba para terminarse difuminando entre la multitud de gente ataviada con sobretodos, caminando apresuradamente sobre las relucientes baldosas a causa de la lluvia.
Yoh miro por última vez el enorme tablero de anuncios, que en ese momento cambiaba su contenido.
Las letras donde antes se leía ‘Izumikawa’ habían sido reemplazadas por otras del mismo tamaño y de color verde reluciente: ‘Izumo ‘.
Una brisa de aire frío que entraba por las puertas corredizas, en ese momento abiertas, provoco que los mechones que enmarcaban su rostro se mecieran lentamente, también llevando consigo un ‘jiji’ que nadie alcanzo a escuchar mas que el mismo castaño.
Camino con paso somñoliento, cruzando el umbral metálico, deteniéndose en la húmeda acera para pedir un taxi.
Una vez que hubo indicado al conductor del vehiculo su destino, se acomodo mejor en el mullido asiento y se dedico a mirar por la ventanilla la suave nevada que cubría el centro de la cuidad.
Anna se había marchado para completar la última instancia de su entrenamiento como Itako y para tratar unos asuntos familiares, de los cuales no había hecho participe a Yoh por el solo hecho de ser un idiota según su juicio.
Estaría solo en la pensión En por 1 mes entero.
Esta frase le rondaba en la cabeza con frecuencia, sacando siempre a flote los mismos pensamientos: no tendría mas tortura(entrenamiento), no tendría que levantarse a horas exageradamente tempranas para preparar cantidades industriales de comida y otras cosas mas por las que podría recibir el merecido titulo de ceniciento.
Y es por eso que el castaño simplemente no podía evitar la sonrisa estupida (mas de lo normal) que surcaba sus labios cada vez que se regodeaba pensando en eso.
Tendría todo el tiempo del mundo para escuchar las canciones de Bob, dormir hasta tarde, mirar las estrellas por la noche en el baldío floreado que había descubierto hace poco….en pocas palabras hacer lo que se le diera la gana.
Miro por la ventanilla con aire ausente y una pequeña sonrisa y vio algo que lo hizo helar las venas: en una vitrina, colgado exclusivamente para que llamara la atención, había un rosario azul con un penacho.
Y ahí fue que los sueños a corto plazo de Yoh Asakura acabaron.
Fue tal la cara enojada de la rubia que se le vino a la mente que empezó a balbucear cosas inentendibles con una gota en la cabeza.
- No Annita te juro que voy a limpiar la casa todos los días y…
- Hey, ya llegamos- el conductor se dio vuelta en su asiento mirando extrañado a su cliente que miraba horrorizado el tapizado de su asiento, como si estuviera hablando con alguien especialmente aterrador.
Yoh reacciono con la voz del conductor, pidió disculpas, le pago y bajo del taxi.
Atravesó las enormes puertas de madera de la pensión y lo primero que se fijo fue en el reloj colgado en la pared.
Eran las 8:00 de la noche. Era temprano para la cena, así que decidió ir a cambiarse por algo mas abrigado para ir a mirar las estrellas al baldío.
Mirarlas era uno de sus pasatiempos favoritos además de escuchar a su querido Bob.
Entro a su habitación donde había un futon en el piso y se dirigió al guardarropa.
Lentamente se fue desvistiendo, sin prisa alguna, revelando un torso delgado aunque bien formado, surcado por finas líneas que demarcaban el estomago con suaves curvas al igual que el pecho. Esa zona fue cubierta por un grueso pulóver morado, y arriba un chaleco naranja con bolsillos.
Se cambio las medias por unas gruesas de lana y se coloco botas negras de goma.
Se miro al espejo, donde un chico idéntico a el le devolvió una mirada tranquila y dulce.
Por unos minutos estuvo observándose, imaginando que su cabello crecía y que su mirada se volvía más afilada y provocativa.
Se sintió un idiota por imaginar esas cosas, aunque cada vez que lo hacia o cuando soñaba llegaba a abrigar una extraña sensación de felicidad, de tranquilidad que se expandía por su pecho y lo hacia bombear mas sangre de lo normal.
Cada vez que pasaba esto a esa sensación de felicidad la seguía una de tristeza, de vacío.
Pero ya se había acostumbrado a llevar ese pésame en su pecho y en su alma.
Sabía que sus deseos nunca serian concedidos, por el simple hecho de que el mismo había acabado con su hermano con sus propias manos.
Nunca volvería.
Volvió a mirarse al espejo, forzándose a esbozar una sonrisa cansada.
Siempre que pensaba en ello nunca terminaba de zanjar el asunto, prefería que lo averiguara su corazón antes que su mente.


Camino las pocas cuadras que separaban la pensión En del baldío, escuchando a Bob en sus auriculares, manteniendo su paso despreocupado y la calida atmosfera que lo caracterizaba.
Todavía nevaba y finos copos de nieve se precipitaban con lentitud desde el oscuro cielo.
Los que caían en el cabello de Yoh se disolvían al instante, lo que provoco que cuando el castaño llegara al terreno su cabello se encontrara completamente mojado, goteando agua helada y cayendo abruptamente sobre sus mejillas.
Ese lugar no estaba completamente sepultado bajo la nieve. Las flores que allí se encontraban creaban una especie de colchón que protegía el suelo, dándole al lugar un aspecto flotante irreal.
La luz que inundaba el lugar era escasa y provenía de las estrellas y la luna, que se revelaban en los agujeros formados en las grises nubes.
Todo se hallaba sumido en una leve luz azulada y un agradable olor a humedad llegaba a la nariz enrojecida de Yoh, lo que le daba un aspecto dulce y tierno.
Camino hasta el centro del terreno cuidando de no pisar demasiado las flores de marfil y se recostó sobre la nieve, mirando hacia el cielo.
Le llamo la atención una estrella roja que no era Marte, que en ese momento titilaba y brillaba más que las otras.
Se encontró a si mismo preguntándose si esa estrella seria Hao, que lo observaba y cuidaba desde el firmamento.
Y una sensación de calidez lo invadió, y nuevamente se sintió feliz.
Sonrío a la nada, estirando sus brazos hacia los costados, dejando escapar un suspiro que le nublo la vista por unos segundos producido por el choque entre el aire caliente de su boca y el frío del ambiente.
Comenzó a reírse suavemente, observando la estrella roja y estirando su mano y cerrando su puño, como si así pudiera hacer que se quedase con el por siempre.
-Hao…- pronuncio al viento, volviendo a sonreír con sinceridad.
Lentamente giro sobre si mismo hacia su derecha, sin borrar la sonrisa de felicidad en sus labios.
Sus maños llegaron a palpar algo que no era la húmeda tierra, y la piel de su rostro rozo con algo agradablemente tibio y suave.
Con sorpresa, pero con su corazón bombeando más de la cuenta, comenzó a palpar el extraño objeto debajo de él.
Sentía como el calor inundaba cada una de sus extremidades, y por alguna extraña razón sentía que lo que más anhelaba se encontraba cerca.
Sus manos se deslizaron por la gruesa capa antes de color crema, ahora manchada de tierra y suciedad.
Llegaron a una separación, donde el tacto de las manos de Yoh con el torso desnudo y tibio provocó que su estomago diera un vuelo.
Sus manos subieron mas, encontrando a su paso filamentos de cabellos castaños húmedos idénticos a los suyos desparramados por todo el rostro.
En ese momento la nube que cubría la luna se disperso, inundando la estancia de una suave luz azulada, que cayo sobre el rostro de Hao, iluminando sus parpados cerrados, sus labios fríos y blancos, su cabello largo enmarañado cayendo sobre su rostro y torso.
El corazón de Yoh se detuvo por un escaso milisegundo, en donde sus ojos se mojaron de lágrimas que se deslizaron por sus mejillas y murieron en los parpados cerrados de su hermano.
Yoh sonrió con el corazón y con los labios.
No espero un momento mas para abrazar ese cuerpo que tanto había anhelado y extrañado, a esa persona que no había olvidado luego de semanas, a su contraparte, a su hermano, a la persona que amaba.
Y en ese momento, Yoh lo supo.
Supo hasta con la más insignificante parte de su cuerpo y alma, que amaba a su hermano.
Con suma lentitud Yoh se separo del cuerpo inconsciente de su reflejo, notando su respiración acompasada.
Llevaba la misma ropa que en el torneo de shamanes, su capa color crema que se hallaba raída y sucia, su pantalón bordo con tirantes de estrellas, igualmente rotos y con un enorme corte vertical en el muslo.
Con cuidado se levanto de sobre el cuerpo de Hao, necesitaba llevarlo a un lugar calido, ya que su piel comenzaba a amoratarse debido al contacto con la nieve.
Se agacho y tomo a su hermano en brazos, colocándole su chaleco naranja encima, tratando de infundirle el mayor calor corporal que fuera posible.
Hao se veía tan frágil en ese estado, tan puro e inofensivo que Yoh no pudo reprimir un sonrojo.
Este se intensifico al mirar desprevenidamente su sereno rostro, y en especial sus morados labios.
Esta era la primera vez que lo veía así. En todos los recuerdos que poseía de el del pasado aparecía un Hao despiadado, elegante y dominante.
Debía ser un enfermo, porque le gustaban las dos instancias de su hermano, su mirada penetrante y cautivadora, su dulce rostro apacible, tan igual al suyo.
Pensando estas cosas el castaño se dirigió hacia la pensión con algo de prisa, no quería que Hao contrajera una pulmonía.
Se sintió estupido al pensar en eso, el era el gran shaman de fuego, era imposible que se enfermara por algo tan insignificante.
Al pensar en eso Yoh callo en la cuenta de que no sabia como había llegado Hao ahí, era tal la felicidad de volver a verlo que en ese momento no le interesaba.
Solo le importaba que su hermano estaba allí con el.
Notas finales:

les gusto? n_n, es recien el primer chap xD, cuando avance la historia va a ir mejorando =)

les agradeceria que dejaran comentario para ver como estuvo :)


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