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Mi Amado Rival por oliver_espectro

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No llevamos ni un día aquí, pero parece que no hay tiempo que perder, esta misma mañana nos han hecho levantarnos temprano y asistir todos a una reunión hecha por los maestros, donde al parecer se definirían unas cuantas cosas del torneo. Una vez que todos estuvimos despiertos, nos condujeron al lugar donde había sido la fogata la noche anterior, esta vez, podía encontrarse allí una mesa larga y rectangular en donde se encontraban encima dos cajas no demasiado grandes. Detrás de la mesa, mi maestro Cristal y el Maestro de la isla se encontraban observando, hasta que finalmente llegamos todos.

 

-         Bien... – fue mi maestro quien tomó la palabra. – Ahora que están todos despiertos es hora de aclarar ciertos puntos, sugerencias y reglas sobre el torneo. Debemos recordar que este no es un torneo normal, sino un torneo donde combatirán aspirantes a caballeros. Y los caballeros tienen ciertas normas que cumplir. Por esa razón... – Levantó el dedo índice. – Uno, la reglas son para todos. Dos, pelearán como caballeros, no queremos golpes bajos ni trucos sucios, tanto el maestro Albiore como yo, y como cualquier caballero de Athena que se respete no recompensamos esta clase de actos. Tres, en este torneo no se definirá quienes serán los respectivos caballero de Andrómeda y Cisne, mas esperamos que esta experiencia sirva para motivar su espíritu como guerreros. Y por último... – Tomó una de las cajas y la sostuvo con las dos manos inclinándola un poco, permitiéndonos observar que por la tapa de la caja se encontraba un pequeño orificio. – Cada uno de ustedes tomará un papel en el cual encontrarán el nombre de su contrincante es algo totalmente al azar.

 

Desde ya, esto pareció ponernos a todos en suspenso. Talvez aún no conocíamos el poder de los demás caballeros, pero la curiosidad de saber con quien combatiríamos era muy grande, no parecía lo mismo combatir contra un chico alto y muy macizo, a hacerlo con un chico pequeño y delgado.

 

-         Los patrocinantes cedemos la selección a nuestros visitantes. – Comentó el caballero Albiore, el maestro de los aspirantes de la isla. – Después de todo, al introducir su mano en la caja tomarán el nombre de algún aspirante de la isla de Andrómeda. ¡Adelante!.

 

Ese “¡Adelante!”, tan lleno de energía hizo temblar a mas de uno.

-         ¡Hyoga!... –

Me llamó mi maestro haciéndome voltear en el acto.

-         Ven y saca un nombre... –

Habló cediéndome el primer turno. Estando yo indeciso de querer ser el primero, pero de cualquier forma traté de caminar con convicción hasta la caja e introduje mi mano en ella. Saqué un papelito y se lo entregué a mi maestro, quien se encargó de leerlo en voz alta.

-         ¡Spika!.

Volteé buscando entre los conocidos la cara del que sería mi contrincante, los chicos parecieron moverse dando paso al chico, una vez que estuvo en frente pude observarlo haciendo un asentimiento, en señal de que había escuchado y aceptaba. Era un chico pequeño y de cabellos azules, una apariencia nada atemorizante, mas no debía subestimar a mi rival.

-         Bien Hyoga. – Comentó mi maestro y pude irme hacia atrás de nuevo. - ¡Yamil!, es tu turno.

Un chico de cabellos rojizos, compañero mío de entrenamiento, mas no tan cercano amigo como Isaack y yo se hizo paso entre nosotros y tomó otro papel.

-         ¡Shun!. – Leyó en voz alta mi maestro y volvieron todos a darle paso al muchacho.

Ese era el nombre del chico que estuve viendo la noche anterior tras la fogata... Shun.

Como no recordarlo, Centelleo en Japonés es su nombre. Debí haberme acordado por ahí, ahora que lo escuchaba hasta me parecía recordar la voz de su hermano llamándole la atención constantemente cuando éramos mas chicos. Mi memoria comenzaba a atar cabos. Yamil estuvo serio frente a los maestros pero al volver al grupo junto con nosotros pude ver una sonrisa en su rostro, al parecer ahora estaba mas confiado.

-         Isaack. – Le llamó mi maestro.

-         ¡Leda!. – Fue el nombre de quien le tocó.

El chico que salió era de su tamaño, un poco mas alto que yo y de cabellos magenta. Ambos mi compañero y su contrincante hicieron un asentimiento y volvieron a sus puestos.

 

No duró demasiado tiempo, no éramos tantos, muchos aspirantes habían desistido al duro entrenamiento. Y supuse que con los que lo hacían acá en la isla había pasado lo mismo, entrenar para caballero no es sencillo.

Se mencionaron unos cuantos nombres más, se sacó también al azar el orden de las batallas (esta vez fueron los de la isla quienes sacaron los papeles de la otra caja con los números). Y los maestros recordaron unas cuantas normas y sugerencias más. Como siempre.

Después de esto nos dejaron irnos, el torneo comenzaría al día siguiente. Mi batalla era la tercera, la primera era la de Yamil, no sabía porque pero tenía curiosidad de ver a aquel chico de la noche anterior pelear, si aún había mantenido el entrenamiento era porque ya no era el niño sobreprotegido que fue en la infancia. Sería triste verlo perder, mas igual estaba del lado de la competencia y ya en otras oportunidades me habría tocado luchar contra compañeros, era solo cuestión de acostumbrarse y yo ya estaba acostumbrado. Solo tenía intriga por ver como era su modo de combatir pues aún no podía verlo en un campo de batalla.

 

Y esa tarde, me pareció que Dios mismo había escuchado mi pensamiento...

 

-         ¡Toma!. ¡Toma esto!. –

Observé tras algunos arbustos como el caballero de cabellos magenta contra el cual pelearía Isaack, Leda creo que se llama, golpeaba salvajemente en el rostro, en el pecho y en el abdomen al chico de cabellos verdes, a Shun, ambos estaban solos en la orilla cerca del mar.

-         La verdad me sorprendiste con los golpes la última vez, no esperaba eso de alguien como tú, pero ya mismo te demostraré y te dejaré bien claro quien es el ganador entre nuestra pelea. – Comentaba mientras golpeaba al chico sin parar.

Pero era extraño... Shun parecía ni siquiera hacer el intento por defenderse.

Un golpe fuerte y en seco lo hizo volar por los aires y caer al suelo boca abajo.

 

-         ¿Ya lo ves Shun? – comentaba Leda. – Aquella vez me dejé tomar desprevenido, pero ya no más, te demostraré que yo seré el caballero de Andrómeda y el ganador del torneo. – Se acercó hasta Shun quien trataba de levantarse y lo haló de los cabellos para verle el rostro desde arriba. – Eres un inútil que no sabe pelear... no sé con que agallas te atreves a intentar ganar la armadura, no sabes combatir, ni tienes un motivo. ¡No sirves de nada!. – Le tiró de nuevo la cabeza contra la arena. Se incorporó y le pateó en el estómago. - ¡La gente como tú me hace molestar demasiado!. – Comentó mientras seguía pateándole en el suelo. - ¡La última vez me humillaste derrotándome frente a June y te creíste demasiado ¿verdad?!. – Le pateó con fuerza, Shun soltó un gemido casi sin aire. - ¿Pero ahora quien es el que queda mal en esta pelea, ah?. ¡Dímelo!. – Tomó impulso con la pierna para darle una patada aún mas intensa, cuando sintió el fuerte poder que lo elevó y empujó hasta el agua.

 

Cuando salió a la superficie, me buscó con la mirada.

-         ¿Quién fue? –

Dijo altanero, mas no le respondí, ya yo me encontraba tratando de ayudar a levantar a Shun.

 

-         ¿Te encuentras bien?. –

La verdad es que lo dudaba mucho, pues tenía un hilo de sangre cayéndole por la boca, y mostraba faltarle el aire, sus ojos parecían flaquear algo tristes posados sobre mis ojos y carecía de aliento para poder hablar.

-         No, tranquilo, no digas nada Shun... ya no te hará mas daño. –

En eso, Leda salía del agua.

-         ¡¿Quién te crees para atacarme sin avisar?!. ¡¿Qué clase de caballero piensas ser si...?!

-         ¿Quién te crees tú para atacarlo mientras está en el piso?. Ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón. –

-         ¡Es distinto!. El no merece compasión alguna. No más míralo... – lo señaló y observé como él trataba de levantarse. – No más mira que débil es, solo me hace sentir vergüenza, ¡es demasiado sensible e inmaduro, es incapaz de dejar sus emociones a un lado y pelear de una buena vez!. En una pelea de verdad su enemigo no tendría compasión y acabaría con su vida de una buena vez.

-         Pero éste no es un combate de verdad ¿o si? – pregunté.

A lo que un Leda alterado titubeó en responderme de una vez.

-         Pues... si... o no, no lo es, ¡pero un enemigo de verdad lo...!

-         Él no es tu enemigo. – Comenté ayudando a terminar de incorporarse a Shun. – Y creo él es el único que ha comprendido eso hasta los momentos.

-         ¿Cómo?

-         Si él es quien se encuentra tirado acá en el suelo, es porque no ha querido luchar contra ti. No ha hecho el mínimo intento por atacarte...

-         Es un cobarde...

-         No... es una persona muy noble. – Le dije colocando el brazo de Shun en mi hombro.

 

Leda le observó unos instantes con los dientes y los puños apretados.

-         ¡Si tanto lo defiendes!. ¡Ven y combate en su lugar!.

Observé al chico de cabellos magentas unos instantes, él me veía retador. La verdad es que no suelo ser de los que juzga a las personas y muchos menos por la primera impresión, pero a este chico no había modo de ya no tenerlo vetado.

-         ¡Espera Hyoga!. – Escuché una voz. Era la de mi amigo, Isaack al parecer él también había presenciado la escena. – Yo seré quien combata con él... – Comentó colocándose frente a mí, observando a Leda, quien nos veía furioso.

 

Pasaron unos instantes en silencio en el que ambos Leda e Isaack parecían observarse con profunda molestia, pasaron algunos instantes antes de que el chico de cabello rosado actuase. Pareció tomo aire, relajar los músculos de sus hombros y para mi sorpresa, sonrió.

-         No tiene caso, combatir con ustedes ahorita, muchos menos contigo. – Comentó hablándonos a todos pero especialmente a Isaack. – Tú serás el primero que caiga contra mí en el torneo. – dijo señalando a Isaack. – Hasta entonces, entrena mucho y nos vemos el día del combate...

 

Sin decir más se retiró, Isaack y yo le seguimos con la mirada unos instantes hasta que estuvo lejos. Ni él ni yo soportábamos a las personas tan egocéntricas, o tan injustas. Pero no quisimos buscar mas problemas, nosotros éramos la visita aquí y bastante se nos había advertido sobre causar problemas, así que solamente lo dejamos ir...

Mientras caminábamos los tres, Shun, Isaack y yo, pude percibir y observar al lado de una palmera al caballero de Cefeo, el maestro de Shun, quien con su mirada y su sonrisa parecía decirme todo.

<<Muy bien chico, muy bien.>>

No dije nada, simplemente continuamos caminando.


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