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Mi Deseo por samiyumi

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Notas del fanfic:

Espero les guste....mi regreso esta cerca

 

Notas del capitulo: bien..tenía esto desde hace u tiempo...creo que es un paso para madurar mi escritura espero les guste

La suave brisa del verano jugueteaba con los rubios mechones de un joven sentado en una ventana en el segundo piso de una pequeña casa en Munich. La mirada dorada de este muchacho era triste y melancólica, pero al mismo tiempo llena de paz y confianza. Se hallaba perdido en sus pensamientos y recuerdos, tantas sensaciones, vivencias, risas y tristezas, en ese mundo sólo parecían un sueño y nada más. El joven rubio vio interrumpidos sus pensamientos por una voz a sus espaldas.

 

-Edward-san… ya es hora de desayunar…- decía otro joven de cabellos rubios y ojos azules llamado Alfons Heiderich. –Anda Ed, ya pasa del medio día.

 

El joven ojiambar giró su cabeza, haciendo que  sus ojos se encontraran, la mirada azul llena de felicidad y la ámbar llena de tristeza.

 

-Enseguida bajo Alfons, no te preocupes…-contestó con desgano el ex-alquimista.

 

-De acuerdo-contestó el otro rubio, “hace dos años que lo encontré, parecía un gatito indefenso y asustado,  y a pesar de que siempre le dejé la puerta abierta para que se fuera, jamás lo hizo, aunque en sus ojos yo veía el deseo de estar lejos…” pensó el ojiazul, recordando como había conocido a Edward.

 

Minutos más tarde, ambos rubios estaban sentados en la mesa desayunando tranquilamente, o al menos así empezaron…

 

-¡EDWARD! ¡TÓMATE LA LECHE!-

 

-¡NOOO! ¿¡QUÉ ACASO QUIERES MATARME!?

 

-¡SANTO CIELO! ¡SÓLO TÓMATELA Y…-Alfons no pudo terminar su oración, ya que el súbito cambio de humor del oji dorado se lo había impedido. El rubio de menor altura bajó inesperadamente su mirada dorada al piso, el rubio flequillo ocultando su triste mirada.

 

-¿Qué sucede Ed?- preguntó amablemente Alfons. Silencio fue la respuesta del menor. Alfons se sintió triste, ¿por qué Edward se negaba a hablar de su pasado, o peor aún, de sus sentimientos?

 

-Ed… puedes contarme lo que tu quieras… lo sabes… ¿verdad?- el rubio más grande asintió.

 

-Dirás que estoy loco por milésima vez, pero es que…- empezó el ojiambar.

 

-¿Pero es que?- cuestionó el ojiazul.

 

-Tu y él son tan parecidos…-soltó finalmente Edward agachando su mirada, para después disculparse y retirarse de la mesa, dejando a Alfons sumamente afectado, sabía perfectamente a quien se refería…

 

-Lamento recordarte tanto a él…-dijo el ojiazul en un tono casi inaudible.

 

-Te odio Edward, y a la vez,-pero no pudo terminar, ya que sus lágrimas se lo impidieron.     

  

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-Alfons… ¿Qué estamos haciendo?-preguntó Edward, con el entrecejo fruncido.

 

-Oye, estoy tratando de ahorrar el gasto de agua-contestó alegre el rubio ojiazul. Edward se limitó a gruñir y a sonrojarse. – No te sonrojes… ¿por qué te sonrojas?

 

“¿Qué por qué me sonrojo?”-se preguntó el rubio de largos cabellos ahora atados en una especie de chongo que los mantenía elevados para evitar que se mojaran demasiado, “ustedes también se sonrojarían si estuvieran compartiendo la bañera con alguien más. No es muy agradable estar desnudo frente a otra persona, por mucha confianza que le tengas.”

 

Ambos rubios se encontraban, como ya lo ha mencionado Edward, compartiendo la bañera, Alfons tenía un poco estiradas las piernas, Edward estaba hecho un ovillo.

 

Alfons veía con curiosidad  al pequeño rubio, quien apenado, se abrazaba a sí mismo con todas sus fuerzas. Sonrió de manera algo maliciosa al realizar lo indefenso que se veía el pequeño de la mirada dorada y decidió hacer su jugada. Poco a poco fue encerrando más a Edward quien evitaba los ojos azules de Alfons, desviando los suyos dorados.

 

Al notar la cercanía del otro rubio Edward se sonrojó molesto.

 

-¡¿Por que fregados estás tan cerca de mí Heiderich?!-preguntó sumamente enojado y apenado. Alfons amplió más su sonrisa, y, sacando valor de quien sabe donde, agarró a Edward por la barbilla y plantó un nada tierno beso en la boca de éste.

 

El rubio ojidorado, quedó perplejo y cuando reaccionó, Alfons ya estaba elevándolo agarrando sus caderas.

 

-¡Alfons! ¡Basta!- gritó Edward, saliendo de la bañera, colocándose una bata blanca alrededor del cuerpo. Alfons lo miró divertido y él también salió, amarrando una toalla alrededor de su cintura.

 

Ed, aún goteando, salió despavorido del baño, al ver que Alfons intentaba tocarlo de nuevo. Alfons rodó los ojos burlonamente y salió del baño tras el rubio de  menor altura.

 

El ojidorado estaba sentado en su cama, pensando, con la respiración agitada. Estaba sumamente nervioso. Juntó sus piernas a su pecho y apoyó su cabeza en sus rodillas.  

 

Alfons, en el marco de la puerta de su habitación,  vio el estado de su amigo, y se sintió culpable de ello. Sabía que el beso que había plantado en los labios del rubio lo había amedrentado.

 

Así que dirigió sus pasos a la cama donde estaba su amigo.

 

Este otro al sentir su presencia, se giró asustado y con las manos en el pecho.

 

-¡No Alfons! ¡No me hagas daño, por favor!-suplicó al sentir como le rodeaban los brazos del ojiazul, a lo que éste negó con la cabeza e internó sus dedos en la mojada cabellera del rubio.

 

-Jamás sería capaz de hacerte daño Edward- dijo el ojiazul en el oído de Edward, para después lamerlo, provocando  que el rubio ojiambar se tensara un poco.

 

-Alfons- preguntó nervioso- ¿qué  qui- ehh- res? –preguntó el Ed, tensándose más al sentir los labios de su compañero recorrer su cuello.

 

El ojiazul paró en seco y se giró para tener a Edward frente a frente.

 

-¿Qué qué quiero?- preguntó Alfons enarcando una ceja. Después rodeó con sus brazos al ojiambar.

 

-Lo único que quiero es sentirte,- comenzó el alemán,- sentirte más “a fondo” ¿entiendes?- sentenció Heiderich, mientras llevaba su mano a la nuca del rubio.

 

Ed en brazos de su amigo abrió desmesuradamente sus ojos. ¿Alfons realmente quería llegar a tal extremo con él?

 

Tan absorto estaba en sus sentimientos que no sintió como su amigo caía encima de él en la cama.

 

-¡Alfons!- gritó Ed espantado al saber que estaba atrapado. El otro mantenía su mirada oculta entre sus flequillo rubio pálido. Acercó su rostro al de Edward, mientras que este giraba su cara quedando de perfil.

 

-¡No Al!- pedía Edward- ¡No me hagas daño!- mantenía sus ojos fuertemente cerrados.

 

Al depositó, entonces, una serie de minúsculos besos en el cuello del rubio. Edward relajó sus apretados ojos y suspiró en respuesta de los besos del ojiazul. Heid sonrió, Ed estaba reaccionando como él quería.

 

-Edward-san- dijo Heid, - jamás te haría daño ni te tocaría sin tu consentimiento.

 

Ed giró su cabeza para estar de frente a su amigo.

 

-Heid, yo…- trató de articular Ed.

 

-Ed, déjame demostrarte lo mucho que te amo, - dijo el ojiazul.

 

Ed no contestó nada. Heid prosiguió.

 

-Ed- continuó el alemán,- te deseo, y mucho. – declaró Heid, el aludido simplemente se sobresaltó sin poder pronunciar palabra.

 

-Ed…- la tierna voz de Alfons despertó al rubio de sus cavilaciones,- ¿puedo?

 

Edward no sabía que contestar, el pobre tenía un nudo en la garganta. ¿De verdad Alfons le quería tanto como para…?

 

El rubio adoraba a su amigo, ya que él había sido el único que lo había aceptado en aquella sociedad tan cerrada como la alemana…

 

Flash back

Ed´s POV

 

“Cuando estudiamos en la Facultad de Ingeniería, todos los demás s alumnos me miraban de manera extraña, supongo yo por mis implantes y por mi absurda obsesión por alcanzar “mi mundo”.

 

“Mi obsesión por volver a mi verdadero hogar, verificar si había corregido mi error y Alphonse se encontraba con vida, volver a Rizembul y  sonreírle nuevamente a Winry, ver una vez más  a mi sensei, de bromear con los militares, con Riza, con Havoc, con Breda, con Armstrong,  de visitar la tumba de mi madre y la de Maes, incluso  saber si el inútil del taisa había sobrevivido.”

 

“Quería volver a Amestris, y no me iba a rendir por nada ni nadie, menos por la poca aceptación de los alumnos.”

 

“Y fue ahí donde te conocí, Alfons. Tan idéntico a mí hermano, tan simpático. Siempre ayudándome, y por sobre todo, me aceptabas tal como era. Me defendías siempre que algunos de los chicos me molestaban o incluso golpeaban por ser diferente.”

 

“Ahí siempre estabas tu…”

 

End of Flash back

 

-Alfons- comenzó Ed muy quedo.

 

-¿Si Edward?-preguntó Heiderich.

 

-Me acabo de dar cuenta que siempre has estado ahí para mí y que…

 

-¿Y que?

 

-Que yo también te veo más que como un amigo…-esto último lo dijo rojo como un jitomate.

 

-¿En serio?

 

El ojidorado asintió y le sonrió a su amigo de ojos azules. Heiderich le dedicó otra sonrisa y besó sus labios, haciendo que el rubio correspondiera el gesto.

 

El alemán ojiazul aventó las almohadas a la orilla de la cama para abrirse paso con Edward en brazos.

 

Heid elevó la espalda de Edward mientras lo besaba apasionadamente en los labios. Ed, por su parte, apoyó sus brazos en la cama para no caer.

 

Alfons fue quitando poco a poco la bata que cubría el cuerpo desnudo del rubio mientras lo besaba apasionadamente. Descubrió un hombro, para después pasar sus ansiosos labios por éste. Edward se movió incómodo y tapó con su mano izquierda su implante del lado derecho. Agachó su mirada y sollozó. Alfons se sorprendió y besó con ternura lo labios de Edward, quien empezaba a llorar amargamente. 

 

-No sigas besándome Alfons- comenzó Edward quedando sentado en la cama. – Mereces a alguien mejor que yo, a alguien “completo”- Edward no pudo más y liberó una serie de dolorosos sollozos.

 

Alfons se enfureció ante el comentario de Edward y lo envolvió en un protector abrazo. El ojidorado se volteó con sorpresa y paró de sollozar. Alfons lo miró como si fuera lo más valioso del mundo.

 

-No vuelvas a decir eso Edward, jamás- y selló sus labios con los de Edward mientras lo aprisionaba contra la cama. Ed ahora lloraba de alegría y abrazó el cuello de Alfons mientras ambos se besaban con verdadera pasión.

 

Los fuertes brazos del ojiazul elevaron la espalda de Edward de nuevo y comenzó a besar su cuello mientras Ed gemía y suspiraba sonrojado comenzado a agitarse.

 

El alemán recargó a Edward en el montón de almohadas sin dejar de besarlo y prosiguió con su tarea de desnudar a su compañero. Bajó un poco más la bata dejándola entes del ombligo, sin embargo, volvió a besar al ojidorado para después descender a su blanco cuello, mientras éste último no podía dejar de emitir gemiditos.

 

Heid fue bajando poco a poco por el torso de Ed,  y al llegar a sus pezones, comenzó besando el derecho y acariciando con la mano, el izquierdo.

 

Bajó sus manos hasta encontrar la bata, y la retiró completamente, dejando completamente desnudo a Edward.

 

 Después, inició una deliciosa tortura cuando mordía o besaba alguno de ellos, y pellizcaba el otro.

 

-¡Aum, Al!- gimió Edward, levantando la cabeza,  mientras sus dedos se introducían en la rubia cabellera de su amigo, quien seguía muy entretenido lamiendo el erecto pezón derecho.

 

Detuvo un segundo su tarea y giró el rostro para encontrarse con el de Ed.

 

-Eso es Ed… gime para mí…

 

Ed, quien había cerrado sus ojos por la atención recibida, bajó la cabeza y sonrió con un fuerte sonrojo atravesando sus mejillas.

 

Heid acercó su cabeza para besar a Edward, quien gustoso, recibió el beso mientras rodeaba con sus brazos los hombros de Alfons.

 

Alfons, por su parte, aprovechando que Ed atendía su beso, bajó su mano hasta rozar con el miembro del ojiámbar.

 

Ed se tensó por el contacto de las frías manos de Heiderich en su hombría.

 

-¡Ah! ¡Heid!

 

-¡Eso es, Ed! ¡Gime mi nombre!- diciendo esto comenzó un exquisito masaje al miembro de Ed, quien, excitado por las acciones de su ahora pareja, abrió las piernas en busca de un contacto mayor.

 

-¡Mmm! ¡Alfons!- Ed estaba sonrojado en mil tonalidades diferentes, mientras sentía cada vez más cerca su orgasmo.

 

Por su parte, Heid, sentía su entrepierna palpitar, deseando tener listo a Edward para penetrarlo.

 

Ed mantenía sus ojos fuertemente cerrados, era tal el placer, que su cuerpo comenzaba a temblar. Alfons lo sabía así que aceleró el ritmo de sus caricias, hasta que sintió como un líquido blanquecino afloraba del miembro de Edward, mientras un sonoro gemido escapaba de su garganta.

 

-¡Ah! – la respiración del rubio estaba fuera de control, su pecho subía y bajaba a un ritmo muy acelerado. Sus jadeos, buscando recuperar el oxígeno eran sumamente  placenteros para el ojiazul.

 

-¡Heid… por favor!

 

-¿Sí?

 

-¡Necesito…- decía el rubio entre jadeos,- sentirte… dentro de mí!

 

Alfons se quedó estático ante la petición de Edward, para después acercarse al oído de Edward y susurrar:

 

-Pensé que nunca lo pedirías…

 

Dándole a lamer dos de sus dedos, lo preparó.

 

Ed sólo se quejó un poco al sentir los húmedos dedos de Heiderich en su entrada, pero poco a poco comenzó a disfrutarlo.

 

Al sentir que Edward estaba listo, Heid se pasó una pierna del ojiámbar por su hombro para después, comenzar a penetrarlo.

-¡Aum! ¡Al! ¡Sigue!- pedía Elric.

 

-¡Ed! – gemía el alemán al sentir las angostas paredes del rubio hacer presión sobre su ansioso miembro.

 

Así se quedaron un rato, Ed seguía respirando agitadamente, sentía la presión que el cuerpo de Alfons sobre el suyo ejercía y eso lo excitaba. Comenzó a moverse muy suavemente.

 

Alfons por su parte, también empezó a cadenciar sus embestidas.

 

Y así, a un ritmo lento y embriagador, los dos apuestos rubios se juraron amor en cada embestida, dulce y cadenciada.

 

Al fin, Edward se sentía como en casa.

    

 

Notas finales:

samiyumi: grax por leer

edo: la enanita promete actualizar mortem y esperanza muy pronto...

roy: asi como dar indicios del nuevo fic ja ja

samiyumi. espero...

roy y edo: esperamos

samiyumi, roy y edo: bye bye


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