Él no me reemplazo.
Es media tarde y siento el golpeteo del agua contra la ventana, es tranquilizador, relajante… es reconfortante, me hace sentir mejor cuando todo esta mal… y hoy todo esta muy mal.
Ya no soporto el encierro de las cuatro paredes de mi habitación pero tampoco es agradable salir a caminar por las calles de Konoha, por lo menos no para un traidor, por eso disfruto tanto la lluvia, cuando la lluvia cubre la aldea, la gente permanece confinada en sus habitaciones y siento que las calles son solo mías… es agradable esa sensación… la sensación de ser dueño de un mundo fantasma, de calles, tiendas y veredas sin gente… porque me permite caminar por horas sin pensar en nada… sin necesidad de sentir nada.
Por eso, al escuchar las primeras gotas de lluvia, ni siquiera me detengo a recordar los malos momentos que hemos vivido bajo ella, porque no quiero recordar… no quiero recordarte… porque hoy todo esta muy mal por tu culpa… y es más fácil olvidarlo todo mientras recorro las calles semidesiertas… pero mi cuerpo me traiciona, como cada vez que se trata de ti, y se mueve a voluntad, solo para estar a tu alrededor y sin percatarme, ya estoy frente a tu ventana, de pie, bajo mi paraguas color negro apagado…
Tú te asomas por la ventana y me sonríes, porque ya sabías que yo estaba aquí, no porque sintieras mi chakra, sino porque me sentiste a mí… lo sé porque a mí me pasa lo mismo, años de amistad nos hicieron demasiado sensibles a la presencia del otro…
Sales de tu hogar rápidamente y te posicionas bajo el paraguas, no dices nada y yo tampoco, no hacen faltas palabras entre tú y yo… jamás las hicieron y aun cuando te gusta pasar horas hablando, cuando estamos solos los dos, en momentos como estos, ambos disfrutamos mucho más del silencio… supongo que el repiqueteo incesante sobre el paraguas nos brinda algo de paz…
Poco a poco la tarde va llegando a su fin, siempre que llueve es igual, caminamos por horas, hasta que empieza a caer la tarde, y cuando el sol empieza a ocultarse ambos nos sentamos sobre las cabezas de piedras de los grandes hokages… a observar el ocaso, y aunque no puedo negar que es uno de los espectáculos más maravillosos que se pueden presenciar, mis ojos jamás llegan a contemplarlo en su totalidad, porque irremediablemente se desvían a tu rostro…
Es algo sencillamente indescriptible… la razón me refiero, la razón por la cual no puedo despegar mis ojos negros de tu rostro cuando anochece, y es que… la luz del sol poniente baña tu cara, la llena de matices, y tus ojos azules se ponen más brillantes, es una visión deslumbrante… tanto que no puedo apartarme de ella… pero también es abrumadora como si en ese instante pudiera entender que si existo en este mundo, es solo para poder contemplarte esos escasos segundos…y no puedo negar que no me molestaría reducir mi existencia completa, a la simple actividad de contemplarte, pero el sol se oculta y todo termina…
Y nuevamente recuerdo porque todo esta tan mal, pero me dejo llevar, por el deseo, por el anhelo de una esperanza y acerco mi rostro al tuyo, muy lentamente, lanzándome al vacío sin ningún tipo de protección, rogando tan solo que tú no me dejes caer…
Pero tu rostro se gira, mirando a la distancia, como si pudieras ver algo invisible para mí, y ninguno de los dos dice nada, porque entre nosotros jamás harán falta palabras… tu cuerpo se levanta y me tiendes la mano, yo la tomo y pronto nos ponemos en marcha para regresar, pero no llegamos muy lejos juntos, porque allí esta él…
Tu mirada se posa en el suelo unos instantes y con pena dejas caer mi mano… y tomas la suya, y él posa sus labios en los tuyos, y lo que realmente me duele, mientras los observo, es ver que correspondes a su beso, con igual o más pasión… y no hace falta que me digas que él fue más que un simple reemplazo mío…
Porque sé que un reemplazo ocupa el mismo lugar que ocupo alguien más, y hace exactamente las mismas cosas… pero aquí no es así, porque yo nunca te tuve, y nunca pude besarte y jamás pude ni podré hacerte mío… y no, no hacen falta palabras para saber que Sai no me reemplazo en tu corazón, porque yo sigo siendo tu mejor amigo, y él no me reemplazo, porque él ocupo un lugar que yo jamás ocupe, el lugar que yo siempre quise y que gracias a él, jamás tendré…
Creo que fue por eso que yo… aprendí a llorar bajo la lluvia, en las noches grises.
Owari