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Inalcanzable por mihll

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Notas del fanfic:

Los personajes de este fic no me pertenecen

Notas del capitulo:  

Hola de nuevo

 

A continuación les entrego un one shot, escrito en tiempo record, es un reto surgido en el momento entre Pionguis y mi persona, escribimos sobre la misma trama y mismo título solo que en secciones diferentes.

 

Disculpen si a veces no tiene patas ni cabeza pero esto ha sido bastante rápido

 

INALCANZABLE

 

 

  A las nueve de la mañana su habitación estaba a oscuras, salvo por pequeños rayos de sol que se colaban entre las cortinas de color azul marino.

 

Despertó mareado con una sensación que le oprimía el pecho, era día sábado, si, el día en que tenía que tomar su vuelo a Estados Unidos...el mismo día en que se casaba la única persona que amaba...Hanamichi Sakuragui.

 

Sobre un costado de su amplia cama se encontraba el traje que usaría para asistir a la boda, su madre lo había dejado allí pocos momentos atrás y se había retirado en completo silencio. Su hijo no le contaba mucho pero ella mantenía un fuerte presentimiento, Kaede estaba enamorado de aquel muchacho pelirrojo con quien tantas veces se peleo en el instituto y que lo hacía llegar malhumorado a la casa, intuía que detrás de todo existía mas que odio, un amor que florecía secretamente y que solo vino a rebelarse con el pasar del tiempo, para confundirlo, por que apenas podía aceptar que era gay y verse enamorado de su peor enemigo lo sobrepasaba.

 

Ella sufrió con él cuando a su casa llegó esa elegante tarjeta de invitación a su nombre, los ojos de Kaede se entrecerraron de pena al leerlo y una pequeña lagrimilla fue a chocar contra el fino papel.

 

Su hijo estaba llorando por un amor no revelado y ahora perdía

 

Esta mañana quiso dejarlo tranquilo, él decidiría si iba a o no a la ceremonia. Sentada en el sofá de la sala, esperaba que su hijo apareciera, tenía su mano en el pecho, cerca del corazón con la esperanza que no fuera, no soportaría verlo sufrir

 

Kaede apareció media hora mas tarde correctamente vestido para la ocasión

 

Miró a su madre de forma fija y se acercó a ella para darle un beso en la frente

 

-estoy bien, no te preocupes-

 

Dijo aquello sin saber por que, pero necesitaba tranquilizar ese rostro preocupado, en cierto modo lo logró, su madre respiró de nuevo y le dio un abrazo antes de verle perderse tras la puerta de salida

 

xXx

 

La catedral de San francisco apareció ante sus ojos, la boda se llevaría a cabo allí al modo occidental, así lo decidieron los novios.

 

Kaede caminó con el pesar de su corazón hacía el interior de la enorme construcción de piedras del tiempo de principio de siglo, edificado por misioneros llegados desde Italia. Un bello lugar para sellar un compromiso de amor

 

Los invitados llegaban con sus parejas respectivas sonrientes y ansiosos por el matrimonio de sus amigos, Kaede lo hacía en solitario y triste, los que se casaban no eran sus amigos; uno era el amor de su vida y el otro, aquel hombre que le ganó la partida y que  conquistó al pelirrojo  antes de que se decidiera hablar.

 

Al final del pasillo y al pie del altar pudo verlo, algo nervioso, consultando de vez en cuando la hora a un orgulloso padre que le daba suaves palmadas en su hombro en señal de bajar su ansiedad.

 

Lo envidiaba por que tenía el lugar en que deseaba estar

 

 

Entrecerró sus ojos solo para no ver esa alegría contrastada con su amargura, respirando el suave aroma de los gladiolos blancos que adornaban  cada rincón de la catedral y pensar que esas también eran sus flores favoritas, resultaba una completa ironía que fueran esas mismas la que le daban hermosura a toda la decoración dispuesta para la boda.

 

Por qué tuvo que venir solo para torturase un poco más

 

Estuvo casi cuatro semanas que no salió de su habitación más que para ir a practicar su deporte favorito, eso le distraía un poco y le hacía olvidar en cierto modo su poca valentía de no haberle revelado nunca su amor a ese pelirrojo, ¿Qué hubiera pasado si lo hubiese hecho?...a tiempo, quizás sería él y no Mitsui el que estuviera esperando a su prometido en el altar

 

 

Pero no era así

 

Al abrir sus ojos de nuevo lo vio a él, eso bastó solo para soltar un suspiro cansado y girar sobre sus talones para poder retirarse,-mejor ahora que después-se dijo, pero los bullicios de algunos invitados que anunciaron que el novio llegaba a las puertas de la iglesia detuvo su andar.

 

No quería verlo de frente y entre algunos invitados que presurosos tomaban sus lugares fue la distracción perfecta para esconderse tras unos de los grandes pilares sin ser advertido, desde ese sitio pudo ver a un radiante Hanamichi caminar hacía el altar de brazos del profesor Anzai quien ocupaba el lugar del padre, por respeto se había ganado el honor de entregarlo a aquel moreno que sonriente esperaba su llegada

 

Sus pies inconscientemente le llevaron a seguirle y detenerse en el inicio del pasillo al ver las sonrisas desatadas cuando un prometido recibió al otro. Miró al cielo y suplicó a Dios que solo estuviera dentro de un sueño, que todo terminara allí, despertar y que todo fuera una mentira.

 

Todo era silencio y Dios se hacía el desentendido con él, no despertaba, no era una pesadilla...solo el llamado del sacerdote anunciando el inicio de la ceremonia rompió ese silencio abrumador que envolvía todo el recinto, la gente expectante y callados se pusieron de pie de inmediato, las antiguas bancas y piso crujían ante el acto. También crujía el corazón del ojiazul como un anuncio que un poco mas adelante este se partiría en mil pedazos.

 

-queridos hermanos, nos hemos reunido hoy...-inició el sacerdote

 

Kaede dejó de oír...sus sentidos, su memoria retornó al día aquel en que dio cuenta que estaba que un sentimiento especial nacía, aquella tarde en que Hanamichi fuera dado de alta de la rehabilitación por la lesión de su espalda obtenida durante el partido contra Sannon

 

Fue a orilla de la playa, hace más de dos años, le vio en aquel sitio, de pie y con la mirada fija en el horizonte lejano. El viento asolaba su rostro, movía sus rojos cabellos rebeldes, mechones algo cortos que se dejaban caer libremente sobre su frente y que onduleaban en una danza armoniosa.

 

En ese minuto le hubiese gustado tocarlo, despejar ese rostro con sus largos dedos en una caricia cargada de cariño, deseaba quitar la tristeza que emanaba de esos  ojos color miel, volverlos cálidos de nuevo con la fuerza de los suyos...

 

Aquella vez su corazón latió de forma inesperada por alguien, por un muchacho, él que antes fuera su peor rival, el autodenominado y decaído tensai. Aquel día nació ese sentimiento que se hubo arraigado en su ser, que de tan profundo se volvía sofocante, doloroso por no ser correspondido, ese amor que ahora lo destrozaba por dentro a medida que el sacerdote continuaba con su sermón

 

Quería liberarlo en un grito desesperado pero no podía, en su boca no podía articular palabra alguna,  no cuando sentía su interior desgarrándose

 

-Hisashi Mitsui-dijo el sacerdote- ¿aceptas a este hombre como tu legítimo esposo, para estar juntos en la salud y en la enfermedad, en la tristeza y la pobreza hasta que la muerte los separe?-

 

-si, acepto-murmullos de alegría se oyeron entre los presentes, el moreno dedicaba su mejor sonrisa a su novio

 

-Hanamichi Sakuragui...-esta vez el sacerdote dirigía su pregunta al pelirrojo

 

Kaede cerró sus ojos.

 

 Hanamichi terminó de oír la pregunta, se tomó su tiempo, respiró profundo luego desvió su vista dando una mirada de reojo fugaz al joven al final del pasillo antes de responder.

 

-si, acepto-

 

El ojiazul dejó caer su cabeza derrotado, su amado con esas palabras sellaba sus votos que le unía a otro. Nada más podía hacer. Esta vez si giró decidido y salió por la gran puerta

 

Se dejó caer sentado con la espalda apoyada contra la pared, el dolor que le consumía ni siquiera le permitía tragar saliva, todo, por un amor tan invisible como el aire. Su corazón estaba roto, los restos quedaron regados en ese lugar...no los recogería, para marcharse sin uno que además fuera incompleto, por que gran parte de el estaba en manos de Hanamichi

 

De pronto se enderezó y se pasó la mano por el rostro, como si quisiera limpiar algo... tal vez sudor, tal vez lágrimas... se puso de pie y con movimientos lentos y torpes se movió hasta estar al lado de la puerta.

Los novios en ese entonces ya iniciaban su marcha hacia el exterior como recién casados, esperó hasta tenerlos de frente, los invitados les seguían de cerca lanzándoles pétalos de flores

-me despido-había recogido toda la fortaleza posible para enfrentarse a ellos-espero que sean muy felices-

-gracias, lo haremos-el pelirrojo le sonrió

-suerte en tu viaje Ruwaka, cumple tus sueños-deseo Mitsui de todo corazón

-el que aun me queda lo volveré realidad-

Dio un abrazo a cada novio y luego se retiró.

No volvió la vista hacía atrás, nunca, solo miró el cielo azul, Estados Unidos le esperaba con lo brazos abiertos. Dejaría su tierra postergada entre los vientos, lejana, que no entiende ni deja olvidar, que porta sus nombres en un sueño...

Por que su amor tan solo fue eso, un sueño que pudo ser pero que nunca fue, un amor cobarde...triste...inalcanzable...

Notas finales:

Solo no me maten...

por qué no puedo decir no a los retos uu

Si leen esto comparen con la sección Harry Potter, se los agradecería


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